El Rincón del Pintor. Anatomía artística
Dirección editorial: Ma Fernanda Canal
Edición: Tomàs Ubach
Ayudante de edición y archivo iconográfico: Ma Carmen Ramos
Textos y coordinación: David Sanmiguel
Realización de los ejercicios: Vicenç Ballestar, Miquel Ferrón, Ferran Sostres e Yvan Viñals
Diseño de la colección: Josep Guasch
Maquetación y compaginación: Josep Guasch
Fotografías: Nos & Soto
Ilustraciones: Josep Torres, Ferran Sostres y David Sanmiguel
2.a edición: enero 2007
© ParramónPaidotribo
Derechos exclusivos de edición para todo el mundo
www.parramon.com
E-mail: parramon@paidotribo.com
ISBN: 978-84-342-2396-7
ISBN EPUB: 978-84-342-4216-6
Depósito legal: B-53.295-2006
Sumario
Presentación
- ENTRE LA CIENCIA Y EL ARTE
La anatomía en el arte griego
La Edad Media
El Renacimiento
La anatomía de Vesalio
Anatomía y proporción
Las academias de arte
La anatomía en nuestros días
- PROPORCIONES, MÚSCULOS Y HUESOS
Las proporciones humanas
Referencias óseas
Forma y articulación de los huesos
Referencias musculares
Mecánica y disposición de los músculos
Huesos de la cabeza
Músculos de la cabeza
Huesos del torso
Músculos del torso
Huesos de la espalda
Músculos de la espalda
Músculos del cuello
Huesos de la cadera
Músculos de la cadera
Huesos de los brazos
Músculos de los brazos
Huesos de las piernas
Músculos de las piernas
Huesos de las manos
Músculos de las manos
Huesos de los pies
Músculos de los pies
La columna vertebral
- ARTICULACIONES Y MOVIMIENTOS
Movimiento de los brazos
El dibujo de los brazos
Movimiento de las piernas
El dibujo de las piernas
Movimiento del torso
El dibujo del torso
Movimiento de la espalda
Movimiento del hombro
- MOVIMIENTOS CONJUGADOS
Ejes del movimiento
Ejes verticales
El equilibrio
La superficie de apoyo
Equilibrios sencillos
Apoyos múltiples
- LA ANATOMÍA ARTÍSTICA EN LA PRÁCTICA
Manos enlazadas
Pies plantados
Un busto
Figura masculina sentada
Una espalda femenina
Desnudo masculino en vista frontal
Una espalda masculina
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Presentación
He aquí la definición de anatomía que da un diccionario: “Ciencia que estudia la estructura, situación y relaciones de las diferentes partes de los cuerpos orgánicos." Este mismo diccionario distingue lo que debe entenderse por anatomía artística, definiéndola así: “Disposición de los miembros externos que componen el cuerpo." Anatomía científica y anatomía artística. ¿Hasta qué punto depende la segunda de la primera? ¿Debe un artista conocer la ciencia anatómica?
Arte y ciencia siguen caminos distintos; pero hubo un tiempo en que los problemas de uno y otro campo confluyeron en un territorio común, y la ciencia y el arte colaboraron en los grandes avances del saber. En la Antigüedad clásica y, sobre todo, en el Renacimiento, época en que no había idea, por sublime que fuese, que no pudiera expresarse mediante el cuerpo desnudo. Los humanistas se encargaron de enseñar a los pintores los secretos de las proporciones humanas y la anatomía: ciencia, arte y técnica se nutrían mutuamente.
Hoy apenas quedan territorios comunes entre el arte y las ciencias. Sin embargo, la figura humana sigue siendo el centro de toda actividad plástica y la anatomía constituye el método más eficaz para comprender la organización y el movimiento del los miembros del cuerpo. Y aunque el artista no puede construir un dibujo hermoso sólo con nociones anatómicas, éstas han de estar presentes en el fondo de su mente porque, en último término, depende de ellas.
Este libro expone con claridad las nociones y pautas necesarias para conseguir una representación correcta de la figura desnuda. Todas las explicaciones anatómicas están claramente ilustradas y cada concepto se desarrolla en la práctica mediante secuencias de dibujo estudiadas paso a paso. En esta obra el lector verá aplicados de inmediato todos y cada uno de los factores de la anatomía, ejemplificados en multitud de obras artísticas. Ellas conforman el mejor testimonio de cómo el arte puede nutrirse provechosamente de la ciencia anatómica.
Entre la ciencia y el arte
La intensa dedicación de los grandes artistas de todas las épocas al arte del desnudo ha hecho que éste se convierta en una especie de modelo formal en cualquier construcción plástica o arquitectónica.
El cuerpo formalizado del “hombre perfecto” ha sido el símbolo supremo de la fe europea, pagana o cristiana, desde el arte griego hasta nuestros días. No obstante, limitando la historia del arte occidental a los aproximadamente cinco mil años que nos separan de las creaciones del antiguo Egipto, y situando el nacimiento de la ciencia anatómica moderna en el Renacimiento, resulta que la anatomía científica ocupa un período de apenas quinientos años. Esto es sólo una décimal parte del segmento temporal. Nadie podría sostener seriamente que sólo durante estos quinientos últimos años han sabido los artistas interpretar adecuadamente el cuerpo humano; y sería absurdo decir que los artistas anteriores a este período hubieran realizado obras “más correctas” de haber conocido la anatomía científica. Por lo tanto, vista desde esta amplia perspectiva histórica, no podemos entender la anatomía simplemente como una demostración de conocimientos técnicos sino como una verdadera apuesta estética basada en el concepto clásico de belleza. Hoy vemos con claridad que la anatomía artística fue, desde su origen, un intento de vivificar la ciencia anatómica con el ideal de belleza heredado de la antigüedad. La apuesta sigue vigente hoy porque el desnudo continúa siendo el medio más eficaz de afirmar la fe en la belleza de la forma humana.
La anatomía artística no es otra cosa que la ciencia anatómica vivificada por el ideal de belleza clásica.
La anatomía en el arte griego
Los orígenes de la anatomía griega, concebida como una ciencia, son difíciles de precisar. Es posible que Hipócrates (el más célebre médico de la antigüedad) diseccionara algunos cadáveres, pero nada hace pensar que contara con un conocimiento sistemático de la anatomía.
Conocieran o no la configuración real de los órganos internos del cuerpo humano, los griegos no sólo lograron una perfecta corrección anatómica sino que fijaron el modelo anatómico ideal para el arte europeo. La mayoría de autores afirma que este logro pudo obtenerse independientemente de cualquier conocimiento anatómico científico, siendo fruto de una evolución estilística (desde la época arcaica hasta el período clásico) conjugada con la observación procedente del natural. Sea como fuere, ningún artista con conocimientos anatómicos exhaustivos ha dado, en los siglos posteriores, una versión más fidedigna de la anatomía humana que la que ofrece la estatuaria clásica.
La Edad Media
Transcurrido el segundo siglo de la era cristiana, la anatomía artística sufrirá un total desprecio que durará casi doce siglos. La disección de cadáveres estaba prohibida por la Iglesia y las raras representaciones de desnudos convierten el relieve muscular en un juego de formas ornamentales.
Se conocía el cuerpo humano por la nomenclatura de las partes y de los órganos, generalmente sin ilustración o con un esquema de estructura simplificada y muy aproximativa. En las universidades la lección se limitaba a la disección de cerdos y monos, confiando en la analogía de estos animales con el ser humano. La representación de figuras humanas se basaba en la copia de otras figuras pintadas y en algunas recetas de taller acerca de sus proporciones. El más famoso tratadista de arte medieval, Cennino Cennini, se expresaba en estos términos: “No quiero hablar de los animales irracionales porque jamás he aprendido nada sobre sus medidas. Dibujadlos del natural y, en este sentido, lograréis un buen estilo.” El realismo de la representación, por tanto, sólo era aceptable como aspecto secundario de una pintura.
El Renacimiento
El extraordinario empuje que cobra la anatomía en la Italia (concretamente en Florencia) del siglo XV nace de la apasionada curiosidad con que se estudia todo lo referente a la Antigüedad clásica. Los dibujantes florentinos se interesaban por las medidas del cuerpo humano, la topografía exacta de los músculos, así como por los mecanismos de la expresión y del movimiento. Consultaban el desnudo y, muy pronto, primero con Pollaiuolo (1433-1495), después con Leonardo (1452-1519) y, finalmente, con Miguel Ángel (1475-1564), recurrieron a la disección para lograr una precisión decisiva. De este modo, a finales del siglo XV