No creo que haya estado nunca en deuda con más personas por su ayuda y orientación experta, tan generosamente proporcionada, como en este libro. En particular, deseo dar las gracias a dos de ellas por su aportación especialmente cercana: mi hijo, David Bryson, que actualmente cursa la especialización en ortopedia pediátrica en el Hospital Infantil Alder Hey de Liverpool, y mi buen amigo Ben Ollivere, profesor clínico adjunto de cirugía traumatológica en la Universidad de Nottingham y cirujano especialista en traumatología en el Centro Médico Queen’s de Nottingham.
Asimismo, he contraído una gran deuda de gratitud con las siguientes personas:
En Inglaterra: la doctora Katie Rollins, la doctora Margy Pratten y la doctora Siobhan Loughna, de la Universidad de Nottingham y el Centro Médico Queen’s de Nottingham; el profesor John Wass, la profesora Irene Tracey y el profesor Russell Foster, de la Universidad de Oxford; el profesor Neil Pearce, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres; el doctor Magnus Bordewich, del Departamento de Informática Teórica de la Universidad de Durham; Karen Ogilvie y Edwin Silvester, de la Real Sociedad de Química de Londres; Daniel M. Davis, profesor de inmunología y director de investigación del Centro Colaborativo para la Investigación de la Inflamación de la Universidad de Mánchester, y sus colegas el doctor Jonathan Worboys, Poppy Simmonds, la doctora Pippa Kennedy y Karoliina Tuomela; el profesor Rod Skinner, de la Universidad de Newcastle; el doctor Charles Tomson, especialista en nefrología del grupo hospitalario Newcastle upon Tyne Hospitals NHS Foundation Trust; y el doctor Mark Gompels, del grupo hospitalario North Bristol NHS Trust. Vaya también un especial agradecimiento a mi buen amigo Joshua Ollivere.
En Estados Unidos: el profesor Daniel Lieberman, de la Universidad de Harvard; la profesora Nina Jablonski, de la Universidad Estatal de Pensilvania; la doctora Leslie J. Stein y el doctor Gary Beauchamp, del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia; el doctor Allan Doctor y el profesor Michael Kinch, de la Universidad Washington en San Luis; el doctor Matthew Porteus y el profesor Christopher Gardner, de la Universidad de Stanford; y Patrick Losinski y el atento personal de la Biblioteca Metropolitana de Columbus, Ohio.
En los Países Bajos: los doctores Josef y Britta Vormoor, el profesor Hans Clevers, el doctor Olaf Heidenreich y la doctora Anne Rios, del Centro de Oncología Pediátrica Princesa Máxima de Utrecht. Vaya también un especial agradecimiento a Johanna y Benedikt Vormoor.
También he contraído una gran deuda de gratitud con Gerry Howard, Gail Rebuck, Susanna Wadeson, Larry Finlay, Amy Black y Kristin Cochrane de Penguin Random House; con el genial artista Neil Gower; con Camilla Ferrier y sus colegas de la Agencia Marsh de Londres, y con mis hijos, Felicity, Catherine y Sam, por su voluntariosa ayuda. Sobre todo, y como siempre, vaya mi mayor agradecimiento a mi querida y angelical esposa, Cynthia.