Con apenas dieciocho años Erri de Luca deja Nápoles. La ciudad se cierra a su paso, lo expulsa con desdén: «Cuanto más aprendía, más me alejaba de su pertenencia». No obstante, allí quedarán condensadas las claves de la formación de un escritor único: el observador cuidadoso, el trabajador manual, el desclasado, el aprendiz de la poesía de las lenguas.
Napátrida –Napolide en italiano, hermoso neol...