No podían negar la química sexual que había entre ambos.
El multimillonario Lucas Romero era muchas cosas: inquietante, inteligente y un mujeriego consumado. ¿Qué no era? El monitor de esquí que la hermosa e inocente Milly creía, al que había abierto su corazón en un apartado y suntuoso chalé de invierno.
Lucas, un arrogante playboy, se sintió desconcertado ante la insólita reacción de ella cuando...