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MAIA F. MIRET
CON ILUSTRACIONES DE
MANUEL MONROY
TRILOBITES
© 2017 Maia F. Miret (texto)
© 2017 Manuel Monroy (ilustraciones)
Diseño: León Muñoz Santini
y Andrea García Flores
D.R. © Editorial Océano
de México, S.A. de C.V.
Eugenio Sue 55,
Polanco Chapultepec
Miguel Hidalgo, 11560,
Ciudad de México
www.oceano.mx
www.oceanotravesia.mx
Primera edición impresa: 2017
Primera edición libro electrónico: 2018
eISBN: 978-607-527-091-3
Quedan rigurosamente
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Hecho en México /
Made in Mexico
Introducción
Cuerpo de trilobite
Seres flexibles
Ojos de piedra
Bichos espinosos
Patas dobles
Caparazones duros
Historia de un trilobite
Casa y comida
Tamaños
Tiempo de trilobites
Fósiles útiles
Parientes cercanos y lejanos
¡Encontré un trilobite!
Coleccionistas e impostores
Coincidencias animales
Forma de trilobite
Actividades
Glosario y referencias
¡Arma tu trilobite!
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i mi primer trilobite
cuando tenía 10 años. Un
amigo de mi madre, que
era paleontólogo, había
prometido que cuando
nos visitara me llevaría
de regalo un ejemplar de
400 millones de años de
antigüedad. Nunca había visto
un fósil de cerca, así que me
inquietaba y me emocionaba al
mismo tiempo. ¿Cómo sería? ¿Una
cosa viscosa? ¿Aún tendría patas? ¿Sería como
sostener un insecto vivo?
No era nada de eso. Se trataba de un trilobite
de lo más común, Elrathia kingii. Medía más
o menos un centímetro de largo; era negro y
perfecto, como tallado a mano, y tenía un tacto
muy agradable. Aún lo conservo.
Desde entonces me gustan los trilobites,
por la misma razón por la que adoro a la gran
familia de los escarabajos: todos tienen un
mismo diseño básico, pero las variaciones de
forma son casi infinitas. Con los trilobites casi
todo está inventado. ¿Uno tan largo como un

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paraguas? Existió. ¿Con enormes espinas o sin
ojos? Hubo muchas especies así. ¿Casi redondo
o con el aspecto de un hermético tanque de
metal? También. Conocemos cerca de 20 mil
especies.
Los trilobites tenían algunas características
únicas, pero compartían otras con muchos
animales actuales (como nosotros), e
incluso con herramientas que siguen los
mismos principios que funcionan en el
mundo biológico. En este libro hay muchos
ejemplos de esas semejanzas; seguramente tú
encontrarás otros.
Hay cosas que podemos saber y deducir
sobre los trilobites a partir de sus restos o del
aspecto de sus parientes cercanos, y otras
que no hay más que adivinar, como su color
(aunque los científicos tienen algunas pistas).
Por eso Manuel Monroy, el artista que hizo las
imágenes del libro, les puso patas y antenas, y
los imaginó de distintos colores. Tú también
puedes imaginarlos como quieras: al final
del libro hay algunas actividades para que
construyas y colorees tus propios trilobites.

—Maia

Olenoides
serratus
CÁMBRICO
9 CM
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Los ciempiés son
parientes muy lejanos
de los trilobites. Sus
cuerpos están formados
por muchas secciones
casi idénticas, cada una
con dos patas.
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Cuerpo de trilobite
Todos los trilobites tenían la misma forma básica:
una cabeza llamada
céfalon
, de la que sobresalían
los ojos, un cuerpo llamado tórax (compuesto
por varias secciones casi iguales unidas
entre sí) y una cola llamada
pigidio
.
Una protuberancia alargada recorría el
cuerpo de los trilobites de arriba a abajo.
Esta zona se llama lóbulo axial (
axial
viene
de la palabra “eje”). A cada lado de este lóbulo
hay dos zonas más planas llamadas lóbulos
pleurales (
pleural
viene de la palabra “costado”).
Por eso se llaman así:
trilobites
significa “tres
lóbulos”. Los ojos estaban en el céfalon.
Algunos trilobites tenían un cuerpo liso,
y otros estaban cubiertos por espinas
puntiagudas o por protuberancias.
La parte de arriba era como un escudo: dura
y resistente. Por abajo las cosas se veían muy
distintas. A cada una de las secciones del
tórax le correspondían dos patas, una a
cada lado del cuerpo. También había dos
largas antenas flexibles y, a veces, dos
órganos parecidos a las antenas bajo
el pigidio. La boca estaba cubierta
por una especie de escudo móvil
llamado
hipostoma
.
Los cascos que