Mágico y a menudo hechizante, Cabo Verde sabe ser encantador y ralentizar el viaje porque cada una de sus islas tiene su propia manera de retener al visitante, lo que multiplica por diez su poder embrujador.
Un país, nueve destinos: los amantes del dolce farniente elegirán Sal, el balneario blanco, o incluso Boa Vista, la saharaui; los excursionistas se verán obligados a elegir entre Santo Antão, ...