TODO

sobre la técnica del

DIBUJO

TODO

sobre la técnica del

DIBUJO

Todo sobre la técnica del dibujo

Proyecto y realización de Parramón Paidotribo

Dirección editorial: Ma Fernanda Canal

Textos y coordinación: David Sanmiguel

Realización de ejercicios: David Sanmiguel

Diseño de la colección: Toni Inglès

Diseño gráfico y maquetación: Toni Inglès

Fotografía: Estudio Nos & Soto

Archivo iconográfico: Ma Carmen Ramos

Quinta edición

© 2014, ParramónPaidotribo.

www.parramon.com

E-mail: parramon@paidotribo.com

ISBN: 978-84-342-1765-2

ISBN EPUB: 978-84-342-4284-5

Derechos exclusivos de edición para todo el mundo

Parramón Paidotribo quiere manifestar su agradecimiento a una serie de firmas por la gentil cesión de sus materiales y/o facilitación de información técnica. Su valiosa colaboración ha sido decisiva en la edición del presente libro:

Papeles Guarro Casas

Talens, departamento técnico

Carlos Wendel

Gigandet

Escoda

Se puede pintar a la acuarela sin haber pintado nunca antes al óleo, pero no es posible utilizar un procedimiento artístico, cualquiera que sea, sin poseer unas mínimas nociones de dibujo. El óleo, la acuarela o la pintura acrílica son, en efecto, procedimientos, pero el dibujo no admite una catalogación tan sencilla.

Se admite como dibujo toda obra realizada mediante líneas y trazos de un solo color. Pero esto obliga a prescindir de una enorme cantidad de obras de todas las épocas y estilos en las que se combinan cretas y lápices de varios tonos o que están realizadas a base de manchas; sin embargo, estas obras se conservan en los gabinetes de dibujo de los museos más importantes del mundo. Lo cierto es que nadie consideraría como pintura una obra realizada con lápices de colores, una aguada a la tinta china, un esbozo al pastel o un boceto resuelto con rotuladores. Todas ellas son modalidades de dibujo. Tampoco cabe definir el dibujo por el soporte utilizado: es cierto que la mayoría de dibujos se realizan sobre papel, pero existen numerosos ejemplos de dibujos sobre madera, tela, metal o incluso sobre piedra. El dibujo no acepta fronteras demasiado delimitadas porque, en mayor o menor medida, forma parte sustancial de todo procedimiento artístico.

Este libro está concebido a partir de criterios amplios, basados en la experiencia y el sentido común más que en principios teóricos estrictos. No ha habido en ello una falta de rigor sino la convicción de que cualquier acotación rígida del tema limitaría su alcance. Con esta obra se pretende dar al lector una visión lo más amplia y actualizada posible de los materiales y los procedimientos del dibujo. Dado que cada uno de esos procedimientos podría abarcar una publicación tan extensa como la presente, se ha dado un tratamiento prioritario a aquellas técnicas que, como el dibujo a lápiz o al carboncillo, gozan de la aceptación unánime de todo tipo de artistas. La comparativamente menor extensión que ocupa el resto de procedimientos (desde la tradicional tinta china hasta las modernas técnicas mixtas) no supone una mengua significativa: todos están compendiados con la atención y el detalle exigibles en una obra dirigida tanto al aficionado como al profesional.

La inmensa variedad de medios y utensilios que hoy están a disposición del artista (y que aumentan día a día en un proceso de constante innovación técnica) quedan recogidos en su práctica totalidad en la primera sección del libro acompañados de detalladas explicaciones acerca de sus características y modo de empleo. El lector encontrará en estas páginas una guía exhaustiva de materiales de dibujo, desde los más convencionales hasta las últimas novedades del mercado, con informaciones contrastadas por la experiencia acerca de su utilidad real y con ejemplos gráficos de los resultados derivados de su uso. La segunda sección está compuesta por un completísimo catálogo de demostraciones prácticas, divididas en secciones, a propósito de todos los principios técnicos, las posibilidades temáticas y los recursos de oficio que cabe desarrollar con cada procedimiento de dibujo. Las explicaciones y consejos que acompañan a cada demostración gráfica están concebidos para que el lector obtenga una orientación útil e inmediatamente aplicable a su propio trabajo artístico.

Ningún libro puede tener la pretensión de agotar un tema tan vasto como el que ocupa estas páginas. Con todo, el acercamiento práctico que propone esta obra constituye la más completa y accesible recapitulación sobre la técnica del dibujo a la que pueden acudir los artistas profesionales, los alumnos de Bellas Artes o los simples aficionados.

David Sanmiguel

El grafito

El grafito es la sustancia de la que están compuestas las minas de los lápices; es el medio de dibujo más sencillo y también más limpio. Se puede dibujar a lápiz sobre casi cualquier tipo de superficie y su naturaleza grasa lo hace muy permanente, no necesitando de ningún fijado final, aunque en determinados casos esto pueda ser aconsejable. El lápiz permite tanto dibujos a línea como trabajos a base de sombreados. Su color gris plomizo es siempre el mismo en todas las clases de grafito, variando únicamente su intensidad, más suave en el grafito de tipo duro y más oscuro en las minas de grafito blando. Puede utilizarse combinado con otros procedimientos de dibujo en una misma obra siempre que su naturaleza grasa lo permita.

Perugino (1445-1523), Cabeza de doncella. British Museum, Londres. Un dibujo realizado a la mina de plata. Las minas metálicas (de plomo, oro o plata) son los antecedentes del lápiz de grafito moderno.

COMPOSICIÓN

El grafito es una cristalización del carbón que se presenta en yacimientos naturales pero que también puede obtenerse artificialmente. Es una sustancia grasa y de reflejos metálicos. El lápiz de grafito se conoce también con el nombre de mina de plomo. Este nombre proviene de las puntas metálicas que se utilizaban como medios de dibujo antes de la aparición del grafito. Podían ser de oro, cobre, plata (trazo marrón en los tres casos) o plomo (trazo gris). Permitían una gran precisión de la línea y un tono que se intensificaba en algunos casos por la posterior oxidación del metal en contacto con el aire. Esta técnica requería un soporte adecuado, un papel preparado con polvo de hueso y cola, y no admitía rectificaciones.

Gama de 15 durezas de lápices de grafito. Raramente se llegan a utilizar todos estos lápices en una misma obra, pero el dibujante puede elegir entre ellos el surtido que más le favorezca.

ORÍGENES

Los primeros yacimientos de grafito se descubren en 1654, en Cumberland (Inglaterra), y desde ese momento la nueva sustancia comienza a sustituir en toda Europa a las puntas metálicas, más costosas y difíciles de manejar. El grafito en minas y el lápiz tal como hoy lo conocemos es un invento de Nicolas-Jaques Conté (que dio nombre a la mina de su invención), a finales del siglo XVIII. Este nuevo material es una mezcla de grafito natural pulverizado con arcilla y cocido después, en forma de mina y enfundado en un recubrimiento de madera de cedro. Variando la cantidad de arcilla y los tiempos de cocción se consigue una variedad muy amplia de tonos sólidos. Éste es el tipo de grafito que hoy utilizan los artistas.

Estuche de lápices y minas de la casa Faber-Castell. Un surtido muy completo de minas de grafito de calidad que puede adaptarse a las necesidades de la mayoría de los dibujantes.

DUREZAS Y CALIDADES

Las distintas intensidades del trazo que permite la mina de grafito dependen de su dureza: cuanto más blanda sea la mina, más intenso y oscuro será el trazo. En los surtidos de lápices de calidad superior de las marcas más importantes (Faber Castell, Staedtler, Rexel, Koh-i-Noor, etc.), se dan unas 19 gradaciones de durezas distintas. Estas durezas vienen especificadas por una indicación numérica y alfabética grabada en el extremo de la madera del lápiz: las letras B y H indican los grados respectivos de dureza (B en los lápices blandos y H en los duros). La serie B consta de 8 durezas distintas, de la B hasta la 8B (el lápiz más blando). La serie H va desde la dureza H hasta la mina más dura, la 9H. Entre ambas series están las minas HB y F, de dureza media, adecuadas para la escritura.

De todas estas variantes las más utilizadas son las durezas medias (B, 2B). Para apuntes rápidos y bocetos, lo lógico es utilizar minas más blandas, como las 4B y 5B. Las minas duras son adecuadas para proyectar dibujos cuidadosos y para los primeros sombreados de una obra, mientras que las más blandas se utilizan para resaltar las partes más oscuras.

GRAFITO EN MINAS

Las mismas gradaciones de dureza de los pices valen para las minas de grafito que se venden sueltas. Son minas de distintos grosores (desde 1/2 hasta los 5mm) para ser insertadas en portaminas. Muchos artistas prefieren estas variedades porque les ahorra el tener que sacar punta a los lápices. Normalmente, quienes usan estas minas no utilizan más de una dureza (generalmente la 2B o la 3B) y con ella realizan todos los bocetos o dibujos preparatorios.

El grafito en minas de diversos grosores ahorra al artista la necesidad de afilar el lápiz. Existen diferentes grados de dureza para cada grueso de mina.

GRAFITO EN BARRAS

Existen variedades de grafito en barras que pueden ser utilizadas para trabajos de grandes dimensiones que requieran de amplias zonas sombreadas. Algunas de estas barras tienen la forma de un lápiz al que se puede sacar punta, recubierto de una funda de plástico para que no manche los dedos del artista durante el trabajo. Los artistas las utilizan para abocetar mediante trazos gruesos de fuerte intensidad. La mayoría de las presentaciones más gruesas carecen de punta y están concebidas para ser utilizadas dibujando con sus cantos, de manera parecida a las barritas de creta o pastel.

GRAFITO ACUARELABLE

Es una variedad muy reciente que incluye en su composición una pequeña cantidad de goma arábiga que lo hace soluble al agua. La calidad del trazo es exactamente igual a la del grafito normal de tipo blando. Los trazados y agrisamientos realizados con este lápiz pueden trabajarse con pincel, fundiendo las líneas y creando manchas de distintos tonos, más claros cuanta mayor sea la cantidad de agua utilizada en la disolución.

El grafito acuarelable es soluble al agua, por lo que se pueden combinar trazos y manchas extendidas con pincel.

El grafito en barras permite realizar sombreados rápidos y trazos muy gruesos frotando la barra sobre el papel.

Lápices de color

Detrás de su apariencia infantil, los lápices de colores esconden un gran potencial como medio de dibujo. El trazo coloreado permite definir formas y dar color a un mismo tiempo y con una finura y sutileza difíciles de alcanzar por otros medios. La combinación y mezcla de colores, trabajando con lápices, implica una técnica y un proceso de elaboración particulares. Además, los lápices de color también pueden ser un complemento interesante en múltiples técnicas mixtas, es decir, en combinación con otros procedimientos de dibujo.

Eugène Delacroix (1798-1863) Moro sentado, 1814. Colección particular.

Las gamas profesionales de lápices de color permiten trabajos de calidad comparable a la de cualquier otro medio de dibujo.

COMPOSICIÓN

Las minas de los lápices de color están compuestas por pigmentos aglutinados con una sustancia parecida a la arcilla llamada caolín mezclada con cera. Los pigmentos son los mismos con los que se fabrican todos los colores de todos los demás procedimientos pictóricos (acuarela, óleo, pastel, etc.); pero los lápices de color poseen un menor poder cubriente que el resto de medios, ya que el caolín, que permite hacer punta a estos lápices y dar resistencia a la mina, impide que el pigmento se extienda libremente sobre el soporte limitando sus posibilidades a la línea y a los trazados de color.

CARACTERÍSTICAS

La característica esencial de los lápices de color es la facilidad y la inmediatez de su utilización. Se manejan exactamente igual que el lápiz de grafito, ofreciendo un acabado mucho menos graso que éste, más suave y satinado. No requieren de medios auxiliares ni de otro equipo de trabajo que los lápices mismos y el papel. Se trata de un medio para realizar obras en pequeño formato, ya que la intensidad del tono y la capacidad cubriente es mucho menor que la de otros procedimientos. Las ventajas asociadas a estos factores son, entre otras, la posibilidad de llevar la obra hasta un grado muy alto de detalle y elaboración y en la gran permanencia e inalterabilidad de los colores.

Trabajando con lápices de color son muy difíciles las mezclas ya que, una vez trazado el color, éste no puede alterarse si no es borrándolo. Por este motivo los fabricantes sirven surtidos muy extensos de colores en los que el artista puede encontrar el tono justo sin necesidad de mezclar

VARIEDADES Y PRESENTACIONES

Los lápices de color de tipo escolar se venden en estuches de doce colores. Sus gamas son muy limitadas y no suelen comercializarse por unidades. Los grandes fabricantes de lápices de colores como la suiza Caran D’Ache, las inglesas Rexel Cumberland o Berol, las alemanas Faber Castell o Schwan, o la estadounidense Prismacolor ofrecen múltiples surtidos. Desde estuches de doce colores, hasta lujosos maletines de tantos tonos distintos como cada uno de estos fabricantes presenta en sus cartas de colores; 72 en el caso de Rexel Cumberland, 100 Faber-Castell o 120 Caran D’Ache. Todos estos lápices pueden adquirirse por unidades consultando los catálogos que cada firma pone a disposición del cliente.

Algunos fabricantes sirven lápices de dos durezas distintas. Los lápices duros son los más adecuados para trabajos de calidad profesional, puesto que permiten ser afilados mucho mejor y conservan la punta por más tiempo; los semiduros (tratándose de lápices de color no puede hablarse de minas verdaderamente blandas) son muy útiles para cubrir zonas más o menos grandes de color uniforme.

Estuche de 84 colores acuarelables en barra de la marca Caran D’Ache.

MINAS DE COLOR

La mayoría de los grandes fabricantes comercializan barritas de color acuarelable en todos los colores de su gama. Al ser todo mina, permiten trabajar en proyectos de mayor envergadura que los habituales en el procedimiento. La casa Faber-Castell fabrica finas minas de color de 0,5 mm para ser insertadas en portaminas. La ventaja de estas minas es permitir un trazo muy fino y uniforme que sólo sería posible conseguir con los lápices convencionales afilando su punta constantemente. Estas minas vienen en estuches de diez unidades y se sirven en una gama de 17 colores.

Surtido de 120 colores de la marca Caran D’Ache presentado en tres bandejas contenidas en un estuche de madera.

LÁPICES DE COLOR ACUARELABLE

Algunas grandes marcas sirven una variedad especial de lápices de color que se distingue por ser soluble al agua. La técnica requerida para trabajar con estos lápices es exactamente la misma que en el caso de los lápices convencionales. La diferencia reside en la posibilidad de acuarelar el color, es decir, de extenderlo aplicando agua con un pincel sobre las partes ya pintadas. Con esto se eliminan casi por completo los rastros de trazos sobre el papel, consiguiéndose un resultado parecido a la acuarela aunque sin la brillantez y luminosidad de ésta.

Los lápices de color acuarelable permiten la fusión de los trazos ofreciendo un acabado similar al de la acuarela.

CALIDADES

La calidad de los lápices de colores depende de la calidad y cantidad de pigmento utilizado en su fabricación. Los lápices de calidad escolar están compuestos por pigmentos de baja calidad y en menor proporción que en las gamas más altas, y en su fabricación se incluye una pequeña parte de cera que disimula su menor poder cubriente.

Los lápices de alta calidad dejan un trazo ligeramente terroso, cubriente y de color intenso. Pueden afilarse hasta formar puntas muy agudas y la madera de cedro que recubre sus minas es blanda y resistente a la vez.

Carboncillo

Juntamente con el lápiz de grafito, el carboncillo es el más universal de los medios de dibujo. Se trata de un medio extremadamente puro y directo, muy versátil y de grandes posibilidades creativas. Como en el caso del lápiz, el dibujo al carboncillo no requiere de medios auxiliares, pero a diferencia de aquél permite resultados más pictóricos y espontáneos trabajando en todo tipo de formatos, desde pequeñas obras hasta composiciones de gran tamaño.

Leonardo da Vinci (1452-1519), Estudio para el brazo derecho de San Pedro, 1503. Biblioteca del Castillo de Windsor.

COMPOSICIÓN

Las barritas de carboncillo son ramas finas de sauce, tilo o nogal especialmente seleccionadas para que no pre senten nudos y carbonizadas. El tamaño y grosor de las ramas determina el del carboncillo final, siendo más caras las más gruesas. Actualmente es cada vez más difícil encontrar carboncillos fabricados por el procedimiento tradicional, y muchas de las barritas están hechas a base de polvo de carbón de sauce comprimido en moldes que imitan la forma irregular de las ramas naturales. La calidad de estas barritas no se diferencia en casi nada de las originales, y tiene la ventaja añadida de no contener las pequeñas durezas de carbón cristalizado que a veces presentan las ramas carbonizadas.

El carboncillo es el más antiguo de los medios de dibujo. Hoy en día sigue gozando de la unánime aceptación de todo tipo de artistas.

VARIEDADES Y PRESENTACIONES

El carboncillo se comercializa en distintos grosores, desde la barrita de apenas 2 mm de diámetro hasta la de casi 2 cm, y su precio está en función del grosor. La calidad del carboncillo depende de la selección de las mejores ramas, que deben ser lo más rectas posible y sin nudos, así como del proceso de carbonización, que ha de ser completo y uniforme. Las marcas importantes, como la austriaca Koh-i-Noor, la estadounidense Grumbacher o la francesa Lefranc comercializan carboncillos de alta calidad y de todos los grosores, tanto en unidades como en cajas de 25 a 40 barritas. Algunas casas, como la española Taker, enfundan la mitad de la barra en un envoltorio de papel de estaño para poder sujetarla sin mancharse los dedos.

Estuche de lápices carbón, carboncillos, difuminador y barras de carbón prensado de la marca Faber-Castell.

Las barras de carboncillo se venden en distintos grosores adecuados a obras de diverso formato y estilo. Éstas son seis muestras que oscilan entre los 2 mm y los 2 cm.

El carboncillo natural no es barato y hay que desconfiar de las ofertas demasiado económicas porque suelen ocultar carboncillos de tan mala calidad que son prácticamente inutilizables. Pero últimamente han salido al mercado barritas de carboncillo prensado en moldes a partir de polvo de carbón, de excelente calidad y considerablemente más baratas que las barritas originales.

CARBÓN PRENSADO Y AGLUTINADO

La firma Faber-Castell fabrica, bajo el nombre de “Pitt”, barritas especiales de carbón prensado y aglutinado con un porcentaje de arcilla. Estas barritas son cilindros regulares, de un diámetro de unos 7 u 8 mm, que están a medio camino entre el pastel y el carboncillo. Su trazo es bastante más oscuro, denso y aterciopelado que el del carboncillo y se sirven en tres durezas distintas. La más blanda da un negro profundo sólo comparable al de los negros al pastel (de pigmento, no de carbón vegetal). Este tipo de carboncillo puede trabajarse igual que el carboncillo tradicional, pero por ser más denso no ofrece tantas facilidades en el difuminado y es más difícil de borrar.

Las barras de carbón prensado están constituidas por polvo de carbón muy finamente molido, aglutinado y mezclado con arcilla. El resultado es un instrumento de dibujo de trazo muy intenso y aterciopelado.

LÁPICES CARBÓN

Algunos fabricantes, como Conté o Koh-i-Noor, sirven lápices de mina de carbón, ligeramente aglutinado para darle consistencia y permitir el afilado, que pueden ser muy útiles en obras de pequeño formato que requieran de líneas finas y uniformes. Estos lápices se suelen usar en combinación con las barritas de carboncillo convencionales.

Los lápices carbón pueden utilizarse como medio exclusivo de dibujo o en combinación con barritas de carboncillo.

CARACTERÍSTICAS

El carboncillo es una sustancia seca al tacto que deja un trazo mate y de un gris muy oscuro, casi negro. Por estar compuesto de finas partículas carbonizadas, puede extenderse sobre el soporte (generalmente papel) permitiendo todo tipo de difuminados y degradados de grises distintos. El acabado de un dibujo al carboncillo depende en gran medida del tipo de papel utilizado: cuanto más rugoso sea éste, más intensidad tendrán los trazos porque más partículas habrán quedado alojadas en las irregularidades de la hoja. El carboncillo es un producto enteramente natural que no incorpora ningún tipo de aglutinante que le dé cohesión, por lo que es necesario fijar el dibujo para que las partículas no se desprendan con el tiempo.

CARBÓN EN POLVO

Algunos artistas utilizan carbón pulverizado para crear suaves difuminados y degradados en obras de gran formato. Se aplica frotando con una muñeca de algodón impregnada en polvo y es un recurso habitual en las academias de dibujo. Se vende en frascos, aunque el artista puede fabricárselo él mismo moliendo muy finamente los cabos y fragmentos de carboncillo que por su pequeño tamaño no pueden utilizarse para dibujar.

El carbón en polvo se utiliza en obras de grandes dimensiones que requieran difuminados suaves. El polvo se puede aplicar directamente con los dedos o con una muñeca de algodón impregnada en él.

ORÍGENES

El carboncillo no es otra cosa que carbón vegetal, y su utilización se remonta a los orígenes del arte. Las pinturas rupestres tienen el carbón vegetal pulverizado (y ligeramente aglutinado, probablemente con saliva) como procedimiento pictórico esencial y su perduración a través de los siglos es el mejor aval de la permanencia e inalterabilidad de este medio de dibujo. Desde entonces, el carboncillo ha sido el medio de dibujo universal, tanto para bocetos como para obras más acabadas.

Pasteles y medios afines

El pastel y sus derivados son procedimientos pictóricos así como medios de dibujo. Todos ellos se basan en barritas de color aglutinado que se utilizan frotándolas sobre un soporte para conseguir líneas y manchas de color. Pueden ser difuminados y mezclados hasta cierto punto. Son medios directos y de sencilla utilización que tienen en común con el carboncillo el que no requieren de tiempos de secado, que pueden superponerse y que permiten todo tipo de difuminados. También como en el caso del carboncillo, el resultado final del trabajo dependerá en gran medida del tipo de soporte elegido y del grado de rugosidad de su superficie.

Antoine Watteau (1684-1721). Dos estudios de figura femenina, 1716. Colección particular.

EL PASTEL, MEDIO DE DIBUJO

La discusión sobre si el pastel debe ser considerado un medio de dibujo o bien un procedimiento propiamente pictórico es estéril, pues existen buenas razones para sostener ambos puntos de vista y jamás se podría llegar a una conclusión definitiva.

Históricamente, los antecedentes del pastel son esencialmente dibujísticos. Durante el Renacimiento, los artistas solían utilizar barritas de colores para enriquecer bocetos que en ningún caso eran concebidos o presentados como pinturas. A finales del siglo XVII el pastel se consolida como procedimiento pictórico gracias a las obras de los grandes retratistas cortesanos y desde entonces han sido muchos los creadores que han utilizado este medio en pie de igualdad con el resto de los procedimientos pictóricos. En la actualidad los artistas usan todo tipo de pasteles para matizar sus dibujos manteniendo la calidad dibujística de los mismos, bien sea mediante el protagonismo de la línea o bien a base de manchas dentro de una gama reducida, más tonal que cromática.

Este libro no puede dar cuenta de todas las posibilidades pictóricas del pastel pero tampoco ignorar sus enormes posibilidades como medio de dibujo-pintura. En último término, no es cometido de esta obra el imponer límites al dibujante, compete a cada artista el decidir hasta dónde llega su actividad como dibujante y comienza su trabajo como pintor.

El pastel es un procedimiento de grandes posibilidades tanto para el dibujo como para la pintura. Las variedades de barras y lápices pastel se acomodan a casi todos los estilos de dibujo.

COMPOSICIÓN

Los pasteles están compuestos de pigmentos aglutinados con goma arábiga. La dureza de las barritas depende de la mayor o menor cantidad de goma arábiga incluida en la mezcla. En los pasteles de máxima calidad, la cantidad de goma arábiga es muy baja, por lo que las barritas se desmenuzan con gran facilidad. Este factor permite a los fabricantes comercializar barras de pastel de distintas durezas. Los pasteles de baja calidad incorporan una cierta cantidad de yeso que los hace menos cubrientes y de color menos intenso. Las cretas tienen una composición semejante, pero son más duras por contener una sustancia semejante al yeso llamada precisamente creta.

Los pasteles blandos son los que incorporan mayor cantidad de pigmento, es decir, los de mayor calidad, y se fabrican en barritas cilíndricas que se deshacen fácilmente al ser frotadas contra el papel dejando un trazo muy intenso y cubriente. Cunden mucho, puesto que la gran cantidad de pigmento permite extender el color con los dedos sobre la superficie del papel. Fabricantes como la prestigiosa casa francesa Sennelier fabrican un total de 525 colores distintos compuestos a partir de pigmentos de primera calidad. Esta abundancia responde a la necesidad de evitar el exceso de mezclas, nunca aconsejables al trabajar al pastel. Tanto esta marca como la alemana Schminke o la holandesa Talens fabrican pasteles blandos de colores puros más una extensísima gama de tonos intermedios rebajados compuestos por los anteriores y pigmento blanco. De esta forma no hace falta utilizar el color blanco puro para aclarar el tono.

CARACTERÍSTICAS

Como medio pictórico, el pastel es lo más cercano al color puro, sin intervención de ningún elemento ajeno al pigmento. Por lo tanto, este medio permite conseguir las coloraciones más profundas y saturadas de todos los procedimientos pictóricos. Los colores son de una calidad densa y aterciopelada y necesitan de un medio fijador para que el resultado del trabajo tenga durabilidad. Como herramienta de dibujo, los pasteles blandos resultan demasiado frágiles para trabajos de línea que requieran cierta uniformidad en el trazo. Los dibujantes suelen elegir pasteles más duros o barritas de cretas para la mayoría de sus dibujos coloreados.

El tono del pastel se hace más cubriente al ser difuminado, pues las partículas de pigmento penetran en el grano del papel y lo cubren por completo.

El pastel permite las superposiciones de tonos y, hasta cierto punto, las mezclas de color. Pero la gran abundancia de barras de matices distintos hacen innecesarias muchas de estas mezclas.

Los colores al pastel rinden sus mejores resultados al ser trabajados sobre soportes coloreados.

ORÍGENES

La creta es una roca caliza blanda de origen orgánico y de color blanco o gris. En el siglo XV, en Italia, se comenzó a emplear creta pulverizada y aglutinada en forma de barrita con la que los artistas podían dar realces blancos a sus dibujos al carboncillo o a la piedra negra (pizarra arcillosa) sobre papel de color. Mezclando la creta blanca con distintos óxidos de hierro se obtenían, entonces como ahora, las cretas de color rojo teja (conocida por el nombre de sanguina), sepia, siena u ocre.

A principios del siglo XVI aparecieron los colores pastel, fabricados con pigmentos aglutinados sin intervención de creta y bastante más blandos que las barritas compuestas por esa sustancia. Actualmente no existe prácticamente diferencia alguna entre cretas y pasteles de tipo duro.

VARIEDADES Y PRESENTACIONES