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Título original: The Life and Times of the Thunderbolt Kid

© Bill Bryson, 2006

© traducción de Pablo Álvarez Ellacuria, 2011

 

© de esta edición digital: RBA Libros, S.A., 2013.

Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

www.rbalibros.com

 

OEBO286

ISBN: 978-84-9006-737-6

 

Conversión a libro electrónico: Víctor Igual, S. L.

 

 

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PREFACIO Y AGRADECIMIENTOS

 

 

En conjunto, los días de mi infancia fueron bastante agradables. Mis padres eran pacientes y amables, y hasta cierto punto normales. Nunca me encadenaron en el sótano. Nunca hablaron de mí como de «esa cosa». Nací niño y me permitieron seguir siéndolo. Mi madre, como se verá más adelante, me envió una vez a la escuela con pantaloncitos Capri, pero por lo demás no hubo apenas experiencias traumáticas en mi educación.

Crecer fue fácil. No requirió ningún esfuerzo mental o físico por mi parte. Era algo que iba a suceder de todas maneras. Por eso, me temo que lo que voy a contar en las páginas siguientes no es particularmente emocionante. Aun así, fue, con mucho, la época más aterradora, emocionante, interesante, instructiva, desconcertante, lasciva, dura, problemática, despreocupada, confusa, serena e inquietante de toda mi vida. Casualidades de la vida, lo mismo puede decirse de Estados Unidos durante aquellos años.

Todo lo que aquí se cuenta es cierto y sucedió en realidad, más o menos, pero casi todos los nombres y algunos detalles han sido cambiados con la intención de evitar avergonzar a nadie. Una breve porción de la historia fue publicada con anterioridad y en forma algo diferente en el New Yorker.

Una vez más, son muchas las personas que generosamente me han prestado su ayuda, y quiero aprovechar esta oportunidad para dar las gracias con sinceridad y por orden alfabético a Deborah Adams, Aosaf Afzal, Matthew Angerer, Charles Elliott, Larry Finlay, Will Francis, Carol Heaton, Jay Horning, Patrick Janson-Smith, Tom y Nancy Jones, Sheila Lee, Fred Morris, Steve Rubin, Marianne Velmans, Daniel Wiles y el personal de la Universidad de Drake, el de la biblioteca de la Universidad de Des Moines en Iowa y el de la biblioteca de la Universidad de Durham en Inglaterra.

Le estoy especialmente agradecido a Gerry Howard, mi sagaz y siempre considerado editor estadounidense, por la pila de ejemplares de Boys’ Life, uno de los mejores y más útiles regalos que he recibido en años; y a Jack Peverill de Sarasota (Florida) por proporcionarme ingentes cantidades de material que me ha sido de mucha ayuda. Y por supuesto mantengo una deuda permanente de gratitud con mi familia, y en primer lugar con mi querida esposa, Cynthia, por más ayuda de la que soy capaz de enumerar siquiera; con mi hermano Michael por la cantidad de material de archivo que me ha facilitado, y con mi madre, la incomparablemente maravillosa e infinitamente paciente Mary McGuire Bryson, sin la cual, evidentemente, nada de lo que se relata a continuación habría sido posible.