Nunca supe exactamente qué quería hacer en mi vida. Mejor dicho, siempre quise hacer todo. Desde pequeña sentí que las posibilidades infinitas del mundo me asaltaban, tironeándome al mismo tiempo hacia los cuatro puntos cardinales, como si fuera posible dividirme en pedacitos y correr cautiva detrás de cada estímulo como un gato que persigue una mariposa. Una sola cosa tenía en claro: quería despe...