Este cuerpo del que hablo —carne jadeante y coronada de emociones— también es piel gramatical con su sintaxis y su semántica; organismo anímico con sus altibajos forjadores de satisfacciones y congojas, de alegrías y desganos; esqueleto intelectivo con sus dudas y certezas, con sus ensayos, sus errores y sus posibles descubrimientos. Cuerpo lento o azogado que, por miedo a caer, se excita como ese...