Pensemos en algo frágil, algún objeto de nuestra sala de estar, como el televisor o la porcelana del aparador. Si los etiquetamos como "frágiles" significa, necesariamente, que queremos que gocen tranquilidad, orden y previsibilidad. A un objeto frágil no le sentará nada bien un terremoto ni la visita de un sobrino hiperactivo. Todo lo que aborrece la volatilidad aborrece los agentes estresantes (...