Fernando Lalana ha convertido la Caesaraugusta de hoy en una capital del mundo imaginario,una megalópolis del enigma,con laberínticas calles repletas de toscos garitos que ofrendan al vino peleón,viejas academias de la última oportunidad y el conocimiento en desuso,suburbiales solares solitarios,viejas buhardillas aherrumbradas,alquímicos talleres industriales decimonónicos abandonados,galerías su...