La sangre no es solo la carne –el cuerpo en su unidad autosintiente–, sino que representa la unidad histórico-material en la que se constituye la vida humana. La sangre es el símbolo del cuerpo espiritual, de la materia vital que, entre lo animado y lo inanimado, se pone históricamente en el centro de la constitución no sólo del cuerpo propio sino, desde el cuerpo vivido, del mundo social propiame...