No es oro todo lo que reluce
A sus treinta y cinco años, Bella era una experta en diamantes, pero le seguía faltando uno en el dedo anular de la mano izquierda. Al menos su negocio de joyería era un éxito, y tenía un nuevo cliente muy interesante: nada menos que William Cameron, duque de Hawksley.
Will era alto, moreno y tan atractivo que a Bella le resultaba difícil concentrarse en las joyas que...