Charlie Morey es soñador lúcido autodidacta desde los diecisiete años y, desde hace doce, budista practicante inspirado por Akong Rinpoche. En el 2008, a los veinticinco años, empezó a enseñar a soñar con lucidez en el contexto del budismo tibetano y a petición de su mentor, el conocido maestro de meditación Rob Nairn.
Poco después de empezar la docencia, Charlie recibió de su maestro el lama Yeshe Rinpoche la tradicional «autorización para enseñar» budista, lo cual no solo fue un gran honor sino una valiosa certificación por parte de un lama de tan alta reputación.
En 2010, Charlie y Rob Nairn iniciaron un nuevo sistema holístico de sueño lúcido y dormir consciente llamado Mindfulness of Dream & Sleep. Desde entonces, Charlie ha dirigido talleres de sueño lúcido y retiros de Mindfulness of Dream & Sleep en el Reino Unido y en otros lugares de Europa, en África y en América. Intervino en la BBC Radio 4 y ha dado conferencias en la Universidad Goldsmith de Londres, la Cape Town Medical School y la Royal Geographical Society. En 2011 fue el primero en hablar de los sueños lúcidos en una conferencia TED en San Diego.
Antes de dedicarse a enseñar a soñar con lucidez, Charlie terminó los estudios de teatro y trabajó de actor, guionista e incluso rapero en un grupo budista de hip-hop. Actualmente vive en el Kagyu Samye Dzong Buddist Centre de Londres con su prometida, Jade. Es cinturón negro de kickboxing y le encantan el cine, el surf y soñar.
www.charliemorley.com
Título original: LUCID DREAMING
Traducido del inglés por Roc Filella Escolá
Diseño de portada: Editorial Sirio, S.A.
Diseño y maquetación de interior: Toñi F. Castellón
Ilustración de la página 160: Hearne, K. (1978), Lucid Dreams - an electrophysiological and psychological study, tesis doctoral, Universidad de Liverpool, Inglaterra, presentada en mayo de 1978 (pág. 163).
© de la edición original
2015 Charlie Morley
Publicado inicialmente en inglés en 2015 por Hay House UK, Ltd.
Para oír la radio de Hay House, conectar con www.hayhouseradio.com
© de la presente edición
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Para mi maestro, Akong Rinpoche (1939-2013), hombre de pocas palabras, que en cierta ocasión me dijo: «¿Sueño lúcido? Sí, aprende lo básico, es lo mejor».
Para información sobre los proyectos humanitarios de
Akong Rinpoche en todo el mundo, ver www.rokpa.org
Caja de herramientas 1: Recuerda, recuerda 40
Cinco pasos para estimular el recuerdo
de los sueños 41
El diario de los sueños 43
Caja de herramientas 2: Exploración del territorio 68
Cinco pasos para advertir las señales
de sueño 71
Ver más allá del pozo 74
Cinco pasos para mantenerse en
lo hipnagógico 83
Caja de herramientas 3: Observación atenta 100
Cotejar la realidad 101
La técnica de lo raro 105
Cinco pasos para ser como Colombo 108
Caja de herramientas 4: Paso a la lucidez 131
Cinco pasos hacia la declaración
hipnagógica 135
La técnica MILD 138
Cinco pasos para despertar y
volver a la cama 141
Caja de herramientas 5: Acceso al iceberg 178
La técnica DC (dormirse conscientemente) 180
Caja de herramientas 6: Ya has alcanzado la lucidez 203
Cinco pasos para planificar el sueño lúcido 205
Cinco pasos para llenar el depósito
de lucidez 208
Todo empezó un par de meses antes de mi duodécimo cumpleaños. Era domingo por la tarde y no había nada que hacer; estaba aburrido, como les suele ocurrir a los niños de once años cuando llueve. Empecé a revolver los periódicos del fin de semana, buscando el folleto en el que se anunciaban aparatos que puedes comprar por correo. Cuando lo tuve en las manos, vi un anuncio de toda una página de algo llamado NovaDreamer, un antifaz informatizado para dormir que ayudaba a inducir sueños lúcidos. Leí lo del sueño lúcido y enseguida saltó una chispa, y dije: «¡Qué guay! Papá, ya sé lo que quiero para mi cumpleaños».
Nunca me regalaron el NovaDreamer, pero la semilla ya estaba sembrada, y pocos años después, cuando los sueños lúcidos me fascinaron de nuevo y decidí aprender a tenerlos, aquella semilla empezó a germinar.
Llegado a la adolescencia, la posibilidad de acceder sin más al sueño lúcido era uno de sus mejores reclamos comerciales. No había que comprar equipo alguno, ni iniciarse en nada, ni apuntarse a ningún club. Lo único que se necesitaba era dormir y determinación. Además, era una buena forma de tener muchísimos sueños sexuales, algo que, como adolescente, me parecía una muy buena razón para aprender a soñar lúcidamente.
Unos años después, cuando me inicié en el budismo tibetano, descubrí algo llamado dream yoga (yoga del sueño). Así se llama a una serie de prácticas de sueño lúcido, dormir consciente y lo que en Occidente se conoce como «experiencia extracorpórea» destinadas al crecimiento espiritual y la formación de la mente. En el ámbito del dream yoga se utiliza el estado de sueño lúcido para ir mucho más allá de la fantasía sexual: es una forma de práctica espiritual mientras se duerme, una posibilidad que a mis diecinueve años me cautivó.
Cuando la práctica del sueño lúcido se convirtió en mi práctica espiritual, todo empezó realmente a avanzar. En los cinco años siguientes leí todo lo que pude encontrar sobre los sueños lúcidos y el dream yoga. Recibí enseñanzas sobre estas prácticas de las poquísimas personas que las ofrecían y asistí a retiros budistas con especialistas como el lama Yeshe Rinpoche, el hombre que acabaría por sugerirme que comenzara a compartir mis experiencias con los demás. El sueño lúcido pronto se convirtió en un elemento fundamental de mi camino espiritual.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto contigo? Bien, después de más de seis años de enseñanza y quince de práctica, hoy puedo confirmar con seguridad lo que siempre he creído: los sueños lúcidos te pueden cambiar la vida.
Nos pasamos durmiendo una tercera parte de nuestro tiempo y a través de los sueños lúcidos podemos a empezar a aprovechar este apagón de treinta años para el crecimiento psicológico y espiritual. ¿Qué mejor práctica podría haber para el convulso estilo de vida actual? No todos reservamos tiempo para la meditación todos los días, pero casi todo el mundo se va a dormir todas las noches, de modo que el sueño lúcido siempre está al alcance. Es la práctica de meditación que puedes llevar a cabo en la cama, una forma bastante efectiva de gestionar el tiempo.
Pero ¿qué beneficios reportan realmente los sueños lúcidos? Muchos problemas psicológicos se deben a que no nos conocemos a nosotros mismos. Desconocemos nuestra mente, estamos distraídos y no somos conscientes. Con los sueños lúcidos podemos llegar a conocernos de verdad y a ser más plenamente conscientes en todos los estados del día y la noche.
La mente inconsciente contiene un tesoro de sabiduría, sobre nosotros y sobre el mundo que nos rodea. Es un tesoro al que raramente se accede en estado de vigilia, pero en los sueños lúcidos podemos acceder a toda una biblioteca de conocimientos ubicada en nuestra mente soñante. A través de ellos pasamos a ser conscientes dentro del inconsciente. Esta conciencia abre la posibilidad de comunicarnos directamente con nuestro propio potencial divino y de darnos cuenta de cuán ilimitados somos realmente.
Estudios de la Universidad de Harvard han concluido que la mayoría de las personas no viven de manera consciente y no están en el momento presente un 47 % de su vida.1 Con los sueños lúcidos podemos cambiar esta cifra, porque la lucidez en los sueños lleva a la lucidez en la vida. Podemos aprender a «despertarnos» en la vida diaria, del mismo modo que lo hacemos en los sueños. Llevar la conciencia lúcida aunque solo sea a unos pocos momentos de nuestro apagón nocturno es una herramienta de descondicionamiento tan potente que puede generar una notable mejora de la conciencia clarividente cuando estamos despiertos. De repente, nos sentimos lúcidos en situaciones en las que normalmente nos movíamos como sonámbulos. Nos despertamos a nuestras proyecciones negativas, nuestras dudas y nuestras limitaciones ilusorias. Empezamos a soñar en la realidad de nuestro destino porque nos convertimos en todo el potencial que podemos ser, con solo atrevernos a soñar.
Así pues, ahueca la almohada, prepárate para ir a la cama y abróchate el cinturón, porque sales de viaje.
Si lo que te interesa es un análisis en profundidad de los sueños lúcidos en el contexto del budismo tibetano y la meditación mindfulness, quizás prefieras mi primer libro publicado por Hay House, Dreams of Awakening [Sueños del despertar], pero si lo que buscas es una guía desenfadada sobre el «cómo, el porqué y el ¡vaya!» de los sueños lúcidos, tienes en tus manos el libro perfecto.
En Dreams of Awakening utilizaba mis propios sueños para explorar las formas en que se puede utilizar el sueño lúcido en el camino espiritual, pero en el presente libro encontrarás en forma de estudios de caso las explicaciones y reflexiones no censuradas sobre los sueños de personas a las que he tenido el privilegio de enseñar.
Muchas de las técnicas que se incluyen en estas páginas se pueden encontrar también, más detalladamente, en Dreams of Awakening. Aquí se exponen de forma más concisa y accesible para quien se inicia en los sueños lúcidos, pero mantienen toda la fuerza necesaria para llevarte a la conciencia plenamente lúcida dentro de tus sueños.
Primera parte
Todos los seres humanos son también seres de ensueños.
El sueño une a toda la humanidad.
Jack Kerouac
¿Qué es el sueño lúcido? Es el arte de ser consciente dentro de tus propios sueños. Un sueño lúcido es aquel en el que piensas: «¡Ajá! Estoy soñando» sin dejar de estar dormido. Cuando en el sueño eres consciente, puedes interactuar con él y dirigirlo, bailando con tu mente inconsciente.
Si de algún modo te interesan la psicología, la meditación mindfulness, la imaginación o el poder del inconsciente, los sueños lúcidos te van a encantar. Te dan acceso a lo más profundo de la mente, y la oportunidad de guiar tus sueños a voluntad.
En los sueños lúcidos no estás despierto –en realidad, sigues profundamente dormido– pero parte del cerebro se ha reactivado (la corteza prefrontal dorsolateral derecha, por si te interesa), lo cual te permite experimentar el estado de soñar de forma consciente y con discernimiento autorreflexivo. Cuando sabes que estás soñando mientras sueñas, puedes acceder al más potente generador de realidad virtual que existe: la mente humana.
En mi opinión, uno de los aspectos más revolucionarios de los sueños lúcidos es que convierten el sueño en algo divertido. Reconfiguran por completo nuestra relación con el tercio de nuestra vida que nos pasamos en la cama. De repente, el sueño deja de ser «tiempo perdido», como piensan algunos, para convertirse en potencial base de formación para el crecimiento psico-espiritual, y en laboratorio de exploración interna que nos hace más lúcidamente conscientes también cuando estamos despiertos. Cuando somos conscientes dentro del inconsciente, vemos que no tenemos límites ni ataduras y que poseemos una creatividad superior a lo que podamos imaginar.
La mayoría de las personas hemos tenido un sueño lúcido en algún momento de la vida, pero a través del proceso de aprendizaje del arte de soñar con lucidez podemos llegar a vivir este sorprendente fenómeno de forma intencionada y a voluntad. De hecho, la expresión sueño lúcido es un tanto inexacta: habría que hablar de sueño consciente, porque lo que define a esta experiencia es el discernimiento consciente, pero de momento vamos a ceñirnos a la expresión original.
Sin embargo, dadas las muchas falsas ideas sobre qué es realmente el sueño lúcido, merece la pena que nos detengamos un momento a considerar qué no es el sueño lúcido:
El sueño lúcido es un sueño en el que sabes que estás soñando mientras sueñas.
Una vez en él, eres plenamente consciente en un constructo tridimensional de tu propia mente. Puedes andar –o volar– alrededor de una proyección de tu propia psicología y mantener conversaciones activas y complejas con personificaciones de tu propia psique.
El alto grado de lucidez agudiza la claridad mental. Esto significa que puedes reflexionar sobre el hecho de que estás dormido y que tu cuerpo está tumbado sobre la cama. Puedes decirte: «Pero ¡qué estupendo! Me muero por contárselo a alguien cuando despierte», y puedes acceder a los recuerdos y a tu experiencia personal de cuando estás despierto. Tú eres quien está ahí dentro, pero ese tú no tiene límites. Esto quiere decir que puedes sanar, meditar y aprender de formas que en estado de vigilia podrían parecer imposibles.
Este alto grado de lucidez está bastante lejos, pero no es lo que más lejos está en un largo camino. Lo que realmente sorprende a la mayoría de quienes se inician en el sueño lúcido es lo real que parece. Un sueño lúcido parece, se siente, se saborea y se huele como algo tan real como la realidad de la vigilia, pero es principalmente una proyección de la mente. Si te cuesta imaginar cómo puede ser un sueño lúcido, observa las explicaciones de los sueños que se recogen en los estudios de caso de este libro.
En cuanto a los escépticos y detractores, deben saber que el sueño lúcido es real. Es un fenómeno del sueño comprobado científicamente desde hace casi cuarenta años. Existe, y lo sabemos porque tiene «correlatos neuronales discernibles» exclusivos, es decir, no es algo simplemente psicológico, sino físico.
Un poco de ciencia
En 2009, investigadores de la clínica neurológica de la Universidad de Fráncfort confirmaron que «el sueño lúcido constituye un estado híbrido de conciencia con diferencias definibles y medibles con el estado de vigilia y el estado de sueño REM (movimiento rápido de los ojos». 1 Tres años más tarde, en 2012, en el Instituto Max Planck de Psicología de Múnich, se descubrió que cuando se alcanza la conciencia lúcida dentro del sueño, la actividad de «las zonas del cerebro asociadas a la autoevaluación y la autopercepción, incluidas la corteza prefrontal dorsolateral y las regiones frontopolares, aumenta notablemente en pocos segundos». 2
¿Cómo lo descubrieron? Si monitorizas el cerebro de una persona mediante, por ejemplo, un electroencefalograma o un aparato de imagen por resonancia magnética funcional –un tipo de escáner que utiliza la resonancia magnética para generar una imagen en directo de la actividad del cerebro– y lo observas mientras sueña, verás que el tronco cerebral y el lóbulo occipital de la parte posterior del cerebro están altamente activos, mientras que la parte más frontal, la corteza prefrontal, permanece casi totalmente inactiva.
Los científicos piensan que los centros de la personalidad 3 y el sentido del yo se originan en zonas de la corteza prefrontal, 4 de modo que, cuando estas zonas del cerebro están «desconectadas» mientras dormimos, 5 podemos aceptar alegremente que somos, por ejemplo, la mismísima reina de Egipto. Hasta que nos despertamos, la corteza prefrontal se «conecta» de nuevo y nos damos cuenta de que esa reina de Egipto no era más que un sueño.
Pero en el sueño lúcido se produce un proceso distinto. Cuando alcanzamos la lucidez, zonas de la corteza prefrontal se conectan de nuevo mientras seguimos soñando; por esto pensamos: «Un momento... ¿la reina de Egipto?... Debo de estar soñando». O, con las poéticas palabras del especialista en meditación Rob Nairn: «Cuando nos damos cuenta de que lo que creíamos que era real es un sueño, experimentamos un cambio de marcha en la conciencia. Y de este modo se nos revela la laberíntica psique. 6
Una de las entradas más habituales en un sueño lúcido espontáneo es percibir una «anomalía» en el sueño y darte cuenta de que tienes que estar soñando. ¿Cómo funciona esto? Estás soñando y de repente ocurre algo extraño, y piensas: «Pero ¿qué...? Esto no puede pasar en la vida real. Debo de estar soñando».
A muchos soñadores lúcidos principiantes esto les provoca un aumento de adrenalina –«¡Guau, es increíble!»– y lo siguiente que saben es que están despiertos en la cama, con el corazón acelerado, agitados por el entusiasmo de su primer sueño lúcido. Sin embargo, con la práctica es posible permanecer en el sueño lúcido tanto como nos apetezca. Más adelante veremos cómo hacerlo.
Extraño pero cierto
Si crees que has estado cinco minutos en un sueño lúcido, probablemente sea así. Los estudios demuestran que para la mayoría de las personas la experiencia del tiempo en estado de sueño lúcido es aproximadamente la misma que en estado de vigilia. 7 ¿Por qué? Porque dentro del sueño lúcido tenemos prácticamente la misma capacidad de calcular el tiempo que cuando estamos despiertos. Imagina pasar una hora (lo que dura tu sueño más largo) explorando el interior de tu mente.
No; de hecho, la mayoría de las personas se despiertan sintiéndose mucho más descansadas de los sueños lúcidos que de los sueños no lúcidos habituales. El sueño lúcido se produce casi exclusivamente en la fase REM, que en realidad no es un estado de sueño relajado. El nombre original del sueño REM era «sueño paradójico», y la paradoja era que el cerebro suele estar más activo durante el sueño que cuando estamos despiertos.
Todas las fases del sueño tienen su finalidad. Las del sueño no-REM y el sueño profundo que componen la mayor parte del sueño son necesarias principalmente para que el cuerpo descanse y para «limpiar el cerebro», 8 y las del sueño REM lo son para consolidar la memoria e integrar nuestros procesos psicológicos. Todo esto se produce, evidentemente, de forma espontánea.
Por su parte, se ha observado que en los sueños lúcidos el cerebro empieza a mostrar ondas gamma de alta frecuencia, unas ondas que se han relacionado con la meditación de alto nivel, 9 la hipnosis y el crecimiento psicológico. Esto puede significar que, una vez llegados al sueño lúcido, la fase REM reporta aún más beneficios de lo habitual.
Además, a la mayoría de las personas el sueño lúcido les produce tal estado de entusiasmo que el día siguiente suele estar impregnado de un sentimiento de alegría y plenitud.
Como decía antes, lo raro de los sueños lúcidos es que normalmente no se parecen en nada a un sueño. Los sueños plenamente lúcidos pueden parecer tan reales que muchas personas creen que han entrado en otra dimensión de la realidad. Y de hecho así es, pero esa dimensión no está fuera en algún lugar del espacio, sino en el espacio interior de la mente.
En el sueño lúcido destacan sus minuciosos detalles. Si colocas la mano sobre el corazón, sentirás cómo late, aunque tanto la mano como el corazón no sean más que la materia de la que están hechos los sueños. Un sueño lúcido puede parecer más real incluso que la vida misma, una hiperrealidad que se debe al hecho de que nuestros sentidos no están limitados a los órganos sensoriales físicos. Por ejemplo, hubo un tiempo en que tenía problemas de visión; 10 en cambio, en los sueños lúcidos veía perfectamente bien. La razón es que en el sueño lúcido no veía a través de los ojos, sino a través de la mente.
Sin embargo, el mundo de los sueños lúcidos puede parecer similar al de la vida en vigilia, pero no rigen en ambos las mismas reglas. Esto significa que podemos volar, teletransportarnos, comunicarnos por telepatía con diversos personajes y orientar el relato del sueño como queramos y nos propongamos. De hecho, el sueño lúcido es un constructo mental meticulosamente intrincado que puede parecer tan real que lleguemos a cuestionar la propia naturaleza de la realidad de cuando estamos despiertos.
¿Significa esto que el soñador lúcido corre el riesgo de perder el contacto con la realidad? No, todo lo contrario. Cuando conseguimos ver a través de la realidad alucinatoria del paisaje onírico, y saber que es una ilusión, estamos mejor capacitados para reconocer la ilusión en el estado de vigilia, lo cual nos hace más estables mentalmente y más autoconscientes.
Extraño pero cierto
Jayne Gackenbach, investigadora del sueño, habla de una mujer que utilizaba el sueño lúcido para perder peso. Relata en su artículo que la mujer se abstenía de comer alimentos grasos durante el día porque sabía que los podría tomar en sus sueños. Es posible que comer en un sueño lúcido sea tan realista que el cerebro envíe señales de saciedad al estómago en los que diga: «Estoy lleno». Banda gástrica hipnótica, ¡chúpate esta!
Intentar explicar cómo se siente el sueño lúcido es como intentar describir el sabor del chocolate. Puedo utilizar todos los adjetivos que quiera pero nunca sabrás de verdad a qué sabe el chocolate hasta que lo tomes. Lo mismo ocurre con el sueño lúcido. Este libro te ayudará a saborear el chocolate. De hecho, cuando las personas empiezan a leer sobre los sueños lúcidos, a menudo comienzan a oler el cacao y se dan cuenta de que han tenido sueños lúcidos y que también ellas pueden encontrar la entrada de oro para visitar la fábrica de chocolate. 11
Cuando alcanzas la lucidez, puedes decidir realmente lo que quieres hacer en el sueño, desde ir a practicar surf hasta meditar dentro del sueño o reunirte con una personificación de tu yo superior, pero muchos deciden volar. Llegan al sueño lúcido, fijan su intención de volar y a continuación despegan y se alzan sobre el paisaje del sueño, controlando la velocidad y la trayectoria de su vuelo. Este grado de control subjetivo puede llevarlos a pensar que controlan todo el sueño, pero no es así.
En su libro Lucid Dreaming: Gateway to the Inner Self [Sueños lúcidos: puerta de entrada al ser interior], Robert Wagonner, investigador del sueño, manifiesta: «Ningún marinero controla el mar. Del mismo modo, ningún soñador lúcido controla el sueño». Es la pura verdad; pecaría de arrogante el marinero que pensara que controla la impresionante fuerza del mar, y lo mismo ocurre con nuestros sueños.
Pensar que el tigre de papel que es nuestro ego (al que llevamos a nuestros sueños lúcidos) puede controlar o dominar de algún modo la fuerza descomunal del inconsciente es atribuirle una exagerada capacidad de influencia. La mente soñante inconsciente tiene muchísima más fuerza que la mente del ego, y el soñador lúcido que piense que puede controlar el sueño infravalora sumamente aquello de lo que se ocupa.
Querer controlar muchas veces equivale a querer subyugar, dominar o eliminar, de modo que, más que controlar, propongámonos coreografiar el sueño, influir en él y dirigirlo. Ya sé que se trata principalmente de una cuestión semántica, pero las palabras producen un poderoso efecto en el inconsciente, por lo que debes ser cuidadoso con la fuerza que contengan las que utilices. Debemos hacer del inconsciente nuestro aliado, no nuestro enemigo. No intentes controlar tu mente soñante; al contrario, procura entablar amistad con ella, porque una vez que lo consigas podrás disponer de más energía de la que jamás imaginaste que fuera posible.
Extraño pero cierto
Parece que los videojuegos pueden ser buenos para el sueño lúcido (¡lo siento, padres y madres!). Los psicólogos del sueño afirman que los «jugadores que están habituados a controlar sus entornos de juego saben trasladar tal habilidad a sus sueños». 12 Los estudios demuestran que quienes se entretienen a menudo con los videojuegos son más proclives a tener sueños lúcidos y, cuando alcanzan la lucidez, pueden influir en sus mundos oníricos.
Nos han repetido miles de veces que «loro viejo no aprende a hablar», pero un descubrimiento asombrosamente optimista de la neurociencia –la neuroplasticidad– nos obliga a reconsiderar la desfasada idea de que, cuando llegamos a la madurez, la estructura física del cerebro es inmutable. El término neuroplasticidad se refiere a la capacidad del cerebro de cambiar y adaptarse como respuesta a acciones recién aprendidas o repetidas, una capacidad que se puede activar a través del sueño lúcido.
¿Cómo? El sistema neurológico no diferencia entre las experiencias en estado de vigilia y las del sueño lúcido, es decir, soñar lúcidamente algo no es para el cerebro como imaginarlo, sino realmente como hacerlo. El sueño lúcido es tan intenso que el cerebro empieza a funcionar de acuerdo con lo que estamos soñando. Esto significa, básicamente, que en los sueños lúcidos puedes aprender y formarte, e incluso provocar cambios duraderos en tu propio tejido cerebral.
Pero ¿cómo funciona todo esto? Con la activación de las zonas prefrontales del cerebro que va unida a la lucidez plena, podemos comenzar a participar de todo el potencial de la neuroplasticidad mientras dormimos. Durante los sueños lúcidos se pueden fortalecer los senderos neuronales y abrir otros nuevos, exactamente igual que cuando estamos despiertos. Por esto los soñadores que conscientemente realizan determinadas prácticas dentro de sus sueños lúcidos (por ejemplo, deporte, pintura o actos de bondad) crean y fortalecen los senderos neuronales asociados a esas prácticas, cuyo desarrollo es después más fácil cuando se está despierto.
Así pues, cada vez que actúas con coraje en un sueño lúcido fortaleces los senderos neuronales relacionados con el coraje en estado de vigilia. Y cada vez que tiendes la mano de la amistad a la mente inconsciente cimientas una relación que seguirá cuando despiertes.
En los sueños no lúcidos la neuroplasticidad no interviene en el mismo grado (así que no te angusties por ese sueño en el que estrangulabas a tu jefe), pero en los lúcidos, en los que tenemos capacidad para decidir qué hacer, podemos incidir en los senderos neuronales con las acciones que llevemos a cabo. Las consecuencias de tal realidad son de enorme importancia: podemos cambiar el cerebro mientras dormimos.
Sigmund Freud, padre del psicoanálisis y autor de La interpretación de los sueños, popularizó en gran manera el uso de los sueños con fines terapéuticos. Muchas de sus ideas parecen desfasadas, pero su modelo de psique es tan relevante hoy como hace cien años.
Las teorías freudianas llevaron a imaginar la mente como un iceberg, que, como sabemos, es mucho más grande debajo de la superficie. Esta comparación sentó la base de la distinción entre la mente consciente y la inconsciente. Freud pensaba que la parte inmediatamente reconocible de la mente, la «mente consciente», en realidad es el aspecto mucho más pequeño y que la mayor parte de la mente es «inconsciente»: la parte oculta debajo de la superficie.
Muchos piensan que no son más que aquello de lo que son conscientes