"El sentido de la vida es la vida misma", afirmó Goethe, pero esta frase no resulta hoy de gran ayuda. Mroek sin embargo jamás nos deja en la estacada. Quien a este libro se asome, encontrará en él guía, consuelo, experiencia, sustento y motivo de alegría.
"Todos los relatos llevan incorporada la mecha del humor inteligente (absurdo, acidez, incorrección, locura…). Basta con prenderla y dejarse...