Puntos gatillo

Tratamiento para aliviar el dolor

Valerie DeLaune

Publicado según acuerdo con North Athlantic Books

Copyright de la edición original: © 2011 by Valerie DeLaune, All rights reserved

Título original: Pain Relief with trigger point self-help

Traducción: Pedro González del Campo Román

Diseño de cubierta: Rafael Soria

© 2013, Valerie DeLaune

Editorial Paidotribo
www.paidotribo.com
E-mail: paidotribo@paidotribo.com

Primera edición
ISBN: 978-84-9910-446-1
ISBN EPUB: 978-84-9910-901-5
BIC: MFG; VXH

Fotocomposición: Editor Service, S.L.

Índice

Agradecimientos

Introducción

Parte I. Puntos gatillo: ¿qué son y qué los causa?

Capítulo 1 Puntos gatillo y dolor crónico

Capítulo 2 Factores perpetuantes: ergonomía, mecánica corporal y vestimenta

Capítulo 3 Factores perpetuantes: nutrición, alimentación y bebidas

Capítulo 4 Factores perpetuantes: enfermedades

Parte II. Técnicas de presión y estiramientos para los puntos gatillo

Capítulo 5 Localización y tratamiento de puntos gatillo: pautas generales

Capítulo 6 Pautas para la localización de puntos gatillo

Capítulo 7 Dolor de cabeza y cuello

Capítulo 8 Músculo trapecio

Capítulo 9 Músculos de la nuca

Capítulo 10 Músculo esternocleidomastoideo

Capítulo 11 Músculo temporal

Capítulo 12 Músculos faciales y del cuero cabelludo

Capítulo 13 Músculo masetero

Capítulo 14 Músculo pterigoideo medial

Capítulo 15 Músculo pterigoideo lateral

Capítulo 16 Músculo digástrico

Capítulo 17 Dolor de torso

Capítulo 18 Músculos paraespinosos toracolumbares

Capítulo 19 Músculo elevador de la escápula

Capítulo 20 Músculo romboides

Capítulo 21 Músculo serrato posteroinferior

Capítulo 22 Músculo psoasilíaco

Capítulo 23 Músculos pectoral mayor y subclavio

Capítulo 24 Músculo esternal

Capítulo 25 Músculos abdominales

Capítulo 26 Músculo serrato anterior

Capítulo 27 Músculos intercostales y diafragma

Capítulo 28 Músculo cuadrado lumbar y ligamento iliolumbar

Capítulo 29 Músculo piriforme

Capítulo 30 Músculo glúteo mayor

Capítulo 31 Músculo glúteo medio

Capítulo 32 Músculos del suelo de la pelvis

Capítulo 33 Dolor de codo, brazo y hombro

Capítulo 34 Músculo supraespinoso

Capítulo 35 Músculo infraespinoso

Capítulo 36 Músculo serrato posterosuperior

Capítulo 37 Músculo subescapular

Capítulo 38 Músculo dorsal ancho

Capítulo 39 Músculo redondo menor

Capítulo 40 Músculo redondo mayor

Capítulo 41 Músculos tríceps braquial y ancóneo

Capítulo 42 Músculos escalenos

Capítulo 43 Músculo pectoral menor

Capítulo 44 Músculo deltoides

Capítulo 45 Músculo coracobraquial

Capítulo 46 Músculo bíceps braquial

Capítulo 47 Dolor de mano, muñeca y antebrazo

Capítulo 48 Músculos extensores de la mano, braquiorradial y extensores de los dedos

Capítulo 49 Músculo supinador

Capítulo 50 Músculo palmar largo

Capítulo 51 Músculos flexores de la mano y los dedos

Capítulo 52 Músculo braquial

Capítulo 53 Músculo aductor y oponente del pulgar

Capítulo 54 Músculos interóseos de la mano y abductor del meñique

Capítulo 55 Dolor de pierna, rodilla y pie

Capítulo 56 Músculos isquiotibiales

Capítulo 57 Músculo poplíteo

Capítulo 58 Músculo gastrocnemio

Capítulo 59 Músculos sóleo y plantar

Capítulo 60 Músculo tibial posterior

Capítulo 61 Músculos flexores largos de los dedos del pie

Capítulo 62 Músculo glúteo menor

Capítulo 63 Músculo tensor de la fascia lata

Capítulo 64 Músculos peroneos

Capítulo 65 Músculo cuádriceps femoral

Capítulo 66 Músculo sartorio

Capítulo 67 Músculos aductores de la cadera

Capítulo 68 Músculo pectíneo

Capítulo 69 Músculo tibial anterior

Capítulo 70 Músculos extensores largos de los dedos del pie

Capítulo 71 Músculos intrínsecos superficiales del pie

Capítulo 72 Músculos intrínsecos profundos del pie

Bibliografía

Índice alfabético

Índice de músculos

Agradecimientos

Este libro no hubiera sido posible sin el trabajo de los doctores Janet Travell y David G. Simons, quienes se dedicaron a la investigación de los puntos gatillo, a la documentación de los patrones de dolor referido y otros síntomas, y a la divulgación de toda esa información entre médicos y público en general. Juntos, los doctores Travell y Simons crearon un manual general en dos volúmenes sobre las causas y el tratamiento de los puntos gatillo, escrito para la profesión médica. Puntos gatillo. Tratamiento para aliviar el dolor es una condensación de ambos volúmenes, escrito para el público general y para médicos que no necesitan conocimientos profundos sobre la punción seca de puntos gatillo.

La doctora Travell fue pionera en la investigación de nuevos tratamientos del dolor, como la punción seca de los puntos gatillo. En su consulta privada comenzó a tratar al senador John F. Kennedy, que por aquel entonces usaba muletas debido a un dolor de espalda discapacitante que le imposibilitaba siquiera bajar unos cuantos escalones. Debido al impacto de la televisión, era importante que los candidatos presidenciales tuvieran un buen aspecto físico, y andar con muletas probablemente le hubiese costado las elecciones al presidente Kennedy. La doctora Travell fue la primera mujer médico en la Casa Blanca, y tras el fallecimiento del presidente Kennedy siguió en el cargo y trató al presidente Johnson. Dejó el puesto un año y medio después para volver a sus pasiones: enseñar, dar conferencias y escribir sobre el dolor miofascial crónico. Seguía trabajando con noventa años y murió a los 95 el 1 de agosto de 1997.

El doctor Simons conoció a la doctora Travell en una conferencia en la Escuela de Medicina Aeroespacial en la Base Aérea de Brooks en Tejas en la década de 1960. Pronto comenzó a trabajar con ella y a estudiar la literatura internacional para encontrar referencias sobre el tratamiento del dolor. Otras personas también estaban descubriendo los puntos gatillo, aunque usaran una terminología diferente. El doctor Simons estudió y documentó la fisiología de los puntos gatillo en el ámbito clínico y de laboratorio, y trató de obtener explicaciones científicas sobre ellos. Siguió investigando la fisiología de los puntos gatillo, actualizó los dos volúmenes dedicados a este problema escritos con la doctora Travell y revisó los artículos de investigación sobre los puntos gatillo hasta su muerte a los 88 años el 5 de abril de 2010.

Estoy profundamente agradecida a mi profesora de terapia neuromuscular, Jeanne Aland, quien me enseñó los conocimientos básicos sobre los puntos gatillo y me descubrió los libros de los doctores Travell y Simons. He sabido que Jeanne falleció hace pocos años.

Echo de menos a los tres, y quienes están familiarizados con los puntos gatillo agradecen enormemente el trabajo duro y la dedicación de estas personas. Su obra vive a través de los cientos de miles de pacientes que han obtenido alivio gracias a sus investigaciones y deseo de enseñar a otros.

Otros agradecimientos

Muchos otros investigadores han contribuido al estudio de los puntos gatillo, y muchos médicos y otros profesionales han invertido tiempo en aprender sobre ellos y divulgar esa información entre sus pacientes. Me gustaría dar las gracias a todos ellos por su papel en el alivio del dolor al divulgar dicha información. En concreto, me gustaría dar las gracias al doctor Juhani Partanen, que amablemente me explicó con palabras sencillas la hipótesis sobre los «husos musculares», y dedicó tiempo a revisar el capítulo «Puntos gatillo: ¿qué son y qué los causa?» para asegurarse de que había traducido correctamente el lenguaje científico en términos de más fácil comprensión.

Y no en último lugar, quiero dar las gracias a mi editor, Jonathan Hutchings, de la editorial Lotus, quien se puso en contacto conmigo, me pidió que escribiera este libro e hizo posible el increíble material gráfico. Sin su ayuda y respaldo, no tendría el lector ahora este libro entre las manos. El corrector de estilo Steve D. Brierley hizo un trabajo excelente con sus sugerencias de organización, la corrección de erratas y la introducción de diversos cambios para mejorar el texto. Amanda Williams hizo un trabajo fantástico con los dibujos anatómicos y los patrones de dolor referido, y dio respuesta a muchas de mis preguntas sobre anatomía. Sarah Olsen de Sarahgraphics ha hecho su habitual trabajo de diseño gráfico para los patrones del dolor referido, al igual que con mis libros anteriores. Wendy Craig supo componer todas las piezas y crear un texto muy atractivo y útil. Es éste un libro del que podemos estar orgullosos; no lo habría conseguido sin todos vosotros.

Además, quiero dar las gracias a los amigos a los que visité mientras escribía este libro, pues me brindaron su hospitalidad sin límites al estilo de Alaska y me dejaron recargar mi coche eléctrico en sus casas durante mis estancias con ellos: Joan Pardes, Doug Sturm, Eva la niña y Scout el perro, de Alaska; Art, Cecily y Nikki ‘el perro’ Morris, también de Alaska; Judy Lungren y Rick Noll de Washington; Scott Edgerton de Montana; Janet Krivacek, Randy Gage y Bailey el perro también de Montana; Marc Soderquist de Wyoming, y Lisa Horlick de Colorado. Una vez más, a mi perro lobo, Sasha, sin cuya amistad mi vida sería mucho menos interesante y dichosa.

Introducción

El dolor no se puede tratar eficazmente sin conocer los puntos gatillo

Sin conocimientos básicos sobre puntos gatillo y dolor referido, a quienes prestan atención médica no les resulta posible tratar síndromes álgicos. He tratado cientos de casos sencillos de personas a las que se les había dicho que el único recurso era aprender a vivir con el dolor, sólo porque su médico no conocía los puntos gatillo. A pesar de décadas de investigación, el síndrome de dolor miofascial asociado y debido a puntos gatillo sigue siendo uno de los diagnósticos que se pasa por alto más habitualmente. Lo más importante para tratar el dolor es que los puntos gatillo generan dolor referido a otras áreas siguiendo patrones bastante consistentes. El conocimiento de los patrones del dolor referido nos brinda un punto de partida para buscar esos puntos neurálgicos que causan el dolor.

Con frecuencia, se ponen en contacto conmigo personas que están seguras de que el tratamiento de los puntos gatillo es por lo menos parte de la solución de sus dolores, si bien se sienten totalmente frustradas por no hallar un practicante que conozca dichos puntos neurálgicos. En la actualidad, masoterapeutas, terapeutas físicos y fisioterapeutas son los profesionales que más probablemente tengan experiencia en el tratamiento de los puntos gatillo. Sin embargo, incluso si tienen dichos conocimientos, tal vez no sepan mucho sobre los factores perpetuantes, es decir, los factores que mantienen activados los puntos gatillo y que se tienen que resolver para conseguir alivio a largo plazo.

Por eso es tan importante conocer los puntos gatillo y practicar los ejercicios de autotratamiento de este libro; con la información de este libro estarás mejor equipado para tratar los puntos gatillo que quien te presta atención médica. Si no encuentras a nadie que ya conozca los puntos gatillo, lleva el libro en tus visitas. Enseña a tu médico sobre los puntos gatillo y tus patrones de dolor referido.

No esperes a tratar el dolor

Es importante tratar los puntos gatillo lo antes posible para que sea menos probable que causen problemas crónicos. A menudo oigo a los pacientes decir «pensaba que desaparecerían». Algunos síntomas desaparecerán en unos días y no volverán a dar problemas, pero, con frecuencia, cuanto más esperes a ver si el dolor desaparece, más músculos se verán afectados en una reacción en cadena de dolor crónico y disfunción. Un músculo duele y desarrolla puntos gatillo, entonces el área de dolor referido (donde sientes el dolor y otros síntomas) comienza a doler y se tensa y forma sus propios puntos gatillo satélites, luego esos puntos gatillo refieren el dolor a otros lugares, etc. O el dolor tal vez mejore un poco, pero sólo porque los puntos gatillo atraviesan una fase inactiva y se pueden activar de nuevo y generar dolor u otros síntomas.

No asumas que tu dolor no tiene tratamiento

Las personas asumen a menudo que, si uno de los padres tuvo lo mismo, la enfermedad tiene que ser genética y habrá que aprender a vivir con ella. Se aprenden muchas cosas de los padres –hábitos alimentarios, hábitos de ejercicio, cómo afrontar situaciones críticas, incluso las posturas y gestos– y todo ello influye en la salud.

Nunca he aceptado que una enfermedad, aunque sea genética, no se pueda, cuando menos, mejorar. Si es necesario, derivaré al paciente a otro profesional, como un quiropracticante, naturópata o cirujano que pueda ayudarle. A pesar de que te hayan dicho que hay que aprender a vivir con la enfermedad, acepta que puedes cambiar la situación, al menos hasta que hayas agotado todas las opciones de tratamiento. Tal vez presentes un factor perpetuante general que no se resolverá del todo y requerirá que se trate el dolor a largo plazo; sin embargo, al menos puedes mejorar tu calidad de vida aprendiendo a tratar los síntomas.

¿Cuánto durará el tratamiento?

Cuando las personas comienzan un tratamiento, me suelen preguntar: «¿Cuánto durará?». Cuanto más se remonte la enfermedad en el pasado y cuantas más enfermedades se padezcan, mayor será el número de músculos afectados por la sensibilización central; de ello se hablará en el capítulo 1. Eso significa que el tratamiento será más complejo y llevará más tiempo. Si gozas de una salud perfecta y sólo presentas una lesión leve y reciente, tal vez no necesites un tratamiento a largo plazo.

Por experiencia propia sé que quienes recurren a autotratamientos en casa, además de recibir semanalmente tratamiento profesional, mejoran al menos cinco veces más rápido que quienes sólo reciben tratamiento profesional. Como dicen los doctores Travell y Simons, «Los tratamientos para los pacientes se deben reducir al mínimo y el esfuerzo se debe concentrar en enseñar al paciente lo que puede hacer por sí mismo… ya que a medida que los pacientes ejercen un mayor control [sobre el tratamiento de los síntomas], mejoran física y emocionalmente». La rapidez con que consigas alivio duradero estará determinada por la precisión con que se identifiquen y resuelvan los factores perpetuantes; de ello se hablará en los capítulos 2 a 4.

La solución no tiene por qué llegar rápido, pero sí se puede conseguir mucho alivio a corto plazo. No se puede resolver todo el dolor en 15 minutos o menos, o suprimir el dolor en diez sencillos pasos. Ninguna técnica o practicante conseguirán hacer eso por ti. Necesitarás leer los capítulos, buscar los puntos gatillo en tus músculos y usar habitualmente las técnicas de autotratamiento hasta que remita el dolor.

Asegúrate de leer la primera parte del libro antes de comenzar con las técnicas de presión y los estiramientos de la segunda parte. Utiliza un rotulador fosforescente para subrayar todos los factores perpetuantes de los capítulos 2 a 4 que tengas que tratar. No conseguirás un alivio duradero hasta que resuelvas los problemas que causan o agravan los puntos gatillo. Cuando trates los factores perpetuantes, asume un ritmo que no sea excesivo. Plantéate abordar a largo plazo los factores perpetuantes; es probable que no consigas introducir a la vez todos los cambios necesarios. Busca luego en el capítulo 5 las pautas generales para los autotratamientos y en el capítulo 6 las pautas del dolor que te ayudarán a determinar los músculos que tal vez contengan puntos gatillo.

Si tratamos los síndromes de dolor miofascial sin… corregir los múltiples factores perpetuantes, el paciente estará condenado a sufrir ciclos interminables de tratamiento y reincidencia… Por lo general, un factor estresante activa el [punto gatillo], y luego son otros factores los que lo perpetúan. En algunos pacientes, dichos factores perpetuantes son tan importantes que su eliminación conlleva el alivio completo del dolor sin ningún tratamiento localizado.

–Doctores Janet Travell y David G. Simons

Recomiendo que, si es posible, sea un practicante formado en el tratamiento de puntos gatillo quien los identifique, por ejemplo, un masoterapeuta neuromuscular o un fisioterapeuta, y que se use el libro para complementar su trabajo. Puede llevar más tiempo localizar los puntos gatillo sin la ayuda de un profesional, si bien, con la tutela de este libro, es probable que logres localizar tú mismo esos puntos gatillo.

En este libro se hacen cientos de sugerencias. Plantéate dedicar cierto tiempo a lograr tus metas. Eliminar el dolor es como una labor detectivesca; lo que genera el dolor y lo que lo cura será una combinación de factores exclusivos de tu caso.

¿Cuándo hay que acudir a un profesional médico?

Si no consigues alivio con las técnicas de autoayuda de este libro, tendrás que acudir a un profesional médico. Tal vez la causa o un factor concurrente del dolor sean algo distinto a los puntos gatillo. Radiografías, resonancias magnéticas (RM) y otras pruebas diagnósticas permiten identificar ciertas enfermedades, como artrosis, fracturas por sobrecarga y roturas de ligamentos o tendones, que tal vez causen dolor.

Los síntomas referidos causados por puntos gatillo pueden ser similares a los de enfermedades más graves, o manifestarse de forma concurrente con ellos. Se necesitará investigar y determinar la causa final del problema. La mayoría de los capítulos de este libro dedicados a los músculos contienen una sección llamada «Diagnóstico diferencial». A menos que seas un profesional sanitario, es probable que no entiendas mucho de lo que se dice en dicho apartado. No te preocupes; la sección se ha incluido para que sea un profesional quien evalúe esas enfermedades, aunque no por eso debes dejar de leerlo.

Deberás acudir de inmediato a un profesional médico para descartar enfermedades graves si tienes dolor con alguno de los siguientes síntomas:

Por suerte, tu profesional médico descartará cualquier enfermedad grave. Si se diagnostica dolor causado por daños estructurales o enfermedades crónicas, hay posibilidades de que alivies en gran medida o totalmente el dolor con una combinación de autotratamiento de los puntos gatillo y tratamiento y eliminación de los factores perpetuantes. Con independencia del diagnóstico del médico, el principio que sigo para el tratamiento general es el mismo: identificar y eliminar todas las causas subyacentes y perpetuantes en el mayor grado posible, y tratar los puntos gatillo.

Mis estudios

Asistí a una escuela de masaje en 1989 y aprendí masaje sueco. Conseguí dar muy bien los masajes de carácter general, pero no me sentía preparada para tratar el dolor crónico. Estaba muy intrigada por la descripción de un curso de formación complementaria llamado Terapia neuromuscular, que combina liberación miofascial (un tipo de masaje de los tejidos profundos) con tratamiento de los puntos gatillo. Asistí a sus clases en 1991, impartidas por Jeanne Aland en el Heartwood Institute, y cambió por completo mi aproximación al tratamiento de los pacientes. Una vez que aprendí los patrones del dolor referido, fui capaz de resolver más problemas de dolor crónico.

Después de años de tratar a miles de pacientes, he sumado mis observaciones a las de los doctores Travell y Simons, y he desarrollado varias técnicas de autotratamiento. En 1999 recibí el título de máster en acupuntura. Desde entonces me he especializado en acupuntura para los puntos gatillo con el fin de tratar síndromes álgicos con medicina tradicional china, y en escribir libros sobre puntos gatillo.

www.triggerpointrelief.com

Parte I  

Puntos gatillo: ¿qué son y qué los causa?

1 Puntos gatillo y dolor crónico

Anatomía y fisiología de los músculos

Los músculos se componen de muchas células o fibras que forman haces unidos por tejido conjuntivo. Cada fibra está formada por numerosas miofibrillas, y la mayoría de los músculos esqueléticos contienen aproximadamente de mil a dos mil miofibrillas. Cada miofibrilla se compone de una cadena de sarcómeras conectadas por los extremos; es en la sarcómera donde se producen las contracciones musculares.

Cada fibra de músculo esquelético es una célula muscular cilíndrica.

Un huso muscular es un receptor sensitivo presente en el vientre de un músculo. Los husos musculares se concentran donde un nervio entra en el músculo y también alrededor de los nervios una vez dentro de los músculos. Cada huso contiene de tres a doce fibras musculares intrafusales que detectan cambios en la longitud del músculo. A medida que cambia la posición del cuerpo, se envía información al sistema nervioso central por medio de neuronas sensitivas, y dicha información se procesa en el cerebro. Si es necesario, la placa motora terminal (un tipo de terminación nerviosa) libera acetilcolina, un neurotransmisor que ordena al retículo sarcoplasmático (que poseen todas las células) que libere calcio ionizado. A continuación se contraen las fibras musculares extrafusales. Cuando ya no es necesaria la contracción de las fibras musculares, la terminación nerviosa deja de liberar acetilcolina, y el calcio se bombea de vuelta al retículo sarcoplasmático.

Fisiología de los puntos gatillo: contracciones e inflamación

Una de las teorías actuales sobre el mecanismo responsable de la formación de puntos gatillo es la «hipótesis de los puntos gatillo integrados». Si se produce un traumatismo o hay un gran incremento de la liberación de acetilcolina por las placas motoras terminales, puede haber una liberación excesiva de calcio del retículo sarcoplasmático. Esto causa una contractura máxima de un segmento del músculo, lo cual exige una demanda máxima de energía y un deterioro de la circulación local. Si se deteriora la circulación, la bomba de calcio no obtiene el combustible ni el oxígeno que necesita para bombear calcio de vuelta al retículo sarcoplasmático, por lo que la fibra muscular sigue contrayéndose. Se liberan sustancias sensibilizantes que causan dolor y estimulación del sistema nervioso autónomo, lo cual genera un sistema de retroalimentación positiva en el que la terminación del nervio motor libera un exceso de acetilcolina… de modo que la sarcómera sigue contrayéndose.

Otra teoría actual es la «Hipótesis de los husos musculares», que propone que la causa principal de un punto gatillo es un huso muscular inflamado (Partanen, Ojala y Arokoski, 2010). Los receptores del dolor activan neuronas esqueleto-fusimotoras durante una sobrecarga sostenida de los músculos por medio de una vía refleja medular que conecta con los husos musculares. A medida que prosigue el dolor, la contracción sostenida y la fatiga llevan a las neuronas esqueleto-fusimotoras al agotamiento, causan rigidez (espasmo silencioso) de las fibras musculares extrafusales y forman una «banda tensa» que percibimos como puntos gatillo. Como el huso muscular en sí cuenta con escasa irrigación, los metabolitos inflamatorios liberados se concentran dentro del huso y prolongan la inflamación.

En un estudio innovador, Shah et al. (2008) consiguieron medir once sustancias bioquímicas elevadas, como mediadores de la inflamación, neuropéptidos, catecolaminas y citocinas (sustancias sensibilizantes primarias y sustancias bioquímicas del sistema inmunitario), dentro y alrededor de puntos gatillo activos. Además, el pH de las muestras era muy ácido comparado con el de otras áreas del cuerpo. En un estudio dirigido por Issbener, Reeh y Oteen (1996), se descubrió que el pH ácido localizado reducía el nivel de sensibilidad al dolor de los receptores sensitivos (que pertenecen al sistema nervioso), incluso sin daños graves en el músculo. Esto significa que, cuanto más ácido sea el pH de una zona, mayor será el dolor que experimentes, en comparación con otra persona. Se necesitan nuevos estudios que determinen si elevaciones más amplias de la acidez del pH y las sustancias mencionadas arriba predisponen a desarrollar puntos gatillo.

Se necesitan, por tanto, más estudios para determinar los mecanismos exactos de la formación y fisiología de los puntos gatillo.

Sensibilización central, puntos gatillo y dolor crónico

El sistema nervioso autónomo controla la liberación de acetilcolina, junto con las funciones involuntarias de los vasos sanguíneos y glándulas. La ansiedad y la tensión nerviosa aumentan la actividad del sistema nervioso autónomo, lo cual suele agravar el estado de los puntos gatillo y sus síntomas asociados.

El sistema nervioso central comprende el encéfalo y la médula espinal, y su función es integrar y coordinar todas las actividades y respuestas del cuerpo. El propósito de las respuestas inmediatas de nuestros cuerpos ante agresiones es protegernos de un quemador caliente en la cocina, huir de una situación peligrosa, o descansar una parte dañada del cuerpo debido al dolor. Pero cuando la tensión emocional o física se prolongan, aunque sólo sea unos días, se produce una respuesta anormal: daños en el sistema nervioso central, sobre todo en el sistema nervioso simpático y el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal. Éste fenómeno se denomina sensibilización del sistema nervioso central.

El dolor causa que ciertos tipos de receptores nerviosos presentes en los músculos envíen información a las neuronas localizadas en la sustancia gris de la médula espinal y el tronco cerebral. El dolor se amplifica allí y luego se envía a otros músculos, con lo cual se expande la región de dolor más allá del área afectada inicialmente. El dolor persistente causa cambios duraderos y posiblemente permanentes en esas neuronas, lo cual afecta las neuronas colindantes mediante neurotransmisores.

Se liberan diversas sustancias: histamina (un compuesto que causa dilatación y permeabilidad en los vasos sanguíneos), serotonina (un neurotransmisor que contrae los vasos sanguíneos), bradicinina (una hormona que dilata los vasos sanguíneos periféricos y aumenta la permeabilidad de los vasos sanguíneos) y sustancia P (un compuesto implicado en la regulación del umbral del dolor). Estas sustancias estimulan el sistema nervioso para que libere localmente más acetilcolina, lo cual contribuye a la perpetuación de los puntos gatillo.

La sensibilización central puede causar que la parte del sistema nervioso que normalmente contrarrestaría el dolor por disfunción deje de hacer su trabajo. Como resultado, el dolor se desencadena con más facilidad con niveles menores de factores estresantes físicos y emocionales, y también es más intenso y duradero. El dolor prolongado debido a la sensibilización del sistema nervioso central puede causar tensión emocional y física. Del mismo modo, la exposición prolongada a factores estresantes físicos y emocionales puede derivar en sensibilización del sistema nervioso central y causar dolor. Los cambios anormales en el sistema nervioso central por sí solos pueden ser autoperpetuantes y causar dolor incluso sin la presencia de los factores estresantes originales o adicionales, lo cual crea un círculo vicioso de dolor y la formación de puntos gatillo.

Una vez afectado el sistema nervioso central debido a la sensibilización central, incluso si se han resuelto los factores perpetuantes originales, los puntos gatillo pueden seguir formándose y reactivándose. Por tanto, cuanto más tiempo pase sin tratarse el dolor, mayor será el número de neuronas implicadas y mayor el número de músculos a los que afectan, lo cual originará dolor en áreas nuevas y eso afectará a más neuronas… y cuanto mayor se torne el problema, más posibilidades habrá de que el dolor se vuelva crónico. El problema se vuelve más complejo, doloroso, debilitante y frustrante, y más tiempo llevará y más caro será el tratamiento. Cuanto más esperes, menos probable será que consigas un alivio completo y más probable será que los puntos gatillo se reactiven de manera crónica y periódica. Cuanto antes se trate el dolor, lo cual comprende eliminar los factores estresantes iniciales y los factores perpetuantes, menos probable será que devenga un problema permanente con afectación muscular generalizada y cambios en el sistema nervioso central.

¿Cómo saber si tienes puntos gatillo?

Las dos características más importantes de los puntos gatillo son la presencia de bandas tirantes o «nudos» dolorosos a la palpación, y dolor referido. También se aprecia debilidad, disminución de la movilidad u otros síntomas que normalmente no se asocian con problemas musculares.

Sensibilidad dolorosa, nudos y bandas tirantes en los músculos

Cuando los puntos gatillo se someten a presión, suelen doler a la palpación. Ello es porque la contracción sostenida de las miofibrillas provoca la liberación de neurotransmisores sensibilizantes mediante un efecto de cascada: la contracción mantenida eleva el nivel de metabolitos como los iones de potasio y el ácido láctico, lo cual eleva los niveles de agentes inflamatorios como la bradicinina y la histamina, que activan las fibras nerviosas sensibles al dolor y eso genera la excreción de transmisores del dolor como la sustancia P.

Los niveles de intensidad del dolor varían dependiendo del esfuerzo al que los músculos se sometan. La intensidad del dolor también varía como respuesta a brotes de algún factor perpetuante de los que se habla en los capítulos 2 a 4, así como en casos de sensibilización del sistema nervioso central (véase antes). Las áreas en los extremos de las fibras musculares también se vuelven sensibles al tacto, sea en el hueso o donde el músculo se convierte en tendón.

Los músculos sanos no suelen contener nudos o bandas tirantes y no duelen cuando se aplica presión. Cuando no se usan, son blandos y flexibles al tacto, no como los músculos duros y tensos propios de las personas con dolor crónico. Mis pacientes a menudo refieren que sienten los músculos duros y densos porque entrenan y practican ejercicios de fuerza, aunque en realidad, si los músculos están sanos, son blandos y flexibles en reposo, aunque uno haga deporte. Los músculos con puntos gatillo también se pueden relajar, así que no asumas que no tienes puntos gatillo sólo porque el músculo no esté duro ni denso.

Dolor referido

Los puntos gatillo pueden causar dolor referido en el área donde se localizan y/o en otras áreas del cuerpo. Se llaman patrones de dolor referido. Más del 55% de los puntos gatillo habituales no se localizan en el área del dolor referido. Los patrones más habituales de dolor referido están bien documentados y representados gráficamente, y se aportan dibujos en los capítulos dedicados a los músculos en la segunda parte de este libro.

A menos que sepas dónde buscar puntos gatillo, si sólo trabajas las áreas donde sientes dolor, probablemente no sientas ningún alivio. Por ejemplo, los puntos gatillo del músculo psoasilíaco (a nivel profundo del abdomen) pueden causar dolor en el área lumbar. Si no compruebas si el músculo psoasilíaco presenta puntos gatillo y sólo trabajas el músculo cuadrado lumbar en la espalda, no apreciarás mejorías. La segunda parte del libro te enseña dónde buscar puntos gatillo y cómo tratarlos.

Debilidad y fatiga muscular

Los puntos gatillo pueden causar debilidad y pérdida de coordinación, junto con incapacidad para usar el músculo. Muchas personas toman esto como un signo de que necesitan fortalecer los músculos débiles, pero no se puede acondicionar (fortalecer) un músculo que contenga puntos gatillo: estas fibras musculares no están capacitadas para el ejercicio porque ya están contraídas. Si no se desactivan primero los puntos gatillo, es probable que los ejercicios de preparación física provoquen que los músculos circundantes hagan el trabajo en vez del músculo que contiene puntos gatillo, lo cual debilitará y desacondicionará más si cabe ese músculo que presenta puntos gatillo.

Los músculos que contienen puntos gatillo se fatigan con mayor facilidad y no recuperan su estado relajado con tanta rapidez cuando dejas de usarlos. Los puntos gatillo a veces hacen que otros músculos se tensen, debiliten y fatiguen en las áreas donde experimentas dolor referido, y también causan una tensión generalizada en el área como respuesta al dolor.

Otros síntomas

Los puntos gatillo provocan síntomas que la mayoría de las personas no asocian con problemas musculares. Por ejemplo, los puntos gatillo en los músculos abdominales pueden provocar emisiones anormalmente frecuentes de orina y espasmos de la vejiga, micciones involuntarias durante el sueño, diarrea crónica, flatulencia y gases frecuentes, náuseas, pérdida del apetito, ardor epigástrico, intolerancia alimentaria, menstruaciones dolorosas, vómitos en escopetazo, dolor testicular y dolor como si procediera de un órgano, además de causar dolor referido en las áreas abdominal, dorsal y lumbar.

Los puntos gatillo también causan rigidez articular, debilidad generalizada o fatiga, espasmos musculares, temblores y áreas de entumecimiento u otras sensaciones extrañas. Probablemente no se te ocurra (ni a quien te presta atención médica) que estos síntomas puedan estar causados por un punto gatillo en algún músculo.

Sensibilización del lado contralateral del cuerpo

No es inusual que un dolor crónico termine afectando ambos lados del cuerpo; por ejemplo, si duele el área lumbar derecha, tal vez haya puntos neurálgicos en el área lumbar izquierda. A menudo, el lado contralateral duele más a la presión. Ello es porque lo que está afectando un lado probablemente afecta el otro: una mala mecánica corporal, mal calzado, lesiones por uso excesivo, enfermedades inflamatorias o degenerativas crónicas, otras enfermedades crónicas o sensibilización central. Por este motivo casi siempre trato ambos lados de los pacientes y recomiendo que los autotratamientos se hagan en ambos lados. Tal vez descubras que tienes puntos gatillo sólo en el músculo de un lado, pero comprueba siempre ambos lados antes de asumir nada.

Puntos gatillo activos frente a puntos gatillo latentes

Si un punto gatillo está activo, causará dolor referido u otras sensaciones y limitará la movilidad. Si un punto gatillo es latente, tal vez disminuya la movilidad y cause debilidad, pero no dolor. Cuanto más frecuente e intenso sea el dolor, más probable será que tengas un mayor número de puntos gatillo activos.

Los puntos gatillo que comienzan con un impacto en el músculo, como una lesión, suelen estar activos inicialmente. Una mala postura o una mala mecánica corporal, el uso repetitivo, la irritación de una raíz nerviosa o cualquier otro factor perpetuante abordado en los capítulos 2 a 4 también generarán puntos gatillo activos. Los puntos gatillo latentes se pueden desarrollar gradualmente sin ser activos al principio, y sin que sepas que están ahí. La mayoría de las personas presentan al menos algún punto gatillo latente, que fácilmente puede devenir activo.

Los puntos gatillo activos en algún momento dejan de causar dolor referido y se vuelven latentes. Sin embargo, estos puntos gatillo latentes se activan con facilidad, lo cual te puede hacer pensar que estás sufriendo un problema nuevo en vez de uno antiguo –del que hasta te hayas olvidado– que se está agudizando. Cualquiera de los factores perpetuantes expuestos en los capítulos 2 a 4 puede activar puntos gatillo previamente latentes y volverte más propenso a desarrollar nuevos puntos gatillo iniciados por impactos en los músculos.

¿Qué causa y perpetúa los puntos gatillo?

Los puntos gatillo se forman después de un traumatismo o una lesión, o bien se desarrollan gradualmente. Los factores provocadores y perpetuantes habituales de formación de puntos gatillo son las tensiones mecánicas, lesiones, problemas nutricionales, factores emocionales, problemas del sueño, infecciones agudas y crónicas, disfunciones orgánicas y enfermedades, y otras afecciones; dichas patologías se tratarán en los siguientes tres capítulos.

Tendrás más control sobre algunos factores perpetuantes que sobre otros. Tratar los factores perpetuantes pertinentes es tan importante que tal vez consigas un alivio sustancial o completo del dolor sin ningún tratamiento adicional. Si no eliminas dichos factores en lo posible, quizá sólo consigas alivio temporal con el tratamiento del especialista o con el autotratamiento mediante técnicas de presión. Por suerte, aprenderás lo suficiente sobre los factores perpetuantes como para que, aunque decidas no solucionarlos, hagas una elección informada sobre si el alivio del dolor es más importante para ti que seguir haciendo cosas que te hacen sentirte peor.

No es realista pensar que puedas introducir al mismo tiempo todos los cambios expuestos en los capítulos 2 a 4, pero haz una lista de los factores perpetuantes que podrían influir en ti. Da prioridad a la resolución de los que creas que son los más importantes.

2 Factores perpetuantes: ergonomía, mecánica corporal y vestimenta

El mobiliario mal diseñado o poco ergonómico, el uso incorrecto del cuerpo y la ropa de talla inadecuada provocan y perpetúan los puntos gatillo, aunque casi siempre son corregibles. Invertir en muebles bien diseñados, modificar ciertas actividades y llevar ropa de talla correcta acelerarán en gran medida la curación y aportarán alivio a largo plazo.

Ergonomía

El mobiliario mal diseñado o poco ergonómico obliga a esfuerzos mecánicos crónicos que conducen al desarrollo de puntos gatillo y a un ciclo autoperpetuante de dolor. Modificar los muebles es una de las intervenciones más importantes para acabar con el dolor.

Mobiliario de oficina

El mobiliario poco ergonómico es una de las causas principales del dolor muscular, sobre todo en la oficina y otros centros de trabajo. Hay muchas cosas que puedes hacer para reducir la tensión que soportan los músculos. Incluso si no tienes un trabajo de despacho, tal vez pases mucho tiempo en casa con el ordenador o en tu mesa de trabajo.

Hay empresas que se especializan en corregir la disposición de las oficinas y venden muebles adaptados a tu cuerpo. Tu jefe tal vez se queje del precio, pero, si no cambia el mobiliario inadecuado, terminará pagando las horas de trabajo perdidas y las demandas de indemnización. Si tu jefe no paga, plantea pagarlo tú. ¿Cuánto crees que vale no sentir dolor?

Soluciones

Mesa de trabajo con ordenador

La pantalla del ordenador debe estar a 45-60 cm de distancia, justo delante de la persona, con el centro de la pantalla ligeramente por debajo del nivel de los ojos. El papel que se mira debe estar junto a la pantalla sostenido en alto para que la cabeza no tenga que estar inclinada hacia arriba ni hacia abajo, ni girada demasiado hacia un lado. Evalúa tu puesto de trabajo para asegurarte de que no tienes destellos en la pantalla, que la luz es adecuada y que la pantalla del ordenador no resulta molesta a los ojos.

Si la mesa cuenta con una bandeja para el teclado, deberá ser de altura regulable. Los antebrazos deben descansar paralelos al suelo y las muñecas deben estar rectas. Tal vez quieras usar un reposamuñecas. Asegúrate de estar lo bastante cerca de la mesa como para que puedas apoyar la espalda contra el respaldo de la silla, y que los codos y los antebrazos descansan en los reposabrazos o en la mesa. Veo muchas «lesiones causadas por el uso del ratón», dolor de brazo y hombro por la utilización del ratón durante un tiempo excesivo sin contar con apoyo. Mueve y relaja los brazos cuando no estés tecleando. Haz descansos frecuentes e intercala ratos de trabajo con el ordenador con otras tareas.

Asiento

Los codos y los antebrazos deben descansar al mismo nivel sobre los reposabrazos a una altura adecuada; los reposabrazos deben ser lo bastante altos como para apoyar los brazos sin tener que inclinarse lateralmente, pero no tan altos que obliguen a elevar los hombros. Los reposabrazos ajustables son ideales, pero también puedes elevarlos con toallas o esponjas si están muy bajos. Las rodillas deben caber bajo la mesa y la silla tiene que estar lo bastante cerca de la mesa como para que puedas apoyar la espalda en el respaldo. Una buena silla da respaldo a la zona lumbar y dorsal. El tapizado de la silla tiene que ser firme y se evitarán las sillas con ruedas. El asiento debe estar lo bastante bajo como para que los pies descansen planos en el suelo sin tener que comprimir los muslos contra el canto del asiento, y lo bastante alto como para evitar que la presión recaiga sobre el área glútea, y ligeramente ahuecado para dar acomodo a las nalgas.

Otro mobiliario de oficina

Si te tienes que inclinar sobre el material escrito o sobre planos, una superficie de trabajo inclinada aliviará un tanto la tensión de la espalda y de los músculos del cuello, pero asegúrate de descansar con frecuencia.

Auriculares

Los auriculares para teléfono pueden ser muy importantes para obtener alivio del dolor de espalda, cuello y cabeza. Los reposahombros no son adecuados, y si intentas sostener el teléfono con una mano, terminarás apoyándolo entre la cabeza y el hombro, lo cual castiga los músculos del cuello y el trapecio. Consigue auriculares para los teléfonos del trabajo, casa y móvil.

Sujeción lumbar

Una sujeción lumbar ayuda a corregir la postura cargada de espaldas, que obliga a sentarse con los hombros y la porción superior de la espalda inclinados hacia delante. Cuando acudas de espectador a eventos deportivos, comidas campestres u otros sitios donde no tengas la espalda apoyada, lleva contigo una silla ergonómica Crazy Creek Chair® o algo similar para ofrecer al menos algo de apoyo. Se compran en las grandes tiendas de material deportivo y no son muy caras. Son muy ligeras para llevarlas contigo y una buena inversión para tu espalda. O plantéate una silla plegable y ligera, también a la venta en tiendas de deporte.

Mobiliario para dormir

Es probable que pases un tercio del día en la cama, y por eso es muy importante asegurarte de que la cama y la almohada sean adecuadas para ti. Se debe evitar a toda costa dormir en el sofá.

Soluciones

Almohadas

Si tu almohada es de gomaespuma u otro material elástico que cause bamboleo en tu cuello, ¡deshazte de ella! Las vibraciones de estas almohadas agudizarán los puntos gatillo. Las almohadas de espuma con memoria están bien, sobre todo las que presentan un hueco en el medio para sostener el cuello. La almohada debe sujetar la cabeza a un nivel que mantenga la columna alineada y sea cómoda cuando estás tumbado de costado: ni demasiado alta ni demasiado baja. Las consultas de los quiropracticantes suelen contar con almohadas bien diseñadas. Lleva contigo tu almohada cuando viajes. Experimenta con distintas almohadas hasta que encuentres la correcta para ti.

Camas

Las camas demasiado blandas causan muchos problemas musculares, y tal vez no sepas que es demasiado blanda. Los pacientes suelen insistir en que su colchón es lo bastante firme, pero, cuando se insiste, admiten que dormir en un colchón en el suelo les alivia cuando el dolor es muy intenso. Prueba a poner una colchoneta de camping en el suelo y a dormir sobre ella una semana. Si te sientes mejor, tu colchón no es lo bastante firme; no importa el dinero que te haya costado ni lo bien que le vaya a otras personas. Cada persona necesita un colchón distinto. Un futón relleno totalmente de algodón resulta muy firme y es óptimo para algunas personas. Se puede poner madera contrachapada entre el somier y el colchón para que la cama resulte más firme. Los colchones sólo deben usarse durante cinco a siete años y luego hay que reemplazarlos.

Si tu pareja pesa más que tú, plantéate si estás encogiéndote un poco sin darte cuenta para no caerte hacia su lado. Algunos colchones de cama de matrimonio permiten ajustarse a parejas cuyas necesidades difieren.

Mecánica corporal

Si te encorvas sobre la mesa del despacho o en el sofá en casa, o si lees en la cama, por ejemplo, tus músculos sufrirán. Una mala mecánica corporal (p. ej., levantarse de forma incorrecta), pasar largos períodos de inmovilidad (p. ej., sentarse a la mesa del despacho muchas horas sin descanso), los movimientos repetitivos (p. ej., usar el ordenador), mantener el cuerpo en posturas extrañas mucho tiempo (p. ej., dentistas y mecánicos) y los movimientos bruscos o excesivamente rápidos (p. ej., deportes) causarán y perpetuarán los puntos gatillo.

Soluciones

Haz descansos con frecuencia

Haz descansos con frecuencia siempre que te sientes o te inclines durante largos períodos. Dejar en marcha un avisador al otro lado de la habitación te obligará a levantarte periódicamente para apagarlo.

Levanta objetos correctamente

Levanta los objetos correctamente flexionando las rodillas en vez de la espalda, y mantén los objetos cerca del cuerpo.

Sé consciente de cuándo estás en tensión… ¡y relájate!

Fíjate en cuándo elevas los hombros o tensas los músculos, como las nalgas, los brazos o el abdomen, si estás sometido a estrés. Invierte un minuto en examinar mentalmente el estado de tu cuerpo y fíjate en dónde se concentra la tensión. Al reparar en cada una de las áreas que conservas en tensión, respira hondo y relaja de manera consciente esas áreas al espirar. Haz esto varias veces al día. Tendrás que aprender a romper el hábito de mantener tensas ciertas áreas.

Aumenta con cuidado la movilidad

Si has incurrido en el hábito de inmovilizar los músculos para protegerte del dolor, necesitarás aumentar poco a poco tu movilidad a medida que vayas desactivando los puntos gatillo. No sigas sometiendo a tensión el músculo para ver si duele o para mostrar a quienes te tratan qué zona tienes que mover para que duela; si sigues repitiendo ese movimiento, mantendrás activos los puntos gatillo.

Deportes

Si montas en bicicleta, siéntate lo más erguido que puedas ajustando el manillar o remplazándolo por otro con la tija más alta. Si montas en bicicleta estática, intenta sentarte recto. Si levantas pesas, evita el peso excesivo y mantén la cabeza erguida y hacia atrás sobre los hombros. Evita los ejercicios que consistan en hacer rodar la cabeza, las flexiones de abdominales y las sentadillas. La natación es un buen ejercicio aeróbico, pero necesitarás variar de estilo para no cargar el esfuerzo indebidamente sobre el músculo trapecio. En los capítulos de la segunda parte del libro dedicados a los músculos se incluyen más sugerencias sobre los puntos gatillo y modificaciones en el deporte.

No leas en la cama

Leer en la cama no es buena idea, pero, si no quieres dejar de hacerlo, mantén la cabeza en la misma dirección que el torso y no girada hacia un lado. Utilizar una silla cómoda junto a la cama es incluso mejor. Asegúrate de que la luz para leer está colocada de modo que no tengas que girar ni inclinar la cabeza.

Postura para dormir y levantarse de la cama

Al dormir, intenta mantener la cabeza mirando en la misma dirección que el torso, en vez de girada hacia un lado. Cuando te des la vuelta en la cama por la noche, haz rodar la cabeza sobre la almohada en vez de levantarla. Cuando te incorpores estando tumbado, no lo hagas levantando primero la cabeza. Rueda y ponte de lado o de frente, y luego usa los brazos para incorporarte.

Vestimenta

Lo que llevas puesto y el modo de llevarlo es fácil de corregir y aporta mucho alivio sin necesidad de otras intervenciones.