Contemplativo de la abadía de Getsemaní en Kentucky (Estados Unidos), compaginó su vida como monje trapense con su actividad de escritor y poeta, retirándose a los bosques del monasterio para entregarse a su verdadera pasión: la escritura. El gran móvil de todo su planteamiento ontológico y religioso fue precisamente su aspiración a la Palabra. A través de ella proyecta, orienta y administra su pr...