Los animales nos enseñan...

183 meditaciones para niños pequeños

Vanessa Méndez Villalobos

Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.

Los animales nos enseñan…

183 meditaciones para niños pequeños

Vanessa Méndez Villalobos

Dirección: Jael Jerez

Diseño: Giannina Osorio

Ilustración de tapa: Shutterstock

Libro de edición argentina

IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina

Primera edición, e - Book

MMXXI

Es propiedad. © 2021 Asociación Casa Editora Sudamericana.

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

ISBN 978-987-798-462-0

Publicado el 20 de agosto de 2021 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Tel. (54-11) 5544-4848 (Opción 1) / Fax (54) 0800-122-ACES (2237)

E-mail: ventasweb@aces.com.ar

Web site: editorialaces.com

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

Dedicatoria

A Edgar, mi querido esposo, que creyó en mí y me apoyó constantemente hasta el final de este libro.

A mis hermosos hijos Edvan Jazziel y Edgar Aroddy, con los cuales experimenté la maternidad y me enseñaron a amar de manera desinteresada. Hijitos, sus vidas siguen animando mi existencia.

¡Gracias!

Queridos mamá y papá:

Los hijos son un regalo de Dios. Te­nemos la gran oportunidad de sembrar en ellos valores y principios eternos que no solo los ha­rán buenos ciudadanos en nuestra comunidad, sino que los prepararán para ser ciudadanos de un futuro maravilloso.

A través del estudio de la Palabra de Dios se afian­za el hábito de una vida devocional diaria de acuerdo con la edad de los niños.

Este libro devocional tiene el propósito de apoyar­los en la educación espiritual y moral de sus hijos. Se subrayan características de algunos animales, comple­mentadas con historias reales y relatos bíblicos, dejan­do una enseñanza en la vida de los más pequeños. Los versículos están adaptados a la edad de los niños para que puedan aprenderlos fácilmente. Mientras los leen, pueden utilizarlos como una herramienta para inculcar en sus hijos hermosas verdades espirituales y corregir algún mal hábito o acción.

Les sugiero que lean con anticipación para luego imi­tar los sonidos y las expresiones que aparecen en los relatos; de esta manera captarán la atención de los niños. Co­mo ellos necesitan el método de la repetición, las reflexiones se pueden estudiar dos días consecutivos o se pueden leer una a una hasta concluir el libro y repetirlo; así se completan todos los días del año.

Deseo que este año se vinculen a Dios junto con sus hijos y que estrechen sus lazos de amor por medio del es­tudio devocional.

Con mucho cariño,

Vanessa Méndez Villalobos

Las hormigas

Tu Biblia dice: “Anda a ver a la hormiga, perezoso; fíjate en lo que hace, y aprende la lección”. Proverbios 6:6.

Néstor observaba entretenido una larga hilera de hormigas y las se­guía. ¡Nunca había visto algo semejante!

–Mamá, ¿por qué las hormigas caminan en una fila cargando hojitas, pa­litos y comida?

–Porque la llevan a su hormiguero, donde alimentan a muchas compa­ñeras –respondió la mamá, mientras los dos veían el desfile.

–¿Qué hacen con la comida que les sobra? ¿La tiran? –preguntó Néstor.

–¡No! –contestó la mamá–. Ellas van depositando la comida en unas cámaras y allí queda guardada. Así en el invierno tendrán suficiente alimento para sobrevivir.

–Me gusta ver a las hormigas, mamá –dijo Néstor.

–Sí, hijito. Las hormigas nos enseñan a ser ordenados.

–Yo soy ordenado, mamá, porque recojo mis juguetes cuando termino de jugar, guardo mis colores y mi libro cuando termino de colorear, y pongo mi ropa sucia dentro del cesto.

–Sí, Néstor, lo eres –dijo la mamá mientras le daba un beso.

–Mamá, vamos a pedirle a Jesús que me ayude a ser como las hormigas.

Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a seguir siendo ordenado como las hormigas, porque sé que el orden te agrada. Amén”.

La pista de olor agradable

Tu Biblia dice: “Para alegrar el corazón, buenos perfumes”. Proverbios 27:9.

–Mamá, ayer me quedé pensando en las hormigas que vimos, y me surgió una duda…

–Cuéntame, Néstor, ¿qué sucede? –dijo la mamá.

–Ya me dijiste que las hormigas son ordenadas, pero ¿por qué no se van por otro camino, mamá?

–Sí, hijo. Las hormigas son tan ordenadas que no se van por otro camino, ya que solo siguen el camino que tiene las “pistas de olor”.

–¡Aaaah! ¡Pistas de olor! ¡Eso me gusta! –exclamó Néstor–. ¿Es co­mo cuando tú te pones perfume y toda la casa queda con rico olor?

–Algo así –contestó la mamá–. Esas “pistas de olor” las dejan otras hormigas que exploraron el camino para llegar a la comida. Así las hor­migas que salen del hormiguero siguen el olor y fortalecen la pista.

–¿Cómo puedo dejar una “pista de olor”, mamá?

–Néstor, dejas una “pista de olor” agradable cuando lees tu Biblia, oras a Jesús y compartes su amor con otros niños.

–Mamá, a mí me gusta contarles a mis amigos las historias de la Biblia. Eso significa que estoy dejando una “pista de olor” agradable, ¿verdad?

–Así es, hijo.

Oremos: “Querido Jesús, queremos seguir la ‘pista de olor’ que tú nos has dejado. Queremos hacer tu voluntad. Amén”.

Si no lo usas, desaparece

Tu Biblia dice: “[…] Pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará”. Mateo 25:29.

El kiwi es un ave originaria de Nueva Zelanda. Algunos nativos de este lu­gar dicen que el ave llegó volando hasta allí, pero que, por falta de de­predadores y debido a la tranquilidad con la que vivía, sus alas perdieron la capacidad para volar.

Querido amiguito, Jesús te dio también unas “alas” maravillosas para que vueles. Me refiero a esas habilidades y esos dones que Jesús te ha dado pa­ra que sirvas en la iglesia; como, por ejemplo, orar por algún amiguito enfermo, invitar a otros a un culto especial, alabar a Jesús por medio de la ejecución de un instrumento o con tu voz. Recuerda que tienes que hacer buen uso de lo que Dios te ha dado; de lo contrario, si no lo usas, ese don irá desapareciendo.

¿No te parece que es momento de decirle a Jesús que estamos dis­puestos a servir en su iglesia con los dones que él nos ha dado? Hagamos una oración para consagrar nuestros dones a Dios.

Oremos: “Querido Jesús, gracias por darnos dones. Ayúdanos a ponerlos a tu servicio para llevar a otros niños a tus pies. Amén”.

¡Se mueve sola!

Tu Biblia dice: “[…] Las lagartijas, que caben en un puño y llegan hasta el palacio del rey”. Proverbios 30:28.

–¡Mamá! ¡Hay una lagartija rara en el piso! –exclamó Edy mien­tras se acercaba a ella con mucha curiosidad. Se agachó, recogió un palito y comenzó a pincharla.

Al hacerlo, la lagartija se movía. Una de las veces en que él la pinchó, ella se dividió en dos partes: el cuerpo salió corriendo, y la cola quedó en el lugar. Edy estaba sorprendido al ver ese fenómeno.

Una grandiosa idea se apoderó de él: picaría la colita. Cuando estaba entretenido con la colita de la lagartija, la ma­má llegó.

–¿Por qué la cola se sigue moviendo, mamá, si ya se des­prendió del cuerpo?

–Porque la lagartija tiene unos sensores en la colita que le permiten mo­verse. Por eso reacciona moviéndose en cualquier dirección e incluso puede saltar.

–¿Y por qué se desprende la cola del cuerpo? –preguntó Edy.

–Eso le ayuda a escaparse de algún animal que la quiera comer –respon­dió la mamá.

–Estoy muy triste, mami, porque la lagartija se quedará sin cola.

–No, Edy. Jesús le dio a la lagartija una habilidad especial de regenerarse; es decir, su cuerpo puede hacer que le salga una colita nueva.

Así como la lagartija, podemos cambiar y ser diferentes. Cuan­do hablamos con Jesús cada día, él hace que nuestra conducta sea buena.

Oremos: “Querido Jesús, ayúdanos a ser diferentes y que cada día podamos ser como tú. Amén”.

¿Es una flor?

Tu Biblia dice: “Hay caminos que parecen derechos, pero al final de ellos está la muerte”. Proverbios 14:12.

¡Pon mucha atención! Te mostraré un animal (puedes buscar una anémona en algún dispositivo electrónico). ¿Sabes cómo se llama? Se llama “anémona”. La anémona parece una flor muy hermosa, por sus colores y sus formas; pero, aunque no lo creas, en realidad es un animal marino. Podemos decir que es uno de los más hermosos que hay.

Viven pegadas a las rocas del fondo del mar, en la arena y hasta en los barcos hundidos. (Puedes buscar ilustraciones al respecto.) Se alimentan de peces y cangrejos pequeños. Como son seres muy llamativos, pueden atraer a cualquier animal, y cuando están cerca lo atrapan con sus tentácu­los, que contienen veneno. Esto hace que la víctima quede inmóvil, y así la anémona la lleva a su boca para alimentarse.

Vivimos en un mundo en el cual hay cosas que nos gustan porque llaman nuestra atención, como tomar algún juguete de nuestro compañerito sin pedirle permiso, decir alguna mentirita para que papá y mamá no nos regañen, hacer berrinche porque no nos compran lo que queremos... Cuando hacemos eso, estamos siendo atrapados por los tentáculos del enemigo. Cuando quieras hacer algo así, ora a Jesús y pídele que te ayude a salir victorioso. Verás cómo él contesta tu petición.

Oremos: “Querido Jesús, perdóname porque a veces he caído en la tentación. Ayúdame a ser victorioso. En tu nombre, amén”.

La psst, psst – Parte 1

Tu Biblia dice: “Come, hijo mío, la dulce miel del panal; prueba lo deliciosa que está”. Proverbios 24:13.

–¡Me gusta la psst, psst! –dijo Wendy, mientras juntaba su dedo pulgar con el índice. (Muéstrale a tu hijo.)

–¿La psst, psst? –preguntó la tía Adri, sin entender a qué se refería Wendy–. ¿Por qué te gusta la psst, psst? –volvió a preguntar la tía.

–¡Ah! Porque es chiquita, vuela y hace psst, psst.

La tía comprendió que Wendy se refería a la abeja.

–Wendy, te voy a contar sobre la abeja, ¿quieres?

–¡Sí, quiero saber, tía! –exclamó Wendy.

–La abeja es un insecto volador que produce una miel deliciosa como esta (puede darle a su hijo un poco de miel para probar); tiene una aguja larga por la cual bebe el néctar de las flores. Posee dos pares de alas. Las más pequeñas son las de abajo. ¿Sabes en dónde viven las abejas, Wendy? –preguntó la tía.

–¡En un panal, tía Adri! –respondió Wendy.

–Así es, Wendy. Viven en un panal o colmena, donde habitan muchísimas abejas. Las abejas son muy trabajadoras; aunque viven miles en un solo pa­nal, cada tipo de abeja tiene una función especial. En estos días que estare­mos juntas, te contaré lo que hace cada una.

Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a ser trabajadora y servicial con las personas que me rodean. Amén”.

La psst, psst – Parte 2

Tu Biblia dice: “El que trabaja, dominará”. Proverbios 12:24.

–¡Tía Adri, sigue contándome acerca de las abejas! Me dijiste que había tres tipos de ellas.

–Los tres tipos de abejas son: reina, obrera y zánganos –respondió la tía.

–¡Pero dime qué hacen! –interrumpió Wendy con desesperación.

–La abeja reina es grande, es la mamá de toda la colmena; dirige la pro­ducción de miel. En cambio, las abejas obreras son pequeñas, son hembras y su trabajo es el de mantener en perfecta limpieza el panal…

–¿Qué limpian? –volvió a interrumpir Wendy.

–Limpian las capitas de suciedad que hay dentro de las celdas de los pa­nales, porque pueden dañar el desarrollo de las crías. También se encargan de darles calor y de alimentarlas con una sustancia que lleva miel, diluida con agua y polen. Son tan trabajadoras que además fabrican cera, almacenan el néctar que otras abejas traen al panal, defienden su colmena contra otras abe­jas y animales que quieran robarles su miel, y cuidan a la reina.

–¡Yo también hago muchas cosas, tía Adri! Limpio mi cuarto, hago mi tarea muy bonita, cuido a mi hermanita… Aunque me canso, sé que Jesús me da fuerzas para ayudar a mami en casa.

–¡Sí, Wendy! Jesús está listo para ayudarte siempre que se lo pidas.

Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a ser limpia y a ayudar siem­pre a mamá. Amén”.

La psst, psst – Parte 3

Tu Biblia dice: “Él, en el momento preciso, todo lo hizo hermoso”. Eclesiastés 3:11.

–¡Ayer estuve muy feliz, tía, porque aprendí de las abejas! Pero recuerdo que solo vimos dos tipos de abejas: la reina y las obreras. Tú me dijiste que eran tres. Dime cómo se llama el último, por favor, tía.

–El último grupo de abejas son los zánganos. Podríamos decir que es el papá de todas las abejas de la colmena –explicó la tía Adri.

–Entonces, ¿cuida a las crías y a todo el panal? –preguntó Wendy.

–No, Wendy; no es como tu papá, que cuida de ustedes, les da alimen­to y las defiende. Los zánganos tienen una función muy diferente. Como ellos deben ser fuertes, entonces se de­dican a comer lo que producen diariamente seis abejas.

–¡Sí que comen mucho! –expresó Wendy–. Entonces, ¿son más grandes en tamaño?

–No, al contario; su tamaño es menor que el de la reina, pero sí están gorditos, lo que hace que su vuelo sea ruidoso. Sus ojos son más grandes que los de las demás y su lengüita es corta. Por eso las obreras lo alimentan.

Wendy abre sus hermosos ojos.

–¡Ah! ¡Nada más se la pasa comiendo! No hace nada esa abeja. Es floja –exclama.

–Jesús la hizo así, Wendy. Cada ser que Jesús creó fue diseñado con caracte­rísticas especiales; así como tú eres diferente de tu hermanita, y tus papis las aman a las dos.

Oremos: “Gracias, querido Jesús, porque aunque somos diferen­tes tú nos amas. Ayúdame a aceptar las diferencias. Amén”.

Muy diligentes

Tu Biblia dice: “Los planes bien meditados dan buen resultado”. Proverbios 21:5.

Te daré algunas pistas para que adivines de qué animal hablaremos hoy. Vuelan en todas direcciones. Son muy activos, por eso comen mu­cho. Son aves muy pequeñas pero muy trabajadoras, ya que contribuyen con la reproducción de muchas plantas. Estoy segura de que has visto un colibrí rondando tu casa o algún parque.

Hay niños que se parecen al colibrí. Son pequeños pero muy diligentes en su casa, en la escuela y en la igle­sia. Son serviciales aun cuando ya terminaron sus de­beres. Un ejemplo de esto fue Samuel. ¿Lo recuerdas?

Este niño llegó con aproximadamente tres años de edad al templo en Silo, para ayudar al Sumo Sacerdote Elí con los trabajos del santuario. Era tan diligente en lo que le tocaba hacer, que Elí lo llegó a querer como a un hijo; y, más tarde, Dios lo escogió para ser Sumo Sacerdote, juez y profeta del pueblo de Israel.

Amiguito, si eres muy pequeñito, ayuda a mamá o a la maestra en lo que puedas y hazlo con diligencia. ¿Qué es ser diligente? Es ser una perso­na que se interesa, se esmera y es rápida al hacer un trabajo o deber.

La próxima vez que recojas tus juguetes, que ayudes a mamá o que estés en la escuela, hazlo de manera diligente. No importa si aún eres muy pequeño.

Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a hacer todas las cosas con diligencia. Amén”.

Carita feliz

Tu Biblia dice: “Alégrense siempre en el Señor”. Filipenses 4:4.

¿Puedes hacerme una carita feliz? (Espere a que su hijo la haga. Usted también puede hacerla al mismo tiempo que él.) Hoy te voy a contar sobre una araña que es muy feliz.

Vive en Hawái y en las islas cercanas. Es muy pequeña; mide unos cinco mi­límetros de largo. Sus patas son muy largas en comparación con su cuerpo. Como le encanta vivir debajo de las hojitas de las plantas, su telaraña es pequeña.

Una característica de este arácnido es que posee una carita dibujada en su cuerpo. Algunas tienen caras sonrientes, otras tienen caritas como las de los payasos, y otras no tienen el dibujo de una cara. Por lo general, el cuerpo de esta arañita “Carita feliz” es de color amarillo.

Algunos científicos creen que los dibujos de esta araña sirven pa­ra confundir a los depredadores. Sin embargo, a pesar de su carita y de sus colores extraños, esta arañita es inofensiva para el hombre.

¿No te parece que debemos aprender de la apariencia de este arácnido? ¿Te das cuenta de que Jesús desea verte siempre feliz? Así que, cuando te levantes por la mañana o realices algún trabajo que a lo me­jor no es de tu agrado, ¡sonríe! Recuerda que Jesús te ama.

Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a ser feliz en todo momento. En tu nombre, amén”.

Una nariz perfecta

Tu Biblia dice: “[…] Es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido!” Salmo 139:14.

¿Te gusta tu nariz? A mí me agrada la que tengo; no porque sea bonita, sino porque Jesús la formó así. Hoy te contaré de un animalito que tiene una nariz muy especial. Se llama “topo nariz de estrella”.

Se alimenta de lombrices de tierra, de insectos, de gusanos, de peces peque­ños, de crustáceos, etc. Come tan rápido que debe consumir una cantidad semejante a la de su peso. ¡No te asustes! Pesa unos 55 gramos y mide entre 15 y 20 centímetros de largo.

Como no goza de buena visión, su oído y su olfato están bien desarrollados. Es precisamente de este último órgano del sentido que quie­ro hablarte.

Su nariz no es como la de los demás animales. Su nariz parece una estrella: tiene 22 tentáculos rosados que utiliza para manipular su alimento. En ellos tiene muchas terminaciones nerviosas; por eso, este órgano sensorial es el más importante para él. Es por esto que se considera uno de los animales más extraños que existen. Tal vez no te guste el aspecto de este pequeño animalito, pero gracias a su nariz perfecta puede sobrevivir en su medio.

¿Te gusta tu nariz? ¿Te gustan tus ojos? ¿Te gusta el color de tu piel? ¿Te gustan tus dientes? ¿Te gustan tus manos? Recuerda siempre que Jesús te hizo perfecto, hermoso y especial.

Oremos: “Querido Jesús, estoy muy feliz de ser como me hiciste. Sé que soy especial para ti. Amén”.

El mejor amigo del hombre

Tu Biblia dice: “El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos”. Juan 15:13.

¿Has escuchado que el perro es el mejor amigo del hombre? Se­guro que sí. Es que no hay animal tan cariñoso y fiel como el perro. Siempre estará a tu lado en todo momento y cuando más lo necesites.

Se cuenta que Balto era un perro que vivía en Nome, Alaska. Fue con­siderado el héroe de los niños del pueblo. En una ocasión, se originó una epidemia de difteria entre los niños menores de cinco años y, pese a la gran tor­menta y al congelamiento del mar, Balto se convirtió en el perro guía y lideró al grupo de perros que arrastraba el medicamento en un trineo des­de el pueblo más cercano hasta Nome.

De esta manera, Balto llevó el suero y muchos niños pudieron salvarse de la enfermedad. Por esta gran hazaña, se erigió una estatua de Balto en el Central Park de Nueva York.

Hace muchos años, Jesús fue enviado a este mundo para darnos un me­dicamento llamado “salvación”. Murió en la cruz por amor a ti y a mí. Él quiere ser tu mejor amigo y está siempre a tu lado. Sabe lo que te duele, lo que te preocupa y lo que te causa temor; nunca dudes de su gran amor. Estará a tu lado siempre que lo necesites.

Oremos: “Gracias, Jesús, por ser mi amigo. Ayúdame a buscarte cada día. Amén”.

La generación Matusalén

Tu Biblia dice: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestra mente alcance sabiduría”. Salmo 90:12.

¡Estar en ese lugar es increíble! Ver a las mariposas monarca volar por todo el bosque y cubrir el cielo de color naranja es algo espectacu­lar. Las mariposas monarca viven en Canadá y Estados Unidos. Son de color naranja brillante y sus alas tienen orillitas negras. Cuando termina el verano y comienza el frío, esta mariposa emigra a los bosques templados de México en busca de un clima para sobrevivir.

A este tipo de mariposas monarca se lo llama “generación Matusa lén”, pues, a diferencia de sus padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, ellas vi­virán de ocho a nueves meses más que las otras generaciones —que viven aproximadamente un mes—, cumpliendo así su ciclo de vida en México, para luego regresar a su lugar de origen.

No olvides que tú y yo somos como la mariposa monarca. Jesús nos ha permitido vivir aquí para hacer una vida, pero solo es por un corto tiempo, ya que él nos está preparando un lugar precioso en el cielo, donde viviremos muy felices en su presencia. ¡Por fin estaremos siempre en nuestro hogar!

Oremos: “Querido Jesús, gracias porque estás preparando una casa hermosa para mí y para mi familia. Recuérdamelo siempre. Amén”.

Un canto sin igual

Tu Biblia dice: “[…] Antes que cante el gallo, me negarás tres veces”. Mateo 26:34.

¡Kikirikíiii! Así cantaba el gallo en el gallinero.

Cuando mi abuelita lo oía, se levantaba rápidamente, pues el canto le decía que ya era hora de empezar el día. El canto del gallo también le avisaba sobre el cambio de clima, porque era con otra melodía y en horas que no eran las acostumbradas.

Cada vez que escuchaba a mi abuelita mencionar esto, recordaba que en una ocasión un gallo cantó en los tiempos de Jesús. Los doce discí­pulos estaban sentados a la mesa, disfrutando de la última cena con Jesús. Él les advirtió que lo abandonarían, a lo que un discípulo llamado Pedro con­testó: “¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré!”

Allí fue cuando Jesús le dijo a Pedro que esa misma noche, antes de que cantara el gallo, él lo negaría tres veces. ¡Pobre Pedro! Se sentía muy confia­do en que daría su vida por Jesús. La advertencia se cumplió: a Jesús lo toma­ron prisionero, los discípulos se esparcieron y Pedro lo negó antes de que el gallo cantara.

Estoy segura de que Pedro se sintió muy mal por su actitud, al recordar que él mis­mo había declarado seguirlo hasta el final y las palabras que Jesús les había mencionado al respecto.

La próxima vez que mami o papi te adviertan que te ocurrirá algo si no obedeces, préstales atención; ellos te lo dicen por tu bien.

Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a prestar atención a las indica­ciones de mamá y papá; pero sobre todo a lo que tú quieres que haga. Amén”.

Un ave inteligente

Tu Biblia dice: “[…] He ordenado a los cuervos que te lleven comida”. 1 Reyes 17:4.

Elías se presentó ante el rey Acab y dijo que no caería lluvia ni ro­cío en el país hasta que él lo ordenara. Luego, Dios le mandó a Elías que fuera a vivir al arroyo de Querit por un tiempo.

Le dijo que no se preocupara por el alimento, porque unos cuervos lo ali­mentarían llevándole pan y carne por la mañana y por la tarde, y podría beber agua del arroyo. ¡Qué confianza la de Elías! ¡Sería sustentado por unos cuervos!

Los que estudian a las aves dicen que los cuervos son aves muy inteli­gentes, pues tienen el cerebro más grande que las demás. Jesús las dotó de capacidades extraordinarias, como las de resolver problemas e imitar sonidos de animales, y una gran intuición.

¿No te parece que Jesús fue sabio al mandar a los cuervos para que alimentaran a Elías? Recuerda que Jesús siempre está pendiente de que nunca te falte qué comer o qué beber. Tal vez no te mande a unos cuervos para que te alimenten, pero sí hará provisión, pues él está siempre cuidándote y porque así lo ha prometido.

La próxima vez que salgas a la calle y te encuentres con algún nece­sitado, comparte tu comida con él.

Oremos: “Querido Jesús, gracias porque nunca nos ha faltado el alimento. Ayúdame a compartirlo con otros niños que lo nece­sitan. Amén”.

El ave de la paz

Tu Biblia dice: “Ojalá tuviera yo alas como de paloma; volaría entonces y podría descansar”. Salmo 55:6.

¿Has visto una paloma blanca con una hojita de olivo en el pico? Estoy segura de que sí. Las personas la han tomado como un símbolo de paz y pureza. Se basan en la paloma que envió Noé después de pasar dentro del arca 40 días y 40 noches por causa del diluvio. ¿Te acuerdas de esa historia?

La primera vez que Noé soltó una paloma para comprobar si las aguas ya habían bajado del todo, la paloma no encontró dónde posarse y regresó al arca, pues aún no había tierra seca. Luego Noé esperó siete días más y volvió a sacar a la paloma. Al atardecer, la paloma regresó con una ramita de olivo en su pico, como muestra de que las aguas iban bajando. Aún así, Noé es­peró siete días más y entonces volvió a sacar a la paloma, que esta vez ya no regresó. Noé y su familia salieron del arca y agradecieron a Dios por su cuidado dentro de ella.

Hay una paloma muy especial; no la podemos ver. La única vez que se la vio fue cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán. El Padre pronunció unas palabras hermosas: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco”; y entonces el Espíritu Santo se presentó en forma de paloma.

El Espíritu Santo te recuerda las cosas que Jesús quiere que hagas y habla a tu mente para que cambies lo malo por lo bueno.

Oremos: “Jesús, gracias porque el Espíritu Santo habla a mi mente y me dice las cosas buenas que deseas que haga. Amén”.

Una lengua poderosa

Tu Biblia dice: “El que tiene cuidado de lo que dice, nunca se mete en aprietos”. Proverbios 21:23.

Hagamos un experimento: saca tu lengua y trata de levantar una galleta; sostenla y cuenta hasta cinco. ¿Pudiste hacerlo? Ahora, sostén la mitad de una manzana; cuenta de nuevo. ¿Cómo te fue? Un intento más; sostén un plátano completo. ¿Lo lograste? ¡Estuvo muy difícil, ¿verdad?!

Existe una ranita en Sudamérica que con su lengua puede cargar el equivalente a su pro­pio peso y más. Esto se debe a que tiene una lengua con gran capacidad para adherir alimentos de cualquier tamaño, como si tuviera un pegamento poderoso en ella.

A veces nuestra lengüita se parece a la de la rana sudamericana. Cuando decimos mentiritas, es como si se nos pegaran en la boca y, en lugar de quitarlas, van aumentando cada vez más. Esto daña a otras personas y también a nosotros mismos, y nos mete en problemas de los que no podemos salir.

La próxima vez que te veas tentado a decir una mentira, pídele a Jesús que te ayude a decir la verdad, aunque te cueste mucho trabajo decirla; a pesar de que coseches consecuencias negativas para tu vida. ¡Honra a Jesús diciendo siempre la verdad!

Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a decir siempre la verdad, aun­que sea muy difícil. Quiero honrarte en todo momento. Amén”.

Con poca energía

Tu Biblia dice: “[…] Y el perezoso gira en la cama”. Proverbios 26:14.

–¡No me digas perezoso! –exclamó Betito.

–¡Sí! ¡Eres un perezoso! –contestó Magui–. ¡No quieres ayudarme a barrer!

–¡Pero he recogido mis juguetes y mi ropa está en su lugar! –refutó Betito–. Además, no sé qué es un perezoso.

–¡Pues es un animal muy flojo! –dijo Magui.

“Querido Jesús, gracias por darnos fuerzas para hacer la parte que nos toca cumplir en casa y en la escuela de la mejor forma posi­ble. Amén”.