Quince años han pasado desde el horrible día en el que la pequeña Jessica Cole, de diez años, apareció muerta en un viejo matadero abandonado, al que alguien había dado el macabro nombre de «la casa de la risa». Fue el primer caso de Theodore Tate y nunca ha podido olvidar el crimen y la espeluznante escena que se encontró allí. Pero localizaron al asesino. Lo detuvieron. Por lo menos eso pensaron...