GUÍA PARA PRINCIPIANTES
Pintura de
PAISAJE
Pintura de paisaje
Proyecto y realización de Parramón Paidotribo
Dirección editorial: María Fernanda Canal
Editor: Tomàs Ubach
Ayudante de edición y archivo iconográfico: Mª Carmen Ramos
Textos: Gabriel Martín Roig
Realización de los ejercicios: Mercedes Gaspar, Gabriel Martín, Esther Olivé de Puig, Óscar Sanchís y Carlant
Edición y redacción final: María Fernanda Canal, Roser Pérez
Diseño de la colección: Toni Inglès
Fotografías: Estudi Nos & Soto
Maquetación: Estudi Toni Inglès
Segunda edición: septiembre 2009
© ParramónPaidotribo
Derechos exclusivos de edición para todo el mundo
www.parramon.com
E-mail: parramon@paidotribo.com
ISBN: 978-84-342-2794-1
ISBN EPUB: 978-84-342-4240-1
Depósito legal: B-25.604-2009
Agradecimientos
Damos las gracias a la Escola d’Arts i Oficis, de la Diputación de Barcelona, a Enric Cots, Josep Asunción y Gemma Guasch, así como a los alumnos Elvira Balagué, Teresa Galcerán, María González, Gisele Messing, Teresa Pijuan y Pilar Piquer por su apoyo y colaboración en la realización de los ejercicios del apartado “El trabajo de los alumnos”.
SUMARIO
PRESENTACIÓN: La seducción de la naturaleza
SÍNTESIS Y RECURSOS INTERPRETATIVOS DEL PAISAJE
Del esquema al paisaje
Formatos, encuadres y plantillas
Trabajar diferentes planos
Armonización del color en el paisaje
El efecto de profundidad
Importancia del cielo
Las formas naturales de la vegetación
La luz en el paisaje
LÁMINA DE PRÁCTICAS: El problema de las nubes
LÁMINA DE PRÁCTICAS: Pintar árboles
La climatología
LÁMINA DE PRÁCTICAS: Pintar las sombras
LÁMINA DE PRÁCTICAS: Los colores del paisaje: transmitir el ambiente
EJERCICIOS PRÁCTICOS
Tratamiento sintético del paisaje
CUADERNO DE EFECTOS: El efecto del manchado
Paisaje con vegetación abundante
CUADERNO DE EFECTOS: Texturas del paisaje
Superposición de planos: diferenciar los términos
CUADERNO DE EFECTOS: La dirección de la pincelada
Pintar la distancia
CUADERNO DE EFECTOS: Consideraciones sobre el efecto coulisse
Un paisaje soleado
CUADERNO DE EFECTOS: Apuntes de paisaje: un banco de pruebas
El paisaje en invierno
CUADERNO DE EFECTOS: El color de la nieve
Paisaje con pintura matérica
EL TRABAJO DE LOS ALUMNOS
El sotobosque: efectos de luz
LAS LECCIONES DEL MAESTRO: Alexander Cozens (1717-1786)
Presentación
La SEDUCCIÓN de la NATURALEZA
De todos los temas preferidos por los artistas, el paisaje es uno de los más populares, especialmente para los pintores aficionados, a pesar de que el paisaje como tema autónomo y con derecho propio es bastante reciente en la historia del arte, y su importancia ha ido creciendo durante el siglo XX.
Este interés puede explicarse por varias razones: la principal tiene que ver con su belleza intrínseca, su grandeza, su variabilidad, sus formas, colores y texturas que tanto nos conmueven. La naturaleza supone para el hombre moderno la válvula de escape de una sociedad gris e industrializada, un retorno a sus orígenes.
Pintar paisaje significa descubrir el propio medio natural, un descubrimiento más obvio y verdadero que el del exotismo fantasioso al cual eran aficionados los románticos.
En la sociedad moderna el tiempo destinado al ocio es considerable y la velocidad de los transportes aumenta vertiginosamente, y con ello nuestra movilidad geográfica. Algunos artistas utilizan la representación del paisaje para plasmar experiencias de viaje y descubrir nuevos lugares.
Pero este género no debe entenderse sólo de manera aislada, pues el paisaje es un escenario muy recurrente, un marco ideal para las actividades humanas. No en vano a lo largo de la historia del arte, ha absorbido a menudo otros temas, históricos, humanos, simbólicos y psicológicos, por eso, se puede decir que el paisaje incluye buena parte del repertorio temático que normalmente se encuentra en otros géneros.
Otra faceta del paisaje que fascina al pintor son la mutabilidad y metamorfosis que éste sufre con el transcurso del tiempo: el día, la meteorología, las estaciones... Gran parte del placer y la emoción que causa una pintura de paisaje reside en la observación y el registro de la interacción entre las formas perpetuas de la tierra y los efectos transitorios de la climatología.
Para el principiante, el paisaje es el género más adecuado para empezar a pintar, pues constituye un motivo liberado de los abigarrados conocimientos académicos y las estrictas normas de dibujo.
El objetivo del presente libro es que el lector se contagie de esta fascinación que desprende el entorno natural, aprenda las técnicas, los principios básicos de representación y se ponga a pintar paisaje sin timidez, con atrevimiento y descaro. Las ganas de aprender y la práctica constante deben procurarle la destreza y el dominio necesarios para pintar los paisajes más variados, brindando así la posibilidad de formular y concretar los intentos humanos de comprender la naturaleza de la tierra, su grandeza, inclemencia y belleza, y de encontrarle un significado.
SÍNTESIS y RECURSOS interpretativos del PAISAJE
Cuando se pinta un paisaje, no se trata sólo de elegir un lugar atractivo y reproducirlo fielmente. Antes es necesario reconocer los elementos que lo componen, estudiar los aspectos cambiantes, decidir el color de cada término, etc. Se empieza por estudiar los efectos básicos y, paulatinamente, se abordan aspectos más difíciles.
La primera parte de este libro pretende ser una guía para que el lector estudie de una manera fácil y comprensible las consideraciones básicas que el artista debe prever antes de empezar a pintar un paisaje: la composición, la interacción del color, el efecto de profundidad, la representación de la climatología y la interpretación.
Del esquema al PAISAJE
Sabemos que todas las formas de la naturaleza se pueden reducir a unas pocas líneas esquemáticas. Éste es un buen punto de partida para situar a grandes rasgos el dibujo del paisaje sobre el papel. Los esquemas preparatorios, por pequeños y rudimentarios que sean, resultan siempre útiles porque estimulan la observación objetiva y ayudan a precisar el carácter de la composición.
Un horizonte elevado resta importancia al cielo y concentra la atención hacia el terreno.
Sintetizar los planos
Antes de empezar a pintar, hay que saber sintetizar el paisaje con unas pocas líneas decisorias que estructuren la composición principal y los términos. Los trazos deben delimitar los planos.
El tratamiento debe ser geométrico y minimalista y no incluir detalles, perfiles ni formas complejas.
Unas cuantas líneas bastan para situar los principales elementos.
Las curvas ofrecen un tratamiento rítmico y se adaptan mejor a las formas de la naturaleza.
Ley de la curvatura
Tiene su principio en que todas las formas naturales se basan en curvas en lugar de rectas. Por lo tanto, a fin de lograr un buen esquema compositivo es necesario que las líneas que lo definen sean, a ser posible, líneas curvas con preferencia a líneas rectas o angulosas.
FORMAS GEOMÉTRICAS
Encuadrar es componer; por lo tanto, al esbozar un paisaje debemos tratar de encontrar formas geométricas que nos permitan sintetizar las siluetas.
Luego sintetizamos los diferentes planos en rectas diagonales, elipses y formas cónicas, mientras que los campos y las montañas presentan perfiles triangulares.
Detectando estas formas básicas en la naturaleza conseguimos o bien un esquema preparatorio listo para empezar a pintar o una obra terminada con aportaciones planas de color.
El horizonte medio es el que proporciona más equilibrio entre los términos.
Consejo
Una manera de facilitar el dibujo es trazando previamente una recta horizontal y otra vertical que dividan el soporte en cuatro cuadrantes. Ayuda a situar el centro del cuadro y el resto de elementos en su cuadrante.
El horizonte bajo da mayor relevancia al cielo, siendo esta opción la ideal para trabajar nubes.
La línea del horizonte
El horizonte, allí donde se encuentra la tierra con el cielo, es tan fundamental para nuestra experiencia que una pintura abstracta puede transformarse en un paisaje con sólo dividirla mediante una línea horizontal. De ahí que el primer trazo que debamos realizar sea la línea del horizonte.
Un horizonte elevado
Los horizontes elevados tienden a suprimir los primeros planos y dar más relevancia a la extensión del paisaje. Favorecen el estilo descriptivo que individualiza cada accidente del terreno. En los paisajes muy llanos, un horizonte elevado suele ser la mejor opción.
Un horizonte medio
Con un horizonte en la mitad del cuadro existe un mayor equilibrio entre el primer plano y el último. Conviene evitar que el horizonte divida el papel en dos mitades iguales. Es aconsejable colocar la línea algo por encima o por debajo de la mitad del papel.
Un horizonte bajo
La línea del horizonte baja no permite la alternancia de términos: con muy poco recorrido llegamos al cielo. Los elementos situados en un primer término adquieren un aspecto más monumental.