Una doncella madura, así era como se consideraba a lady Christina en los círculos de la alta sociedad por haber cumplido ya los treinta años. Ella era la encargada de ejercer de anfitriona en las fiestas de su padre y de cuidar de sus hermanos, consciente de que nunca podría llegar a disfrutar de un hogar y una familia propios. Sin embargo, no tenía tiempo para lamentarse. Por las noches se transf...