Sentí el calor que emanaban las manos de Gabi cuando me tocó. Suavemente me abraza los hombros y me da la vuelta, nos miramos directamente. Con sus dedos me limpia las últimas lágrimas de mi cara, me acaricia las mejillas y me pasa los dedos por el pelo. Acaricia mi cuello y deja que sus crestas se deslicen más profundamente, alcanzando la base de mis pechos. Ella traza su contorno con sus dedos. ...