Rilke quiso publicar estas cartas dirigidas a su mujer, Clara Westhoff, donde deja de manifiesto el hondo influjo de su alma gemela, Cezanne. Rilke se empena en pintar el mundo con palabras, y compartira opiniones con Orlik, Paul Klee, Vogeler, Rodin o Pasternak. Hay tambien lugar en sus cartas para los deberes de todo artista: la sumision a la naturaleza, la sinceridad, etc.