Este ensayo se concreta en nueve capítulos, los ocho primeros epígrafes relativos a los clubes más destacados de las «Clasificaciones Históricas de la Liga española». Y el noveno dedicado a la Unión Deportiva Salamanca, mi particular homenaje al equipo de mi niñez, desaparecido. Yo, que tengo 15 años y otros 55 de experiencia, aseguro que el «Fútbol es una pugna indescifrable».
Johan Cruyff nos hace pensar: «Hay muchos que pueden decir que un equipo juega mal. Hay pocos que puedan decir por qué juega mal. Y hay poquísimos que puedan decir lo que hay que hacer para que juegue mejor». E insistió en la idea Jürgen Kloop: «Me encanta el fútbol de lucha: días lluviosos, campos pesados y ver a los futbolistas con la cara sucia sin ganas de jugar por las próximas cuatro semanas». El fútbol es indescifrable, en Nueva Guinea (Oceanía) había una tribu que no entendía el valor desmesurado de las victorias, de hecho, en la tribu de los «tangu» no les gusta que haya ganadores y perdedores, lo importante era empatar incluso jugando durante varios días hasta conseguirlo.
Decía Alfonso López Quintás en «Vértigo y éxtasis. Una clave para superar las adicciones»: «Dispongámonos a contemplar, en un estadio de fútbol, una competición deportiva nocturna. Miles de aficionados se apiñan en torno a un rectángulo verde rodeado de gradas. Todo es calma de momento en este tablero inmenso… El campo empieza a electrizarse, a cobrar cierto dinamismo: la dualidad de color de la vestimenta de los jugadores lo divide dramáticamente en dos mitades…» Así se gestan las pugnas de los partidos…
Enfatizó Menotti: «Los entrenadores no enseñan y los jugadores cada vez saben menos de fútbol y tienen menos compromiso…» Y el profesor Manuel Sergio incidió: «Lo vengo diciendo hace muchos años, no hay remates, hay personas que rematan; no hay fintas, hay personas que fintan; no hay defensas, hay personas que defienden… Si no entiendo a esas personas, no comprendo ni los remates, ni las fintas, ni las defensas». Ese podría ser el inicio del necesario entendimiento del fútbol.
Fútbol: una pugna indescifrable
© 2019, Manuel Rodríguez García. MAROGAR
© 2019, Ushuaia Ediciones
EDIPRO, S.C.P.
Carretera de Rocafort 113
43427 Conesa
info@ushuaiaediciones.es
ISBN edición ebook: 978-84-16496-41-9
ISBN edición papel: 978-84-16496-40-2
Primera edición: febrero de 2019
Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales
Ilustración de cubierta: © Eugene Onischenko/Shutterstock.com
Todos los derechos reservados.
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PREÁMBULO
Introducción
1. Real Madrid C.F.
2. F.C. Barcelona
3. Club Atlético de Madrid
4. Valencia C.F.
5. Athletic Club de Bilbao
6. Sevilla F.C.
7. Real Club Deportivo Español de Barcelona
8. Real Sociedad de Fútbol de San Sebastián
9. Unión Deportiva Salamanca
Epílogo
El autor
Comenzaba la Liga 2017/18 con un sobresalto muy serio para el Barcelona: Neymar se iba a jugar a Francia, con el París Saint Germain, por 220 millones euros que marcaba su cláusula de rescisión. Todo un récord económico. Hubo comentarios para todos los gustos, pero el hecho es «indescifrable» para los que pensaban que el Barcelona es el mejor equipo del mundo, que Neymar formaba parte de esa mejor delantera mundial con Suárez y Messi. Otros, más simples, aseguran que el dinero lo puede todo.
Me hizo reflexionar Juan Cruz (El País, 4. agosto.2017): «El sentimiento del fútbol es variable. Por usar una metáfora del uruguayo Felisberto Hernández, pasa del «infinito al estornudo». Aparcados el ideal, la honra, la disputa, el amor a la camiseta, aquellas cosas, ahora estamos en tiempos del estornudo. La conversación del fútbol vive en el sobresalto de lo que hacen los jugadores… fuera del campo. Ganar es la cuestión; la hermosa idea de la administración del fracaso no se concibe como posibilidad, ni siquiera en el fútbol de los niños. Ya no se trata, tan solo, de ser o no ser; la dicotomía ahora es perder o ganar. El infinito, el estornudo».
Nadie se explica ese dispendio, ese desembolso espectacular, ningún jugador puede valer ese dinero. El fútbol «económico» es menos entendible que el juego en sí mismo y sus tácticas variadas; sin embargo, en Francia si tienen explicaciones: «La presidente de la Liga de Fútbol Profesional francesa (LPF), Nathalie Boy la Tour, se felicitaba también por un fichaje que consideró el acontecimiento más importante de los últimos 30 años de la Liga francesa. Su esperanza, señaló, es que el efecto Neymar logre atraer el interés internacional sobre el fútbol francés y, también, llenar más los estadios, que hoy en día tienen una ocupación media de 70%, frente al 90% en Alemania o Reino Unido. A día de hoy, no podríamos contar con un mejor embajador que Neymar».
Hete aquí que mi idea inicial para este libro fue siempre ponderar la lucha, la pugna deportiva y sus posibles misterios por descifrar. Pero, es inevitable, se coló otro hecho para reflexionar en este mundillo fabuloso:» Esa mezquindad la ha complicado el factor del dinero. No se trata tan solo de jugar los partidos, eso es cosa de los aficionados. Se trata de ganar más dinero. No se trata sólo de jugar bien, de cumplir con los cánones éticos del juego, que consisten en animar al otro a jugar también, a no tomar el balón como un trofeo sino como un objeto abierto al juego colectivo. En este momento del estornudo del fútbol se trata, más bien, de que el ídolo gane más dinero, de que sea el mejor, de que brille, de que aparezca en las portadas de las revistas como Míster Universo, el mejor de todos. Al aficionado, esta dinámica le debe procurar enorme desaliento sobre todo si le arrebatan a una figura notable. El ídolo está y de pronto no está. La camiseta tiene el color del dinero. Para eso no fuimos al estadio», Juan Cruz se explayó…
Es lógico que nos despisten acciones como ésta y confundamos lo que cada cual pueda entender por fútbol. Sin embargo, en París estuvieron encantados de recibir a Neymar, hasta el presidente Emmanuel Macron y su Ministro de Hacienda que se atrevió a asegurar que «estaba muy contento que los impuestos de Neymar se quedasen en Francia». Seguramente, esta pugna existe también en el señor Montoro como Ministro de Hacienda español, esperando a devolverles la jugada si algún equipo español llega a fichar a Mbappé o Dembelé…
Concluyendo Juan Cruz: «Cada minuto del fútbol es retransmitido ahora no como se cuentan los partidos, sino cómo se comporta la Bolsa. Antes un partido era el infinito. Lo seguirá siendo; el fútbol es grande. No va a caer vencido por estos estornudos».
En mi libro anterior ya escribí sobre la «pugna indescifrable» que es el fútbol. Y apuntaba situaciones del juego, de la competición, de los estados de ánimo de protagonistas directos, aficionados y medios de comunicación. En este ensayo he avanzado en otros aspectos concretos de dicha pugna, así como la necesidad de encontrar respuestas que pudieran aclarar los misterios del juego.
Alfonso López Quintás escribió sobre el «Vértigo y éxtasis. Una clave para superar las adicciones». Y me di por aludido por cuanto mi adicción principal es el fútbol, después de mi familia y amigos, o mi trabajo profesional, en sus concepciones explícitamente lúdicas. He reflexionado acerca del éxtasis deportivo por su original enfoque y facilidad redactora de los detalles que a otros se nos pueden escapar: «Dispongámonos a contemplar, en un estadio de fútbol, una competición deportiva nocturna. Miles de aficionados se apiñan en torno a un rectángulo verde rodeado de gradas. Todo es calma de momento en este tablero inmenso, que se extiende a nuestros pies con su césped bien cuidado y las señales divisorias que le otorgan un carácter geométrico. Súbitamente se iluminan los potentes focos, y el verdel campo bulle de color al fondo de los graderíos en sombra. Las miradas se agolpan hacia las puertas de los vestuarios cuando se inicia, con aire ritual, la salida al campo de los jugadores, precedidos del trío de árbitro y jueces. El campo empieza a electrizarse, a cobrar cierto dinamismo: la dualidad de color de la vestimenta de los jugadores lo divide dramáticamente en dos mitades».
(…) «El clima dramático se acrecienta cuando los jugadores se sitúan en sus campos respectivos y toman posiciones frente a frente. Al ser objeto de un acto expreso de posesión, cada parte del campo adquiere una condición estratégica que antes le era totalmente ajena. La presencia del portero en la portería convierte a ésta en una especie de último reducto que cada equipo tendrá por tarea defender. «Meter gol» significará invadir el campo ajeno hasta su última frontera… El espacio físico empieza, así, a cualificarse, a convertirse en «campo de juego», en «espacio lúdico» o «ámbito». En este contexto, «ámbito» significa un espacio físico cargado de líneas de fuerza y de sentido. El campo se puebla de innumerables fuerzas invisibles pero reales, impulsoras de la actividad lúdica y creadoras de sentido».
(…) «Hacer juego es crear líneas de tensión. Dichas fuerzas se multiplican y potencian cuando comienza el juego. El balón empieza a rodar, y con ello cada palmo de terreno – hasta ahora absolutamente igual a los demás – ganan unas cualidades nuevas de orden lúdico, dinámico, creador. Cuando el balón es desplazado hacia un determinado lugar del campo, éste se carga de valor estratégico, pues en él se polariza la atención de los jugadores, que se disputan el terreno para crear vías abiertas hacia la meta constituida por la portería contraria… Crear juego es abrir espacios libres por donde deslizar la pelota, pese al cuidado del adversario por «cubrir campo» y anular tales espacios. Lo decisivo en el juego de cada conjunto es fundar ámbitos dinámicos, líneas de tensión que abran posibilidades de aproximarse a la meta. La técnica futbolística va dirigida, por una parte, a crear espacios, rutas viables entre la maraña de dificultades interpuestas por los adversarios, y, por otra, a romper la dinámica espacial del equipo contrario. De ahí el choque emotivo que supone conseguir un gol a mucha distancia de la portería en pleno proceso de creación de las antedichas líneas vectoriales».
(…) «Todos los equipos participantes aceptan las mismas normas y reciben, en principio, un mismo elenco de posibilidades. El talento de cada uno sacará un partido correlativo de las mismas. De ello dependerá que la conquista del campo adversario se realice un número mayor o menor de veces. Ganar deportivamente implica superar al adversario en número de conquista merced a un uso más acertado de las posibilidades recibidas… Tanto los vencedores como los vencidos poseen cierto grado de creatividad, colaboran a realizar un encuentro, contribuyen a crear un clima de emoción, entusiasmo, luminosidad y belleza, ascienden a una determinada cota de realización como deportistas y como personas. Este ascenso sólo se realiza si los jugadores se mantienen fieles al principio básico del deporte: fundar unidad, considerar al adversario como un compañero de juego, no como un enemigo. Si reúne estas condiciones, la actividad deportiva constituye una experiencia de éxtasis».
La Liga española es densa, sólida, competida, controvertida, disputada, muchas veces indescifrable, aunque todavía destacan en exceso los tres primeros respecto de los siguientes que luchan con sus medios más reducidos, pero con la misma pasión de sus aficionados; o quizás más. Es verdad que el misterio, el vértigo, el éxtasis, siguen apareciendo en muchas contiendas y sobre todo el disfrute de que un equipo llamado «pequeño» gane a uno considerado «grande», aunque suele quedarse en anecdótico porque no es la tónica general del campeonato.
Para estructurar este ensayo de fútbol, el undécimo, he tomado las «Clasificaciones Históricas de la Liga española» hasta la Temporada 2016/17, y hemos entresacado los ocho primeros clubes que participaron en dicha Liga. Cada Club histórico presidirá un epígrafe en este trabajo literario con una serie de capítulos que relatan mis estados de ánimo anunciados en su título ilustrativo. La Liga se disputa desde la temporada 1928/29, con las interrupciones entre 1936 y 1939 por la Guerra Civil Española. Nueve clubes resultaron campeones de Primera División, siendo el más laureado el Real Madrid Club de fútbol con 33 Campeonatos.
El capítulo noveno se lo dedico a la Unión Deportiva Salamanca, Sociedad Anónima Deportiva fundada el 9 de febrero de 1923, según acta de fundación firmada en el Café Novelty, en la Plaza Mayor de Salamanca. Tristemente disuelta por resolución judicial el 18 de junio de 2013. Noventa años. Cualquier otra pugna deportiva memorable quedó relegada por el desastre de su desaparición dolorosa. Sin duda, fue indescifrable todo lo que se produjo, toda la confabulación para su destrucción definitiva. Tantos errores cometidos, acumulados, dio lugar a una explosión descontrolada. Muchos sueños perdidos, muchos sentimientos que volaron y, de vez en cuando, se revitalizan en nuestra memoria de aficionados, de nuestros tiempos de futbolista o de entrenador de jóvenes aspirantes a profesionales. Es un pequeño homenaje a «mi equipo de fútbol favorito de toda la vida», el equipo de mi padre, el de mi hijo pequeño que le dedicó 15 años de su vida, la de tantos compañeros y amigos con los que disfrutamos y sufrimos el fútbol en Salamanca. Años inolvidables. Pugnas indescifrables.