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La Creación

salmo de la creación

Salmo 19

C.H.Spurgeon

Editor Eliseo Vila

colección salmos

El Tesoro de David

EDITORIAL CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 VILADECAVALLS

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: libros@clie.es

http://www.clie.es



© 2015 por Eliseo Vila Vila para la presente versión española ampliada.


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© 2015 Editorial CLIE

colección salmos


Salmo 19. La Creación. Salmo de la Creación

ISBN: 978-84-1684-554-5

Vida Cristiana

Crecimiento espiritual

Referencia: 224846

Impreso en USA / Printed in USA

1

Título: Al músico principal. Salmo de David. Sería una pérdida de tiempo tratar de investigar el período específico en que fue escrito este poema encantador, pues no hay nada en su título o cabecera que nos de alguna pista o nos ayude en la búsqueda. Las palabras Al músico principal. Salmo de David, nos aclaran que fue escrito por David y entregado al maestro o director de la música en el santuario para que pudiera ser usado en la adoración. Mientras guardaba en su juventud los rebaños de su padre en los campos, el salmista se dedicaba a estudiar los dos grandes libros de la revelación de Dios: la Naturaleza y la Escritura. Y tan profunda y exhaustivamente había penetrado en el espíritu de estos dos únicos volúmenes de su biblioteca, que era capaz de compararlos y contrastarlos con un criticismo piadoso, resaltando y magnificando las excelencias de su autor según se revelan particularmente en cada uno de ellos. ¡Cuán necios e impíos son aquellos que en vez de aceptar estos dos volúmenes sagrados y deleitarse contemplando en ellos la misma mano divina que los escribió, emplean todas sus energías y facultades mentales en descubrir y demostrar discrepancias y contradicciones entre ambos!1 Bien seguros podemos estar que los verdaderos “Vestigios de la Creación”2 nunca van a contradecir el Génesis; ni jamás un “Cosmos”3 correcto va a plantear discrepancias fundamentales con la narrativa de Moisés. De modo que el hombre verdaderamente sabio es aquel que lee ambos libros, el Libro de la Naturaleza y el Libro de la Palabra, como dos volúmenes de una misma obra de revelación, y que exclama con respecto a ellos: “Mi Padre escribió los dos”.

C. H. Spurgeon



Estructura: Este hermoso himno se divide en tres partes correctamente indicadas por los traductores de nuestras versiones de la Biblia. En los versículos del uno al seis, la Creación muestra su gloria (19:1-6); del siete al once, la Palabra muestra su gracia4 (19:7-11); y del doce al catorce, David ora pidiendo gracia (19:12-14). La alabanza y la oración se combinan en este hermoso poema de una manera magistral; pues el mismo salmista que canta proclamando la grandeza de la obra de Dios en el mundo exterior, ora fervorosamente implorando en su interior la obra de la gracia.5

C. H. Spurgeon


Versión poética:

Caeli enarrant gloriam Dei


Los cielos cuentan de su Dios la gloria,

con estilo sublime la proclaman,

y el firmamento mismo nos publica,

que todo es obra de sus manos santas.


Un día esta verdad dice a otro día,

una noche a otra noche la declara,

y no hay lengua ni idioma que no tenga

esta voz, y por todos se propaga.


Ya de la tierra en la extensión entera

esta idea está tanto derramada,

que a sus confines llega, porque en ellos

se escuchan sus enérgicas palabras.


Puso el Señor su habitación brillante

en el sol mismo, porque en medio se halla,

y sale de ella hermoso y refulgente

como el esposo de su lecho salta.


Sale lleno de ardor, pues correr debe

vastos espacios, y distancias largas,

y corre tan veloz, que en su carrera

con pasos de gigante se adelanta.


Sale de lo más alto de los cielos,

desciende a las partes las más bajas,

sin que de su calor nadie se esconda,

porque todo lo enciende con su llama.


La Ley de Dios es pura y sin mancilla,

capaz de convertir todas las almas;

su testimonio es fiel, y hasta a los niños

comunica su ciencia soberana.


Sus justicias tan rectas que, de gozo,

todos los corazones arrebatan,

y sus preceptos son tan luminosos,

que a los ojos alumbran con luz clara.


Su temor es muy santo. Permanece

los siglos de los siglos con constancia.


Sus juicios tan rectos, que en sí mismos

hacen patente su justicia tanta.

Mucho más de desear que no es el oro,

los diamantes, rubíes y esmeraldas,

más dulces que la miel aunque es tan dulce

y más que los panales de que mana.


Y por eso tu siervo los observa

con tanto celo, y con delicia tanta,

pues sabe que si humilde te obedece,

recompensa magnífica le guardas.


Mas ¡quién conoce todos sus delitos!

lava mis propias y secretas faltas,

y lávame también de las ajenas,

en que pude caer por ignorancia.


Entonces sí que libre de mis culpas,

tanto las propias como las extrañas,

será mi corazón inmaculado,

y mi conciencia quedará sin mancha.


Y entonces las palabras de mi boca

podrán llegar a tus oídos gratas,

y te serán no menos agradables,

que las meditaciones de mi alma.


Pues entonces con culto reverente

estaré siempre en tu presencia amada,

en la presencia tuya, que es el solo

fundamento feliz de mi esperanza.

Del “Salterio Poético Español”, Siglo xviii


1 Diodoro de Tarso [¿?-392] en su Comentario a los Salmos nos recuerda que el Salmo 19 es un salmo doctrinal, como lo es también el Salmo 4; que también reprende a aquellos que dudan de la providencia divina (4:6), y avergüenza a los que afirman que la creación no es obra Dios, sino que las cosas creadas proceden de sí mismas. Pues obviamente, si proceden de sí mismas la conclusión lógica es que no actúan bajo la voluntad divina, y por tanto no precisan de un Creador.

2 Se refiere en forma irónica a la famosa obra de biología evolucionista titulada “Vestiges of the Natural History of Creation”, “Vestigios de la Historia Natural de la Creación”, más conocida simplemente como “Vestiges of Creation”, “Vestigios de la Creación” escrita por el científico escocés Robert Chambers [1802-1871] y publicada en dos volúmenes en 1844 de forma anónima por temor a la tempestad que las ideas evolucionistas y la crítica del relato bíblico hecha en el libro suscitarían y a verse directamente involucrado en la fuerte polémica que el libro levantó en aquella época.

3 Se refiere al libro titulado Cosmos, escrito por Friedrich Heinrich Alexander, Barón de Humboldt, también conocido como Alejandro de Humboldt [1769-1859], geógrafo y naturalista alemán, considerado como el padre de la Geografía Moderna. Publicó numerosos atlas, geografías y obras científicas y en su Cosmos, obra en cinco volúmenes que Humboldt comenzó a escribir cuando tenía ya 76 años (a la que se refiere Spurgeon), describe todos los conocimientos de la época sobre los fenómenos terrestres y celestes y pone de manifiesto la excitación de los intelectuales del siglo xix ante los continuos descubrimientos científicos y la necesidad práctica de progresar en la investigación científica.

4 El cambio de tema es tan radical que ha llevado a algunos críticos a identificar dos salmos distintos, uno de canto a la gloria de Dios en la naturaleza (19:1-7), y otro distinto proclamando las bondades de la Ley de Dios (19:8-15). Entre otros argumentos apoyan esta tesis en el hecho de que cada uno utiliza un término distinto para referirse a Dios: אֵל El que traducimos por Dios en la primera parte, y יהוה yehôvâh, que nuestras versiones traducen por Jehová, en la segunda. Shöekel observa en este sentido que «puestos a dividir el salmo, Pérez de Valencia lo divide en tres partes: 2-7, 8-12, 13-15. Castellino lo divide en cuatro secciones: cielo y firmamento, sol, ley, petición». Kraus afirma al respecto: ««Hace ya mucho tiempo que se reconoce que Salmo 19 está compuesto de dos salmos. La sección A es un himno de alabanza a Yahvé por su manifestación en la naturaleza; la sección B es una glorificación de la תּוֹרָה. Las diferencias entre las dos partes del salmo son tan sorprendentes, que no necesitan ulterior explicación. Sin embargo, sería improcedente estudiar el Sal 19A y el 19B como dos textos completamente dispares. La tradición reunió ambas partes. Por este motivo, en un estudio de exégesis estamos obligados a investigar por qué se combinaron ambas partes y qué sentido tiene su combinación». Está claro, no obstante, que esta idea de los dos salmos no encaja en absoluto la opinión de Spurgeon ni de ninguno de los comentaristas por él citados, que no se molestan siquiera a defender o debatir la unidad del salmo porque no se plantean en absoluto tal posibilidad. Y buena parte de comentaristas y exégetas tanto de los antiguos, como es el caso de Franz Delitzsch, como también modernos, apoyan la idea de que se trata de un solo salmo.

5 Teodoreto de Ciro [393-458] distingue en este salmo tres partes diferenciadas: «Al comienzo nos instruye sobre la creación y la providencia; a mitad del salmo, sobre la Ley; y en la conclusión, respecto a la gracia».