“La poesía de García Lorca nace del sentido hondo y no del sentimiento. Toca las fibras íntimas que subyacen en el ser humano”, así explica Amancio Sabugo, en su artículo Claves interiores de la poesía lorquiana, el origen y el destino de la poesía del poeta granadino
Federico García Lorca es el poeta del pueblo andaluz, pero también es un poeta de ese pueblo de todos que es la humanidad, porque con sus versos es capaz de llegar a los rincones de la esencia de la especie humana y de sacar a relucir los entresijos que se esconden bajo los pilares de la conciencia y del sentimiento.
Tal y como insiste Jacques Comincioli en la conclusión de una de sus ponencias sobre cómo y desde dónde entender la poesía de Lorca, “no cabe duda que acercarse a la obra poética de Federico García Lorca significa en primer lugar renunciar por completo a cualquier opinión previa e incongruentemente concebida por una engañosa confianza en una reputación sólo basada en unos aspectos más exteriores que esenciales y sin relación obvia con lo que esta obra es de hecho”. Comincioli no puede ser más claro. En este sentido, la lectura de la obra de Lorca debe llevarse a cabo desde el esfuerzo de no encasillar al poeta en etiquetas fáciles o incluso elaboradas, porque al hacerlo se corre el riesgo de perder la esencia de su poesía y de su palabra. El proceso de creación poética para Lorca es algo complejo y serio que no merece ser reducido a una mera idea que englobe su poética o incluso su persona. No es casualidad que entre la redacción y la publicación de sus obras pase, en la mayoría de los casos, bastante tiempo. La pulcritud con la que Lorca considera que debe ejecutarse el ejercicio poético, y la importancia que otorga al instrumento de la palabra como medio de expresión íntima hacen que sus libros pasen por numerosas revisiones antes de ver la luz, y que el poeta prefiera el ejercicio de escribir o recitar al de publicar:
"Sólo en ciertos períodos siento una atracción irresistible que me lleva a escribir. Entonces escribo, unos meses, febrilmente, para en seguida volver a la vida. Escribir, sí, cuando estoy inclinado a ello, me produce un placer. En cambio, publicar, no. Todo lo contrario. Todo lo que yo he publicado me ha sido arrancado por editores o por amigos. A mí me gusta recitar mis versos, leer mis cosas. Pero le tengo un gran temor a la publicación. Eso se produce en mí porque cuando copio mis cosas, ya les empiezo a encontrar defectos, ya francamente no me gustan. Hay versos míos que se han propagado antes de publicarse. Mis libros me han sido arrancados a la fuerza. ¡Con decirles que tengo actualmente (1933) cuatro libros de versos que aún no me he decidido a publicar!
No obstante este temor a la publicación, en el ejercicio “febril” de la escritura Lorca se enfrenta a todos sus miedos e inseguridades y lanza gritos de rechazo en forma de palabras afiladas hacia un presente doloroso, mientras evoca y reclama un pasado que nos presenta como el paraíso de su infancia.
La poesía de Lorca está compuesta de pasión, de pena, de amor, de inocencia, de pérdida; de pérdida de la inocencia y de la pena que esto comporta, pero también de pena como posibilidad del sentir. Y al fondo del camino, en la poesía lorquiana se entrevé también la sombra de la muerte como amiga traidora arrebatadora de la vida y a la que el poeta se rinde con resignación y aceptación.
Acerca de este volumen
En este volumen presentamos dos obras de Lorca de la etapa de juventud, escritas entre 1918 y 1921: Libro de poemas y Ferias.
Libro de poemas es el primer libro de poesía de Lorca que verá la luz en 1921, cuando el poeta tiene 23 años de edad. Se trata del más extenso de los que publicó y fue escrito entre Fuente Vaqueros (su pueblo natal), Granada, Vega de Zujaira y Madrid. En 1919, con 21 años, Lorca convence a su padre para que le permita trasladarse a la Residencia de Estudiantes: esto representa un hecho fundamental en su vida puesto que será en Madrid donde sus amigos granadinos lo introducirán en los ambientes literarios del momento. Frecuenta el café Gijón y conoce a Gerardo Diego, Pedro Salinas, Luis Buñuel, Adolfo Salazar y José Bello, entre otros.
Los poemas de Libro de poemas se estructuran entorno a elementos como la interpelación al paisaje y a la naturaleza (que ofrecen abrigo al poeta), el diálogo con su añorada infancia, la tristeza profunda y honesta, el amor ensalzado a veces e implorado otras…, elementos que Lorca presenta con la valentía de quien se sabe simplemente, y por encima de todo, humano.
En 1920, mientras escribe Libro de poemas, comienza la redacción de Suites, un libro de poemas cortos que giran entorno a un mismo tema con los que experimenta en cuanto a la forma, y que están sujetos a un ritmo como si de composiciones musicales se tratara. El original que Lorca preparó para la publicación, y que debía editar Emilio Prados, se perdió, y hasta la década de los 80 los poemas se publicaron como poemas sueltos en revistas y en volúmenes de obras completas del autor. En 1981 André Belamich, en una versión francesa, los recopila siguiendo un criterio de ordenación cronológico, pero el resultado presenta problemas textuales pues existen poemas incompletos o no revisados por el poeta.
Por lo que respecta a los 13 poemas que componen la suite Ferias, Lorca los escribió en julio de 1921 pero no fueron publicados hasta 1997. Veinte años antes, en 1977, el editor barcelonés Ramón Soley (editorial Delstre’s) compró, en una subasta celebrada en París, el manuscrito lorquiano que había acabado en manos de un consorcio franco-suizo-alemán. El material inédito Lorca lo regaló en 1931 a la periodista belga Mathilde Pomès (o ella se lo “arrancó”). En la edición de Ferias de Deltre’s se incluyen dibujos del propio Lorca que la sobrina, Isabel García Lorca, cedió al editor para la ocasión.
Acerca de esta edición
La edición de Libro de poemas se ha realizado a partir de la edición impresa de 1921 (Madrid, imprenta Maroto. En esa época cada ejemplar costaba 5 pesetas). Se ha creído necesario corregir ciertos aspectos ortográficos para facilitar la lectura y la comprensión del texto, especialmente acentos de palabras como dio, vio, fue, légamo, ámbar, además, entre otras, y se ha unificado el uso del vocablo armonía sin h inicial, que se presentaba en sus dos formas posibles a lo largo del texto.
La edición de Ferias se ha basado en el texto manuscrito de Lorca publicado en 1997 por Delstre’s, y se ha cotejado con la transcripción. En determinados versos el texto manuscrito presenta unas anotaciones en verde que hemos señalado en cursiva y entre corchetes. Para facilitar la lectura se han añadido los acentos necesarios en palabras que en el texto manuscrito no van acentuadas.
El lector debe entender Ferias y la mayoría de las suites que nos han llegado como un proyecto inacabado y, por ello, todavía en movimiento.
***
En 1932 Lorca, en la antología Poesía española contemporánea (1915-1931) de Gerardo Diego, confiesa:
“En mis conferencias he hablado a veces de la Poesía, pero de lo único que no puedo hablar es de mi poesía. Y no porque sea un inconsciente de lo que hago. Al contrario, si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios —o del demonio—, también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema."
Lorca no podía hablar de su poesía, como otros muchos poetas no pueden hablar de la propia. Quizás por esto el mundo lleva casi 100 años hablando de ella.
Ante la feria desierta
el poeta suspira
(el viento bate las horas)
y por las frondas verdes
su pájaro se va
pájaro de Mambrun
pájaro sin hogar.
Cantando el pío pío
cantando el pío pa.
Julio de 1920
(FUENTE VAQUEROS, GRANADA)
VIENTO del Sur.
moreno, ardiente,
llegas sobre mi carne,
trayéndome semilla
de brillantes
miradas, empapado
de azahares.
Pones roja la luna
y sollozantes
los álamos cautivos, pero vienes
¡demasiado tarde!
¡Ya he enrollado la noche de mi cuento
en el estante!
Sin ningún viento,
¡hazme caso!
Gira, corazón;
gira, corazón.
Aire del Norte,
¡oso blanco del viento!,
llegas sobre mi carne
tembloroso de auroras
boreales,
con tu capa de espectros
capitanes,
y riyéndote a gritos
del Dante.
¡Oh pulidor de estrellas!
Pero vienes
demasiado tarde.
mi almario está musgoso
y he perdido la llave.
Sin ningún viento,
¡hazme caso!
Gira, corazón;
gira, corazón.
Brisas, gnomos y vientos
de ninguna parte.
Mosquitos de la rosa
de pétalos pirámides.
Alisios destetados
entre los rudos árboles,
flautas en la tormenta,
¡dejadme!
Tiene recias cadenas
mi recuerdo,
y está cautiva el ave
que dibuja con trinos
la tarde.
Las cosas que se van no vuelven nunca,
todo el mundo lo sabe,
y entre el claro gentío de los vientos
es inútil quejarse.
¿Verdad, chopo, maestro de la brisa?
¡Es inútil quejarse!
Sin ningún viento,
¡hazme caso!
Gira, corazón;
gira, corazón.
Diciembre de 1918
(GRANADA)
A Ramón P. Roda
HAY dulzura infantil
en la mañana quieta.
Los árboles extienden
sus brazos a la tierra.