Huérfana desde muy joven (sus padres, inmigrantes irlandeses, habían muerto en la epidemia de gripe de 1918), el responsable de su cuidado y educación fue su tío, un católico severo y conservador al que retrataría años después en sus Memorias de una joven católica (1957). Harta de someterse a su voluntad, escapó y logró instalarse con sus abuelos maternos, de origen judío y protestante. Gracias...