Para aquel hombre irresistible, ganar lo era todo.
Trent Tyler siempre conseguía lo que se proponía, y no había mujer que se le resistiera. Ahora, el éxito del hotel Tempest West dependía de lo que mejor sabía hacer: seducir a una mujer; pero, irónicamente, en esta ocasión lo que más necesitaba de Julia Lowell era su cerebro.
El vaquero texano, que no había olvidado el tórrido romance que había vi...