Lucas Abrek se tomó su tiempo para publicar. Por algo enseña un refrán medieval: Roma no se hizo en un día.
En 1976, a los doce años, comenzó a escribir. Uno o dos años más tarde, luego de las cien páginas iniciales, abandonó el proyecto de su primera novela por insuficiencia de información histórica y destruyó el manuscrito. Se dedicó a los cuentos, a las obras de teatro y a una novela de ciencia...