Cuando Màrius Carol empezó en el periodismo en la vieja redacción de El Noticiero Universal, el humo del tabaco nublaba los ojos, el tecleo de las máquinas de escribir (y del teletipo) martillaba el cerebro y los montones de papeles impedían ver el rostro del periodista de la mesa de enfrente. Hoy las redacciones son limpias, silenciosas y están desapareciendo los papeles de las mesas. Es más, dur...