Los hermanos Flynn habían heredado algo más que una plantación en Nueva Orleans. Habían heredado la presencia de fantasmas, y un secreto largamente guardado.
Aidan Flynn, investigador privado y hermano mayor de los tres Flynn, fruncía el ceño cada vez que oía hablar del supuesto encantamiento de la plantación, sobre todo porque aquellas teorías provenían de una tal Kendall Montgomery, una mujer qu...