OSVALDO ARRIBAS, ANDRÉS BARBAROSCH, VERÓNICA COHEN, MARÍA GABRIELA CORREIA, DIEGO FERNÁNDEZ, HELGA FERNÁNDEZ, NORBERTO FERREYRA, ALICIA HARTMANN, ADRIANA HERCMAN, JORGE LINIETSKY, STELLA MARIS NIETO, CAROLA OÑATE MUÑOZ, CLARA SALZ, NOEMÍ SIROTA


Identificación, nombre propio y síntoma


Una lectura del Seminario IX









Editorial Autores de Argentina


Identificación, nombre propio y síntoma : una lectura del seminario IX / Osvaldo

Arribas ... [et al.]. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de

Argentina, 2020.

Libro digital, EPUB


Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-0676-4


1. Psicoanálisis. I. Arribas, Osvaldo.

CDD 150.195



www.autoresdeargentina.com

Mail: info@autoresdeargentina.com

Diseño de portada: Justo Echeverría

Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini


Dirección de proyecto e-book: María Gabriela Correia.

Edición y revisión general a cargo de María Gabriela Correia y Verónica Cohen.

Colaboró en la revisión: Alexandra Belnicoff.



Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Índice


Nota a esta edición

Prólogo. Osvaldo Arribas

La estructura de la identificación de sujeto: privación, frustración, castración. Jorge Linietsky/Stella Maris Nieto

La marca, la identificación, la fobia. Diego Fernández/Carola Oñate Muñoz

La identificación en el fantasma: síntoma. Helga Fernández / Adriana Hercman

La letra, la identificación, el nombre. Norberto Ferreyra/Noemí Sirota

De la identificación a la apropiación del nombre. Andrés Barbarosch/Alicia Hartmann

La función del olvido y el nombre propio. De la identidad a la identificación. Verónica Cohen/Clara Salz

Nominación, nombre propio y sujeto. Osvaldo Arribas / María Gabriela Correia


Nota a esta edición

A través del espacio virtual, tenemos el agrado de hacerles llegar la primera publicación en formato de e-book del Curso Intensivo Anual que se dictó en 2018. En él, participamos destacados analistas, todos miembros de la Escuela Freudiana de la Argentina.

Es este un trabajo que fue realizándose con otros, tanto en lo que concierne a la publicación en sí misma, vale decir: la corrección, compaginación, elección de la tipografía y todo lo relativo al cuidado de la edición, como también al contenido de las clases, me refiero a la elección de la bibliografía, la interlocución entre los enseñantes y los interrogantes emergentes en cada reunión de trabajo. Ese intercambio deja traslucir un estilo de transmisión en el que el inconsciente juega su juego. Es por ello por lo que preferimos publicar no solamente lo producido por cada enseñante, sino que además, como es nuestra costumbre, incluimos el texto de la discusión con los asistentes. Porque no hay trabajo ni avance posible en el discurso del psicoanálisis si no es movidos por las preguntas, las dudas, los interrogantes, los puntos de vista diferentes, o mejor dicho, la resonancia que lo dicho tiene para cada quien, la enunciación que desliza de un enunciado, la posibilidad del señalamiento de un lapsus, un error, o un fallido, un tropiezo en el lenguaje que solo puede acontecer y cobra un valor cuando hay otro allí escuchando. Y aunque este no sea el lugar para interpretarlo, nos permite simplemente leerlo y darle entonces un lugar.

La decisión de publicar en formato de e-book nos posibilita trascender no solo las barreras geográficas, sino contemplar además nuevos hábitos de lectura propiciados por las nuevas generaciones de analistas y por los no tan nóveles que hemos incorporado esta modalidad, que ya es de uso corriente en estos tiempos que nos toca transitar. Fuimos motivados por el deseo de dejar testimonio de una porción de nuestro recorrido con otros, por lo que decidimos que este libro tome vuelo para quedarse revoloteando en la nube, en el espacio virtual.

Este e-book va dirigido a aquellos lectores que pretenden formarse en el discurso del psicoanálisis. Esperamos que encuentren en nuestra enseñanza la posibilidad de interrogar su práctica cada vez y un punto de anclaje para trazar luego, supervisión y análisis mediante, el estilo peculiar de cada quien que se autoriza como analista. Es hablando como analizante que el analista puede tomar el compromiso de la enseñanza y la transmisión, es decir, atravesado por su propio inconsciente. Al hacer la enseñanza de barrera al saber, este se descompleta y nos permite, a nosotros, que practicamos el psicoanálisis, tomar la dimensión de cómo estamos implicados en lo que decimos y en un discurso.

“... Enseñantes, pues, fueron ustedes para mí...1”, dice Lacan dirigiéndose a su auditorio en una contundente crítica a cualquier modo que se precie de ser llamado enseñanza, si no se considera que “... es donde está el S sujeto barrado que se encuentra el enseñante, lo que no implica que lo haya siempre en el Sujeto barrado...”.

Esperemos que estas letras que hoy emprenden su vuelo les permitan a ustedes, en algún momento, hacerlos tropezar con el deseo de enseñante, también, alguna vez.


María Gabriela Correia. Abril de 2020.

Responsable de la Secretaría de Publicaciones



1 J. Lacan: Alocución sobre la enseñanza. Otros escritos. Ed. Paidós.

Prólogo


La Secretaría de Publicaciones reunió en este e-book 14 clases dictadas en el Curso Intensivo Anual correspondiente a 2018 por varios miembros de la Escuela Freudiana de la Argentina, con el título general de “Identificación, nombre propio y síntoma”, mediante el cual se nombraban los principales ejes que vertebraron el trabajo.

Las dos primeras clases las dieron Jorge Linietsky y Stella Maris Nieto, con el título “La estructura de la identificación de sujeto: privación, frustración, castración”, ambas clases estuvieron referidas especialmente a lo que se pone en juego en la constitución del sujeto respecto del rasgo unario, a lo que significa su entrada en la cuenta, como contado y como “contador”, como quien cuenta, se cuenta y se descuenta, respecto de una falta que es estructurante. No hay sujeto sin la entrada del significante en lo real y el agujero que implica. Y de lo que se trata en este punto es de la identificación constitutiva del sujeto, no de las sucesivas identificaciones que vienen después.

Luego siguieron Diego Fernández y Carola Oñate Muñoz, que tomaron la articulación relativa a “La marca, la identificación, la fobia”. La marca de la que se trata no es otra que la marca de un deseo, un deseo que, de no estar marcado a su vez, desata la fobia como una estrategia propia del sujeto destinada a defenderse y permitirle sostener su “propio” deseo, su marca, frente a la inmensidad de un deseo materno que, sin marcas que lo definan, puede asfixiarlo.

Por su parte, Helga Fernández y Adriana Hercman se enfocaron en “La identificación en el fantasma: síntoma”, es decir, en la relación del síntoma con la identificación sostenida en el fantasma. Cuando se produce la identificación el sujeto cuenta y descuenta, y lo que descuenta lo descuenta para contarse como Uno, pero lo descontado retorna y se hace contar como falla en la cuenta, como un resto incontable en el síntoma.

Norberto Ferreyra y Noemí Sirota trabajaron “La letra, la identificación, el nombre”. Siempre hay una falla en el proceso de identificación, una falla propia de la estructura, una falla en el movimiento de representación que siempre deja un resto. Esa falla se traducirá luego en la falta que el sujeto habrá de elaborar. La identificación no es la alienación, o al menos, no es la alienación sin la separación. La identificación es necesaria para que uno le hable a otro, a su semejante, desde un lugar discriminado en el que se sostenga, aunque claro que no sin síntomas de un plus, un resto, dado que el resto y el otro presentifican la inminencia del goce.

¿Y el nombre? ¿El nombre nos identifica? ¿O acaso “El nombre es lo que puede nombrar con éxito el fracaso de la identificación”?

Andrés Barbarosch y Alicia Hartmann encararon la cuestión que va “De la identificación a la apropiación del nombre”, lo cual significa una discriminación entre ambos términos, que no son sinónimos ni se implican mutuamente, pues identificación no implica, necesariamente, apropiación. Sin esa discriminación de los términos no se podría decir que el neurótico es un “sin nombre”, alguien que ofrece su castración al goce del Otro, que sacrifica su propia existencia para garantizar la del Otro, y que por eso no se apropia del nombre y lo ofrece al goce del Otro. Recién en el análisis pueda quizás encontrar una posición subjetiva que le haga valer, para él y para los otros, su propio nombre.

Verónica Cohen y Clara Salz tomaron la línea que se sigue de “La función del olvido y el nombre propio. De la identidad a la identificación”. El nombre cumple la función de nombrar, y el sujeto lo adopta, adopta su nombre, se identifica a ese nombre con el que el otro lo identifica, o bien, a veces, sucede que lo rechaza, ya sea total o parcialmente. Se da el caso de que algunos adoptan su primer nombre y rechazan el segundo, o viceversa, pero apropiarse del nombre es la marca del paso a otra cosa, y es un pasaje necesario que va de la alienación a la separación. El nombre propio es extraño y familiar, viene del Otro y queda en cuestión hasta que el sujeto puede hacer algo con él.

¿Por qué los nombres propios serían más apropiados para el olvido que cualquier otra palabra? Uno puede olvidar un sustantivo y sustituirlo por otro, una palabra por otra palabra similar, pero cuando se trata del nombre propio no se lo puede sustituir por cualquier otro, el nombre propio es insustituible, por eso su olvido es siempre notorio, indisimulable. No hay metonimia que alcance para sustituir la metáfora del nombre.

Y en este “libro”, por último, tenemos las dos últimas clases que dictaron el que suscribe estas líneas, Osvaldo Arribas, y María Gabriela Correia, que se ocuparon de hacer algunas puntuaciones acerca de la articulación “Nominación, nombre propio y sujeto”.

El nombre propio es una inscripción, una marca, que pierde el sentido para consolidarse como tal, como marca, como letra, como escritura, como nombre. Pero sabemos que el nombre propio del enunciado no alcanza a nombrar el sujeto de la enunciación, es decir, al que habla con y en esos enunciados, pero pretende hacerlo, pretende nombrarlo, busca suturar ese agujero entre enunciado y enunciación, ese mismo agujero que se abre o se deja ver, se hace notorio, salta a la vista, cuando se produce el olvido de un nombre propio. La interpretación es una lectura en transferencia de ese acontecimiento, un descifrado del cifrado del inconsciente. Una lectura que distingue las operaciones que significan traducir, transcribir y transliterar.

La “conjetura de Lacan” dice que es porque algo se lee, en lo que se escucha, que hay escritura. Es decir, se escribe, se puede escribir, porque algo fue escuchado, en el nudo de los tres registros anudados por la función del significante del Nombre del Padre. Sin la inscripción de este significante primordial no hay inscripción de ese vacío, de esa falta que permite la sustitución y el funcionamiento de la metáfora.

Esta breve puntuación de las clases, a guisa de prólogo, se hizo tomando expresiones y articulaciones presentadas en cada una de ellas, y solo pretende despertar interés e incitar a la lectura. Esperamos que las trabajen y las disfruten. Una cosa no quita la otra.

Osvaldo Arribas

Abril de 2020.