Imagina por un momento una vida con menos desorden, con más tiempo para ti, con más ahorro, con menos estrés por las deudas, con menos distracciones, con relaciones más profundas, con un propósito. En el primer mundo hemos sido culturalmente condicionados para gastar y consumir más, a acumular posesiones y deudas a costa de nuestra preciada libertad. Este consumismo compulsivo y la presión social ...