TODO
sobre la técnica de la
AEROGRAFÍA
TODO
sobre la técnica de la
AEROGRAFÍA
Todo sobre la técnica de la aerografía
Dirección editorial: M.a Fernanda Canal
Editor: Tomàs Ubach
Ayudante de edición y archivo iconográfico: Mª Carmen Ramos
Textos y coordinación: Myriam Ferrón
Revisión de textos: David Sanmiguel
Realización de ejercicios: Miquel Ferrón y Myriam Ferrón
Diseño gráfico de la colección: Toni Inglès
Maquetación: Estudi Toni Inglès (Alba Marco)
Fotografía: Nos & Soto
Infografía: Jaume Farrés
Quinta edición
© 2017, ParramónPaidotribo.
www.parramon.com
E-mail: parramon@paidotribo.com
© de las reproducciones autorizadas, VEGAP, Barcelona, 2001
ISBN: 978-84-342-2395-0
ISBN EPUB: 978-84-342-4282-1
IBIC: AFC
Derechos exclusivos de edición para todo el mundo
Parramón Paidotribo quiere manifestar su agradecimiento al Sr. Joan Balanza, de la firma Bicis López, por su asesoramiento técnico.
Cuando uno toma el aerógrafo por primera vez, tiene la sensación de enfrentarse a una herramienta desconocida y no ejercer el control al que está acostumbrado cuando sujeta un lápiz o un pincel. El porqué de esta sensación es muy simple: en la aerografía, la herramienta no toca el papel y la pintura se rocía. Estos factores pueden hacer que nos sintamos perdidos. Sin embargo, como ocurre en todas las técnicas, la práctica y la constancia serán nuestros mejores aliados. Pronto descubriremos las múltiples ventajas del aerógrafo, cuyo funcionamiento permite tanto grandes rociados como trazos finos. Además, la rapidez de ejecución facilita la tarea del pintor. Los efectos que se consiguen con esta técnica son espectaculares. El hecho de rociar la pintura produce degradados y fundidos que difícilmente podrían conseguirse con otros medios. No existen marcas ni pinceladas, y el color se plasma de forma vaporosa y continua.
Veremos cómo surgió esta técnica en el campo artístico, qué necesidades llevaron a la invención de una nueva herramienta pictórica, y cómo se ha desarrollado y perfeccionado con el paso del tiempo. También veremos cómo ha afectado a la aerografía la informática y la creación gráfica por ordenador. Éste es un terreno delicado, ya que ambos procesos se encaminan hacia los mismos fines; diseño, ilustración, publicidad... Ambos métodos presentan ventajas e inconvenientes y muchas veces pueden considerarse complementarios en lugar de opuestos.
La aerografía es una práctica artística con muy poca tradición: tiene aproximadamente cien años de historia. Su modernidad y su técnica situaron en un principio al aerógrafo en un lugar incómodo, despreciado y separado de las artes tradicionales. Con el paso del tiempo fue subiendo escalones, hasta alcanzar una posición igualitaria con otras técnicas y llegar a formar parte de algunos movimientos y vanguardias decisivos para la historia del arte.
El desarrollo de la aerografía a lo largo del siglo XX no ha sido un camino fácil y siempre ha estado condicionado por la aceptación por parte de los movimientos artísticos de la mecánica y la tecnología modernas. Como la pintura se rocía a distancia y el pintor no toca la superficie, se considera una técnica despersonalizada, fría y mecánica. Estos factores reducían su uso en un principio a prácticas muy poco artísticas, como retoques fotográficos, creación de postales de felicitación en serie, relleno de fondos, etc. Después de la primera guerra mundial, movimientos como el de la Bauhaus, en Alemania, comenzaron a reforzar las propiedades de esta técnica al valorar el mecanicismo y la síntesis del arte con la tecnología. A partir de este momento, la aerografía entró en el campo del diseño, la ilustración y el cartelismo, terrenos en los que sigue siendo una herramienta fundamental. En los años sesenta, con el surgimiento del pop-art, adquirieron un gran auge los carteles y las portadas de discos. La publicidad se convirtió en la reina de la cultura de masas, papel que no ha dejado de desarrollarse hasta nuestros días.
Las funciones del aerógrafo han ido cambiando. Su uso sigue imperando en las creaciones artísticas libres y en el campo de la ilustración. Las posibilidades que ofrece esta técnica para imitar cualquier textura la convierten en una herramienta imprescindible para explicar todos los temas, especialmente aquellos en que la fotografía no aclara lo que la explicación textual requiere. Sin embargo, en el terreno publicitario se han impuesto las creaciones gráficas por ordenador, ya que ofrecen más posibilidades de combinar, retocar y modificar fotografías e imágenes.
Breve historia de la aerografía
En propiedad, la ilustración moderna comienza con el invento de la imprenta y la posibilidad, a partir de ese momento, de editar imágenes en serie que difundan informaciones de todo tipo (literarias, artísticas, científicas, técnicas) o que decoren y comenten gráficamente los textos. Desde entonces, los diferentes estilos de la ilustración se han desarrollado a la par que los avances técnicos en la reproducción de imágenes. En cuanto al estilo de ilustración, las tendencias de cada época han estado en consonancia con los cambiantes modelos pictóricos, adaptándolos a las necesidades gráficas en un tono más popular.
LAS PINTURAS RUPESTRES
Aunque nos referimos a un instrumento pictórico contemporáneo, las imágenes de rociados son tan antiguas como la propia pintura. Las bases de la aerografía se encuentran en la prehistoria: en algunas pinturas rupestres, como las de Lascaux, en Francia, o las cuevas de río Pinturas, en Argentina, vemos pigmento rociado alrededor de una mano, de forma que ésta queda reservada y se colorea el exterior de su silueta. En las figuras de animales de gran tamaño se intuye que la técnica del rociado era más frecuente de lo que parece, y permitía rellenar grandes espacios de una manera rápida y eficaz. En muchos dibujos se coloreaba con pincel la silueta y se rociaba su interior sucesivas veces. El hecho de que haya varias capas de pintura indica que se iba coloreando con el paso del tiempo para reforzar el color.
El pulverizador, como la mayoría de los aerógrafos, las pistolas de aire y los aerosoles, funciona según el principio de Bernoulli. El aire que entra se encuentra a más presión que el medio, cosa que hace subir el flujo de pintura por el tubo vertical hasta que se unen en una rociada amplia y uniforme.
LA PINTURA PULVERIZADA
Si en la prehistoria encontramos los primeros indicios de rociados, posteriormente se siguieron empleando con métodos un poco más refinados. Ejemplos de ello son algunas obras de fondos vaporosos y texturas, en las que no aparece pincelada alguna. En ellas se empleó probablemente un pulverizador de boca o soplador. Este utensilio se usaba tanto para rellenar fondos como para fijar y barnizar cuadros. Se trata de dos tubos metálicos que forman entre sí un ángulo de 90 grados. Mientras uno se sumerge en la pintura, el otro sirve para soplar. Pintura y aire se unen en el centro, con lo que el pigmento sale de forma vaporosa. Evidentemente, el problema principal lo constituía el esfuerzo que suponía rellenar una superficie amplia. Hasta los tiempos modernos no aparecieron propulsores de aire más eficaces.
Primer acercamiento a la técnica del rociado de una forma muy simple y rudimentaria. La reserva es la propia mano, y el instrumento de pulverizar la pintura, un hueso hueco o una caña. Cueva de río Pinturas, en la Patagonia, Argentina.
Charles L. Burdick, inventor en 1893 del aerógrafo.
LOS PRIMEROS AERÓGRAFOS
El aerógrafo se inventó hacia 1893. El descubrimiento fue realizado por el acuarelista estadounidense Charles L. Burdick, cuya intención era encontrar un utensilio que permitiera aplicar varias capas de acuarela sin afectar el color de abajo. El aerógrafo resultó ideal para este fin. Burdick puso nombre al aparato y patentó la técnica. Realizó diversas obras, que fueron rechazadas por la Academia. A pesar de ello, se estableció en el Reino Unido, donde abrió una fábrica de aerógrafos, la Fountain Brush.
El otorrinolaringólogo Allan De Vilviss, socio de Burdick, ideó un sistema atomizador para pulverizar tanto la pintura como otras sustancias (anestésicos, perfumes, etc.).
EL PAASCHE AB TURBO
El Paasche AB turbo continúa siendo el aerógrafo más preciso que existe. Su estructura y diseño, de atomización externa, lo hace diferente del resto de modelos que se suelen emplear. En él, la mezcla de aire y pintura se lleva a cabo fuera del aerógrafo (por tanto, no actúa por succión).
La aguja se activa mediante una turbina de alta velocidad que le imprime un rápido movimiento de vaivén, y su recorrido se controla con la palanca de acción. El color cae por gravedad delante de la boquilla, y es impulsado por el aire que sale de ella.
Tanto la velocidad de la turbina como la presión del aire pueden regularse de forma independiente, lo que convierte el Paasche en una herramienta de gran precisión.
En los años veinte existían ya la mayoría de los aerógrafos que encontramos actualmente, fabricados de platino, con boquilla de 0,18 mm centralizada, aguja y palanca propulsora, manguera de suministro de aire, etc. En los ochenta últimos años sólo se han añadido modificaciones mínimas: las mangueras de rosca, los depósitos de pintura intercambiables y, sobre todo, los sistemas propulsores de aire, que variaron conforme la técnica se iba modernizando.
Cartel difusor de la nueva herramienta llamada aerógrafo, que apareció en revistas y catálogos de bellas artes; fueron muchos los artistas que se apuntaron a esta nueva modalidad creativa. El aerógrafo da al arte un enfoque muy distinto, más mecanizado, muy acorde con la revolución social e industrial que se desarrolla durante principios del siglo XX.
En los años veinte surgen otras compañías, sobre todo en Estados Unidos. Un personaje clave en la fabricación de aerógrafos fue Jeans A. Paasche, residente en Chicago, pero de origen noruego. Su nuevo aerógrafo, el Paasche AB turbo, fue el más avanzado y preciso del mercado. Su invento se aplicó también a un borrador de aire, que funcionaba de la misma forma pero con un polvo abrasivo muy fino con el que se podía tanto corregir errores como limpiar instrumentos de precisión o joyas.
EL AERÓGRAFO EN LAS VANGUARDIAS
Es muy importante entender el papel que ha desempeñado el aerógrafo en el arte como herramienta nueva y mecanizada. Su aceptación dependía enteramente de la posición que adoptaran los movimientos artísticos con respecto a la tecnología y la modernidad. Algunas vanguardias huían del mecanicismo, las ciudades y la tecnología, pero otras apoyaban con fuerza esta nueva realidad social, unida a la industria y al progreso.
El primer personaje que revolucionó el uso del aerógrafo fue Man Ray. En su intento por desvincularse de las tradiciones artísticas, comenzó a rociar en blanco y negro figuras y formas sobre lienzos, sin intención figurativa, pero con excelentes resultados de volumen. Por desgracia, en su época se le despreció por pintar con medios mecánicos.
A partir de la primera guerra mundial existe el deseo de romper con la tradición y aparecen vanguardias como la escuela de la Bauhaus, en Alemania, que defiende la síntesis de arte y tecnología.
Personajes como Paul Klee y Vasili Kandinsky analizaron el arte desde el punto de vista de varias disciplinas, y establecieron sus propios principios y leyes. Estos creadores, vinculados a la Bauhaus, compaginaron publicidad, arte y diseño, y realizaron carteles, colages y fotomontajes. En todas estas obras el aerógrafo se combina con otras técnicas, a fin de recrear cualquier espacio y textura. Se utilizaba para apoyar montajes y fotografías, no como un medio en sí, aunque siempre se tuvo en cuenta.
En Francia aparece el art déco, un movimiento fuertemente apoyado en la tecnología y dirigido en muchas ocasiones a la creación y el diseño de muebles y otros utensilios, que se pintaban y barnizaban con aerógrafo. Debido a la importancia de las enseñanzas de la Bauhaus y el art déco, el aerógrafo se expandió rápidamente por todo el mundo.
Man Ray, La volière, 1919. Guache sobre papel, 71 x 56 cm. En la obra se distinguen las capas de pintura en forma de veladuras y los difuminados, que se consiguen fácil y eficazmente con el aerógrafo.
Silla Roja-Azul, de Rietveld, 1918. Madera lacada. Las vanguardias innovadoras incluyen el uso del aerógrafo en sus creaciones aunque sin elevar el instrumento a la categoría de técnica artística. Se trata de un utensilio de apoyo, un medio que interviene en la producción de obras de arte, especialmente en el diseño de muebles. En este caso se han pintado a pistola cada una de las piezas que componen la silla. La pistola, que es un tipo de aerógrafo, produce un rociado plano y la pintura queda lisa y uniforme, sin los inconvenientes de pintarla a pincel. Se trata de un uso industrial del aerógrafo y no artístico.
EL CARTELISMO DE ENTREGUERRAS
Hasta ahora se ha comentado el papel de la aerografía en el campo artístico propiamente dicho y hemos visto la dificultad de aceptación por parte de las disciplinas serias. En la creación de carteles propagandísticos, en cambio, el aerógrafo sí adquirió gran relevancia. El pueblo participaba en la guerra y la política, y las artes gráficas se pusieron al servicio de la información y la divulgación de ideas para la sociedad. El arte dejó de ser un privilegio de determinados estamentos sociales y empezó a interesar a la población en general. Cada vez más personas deseaban conocer las obras y su significado, y el lenguaje se hizo claro y sencillo, accesible a todos. Predominan las formas geometrizadas y simples, se eliminan las ornamentaciones y los detalles superfluos y se pasa a expresar sólo lo fundamental. Los colores son planos, sin apenas matices, y están basados en los primarios, más el blanco y el negro. Estas condiciones facilitaban la impresión de los carteles, de los que se podían realizar miles de copias.
¿Qué papel desempeñaba la aerografía en esta realidad social y artística? Los carteles, las revistas y otras publicaciones eran el principal factor divulgativo. La ilustración hecha con aerógrafo es atractiva y directa e impacta más que con otras técnicas, sobre todo en difuminados y fusiones de color.
Charles Angrave, 1932. El mismo tipo de imagen, plana y clara, se aplicaba no sólo a los carteles de guerra, sino a cualquier temática. Nos encontramos ante un estilo que caracterizó una época en cuanto al uso del aerógrafo. Todavía es bastante primitivo y encierra muchas posibilidades por explotar.
En la imagen vemos un ejemplo del típico cartel propagandístico de tema bélico. Las siluetas se simplifican y se tornan geométricas. El cuerpo humano es contundente y se apoya en formas básicas. Los colores, como ya hemos mencionado, son los primarios, más el blanco y el negro.
LOS CARTELES FESTIVOS DE LOS AÑOS TREINTA Y CUARENTA
Además del cartelismo frío y geométrico de connotación política, se producen otras imágenes con aerógrafo que a la larga han resultado mucho más relevantes para la posteridad. Se trata de los carteles festivos y de ocio.
Como consecuencia del crac de 1929 y de las guerras que asolaron Europa, la depresión se apoderó de la gente, y las revistas, el cine y los musicales parecían ofrecer una vía de escape. El cine y el teatro presentaban espectaculares y desinhibidas bailarinas y mujeres fatales, y estas imágenes o prototipos femeninos se convirtieron en modelos que había que seguir. Dos ilustradores importantes de la época, George Petty y Antonio Vargas, dieron al aerógrafo un enfoque nuevo. Colaboradores de la revista Esquire, empiezan a mostrar en ella imágenes tanto de caricaturas de personajes como de mujeres hermosas y sexys. Estos dibujos de chicas tuvieron tanto éxito que se reprodujeron en carteles y calendarios. Uno de los productores de la revista Esquire fundó en 1953 Playboy, cuya página central estaba siempre dedicada a una de las chicas de Vargas, modelos que formaban parte del sueño americano. Eran mujeres ideales, cuerpos perfectos y rostros de ensueño. Los estilos de Vargas y Petty se adaptaron a muchos otros ámbitos, como las carteleras de las películas, las obras de teatro y las revistas musicales. En estos dibujos predominaba el uso del aerógrafo para plasmar los cánones de belleza que se habían convertido en la moda imperante. El aerógrafo se empleaba también para retocar fotografías: los rostros quedaban finos y sin imperfecciones. Se trataba, en general, de una herramienta que acercaba la imagen a la perfección. Esta facultad del aerógrafo para perfeccionar e idealizar quedó definitivamente establecida en los años treinta y cuarenta. En la actualidad continúa siendo el principal atractivo de la técnica. El aerógrafo llega donde no lo hacen otras técnicas y transforma en realidad imágenes fantásticas e imaginarias.
La perfección del aerógrafo posibilita estas imágenes femeninas idealizadas, con piel tersa y suave, cuerpos curvos y volúmenes perfectos.
EXALTACIÓN DE LA FEMINIDAD
La consecuencia de los carteles festivos con sus exuberantes mujeres va más allá de la simple propaganda y difusión de los artículos de ocio. Se produce una revolución en las imágenes femeninas, una exaltación absoluta de la feminidad y la belleza, comparable a la que ofrece hoy día el mundo de la moda o la televisión. El glamour de los rostros cinematográficos se traduce sobre el papel con las imágenes femeninas absolutamente idealizadas gracias al empleo del aerógrafo. No sólo se trata de los cuerpos ideales y las pieles tersas y finas conseguidas con esta técnica, también los artículos de consumo como cosméticos, lencería o joyas pasan a formar parte de esta revolución.
LA REVOLUCIÓN POP
Llegamos a una época que rompió con muchas tradiciones e innovó estilos e ideas. La música llega a las masas y adquieren gran importancia las revistas musicales, los carteles, las portadas de discos y de libros, etc. Destacan especialmente dos movimientos: el pop-art y el superrealismo, y en ambas tendencias el aerógrafo resulta fundamental.
El pop-art se basa en los medios de comunicación y potencia la publicidad. El aerógrafo incrementa su prestigio en las imágenes publicitarias integradas. En los retoques fotográficos la presencia del aerógrafo es discreta, casi invisible: no se aprecia la alteración, de modo que para el publicista representa la posibilidad de perfeccionar la imagen de su producto, de falsearla y hacerla más atractiva. Otros artistas emplean íntegramente el aerógrafo para crear las imágenes, sin valerse de la fotografía. El estilo del pop-art es ingenioso y festivo, acorde con los tiempos. A los creadores les gusta el carácter despersonalizador del aerógrafo. La obra del artista no busca la individualidad ni la personalidad propia; en ella no se aprecia la huella del autor, sino que la imagen muestra un producto que debe entrar por los ojos, una imagen pulida, perfeccionada y llamativa. El aerógrafo es la herramienta más adecuada para idealizar los objetos cotidianos al servicio de la publicidad. No obstante, no es una varita mágica que ofrezca visiones instantáneas, sino que necesita creatividad. Si el arte es reflejo de la sociedad, el pop-art se basa en una sociedad impersonal y productiva, con una estética derivada de ello y una herramienta adecuada a sus necesidades.
Michael English, Coke, 1970. Guache sobre lienzo, 122 x 91 cm. En este ejemplo del pop-art, el aerógrafo se ha empleado para expresar texturas como el agua y el metal, perfeccionando y haciendo más atractivo el producto.
Cajetilla-rascacielos de Dick Ward. En esta imagen se siguen todas las pautas del arte pop en cuanto a la exaltación de la marca publicitaria y su representación como motivo artístico. En este caso, se ha combinado imagen y fotografía, los edificios y las calles forman parte de una fotografía aérea y sobre ésta se ha incorporado la visión de una enorme cajetilla de tabaco vista bajo la misma perspectiva. El realismo de la cajetilla y los cigarrillos se ha conseguido con el aerógrafo de forma que se produce un efecto absolutamente realista, la idea de magnificar el objeto asemejándolo a un gran rascacielos es parte fundamental de la filosofía pop.
EL SUPERREALISMO
Siguiendo con las tendencias de los años sesenta, llegamos al estilo superrealista. Mientras que el pop-art se encontraba en cualquier técnica y aspecto de la cultura, el superrealismo se produjo únicamente en el campo del dibujo y la pintura. Se basa en la imitación de las imágenes fotográficas y ha perdurado hasta nuestros días, resistiendo incluso las tendencias más abstractas y minimalistas. Los cuadros, en los que se aprecian distintos tipos de imaginería realista, resultan asombrosos por su detalle y precisión. Al igual que el pop-art, el superrealismo se recrea en la fotografía, aunque las técnicas y el contexto en que se exhiben las obras exigen una nueva perspectiva por parte del espectador. Las obras suelen ser de gran formato y de temática muy variada: paisajes, interiores, retratos... De nuevo, el aerógrafo es el mejor aliado para proporcionar todas las texturas que se presentan en la naturaleza. El aerógrafo es una máquina mecánica que ofrece tantas posibilidades expresivas como el pincel y cuyo resultado artístico depende, como es lógico, de la importancia y la personalidad del pintor. Finalmente se aceptaba un instrumento que nunca debió haber presentado dudas.
Don Eddy, Cristalería, 1978. Acrílicos sobre lienzo, 133 x 102 cm. Como puede observarse, el artista superrealista se enfrenta al desafío de expresar texturas por muy complejas que sean. Se busca la fidelidad absoluta con la realidad, el perfeccionismo y el máximo detalle.
John Salt, Chevrolet verde en un campo verde. Óleo sobre lienzo. La temática del superrealismo es tan variada como la propia realidad, cualquier tema es reproducible como obra de arte, la única condición que debe seguir el artista es una fidelidad absoluta con el modelo, un realismo fotográfico como el que se produce en esta imagen. No hace falta recurrir a imágenes complejas ni paisajes espectaculares, una situación más sencilla y rudimentaria puede dar lugar a una obra absolutamente realista, basada en la fiel imitación de las texturas y calidades de cada uno de los elementos.
LAS IMÁGENES FUTURISTAS
La capacidad para idealizar imágenes y crear fantasía con el aerógrafo es una herencia del movimiento surrealista, caracterizado por la libertad para ligar realidad y sueño. Se crea un movimiento postsurrealista en el que predomina el arte fantástico, y la cienciaficción se convierte en el tema estrella de la aerografía. Este interés por los mundos fantásticos del futuro se produce en numerosos ámbitos de la cultura. Se aproxima el nuevo milenio, y el cine, la publicidad y la televisión se llenan de imágenes de naves espaciales, robots, seres de otros mundos, etc. Se busca una nueva realidad, ligada al futuro, para acercar a la gente los nuevos descubrimientos y las posibilidades de las nuevas tecnologías. Se produce una idealización del futuro, los viajes espaciales, la construcción de satélites artificiales, la visión de otros planetas y otras galaxias, etc. La obsesión por el futuro provoca una necesidad por parte de los creadores gráficos de volver tangibles esos mundos que aún no han llegado. El aerógrafo, como instrumento de precisión que no deja huellas ni marcas de pinceladas, ofrece la posibilidad de conseguir imágenes tan nítidas y puras como la misma realidad. Con él se crea la ilusión de realidad de esos mundos fantásticos.
LA AEROGRAFÍA Y LA CIENCIA FICCIÓN
El boom de la aerografía culmina con el tratamiento de estos temas fantásticos del espacio y el futurismo. Durante las décadas de los años 70 y 80 del siglo XX ha tenido lugar un gran desarrollo de la industria aerospacial y esto repercute en todos los ámbitos de la vida cotidiana, en el cine, la televisión y sobre todo las artes plásticas. El aerógrafo es una herramienta moderna y efectiva que permite plasmar con facilidad todas aquellas fantasías relacionadas con el creciente mundo de la ciencia ficción. No sólo encontramos creaciones personales de artistas independientes, el aerógrafo se emplea para ilustrar portadas de películas, discos y libros relacionados con este tema. Con él pueden recrear imágenes todavía inaccesibles del espacio y los fenómenos que allí se producen, así como el diseño de naves imaginarias o reales que se están construyendo cada vez más avanzadas para la investigación del espacio.
Las imágenes de robots y seres biónicos también forman parte del mundo fantástico que está por llegar. Se produce una fusión de la anatomía humana con los elementos tecnológicos. Se trata de ideales que por el momento sólo son posibles en la imaginación de los creadores gráficos.