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Futbolandia. Ensoñaciones, realidades y virguerías del fútbol

En este libro surgen ensoñaciones y realidades del fútbol, y el autor habla de varios temas, como sus sueños de fútbol, ser jugador o entrenador, los surrealismos de este deporte-negocio, la creación del factor FIB (Felicidad Interior Bruta), los miedos y las lágrimas, el factor confianza, la experiencia o las ranas en el fútbol, así como presenta diversos apuntes sobre Guardiola, Bielsa, Pellegrini, Preciado o Mourinho, y da una visión muy particular de la victoria de la Selección Española de fútbol en el Mundial de Sudáfrica 2010.

Evidencias y paradojas del fútbol

El fútbol es sociología, lucha de inteligencias, negocio abierto o entre bambalinas; es difícil diseccionar la personalidad de los equipos y adivinar por qué éstos no saben jugar en equipo… En este libro, el autor distingue entre fútbol carrusel y fútbol torbellino, analiza la mentalidad de los triunfadores y de los perdedores así como a los que saben ganar y también a los que saben perder o recapacita sobre los buenos hábitos de los fuera de serie y cómo desarrollaron sus talentos, incluso si éstos tienen genes altruistas o egoístas o, simplemente, aplican la estrategia del delfín…

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«Una vez soñó Chuang Tse que era una mariposa que no sabía nada de Chuang Tse. De repente despertó y volvió a ser Chuang Tse. Ahora ya no sabe si Chuang Tse era una mariposa o si la mariposa soñó que era Chuang Tse». Pensamiento taoísta que explica con diáfana ambigüedad lo que es el fútbol muchas veces. «Cuando se escribe sobre fútbol se escribe sobre personas…», según el periodista Enric González. Hemos entrado en el «fútbol propaganda» que define a los futbolistas como «dioses», «extraterrestres», «galácticos», «sobrenaturales», o «personajes de Capilla Sixtina». Puse el acento en las zonas de influencia del fútbol ampliando su visión, el tiempo, el espacio y el engaño manejando la tripa como pelota. Enfoqué la lupa al fútbol de las «tres Ces», a los tres partidos en uno, al fútbol con o sin preliminares y otras utopías sobre la ley de la posesión y los genes altruistas…

Antonio Damasio nos ilustra: «No somos máquinas pensantes que sentimos, somos máquinas sentimentales que pensamos». Por lo que creo en la «Ley de la Atracción» de los futbolistas fuera de serie como Messi, Cristiano, Xavi Hernández, Iniesta… Analizo la teoría del «fútbol pornográfico», sus improvisaciones, sus inspiraciones y la necesidad de reconocimientos... Se deben concretar los «Cánones, tendencias y alternativas» para un fútbol en progreso. Si los equipos de fútbol no se humanizan, el espectáculo deportivo acabará siendo una competición de máquinas programadas sin ideas ni pensamientos. Sin conciencia…

«Quod natura non dat, Salmantica non praestat» (Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta). Otra vez España fue campeona del «Europeo 2012», con mi personal homenaje al amigo, al profesional, Vicente del Bosque como máximo representante. Cuando escribo, rejuvenezco. Pero es verdad lo señalado por La Rochefoucauld: «Los viejos empiezan a dar buenos consejos cuando ya no pueden dar malos ejemplos».

De fútbol y de hombres

Manuel Rodríguez García

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De fútbol y de hombres

© 2013, Manuel Rodríguez García. MAROGAR

© 2013, Ushuaia Ediciones, S.C.P.

Carretera de Igualada 71, 2º - 8ª

43420 Santa Coloma de Queralt

info@ushuaiaediciones.es

ISBN edición papel: 978-84-15523-36-9

ISBN edición ebook: 978-84-15523-37-6

Primera edición: febrero de 2013

Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales

Ilustración de portada: © Manuel Rodríguez García. MAROGAR

Todos los derechos reservados.

www.ushuaiaediciones.es

Fue en Gante (Bélgica) donde observé el anuncio de un film, titulado en francés: «Des dieux et des hommes» y que me llamó mucho la atención. Asistí a la exhibición de dicha película a las pocas semanas, con el antiguo fervor de las cintas de «arte y ensayo».

Ya había iniciado, por entonces, este proyecto de mi quinto libro. Y me pareció muy sugerente la introducción del «dios fútbol» en aquel título espectacular. ¿Qué sería del fútbol sin hombres y mujeres dentro…? Me resultó muy atractivo el título «De fútbol y de hombres» para este libro.

Cuando ya finalizaba los últimos detalles de este texto, también en Gante nació una niña encantadora: Carlotta, mi tercer nieto. A ella le dedico este libro de fútbol, de hombres y de mujeres… Esos que tienen amplias visiones, sentimientos e ideas de ese fútbol con el que tanto disfruto, en cualquier hora y lugar.

El autor

1. Prefacio

«El misterio del fútbol reside en la inagotable variedad

de los hombres, y es por la diferencia que de ello resulta

que la maravilla se renovará siempre».

(Vladimir Dimitrijevic, «La vida es un balón redondo»).

Ese es mi compromiso personal. Desarrollar pensamientos e ideas sobre todos aquellos aspectos relacionados con el fútbol y sus hombres. Es decir, con los hombres y mujeres que juegan, o gestionan, aspectos diversos del fútbol; cualquiera que sea el estilo, tipos y maneras de jugarlo. Porque, siempre, he enarbolado la idea específica de que el fútbol no es uno, ni exclusivo, y no le pertenece ni siquiera al que obtiene mejores resultados por más que su estilo haya resultado ganador en un período dilatado de tiempo.

Nunca, hasta la fecha, hubo un equipo triunfador por siempre y en todo momento. A Dios gracias… Porque si hubiera sido así, el progreso del fútbol habría resultado más limitado. Es lo que tienen las dictaduras políticas, las ideas y los movimientos exclusivistas por cuanto los modelos se enquistan y las soluciones no vuelven a aparecer hasta que aquellos se pudren y revientan. Justo ahí se genera un nuevo porvenir… Un equipo profesional, una selección, un jugador en concreto, no prevalecerán siempre si se acomodan y no evolucionan. La vida y el fútbol; el fútbol y la vida son así gracias a sus hombres…

En mi libro «Evidencias y paradojas del fútbol» quedaba constancia de mi vocación permanente en estos asuntos del fútbol: «El cerebro es un continente pequeño- pesa menos de kilo y medio - pero encierra la mayor complejidad del universo». (José Antonio Marina). En nuestras refriegas diarias no nos damos cuenta que la posible diferencia entre Messi y Ronaldo no son sus estructuras físicas o técnicas. Sus cualidades fundamentales son mentales y, después, sus posibles diferencias serán hormonales. ¿Hormonales? (…) «Las personas con los «productos químicos cerebrales» idóneos (serotonina, dopamina, o compuestos relacionados) tendrán éxito, mientras aquellas personas cuyo funcionamiento químico no sea del todo correcto, sufrirán fallos de atención, no estarán motivadas o serán violentas» (E. Jensen, «Cerebro y aprendizaje»). Pero, por supuesto, en nuestro afán de escribir sobre materias del fútbol poco tratadas, poco formalizadas o poco pensadas, yo me he liado la manta a la cabeza y ese afán me llena intelectualmente. Gracias a J. A. Marina volví a autoafirmarme («El cerebro infantil: La gran oportunidad): «Hay una ley general de nuestro cerebro: Lo que no se usa, se pierde». Por lo que quiero seguir pensando y transmitiendo ideas de fútbol todavía durante muchos lustros…

En «La vida es un balón redondo», Vladimir Dimitrijevic me cautivó con sus recuerdos y sentimientos de fútbol. Leyendo sus precisiones, encontré muchas ideas parecidas a como yo las viví. Lógicamente, salvando las diferencias que origina el contexto geográfico y temporal. «El misterio del fútbol reside en la inagotable variedad de los hombres, y es por la diferencia que de ello resulta que la maravilla se renovará siempre (…) ¿Por qué el ser humano se siente atraído por la regla, el orden, la claridad? Yo respondo: ¿Por qué Dios organizó, en siete días, el reparto de los elementos y de las criaturas? Se me podría citar el Libro: ¡porque eso es bueno! Pero pensemos en términos futbolísticos. En general, los ojos ponen orden en el caos, ante todo en el caos de la primera infancia. Canalizan la potencia muscular, la potencia destructiva u oscura. Ellos introducen las reglas, las dificultades. Ciertos actos están prohibidos. El fútbol colma a la gente de certezas, y ante todo de la convicción de que en la vida hay cosas que no se hacen. Durante noventa minutos, los hombres reencuentran el orden».

Haré una síntesis elemental donde podremos encontrar algunas muestras de esas sensibilidades a las que me apego, como Dimitrijevic: «Al niño le gusta que le impongan reglas, renuncia a intentar transgredirlas de igual modo (…) Los niños se expresan a veces con mucha poesía, no porque eso les parezca poético, sino porque han encontrado el sentido. La gente que va al partido ya no encuentra sentido en el mundo que les rodea. Cuanto más caótico es este mundo, más se buscan leyes estrictas… Es por ello que estoy de parte del árbitro que decide, que impone, que no organiza un referéndum antes de determinar si hay fuera de juego o no, si el gol es válido o no. Algunos dicen que hay que introducir cámaras por todas partes, vigilantes tras cada banderín de corner. ¿Por qué no comisiones de la ONU, grupos de expertos, unos cuántos abogados neoyorquinos y los tanques de la «comunidad internacional» para corregir un error voluntario o involuntario (humano) del árbitro? (…) ¡Aceptar el error humano, rebelarse dignamente contra la justicia sin el perdón de las máquinas o de los hombres-máquina!».

Estamos en un momento difícil para expresar ideas altruistas de fútbol. Tampoco es tiempo de idealizar situaciones que se considerarán posturas cursis en un negocio o industria que mueve cifras tan significativas, al fin y al cabo es lo que menos me importa del fútbol por cuanto lo económico es lo que menos me gratificó, de siempre. Por eso, intento que no me arrastre el sensacionalismo, desprecio los adjetivos superlativos sobre «el mejor jugador», «el mejor gol», «la mejor estadística», «el mejor récord», etcétera. Hemos entrado en el «fútbol propaganda» que intenta llenar espacios porque los medios viven y conviven con el espectáculo paralelo que sostiene su propio negocio. Incluso, lo que más me repele es cuando hablamos de los futbolistas como «dioses»; «extraterrestres»; «galácticos»; «sobrenaturales»; o personajes de la Capilla Sixtina… Mi absoluta independencia me permite abominar de tanta fantasía creada ficticiamente…

«El mito y el poema épico nacen de la tensión que existe entre la injusticia, el error humano que a menudo conlleva la pasión, y el gesto. Un gesto de saludo, de disculpa, o de admiración. Como cuando el guardameta felicita al que le ha marcado el gol, o cuando se aplaude en el corazón, silenciosamente, una proeza (…) Todos los entrenadores y los educadores deberían hacer leer a Homero y a Píndaro a esas almas juveniles, ávidas de notoriedad… El hombre de hoy ya no quiere vivir en una sociedad heroica; como ha escogido la pseudodemocracia, que le hace vivir en una especie de indiferencia, va al partido. La gente pequeña tiene sus victorias, ciertamente ilusorias, pues mañana las olvidará, las desechará». (V.Dimitrijevic). Por tanto, aparecerán muchas reflexiones que refuercen el papel de las personas y no solo de los especialistas en fútbol. Además de las oportunas reflexiones para entender el fútbol en su conjunto: las tácticas, las tendencias, las alternativas y las evoluciones, y aquellas cuestiones que mejoren el juego. Poniendo la lupa, incluso, en detalles futbolísticos que se olvidan de tanto practicar un determinado modelo de juego, de tanto fijarse en la letra gorda olvidándose de los detalles, tan importantes en este juego.

«Llegó un momento en el que se quiso desembarazar al juego de su aspecto tribal, y por ello se inventó el fuera de juego, que impide que todo el mundo pueda ir al mismo sitio al mismo tiempo, o que pueda aglutinarse en el área chica. Se quería evitar el rugby y esos reagrupamientos que tienen indiscutiblemente una gran belleza plástica, una gran virilidad, pero que tienen al mismo tiempo algo de enloquecido y telúrico. El fútbol prohíbe eso: si ustedes van todos al mismo sitio, su adversario les rodeará… Mientras que si usted tiene eso que gira, que circula, y que yo llamaría el mecanismo de relojería de un equipo, su concordancia interior, constatará fácilmente que cada giro se bonifica. La mecánica orgánica es algo absolutamente particular: de repente se tiene un buen equipo, el Áyax por ejemplo, formado por jugadores que habían jugado cinco años juntos antes de convertirse en estrellas. Hay eso que se llama la predisposición innata: ya no es un mecanismo, ha devenido orgánico», como escribiera Dimitrijevic.

Es mi quinto libro publicado. Otros están en camino, incluso alguno a medio pergeñar. Pero en esta ocasión puse el acento en otras visiones posibles del fútbol y sus interpretaciones diversas: Las zonas de influencia de un partido ampliando la visión no solo táctica, qué significa saber de fútbol y dominar tanto el tiempo, el espacio y el engaño manejando la tripa como pelota; pero también otras herramientas mentales cada vez más necesarias: ¡Hay que ganar como sea…! Me entra, de vez en cuando el «ataque de entrenador» y le pongo lupa a las diversas acciones técnicas de esos hombres jóvenes que son los futbolistas practicando un juego que los espectadores, directivos y periodistas llegan a creerse que se trata de una ciencia exacta… Igual que creen que la táctica es posible clonarla. Yo encontré algunas relaciones impensadas, atrevidas, quizás sorprendentes para los que manejan informaciones más recientes: El fútbol de las tres CES; tres partidos en uno; fútbol con, o sin, preliminares; y otras ideas sobre la ley de la posesión, etcétera.

Y tampoco me olvido de que toda actividad humana requiere de una específica inteligencia, la que nos demostró Guardiola durante cuatro años al frente del Barcelona. Sin renunciar a las que expresan otros entrenadores, otros futbolistas, que parecen convivir de manera natural con la Ley de la Atracción. Al hablar de los hombres del fútbol, somos muy críticos con la crítica, también con la idea denigrante de algunos que llegan a considerar a los futbolistas como máquinas, olvidándose del necesario respeto a sus incertidumbres particulares, sin razonar que los genes altruistas conviven con los genes egoístas, y todos ellos se pueden compartir. Incluso aceptando que, por más millonarios que sean, las gentes del fútbol necesitan de reconocimientos públicos. Hasta analizamos la curiosa teoría de un posible «fútbol pornográfico». Afortunadamente el fútbol no es una ciencia exacta y queda margen para interpretar sus múltiples decisiones. con la dificultad típica de un fútbol donde privan las improvisaciones, poniendo también mensajes de fútbol en «e-mail» y «sms», así como la constatación de ciertas inspiraciones de fútbol muy atractivas.

El fútbol fluye si los hombres fluyen. Y serán felices, y competirán a tope, y se relacionarán entre sí, y nos harán felices con sus expresiones futbolísticas. Quizás por eso surge «el misterio del fútbol» que cita Vladimir Dimitrijevic en «La vida es un balón redondo». Pero, con todo, hombres fuertes o menos dotados, inteligentes o menos despiertos, a la hora de la elección para jugar el partido de fútbol se clasificarán en porteros, defensas, centrocampistas y delanteros… Todos ellos podrán sufrir el síndrome de Pigmalión, igual que podemos detectar a los futbolistas cometa; o dejando constancia de aquel hombre que se liberó del entrenador, o sea, la renuncia de Guardiola a seguir entrenando al F.C. Barcelona. ¿Otro misterio no resuelto del fútbol?

Lógicamente, coincidiendo con el tiempo en que se jugaba el Europeo 2012 de Polonia y Ucrania, era oportuno significar algunos aspectos del desarrollo de dicho campeonato, incidiendo en esas visiones singulares que el fútbol es capaz de aportar a través de las expresiones de sus hombres futbolistas. Lo que ocurre es que me apetecía asociar a Vicente del Bosque, Seleccionador español, con el ambiente universitario salmantino así como con el personaje histórico del Lazarillo de Tormes, a través de sus dichos, refranes y mensajes seculares. Lógicamente, hablando de personas, el dicho salmantino «Quod natura non dat, Salmantica non prestaet» presidió todo el Europeo y mis visiones futbolísticas. Las leyendas salmantinas están ahí para homenajear al seleccionador salmantino.

Y como leí al escritor y periodista Enric González, con el que comparto muchas ideas futbolísticas además de gustarme su forma de escribir, prefiero sus reflexiones para que, con pocas palabras, exprese mi propio estado de ánimo sobre esta materia: «Cuando se escribe sobre fútbol se escribe sobre personas. Sobre los héroes de la cancha, mimados y zarandeados, adorados y vilipendiados, sometidos a presiones tan brutales como absurdas, y sobre la masa anónima de la grada, que vuelca en el deporte pulsiones complejísimas: desde la voluntad de pertenencia a la sublimación de la propia existencia a través de héroes en calzón corto. Se puede hacer buena literatura con una jugada o un gol, y la hacen semanalmente los mejores cronistas deportivos, pero se trata de argumentos con poco recorrido. Incluso los cronistas deportivos recurren a la personalización: la tentación es irresistible».

Reconozco que fue un atrevimiento dedicarle seis capítulos a desmenuzar ideas sobre los «Cánones, tendencias y alternativas» del fútbol quizás contra corriente de lo generalmente aceptado. Lo mismo que ocurre cuando quieres interpretar decisiones de hombres que piensan a la velocidad de la luz. De ahí que le pida a la crítica deportiva una mayor ponderación, un mayor rigor, al fin y al cabo ellos no llegan a las 180 pulsaciones por minuto. Las incertidumbres, las improvisaciones, las admiraciones, los rechazos, los reconocimientos, las sorpresas, etc., todo forma parte de este juego sorprendente. El fútbol y sus hombres nos deleitan como las cometas que manejábamos de niños pero es que son muchas las reflexiones necesarias para entender a todos los participantes: árbitros, entrenadores, periodistas, directivos, aficionados y a los máximos protagonistas del partido: porteros, defensas, centrocampistas y delanteros. Todos ellos sufren, de vez en cuando, del síndrome de Pigmalión…

Por tanto, en la misma senda que ya tracé en 2009 con mi libro «La Ignorática y el fútbol», en este nuevo he procurado ampliar otras visiones, aflorando nuevos enfoques, investigando sobre hechos y personas, sopesando otras cuestiones que en otro momento parecían ser intocables. Sin olvidar que el fútbol son sus hombres… Así de sencillo.