Nadie dijo que fuera una buena persona, ni pretendo serlo. Podría achacarlo a mi mal carácter, mi profesión o mi falta de infancia, pero sería una necia. Soy quien soy y hago lo que hago porque me gusta, porque soy la mejor y porque necesito la adrenalina que me genera hacer rugir un coche bajo mis pies, un hombre entre mis muslos y aceptar encargos por los que me pagan cantidades indecentes de di...