Hace 30 años, cuando Ben Johnson pulverizó el récord mundial de los 100 metros lisos aplastando a Carl Lewis y se hizo con el oro de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, afirmó que el oro olímpico era más importante que el récord: mientras el récord podría ser mejorado en el futuro, nadie podría arrebatarle la medalla. Pero era posible y así lo hicieron. Esa carrera ha quedado grabada para siempr...