Si por algo Lichtenberg ha pasado principalmente a la historia es por sus aforismos. Aunque, por raro que parezca, no llegó a enterarse de que los escribía, pues se limitaba a trazar ideas en lo que llamaba «cuadernos borradores»: ideas que, con toda la felicidad del mundo, nunca acababa de completar.
Con Lichtenberg podemos, sin darnos cuenta, aprender a pensar, y a reír por nosotros mismos. Cre...