El Rincón del Pintor. Aerógrafo

Dirección editorial: Ma Fernanda Canal

Edición: Tomàs Ubach

Ayudante editorial y archivo iconográfico: Ma Carmen Ramos y Núria Barba

Textos y coordinación: Myriam Ferrón

Realización de los ejercicios: Myriam Ferrón y Esther Rodríguez

Diseño de la colección: Josep Guasch

Maquetación y compaginación: Estudi Guasch, S. L.

Fotografías: Nos & Soto y Lluís Borràs

Dibujos infográficos: Jaume Farrés

Tercera edición: marzo 2008

© ParramónPaidotribo

Derechos exclusivos de edición para todo el mundo

www.parramon.com

E-mail: parramon@paidotribo.com

ISBN: 978-84-342-2536-7

ISBN EPUB: 978-84-342-1497-2

Depósito legal: B-1.287-2008

Sumario

 

 

Presentación

– BREVE HISTORIA DE LA AEROGRAFÍA

Los inicios de la pintura pulverizada

La invención del aerógrafo

El aerógrafo en el cartelismo

La explosión de la aerografía en la década de 1960

La máxima perfección del aerógrafo

La aerografía moderna

La ilustración científica

La ilustración técnica

– LOS INSTRUMENTOS Y LOS MATERIALES

Componentes del aerógrafo

Tipos de aerógrafo

Aparatos de atomización externa

Aerógrafos de acción simple

Aerógrafos de doble acción fija

Aerógrafos de doble acción independiente

Principales modelos de aerógrafos

El suministro de aire

Latas de aire comprimido

Bombona de aire comprimido

Pintura en aerosol

Compresores

Compresores de diafragma

Compresores de tanque

Tintas para aerografía

Acuarelas líquidas y anilinas

Tintas acrílicas

Pinturas especiales

Óleos

Pinturas para tela

Pinturas celulósicas

Colores opacos y transparentes

Soportes

Marcas de papel

Efectos según el grano

Soportes especiales

El enmascarado

Máscara autoadhesiva

Cortadores de máscara

Cutter compás

Plantillas

Plantillas prefabricadas

Papel para crear una plantilla

Plantillas irregulares

Plantillas aéreas

Material de retoque

Lápices de colores

Rotuladores

Guaches

La goma de borrar

Reservas con goma líquida

– PRIMEROS PASOS CON EL AERÓGRAFO

Cómo accionar el aerógrafo

Cargar el color

Limpieza del aerógrafo

Limpieza simple

Limpieza a fondo

Hacer puntos y rectas

Fondos degradados y lisos

Tabla de errores

Errores de trazo

Problemas de la herramienta

– PROCESOS Y TEMAS CON AERÓGRAFO

Textura de la yema y la clara de un huevo

Reflejos metálicos de un instrumento musical

Aladino y el genio

Diseño y desarrollo de un logotipo

La bruja de Blancanieves

El delfín en el agua

Retrato de un bebé

Otros libros de la Editorial sobre aerografía

Presentación

 

 

E l aprendizaje de una técnica como la aerografía no es sencillo, ya que la primera sensación que se tiene al accionar un aerógrafo es la de que se pierde el control por completo y no se domina la potencia ni, por tanto, la cantidad de pintura conveniente. Esta impresión es totalmente lógica porque la herramienta no toca el soporte, sino que lo rocía con pintura. Ello puede hacer que la persona que manipula un aerógrafo por primera vez se desanime; sin embargo, tras la ejecución de algunos ejercicios simples adquirirá una mayor seguridad en su manejo.

En realidad, un aerógrafo facilita la tarea del pintor porque permite una ejecución rápida. Funciona por propulsión de aire, arrastrando la pintura, como un aerosol; pero son la mano y el tacto los que controlan la cantidad de tinta y la presión precisas para crear desde los grandes rociados hasta los trazos más finos. Los efectos pueden ser espectaculares, como en los degradados y fundidos, que difícilmente podrían conseguirse por medio de otras técnicas. El color se plasma de forma vaporosa y continua, sin marcas ni pinceladas. Mediante la palanca de acción se domina la intensidad de la mancha de pintura.

En las páginas siguientes, el lector descubrirá los pasos que llevaron a la invención del aerógrafo, así como su perfeccionamiento. Este instrumento se ha convertido en un medio indispensable en las creaciones artísticas y en el mundo publicitario, aunque se ha visto afectado por los grandes avances de la creación gráfica por ordenador, dado que ambos procesos trabajan en los mismos campos: el diseño, la ilustración, la publicidad... La aerografía, sin embargo, se sitúa en un terreno más tradicional, en el que el artista mantiene un contacto directo con su obra, y sus creaciones son únicas, originales e irrepetibles.

Breve historia de la aerografía

La aerografía es una práctica que ocupó un lugar incómodo dentro de las artes tradicionales en sus comienzos; con el tiempo, sin embargo, se ganó el respeto de otras disciplinas y se volvió imprescindible en el mundo de la ilustración y la publicidad.

El desarrollo de la aerografía a lo largo del siglo XX no ha sido un camino fácil, ya que los artistas y movimientos coetáneos han tardado en asumir y aceptar su modernidad y revolución técnica. Durante tiempo este procedimiento ha sido tildado de frío y despersonalizado, puesto que entre el pintor y la obra interfiere una herramienta que funciona mecánicamente. Ello ha reducido su práctica a aspectos secundarios, como el retoque de la fotografía, la confección en serie de tarjetas de felicitación, el relleno de fondos, etcétera. Pero después de la Primera Guerra Mundial, movimientos como la Bauhaus, en Alemania, destacan la importancia del mecanicismo y la tecnología en el arte y adoptan esta técnica, que de este modo consigue introducirse en las vanguardias pictóricas. A partir de ese momento, la aerografía penetra también en el campo del diseño, la publicidad, la ilustración y el cartelismo, terrenos en los que todavía sigue constituyendo un procedimiento fundamental. Además, con la eclosión del arte Pop en la década de 1960, la creación de carteles y portadas de discos aumenta extraordinariamente y la publicidad se convierte en una de las protagonistas de la cultura de masas, papel que todavía hoy ostenta.

No obstante, en el ámbito publicitario actualmente se imponen las creaciones gráficas por ordenador, que ofrecen mayores posibilidades de combinación, retoque y modificación de fotografías e imágenes diversas. La aerografía se restringe a la creación artística libre y a la ilustración, dado que su facultad de imitar cualquier textura hace que su uso siga considerándose imprescindible para la plasmación pictórica de múltiples temas, especialmente aquellos en los que la fotografía no alcanza a aclarar lo que la explicación textual exige.

La aerografía es una técnica que presenta todo tipo de ventajas para representar cualquier elemento.

Ilustración de Miquel Ferrón en la que se muestran las posibilidades de la aerografía para representar todo tipo de texturas y elementos de forma muy realista y espectacular.

Los inicios de la pintura pulverizada

Las imágenes de rociados son tan antiguas como la misma pintura. Existen ejemplos de pinturas rupestres en los que se puede observar la aplicación de pigmentos rociados alrededor de una mano, de modo que ésta hacía de reserva y se coloreaba su contorno. También las figuras de animales de gran tamaño muestran que la técnica del rociado era bastante frecuente, ya que permitía rellenar grandes espacios de una forma rápida y eficaz. En muchas composiciones se realizaba la silueta con un pincel y, con el paso del tiempo, se rociaba su interior sucesivas veces a fin de reforzar el color. La pintura pulverizada se aplicaba con un hueso hueco o una caña. Posteriormente a estos métodos tan primitivos, la técnica del rociado se sofisticó. En algunas obras se pueden contemplar fondos vaporosos y texturas sin rastro de pincelada alguna; probablemente en ellas se empleó un pulverizador de boca o soplador. Esta herramienta, que tradicionalmente se ha utilizado tanto para rellenar fondos como para fijar y barnizar cuadros, consiste en dos tubos metálicos que forman entre sí un ángulo de 90 grados; mientras uno de los tubos se sumerge en la pintura, el otro sirve para soplar, de esta forma pintura y aire se unen y vaporizan el pigmento. Evidentemente, el problema principal era el esfuerzo que suponía rellenar una superficie amplia, pues hasta tiempos modernos no aparecieron propulsores de aire más eficaces.

EL PRINCIPIO DE BERNOULLI

El pulverizador, como la mayoría de los aerógrafos, las pistolas de aire y los aerosoles, funciona según el principio de Bernoulli. El aire que entra en el tubo tiene mayor presión que el exterior, cosa que hace ascender la pintura desde el depósito hasta que se unen en una rociada amplia y uniforme.

Cueva de Río Pinturas, en la Patagonia (Argentina). Primer acercamiento a la técnica de la aerógrafía con una pulverización de la pintura muy rudimentaria. Mediante huesos huecos o cañas, y con la propia mano del sujeto como elemento de reserva, estas quedan definidas por el contorno.

La invención del aerógrafo

El primer aerógrafo se inventó hacia el año 1893. Los experimentos realizados por el acuarelista norteamericano Charles L. Burdick, que intentaba encontrar una herramienta que le permitiera aplicar varias capas de acuarela sin que el color de debajo se viera afectado, culminaron con la creación de un aparato al que denominó aerógrafo. Burdick patentó el aparato y realizó varias obras mediante este sistema pero éstas fueron siempre rechazadas por la Academia de su país, que tampoco reconoció el procedimiento utilizado como una nueva técnica pictórica. A pesar de ello, el artista, lejos de desanimarse, viajó al Reino Unido y se estableció allí, abriendo una fábrica de aerógrafos, la Fountain Brush.

Los primeros productos de Charles L. Burdick se comercializaban mediante imágenes gráficas que anunciaban un elemento nuevo para la creación de dibujos. El aerógrafo es una invención reciente para proporcionar una perfección en la mancha que nunca antes se había alcanzado, un pulverizador de pintura a distancia.

Charles L. Burdick, inventor del primer aerógrafo moderno.

Posteriormente, el otorrinolaringólogo Allan De Vilviss, socio de Burdick, construyó un sistema atomizador para pulverizar pintura y otras sustancias, como la anestesia, los perfumes, etcétera.

En la década de 1920, surgen nuevas compañías, sobre todo estadounidenses, y aparece un personaje clave en la fabricación de aerógrafos: el noruego, residente en Chicago, Jeans A. Paasche, inventor del Paasche AB turbo, un aerógrafo mucho más perfeccionado y preciso que los anteriores. Este nuevo sistema también se podía aplicar a un borrador de aire, que funcionaba del mismo modo pero que expulsaba un polvo abrasivo muy fino que permitía tanto la corrección de errores como la limpieza de instrumentos de precisión y joyas.

En esta época ya habían aparecido la mayoría de tipos de aerógrafos que existen en la actualidad, construidos con platino, boquilla de 0,18 mm centralizada, aguja y palanca propulsora, manguera de suministro de aire, etc. En los últimos ochenta años sólo se han realizado modificaciones mínimas de mejora, como las mangueras de rosca, los depósitos de pintura intercambiables y, sobre todo, los sistemas propulsores de aire, que han ido variando conforme a los avances de la tecnología.

El aerógrafo en el cartelismo

Hasta aquí hemos comentado el desarrollo de la aerografía en la historia y sus dificultades de aceptación por parte del academicismo artístico. No obstante, en otros terrenos, como el de los carteles propagandísticos, el aerógrafo adquiere una gran relevancia. En el siglo XX la guerra y la política se convierten en una cuestión del pueblo y las artes gráficas se ponen al servicio de la información y la divulgación de ideas para la sociedad. El arte deviene cada vez más mayoritario y deja de constituir un privilegio reservado a las clases altas; el lenguaje artístico se vuelve más directo y diáfano, pierde sus detalles más superfluos y las formas se simplifican, se vuelven más geométricas, pasándose a expresar sólo lo fundamental. Abundan los colores planos, sin apenas matices, y basados en los primarios, más el blanco y el negro. Estas características facilitaban la reproducción y la impresión de carteles, pudiéndose realizar miles de copias que llegaban a cualquier destinatario. A partir de la década de 1920, el uso del aerógrafo en carteles, revistas y otras publicaciones se intensifica, ofreciendo un tipo de ilustración eficaz, atractiva y directa. Las imágenes realizadas mediante esta técnica lograban un gran impacto visual, especialmente los difuminados y las fusiones de color.

UNA TÉCNICA INNOVADORA

El cartelismo es el principal difusor de esta técnica nueva y avanzada a su época.

Imagen del propagandista francés Sevek. En sus orígenes, la aerografía era una técnica relativamente directa, rudimentaria en comparación con la aerografía actual. Se trabajaba de forma bastante suelta, con imágenes sencillas y colores planos, después la aerografía se fue perfeccionando y los volúmenes son cada vez más marcados y evidentes.

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