Tras el éxtasis consumista llega la inevitable cruda. Los estados de cuenta, las facturas y los recibos impagados colocan a los personajes de Guadalupe Loaeza ante la dura realidad. Sin embargo, todos ellos son deudores irredentos que tropiezan sin cesar con la misma piedra. Cada uno hará hasta lo imposible por seguir comprando pese a su insolvencia. Y es que, para ellos, renunciar a su estilo de ...