Desde bien pequeño tuve claro que quería ser jurista. Mi padre era abogado y me transmitió su pasión por las leyes y la justicia, pero poco después de comenzar la carrera me di cuenta de que ese no era mi camino. Estaba completamente perdido hasta que me apunté a un seminario sobre hablar en público. En ese momento, mi vida cambió por completo. Me había enamorado de la oratoria.
Mientras continuab...