Quien pregunta «¿de qué te ríes?» no suele esperar una respuesta: quiere que alguien deje de reír.
La risa es lenguaje y, como las palabras, puede ser cortés, falsa, amigable, mordaz, insultante y discriminadora. Aunque la educación intente disciplinarla e indicar los modos correctos de su emisión, lo hilarante es indomable porque habla el lenguaje del cuerpo y se desencadena más allá del bien y ...