LONDRES GAY
PETER ACKROYD
En nuestra página web: https://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado.
Título original: Queer City. London from the Romans to the present day
Diseño de la cubierta: Estudio Calderón, basada en un diseño de Jordi Sàbat
Primera edición en e-book: mayo de 2020
© Peter Acrkroyd, 2017
© de la traducción: Tomás Fernández Aúz, 2018
© de la presente edición: Edhasa, 2018
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ISBN: 978-84-350-4705-0
Producido en España
Notas
1 «What’s in a name? That which we call a rose By any other name would smell as sweet» («En un nombre, ¿qué hay? / Aunque tuviera otro nombre, la flor llamada rosa olor de igual fragancia exhalaría»). Romeo y Julieta, Acto II, Escena II, 1-2. (N. del T.)
2 «Queer» en el original, que también significa «marica». La propia comunidad homosexual optó por hacer suya la acepción de «raro» o «extraño» que tiene la palabra «queer», inicialmente despectiva, como se indica, dándole la vuelta y permitiendo esa utilización académica de la que se habla a renglón seguido. (N. del T.)
3 Recuérdese que el sentido original de la voz «gay», antes de quedar superado por la connotación actual, era el de «alegre» o «festivo». (N. del T.)
4 John Florio, amigo de William Shakespeare, escribe en su diccionario de inglés-italiano, Worlde of Words, de 1598: «ingle, a boie hired to sinne against nature», es decir: «Ingle: joven al que se le paga para pecar contra natura». Hay arduas discusiones sobre el origen del término, que parecería provenir de una deformación del gaélico «aingeal», «brasa» o «ascua», que por asociación maliciosa con la voz inglesa «angel» («ángel») habría dado en significar algo así como «querubín ardoroso». «Nook» equivale a «rincón» o «lugar cálido y recóndito», razón por la que, convencionalmente, el «inglenook» es simplemente el «rincón de las brasas», es decir, la chimenea. Lo que hace aquí el autor es dividir en dos palabras un término perfectamente respetable como «inglenook» y sugerir maliciosamente que no estaría mal que en todo «rincón hubiera ascuas». Según algunas opiniones, la palabra castellana «ingle», como cálido rincón de la entrepierna, conservaría parte del sentido antiguo del término inglés. (N. del T.)
5 La palabra proviene de la expresión latina «catamitus», que a su vez es una deformación de la griega «Ganímedes»; como se sabe, un hermoso joven amado por Zeus. (N. del T.)
6 La palabra κίναιδος está formada por κινώ y αιδώς. La primera significa «mover» y la segunda «vergüenza», de modo que κίναιδος denota al individuo que avergüenza a otros con sus acciones, fundamentalmente por sus preferencias sexuales. (N. del T.)
7 Aunque también significa, en sentido despectivo (por exagerado), «pulcro», «aseado», «repeinado», y por ello sinónimo de «petimetre», «pisaverde» o «afeminado». (N. del T.)
8 Como es obvio, la traducción al castellano no siempre es viable ni obvia, de modo que en muchos casos se observará que procedemos por aproximación, aunque siempre con voluntad de exactitud. (N. del T.)
9 La palabra «backgammon», además del juego, une las palabras «back» y «gammon», procedente del francés antiguo «gambon», aumentativo de «gambe», «pierna», y directamente relacionado con nuestro «jamón». Por consiguiente, con lo que juegan estos «jugadores» es con los «cuartos traseros». (N. del T.)
10 Expresión francesa derivada de «gama ut», el tono más bajo de la gama musical, en alusión al descenso a las zonas erógenas inferiores. (N. del T.)
11 Siglo y medio después, la Biblia de Ginebra (1560) sustituirá la palabra «mujeriles» por «sodomitas». La cuestión es importante, dado que, si bien «mujeriles» puede implicar la pérdida de un rasgo de identidad esencialmente masculino, no impone la transformación en otra identidad, cosa que sí hace en cambio «sodomitas». La traducción castellana contemporánea da un paso más y habla de hombres «consagrados a la prostitución» (I Reyes, 14, 24). Véase también Jeffrey Jerome Cohen y Bonnie Wheeler (comps.), Becoming Male in the Middle Ages, Routledge, Nueva York, 1997. (N. del T.)
12 El banquete, o del amor, distingue dos clases de pasiones, inspiradas a su vez por las dos Afroditas existentes. El primero, regido por Afrodita Pandemos («de todo el pueblo», o popular), es un amor bajo y carnal que se ata «sin selección lo mismo a las mujeres que a los jóvenes, al cuerpo más que al alma», y según Pausanias es preciso evitarlo. El segundo amor se orienta a la inteligencia, pues «como la Afrodita celestial no nació de la hembra, sino solo del varón». Encuentra inspiración en Afrodita Urania, o celestial, se dirige a la inteligencia y al espíritu, además –o en lugar– de al cuerpo, se asemeja a la amistad profunda, y es «digno de ser buscado y honrado por todos». El banquete, 180e y sigs. (N. del T.)
13 «Faggot» y «fag» en el original. El segundo es simplemente la forma apocopada del primero. Ambas voces derivan de un término anterior que se aplicaba desdeñosamente a las mujeres (en torno al año 1590). El significado literal surge por asociación con la palabra francesa «fagot» o «haz de leña». El vínculo semántico, mucho más que por el hecho de que el «fagot» sirviera para iniciar el fuego en una chimenea, como apuntan algunas explicaciones, alude a lo incómodo que puede ser llevar una brazada de ramas (lo que lo conecta con el despectivo sentido figurado de «lastre»). Además, es posible que esta utilización de «faggot» se viera reforzada en Estados Unidos por su semejanza fonética con la palabra que usaban las comunidades yidis para denominar al «homosexual»: «faygele», que literalmente es «pajarito». No obstante, a renglón seguido el autor da otra explicación. (N. del T.)
14 Cabe especular con la eventualidad de que la voz genérica «tronco», que no se usa específicamente en los ambientes gais, surgiera en su día por asociación con «faggot»/«leño» y rebasara más tarde los límites de la comunidad gay. (N. del T.)
15 De origen incierto, parece surgir a finales del siglo XVI con la intención de señalar simbólicamente cualquier cosa que anduviera suelta y se moviera de forma pendular, por influencia de las voces «dangle» y «dangla», danesa y sueca, respectivamente, que significan «colgar» u «oscilar». (N. del T.)
16 Del verbo griego antiguo τρίβω, «frotar», que ya entonces designaba al acto por el que una mujer restriega sus órganos genitales con los de otra mujer. (N. del T.)
17 Habitualmente «soldado» en inglés, por asociación con el nombre de «Thomas Atkins», que era el que solía emplearse para rellenar los formularios del ejército con una denominación falsa. (N. del T.)
18 «Butch»: «tipo duro», surgida probablemente como abreviatura de «carnicero», adquiere el sentido de «lesbiana agresiva» en torno al año 1940; «dyke»: voz jergal para la «vulva»; «bull-dyke»: asocia «bull», «toro», con «dyke», «vagina», y designa a la lesbiana de acusadas tendencias masculinas, se la observa por primera vez en 1926. Véase https://www.etymonline.com/
19 Título de una obra de F. J. Atkinson, publicada en 2013: The Red and Savage Tongue. A Tale of Ethnic Cleansing in the Forests of Fifth Century England. Como se verá, la obra responde a la categorización de un historiador de ese mismo siglo. (N. del T.)
20 Este tipo de gladiadores aparecen mencionados en la Guerra de las Galias de César, durante la campaña contra Casivelono, librada en Gran Bretaña. El nombre proviene de esseda, el carro de las ruedas que usaban britanos, galos y belgas. (N. del T.)
21 Éxodo, 22, 18: «Todo el que peque con bestia, morirá». (N. del T.)
22 El término berdaches, o «Dos Espíritus», designa entre algunos indígenas norteamericanos lo que en otras culturas se entiende efectivamente por tercer género. El būta kōla es un rito anual en el que se representa de manera ceremonial la encarnación popular de ciertas deidades, algunas de ellas andróginas, como Jumadi, que se representa con pechos de mujer, pero tiene rasgos masculinos y bigote. (N. del T.)
23 Barrio londinense en el que hubo una casa de monjas agustinas, el «priorato de Holywell», citado en el Índice de nombres, cuyo nombre procede del manantial sagrado original junto al que se fundó el monasterio. (N. del T.)
24 Poema de finales del siglo XIV escrito por Thomas Chestre, un autor por lo demás desconocido. Solo existe un ejemplar, conservado en la Biblioteca Británica. (N. del T.)
25 Alusión anacrónica a la novela del escritor francés Alain-René Lesage, Le Diable boiteux, escrita en 1707. En uno de sus capítulos, el demonio Asmodeo eleva a uno de los personajes por encima de los tejados de Madrid para revelarle los inconfesables secretos que se ocultan bajo ellos. Se trata de una adaptación de una sátira anterior –El diablo cojuelo– de Luis Vélez de Guevara, publicada en 1641. (N. del T.)
26 Es decir, unos retretes públicos. (N. del T.)
27 Algo así como «Manual para anacoretas». (N. del T.)
28 Adonde debía acudir para contraer matrimonio, como se verá a renglón seguido, con Isabel de Francia, que por entonces (1309) apenas contaba doce años de edad. (N. del T.)
29 Título y personaje de uno de los Cuentos de Canterbury, del autor citado. Conocido también como «el bulero», por comerciar con bulas. (N. del T.)
30 «El convocante agregó un tenso bordón a su cantar.» (N. del T.)
31 El «Cuento del convocante» es el octavo de los veintitrés que contiene la obra de Chaucer. (N. del T.)
32 El autor se refiere al original en inglés medio: «“Let be”, quoth he, “it shall not be, so the’ch. / Thou wouldest make me kiss thine olde breech, / And swear it were a relic of a saint, / Though it were with thy fundament depainT. / But, by the cross which that Saint Helen fand, / I would I had thy coilons in mine hand, / Instead of relics, or of sanctuary. / Let cut them off, I will thee help them carry; / They shall be shrined in a hogge’s turd”. / The Pardoner answered not one word; / So wroth he was, no worde would he say». (N. del T.)
33 Pieza de carácter alegórico sobre el comportamiento de la humanidad en la que dialogan y se contradicen una serie de personajes o personificaciones definitorias del género humano, como Mercy (la Misericordia), Mischief (la Diablura), New Guise (la Moda), Nowadays (el Presente) o Nought (la Nada).
34 Nombre con el que se conocía coloquialmente al complejo del Hospital Real y la iglesia Colegiata de Santa Catalina, situados junto a la Torre de Londres. El edificio, construido en 1147, fue demolido en 1825 para dejar paso a los muelles de Santa Catalina (hoy transformados en un puerto deportivo), en la orilla norte del Támesis. (N. del T.)
35 Histórico edificio, construido sobre los cimientos de un antiguo anfiteatro romano y equivalente medieval de los actuales ayuntamientos. (N. del T.)
36 En el Londres de la época no existía un directorio oficial de calles, de modo que era frecuente que se las conociera en función de las actividades que predominaban en ellas: es lo que aquí ocurre con Foul Lane (algo así como «Callejón del vicio») o Naked Boy Alley («Paseo de los chicos desnudos»), pero también pueden encontrarse otros ejemplos, como Offal Court («Corte de los menudillos») o «Pudding Lane» («Callejuela de la casquería», pues ese era el antiguo significado de «pudding», en alusión a las vísceras y órganos que caían de los carros que bajaban por la calle de los carniceros, con la que se cruza Offal Court) o «The Poultry» («Calle de las pollerías»), etcétera. (N. del T.)
37 Es decir, el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales. (N. del T.)
38 Religioso español originalmente perteneciente a la orden de los Jerónimos y convertido más tarde al protestantismo. Era contrario a la ejecución de herejes, por considerarla contraria al mensaje de Jesús y creer que nadie podía ser condenado por sus ideas. (N. del T.)
39 Los Rollos de Patentes (o Rotuli litterarum patentium, según su título latino) son un conjunto de actas administrativas compiladas por las sucesivas cancillerías del Reino Unido desde el año 1201 hasta nuestros días. (N. del T.)
40 «Codpiece»: se trata en realidad de la célebre «bragueta de armar», una suerte de colgajo o bolsa cosido frente a la entrepierna de los pantalones masculinos que resaltaba la zona genital. Fueron muy usadas en los siglos XV y XVI. (N. del T.)
41 The Theatre (denominación que pretendía señalar que se trataba del «teatro» por antonomasia) era un conocido escenario isabelino situado en Shoreditch, a las afueras de la ciudad de Londres. Competía con The Curtain, otro teatro de la calle Hewett, también en la periferia londinense. Ambos funcionaron entre el último cuarto del siglo XVI y el primero del XVII. (N. del T.)
42 Esta frase admite otra interpretación. Ovidio no tiene por qué estar refiriéndose necesariamente al hecho de que su hijo vaya a «prostituirse» en sentido literal, ya que podría estar afirmando que, al abrazar el oficio de actor, está «prostituyendo» su talento al centrarse en complacer al público y en recibir a cambio un salario. Ha de tenerse en cuenta que a principios del siglo XVII era extremadamente raro ver mujeres sobre el escenario y que, por consiguiente, los papeles femeninos corrían a cargo de hombres o muchachos, con el doble agravante de que la profesión de cómica era considerada vergonzosa y de que la propia palabra «actriz» era prácticamente sinónimo de «prostituta» en la percepción común (una idea generalizada en toda Europa hasta bien entrado el siglo XVIII). (N. del T.)
43 El verbo empleado en el original («sups»), tomado en préstamo del francés «souper», cuya traducción es la que aquí figura, tiene, sin embargo, el doble significado de «sorber» o «chupar», cuya clara intención sexual se deduce fácilmente del contexto. (N. del T.)
44 Abreviatura habitual de una obra cuyo título completo es más explícito: An Excellent Tragedy of Mulleasses the Turke, and Borgias Governour of Florence. (N. del T.)
45 Que irónicamente deriva su nombre de haber sido sede, hasta 1540, de un monasterio carmelita. (N. del T.)
46 Cuyo subtítulo –«Azote de actores, o Tragedia de comediantes»– apunta con claridad a su intención crítica. (N. del T.)
47 «Male stews», en el original. Es muy curiosa la evolución del término: el substantivo «stew» procede del verbo homónimo –«lugar para tomar baños de vapor»–, derivado a su vez del francés antiguo «estuver» («darse un baño caliente»), de procedencia incierta, aunque emparentado con el castellano «estufar», posiblemente del latín vulgar «extufare» («evaporarse»), de «ex-» («fuera») y «tufus» («vapor»), del griego «typhos» («humo»). En el lenguaje jergal del período renacentista y preindustrial se usaba como sinónimo de «burdel», tanto por ser estos lugares de atmósfera sofocada como por la tradicional mala reputación de las casas de baño medievales. Véase https://www.etymonline.com/word/stew. (N. del T.)
48 Acto IV, Escena 5. (N. del T.)
49 Acto V, Escena 1. (N. del T.)
50 «Scarlet sins», en el original. El color escarlata se asocia a menudo con la inmoralidad y muy particularmente con la prostitución o el vicio, debido en gran parte a un pasaje bíblico del Apocalipsis (17, 1-6): «Ven, que te voy a mostrar el juicio de la célebre Ramera con la que fornicaron los reyes de la tierra [...]. Y vi una mujer cubierta de títulos blasfemos [...], vestida de púrpura y escarlata, resplandeciente de oro, piedras preciosas y perlas, que llevaba en la mano una copa de oro llena de abominaciones, y las impurezas de su prostitución». (N. del T.)
51 «And how his Ganymede mov’d, and how his goat.» Aunque al rematar el párrafo matice su posición, el autor anula explícitamente la posibilidad de que «goat» tenga aquí el significado de «licentious man». Véase https://www.etymonline.com/word/goaT. (N. del T.)
52 «Soft and slippery.» Hay aquí un guiño escatológico, de los muchos que salpican el texto, que el lector deberá tener presente. Aplicados a cosas, estos adjetivos ingleses remiten a lo que aquí recoge el encabezamiento. En cambio, si lo que califican es un rasgo de carácter (el de Jacobo I de Inglaterra en este caso), su significado es el que aparece en la última frase del capítulo. (N. del T.)
53 Podría estarse diciendo, por ejemplo, que las armas y la corona del monarca, que seguramente presidían el frontal del lecho, igualaban en este al amante y al amado, sin distinción de rangos. Aunque también podría creerse que nada lograba estorbar el entrelazamiento de los cuerpos. (N. del T.)
54 El juego de palabras no sugiere una etimología, ya que la voz inglesa «bacon» como «carne de los lomos y costados de un cerdo» procede del francés antiguo, a través del proto-germánico «bakkon» («carne de res»). (N. del T.)
55 Las palabras en itálica corresponden a equivalencias del inglés medio. (N. del T.)
56 Romanos, 1, 26. (N. del T.)
57 «Esa mujer. O la hembra hombruna, libro que es un fármaco para curar la libidinosa enfermedad de quienes oscilan entre lo masculino y lo femenino en nuestros tiempos.» (N. del T.)
58 Saint Paul’s Cross era un monumento situado en el solar de la antigua catedral de San Pablo (que precedió a la actual). Estaba dotado de un púlpito al aire libre, lo que lo convirtió en la tribuna pública más importante del reinado de los Tudor y los primeros años de los Estuardo. En él se harían muchas de las declaraciones más relevantes sobre los cambios políticos y religiosos derivados de la Reforma protestante. (N. del T.)
59 La mujer silenciosa, edición y traducción de María Martínez Sierra, Asociación de Directores de Escena, Madrid, 1999. (N. del T.)
60 Aunque no consta que exista una traducción castellana del texto, quizá convenga traducir el título para la mejor comprensión de cuanto sigue: «El matrimonio femenino: o el loco enlace entre Mary, amante de un grumete, y Margaret, esposa de un carpintero, en Deptford». (N. del T.)
61 Recientemente convertido (desde el año 2001) en centro comercial. (N. del T.)
62 Esta palabra tiene una curiosa etimología, surgida, como tantas veces, por simple asociación de ideas. Proviene del latín «spinter», un tipo de brazalete. De ahí comenzó a aplicarse a los varones que las llevaban y a los homosexuales, por hallarse unidos como los eslabones de esas pulseras. Finalmente decidió aplicarse a los prostitutos. En inglés da voces como la que aquí se emplea para designar el lugar en el que estos practican su profesión, o como el adjetivo «spintrian», con el que se califica todo lo relativo a este comportamiento. (N. del T.)
63 En sentido propio, «swishy» es una voz de raíz onomatopéyica que imita y designa el sonido de un roce o un susurro, como el de un objeto que cortara el aire a gran velocidad (igual que las manos de quienes se mueven de esa manera). Como dice el autor, la expresión se acuña efectivamente «andando el tiempo», en los años treinta del siglo pasado, y denota a los individuos que se comportan de forma exageradamente femenina, generalmente en alusión a los homosexuales pasivos. (N. del T.)
64 Mervyn era hijo de George Tuchet, primer conde de Castlehaven y undécimo barón Audley por su matrimonio con Lucy Mervyn, razón por la que se le daba en ocasiones el título informal de lord Audley. El escándalo derivado de este juicio anuló esta denominación honorífica, que James, hijo de George y autor de la denuncia que nos ocupa, lograría recuperar al cabo de un tiempo. (N. del T.)
65 Apelativo con el que se identificaría a Carlos II, debido tanto a su animado carácter como a la propensión al hedonismo de su corte, por no mencionar la sensación de alivio general que vivió la población al volver a la normalidad tras más de una década de gobernación puritana. (N. del T.)
66 Evidente juego de palabras entre «parts», papeles o personajes que interpreta el actor en su carrera, y «parts» como «partes íntimas». (N. del T.)
67 Pepys fue administrador de la armada de Inglaterra y miembro del Parlamento, pero debe fundamentalmente su fama al diario que mantuvo entre los años 1660 y 1669. Aunque no se publicaría hasta el siglo XIX, ha venido siendo desde entonces una de las fuentes primarias más importantes para el estudio del período de la Restauración inglesa. (N. del T.)
68 O «Jimmy Nurse», apodo que debía al enorme éxito que consiguió en el papel de enfermera en la obra titulada Fatal Jealousy, de Nevil Payne. (N. del T.)
69 No es casual que el nombre de la hostería («Cock») signifique «verga» o «carajo» en la jerga vulgar británica. (N. del T.)
70 Se trata de Felipe I de Francia (1640-1701), hijo de Luis XIII y hermano menor de Luis XIV. (N. del T.)
71 Ya se adivina que parte de la intención mordaz recae en estos «apellidos» cómicos: los tres «Beaux» (que más que a la noción de «bellos» apuntan a la de «galanes» o «petimetres») son «Afectado», «Caraconejo» y «Ambisex», flanqueados por el coronel «Vara de Carro» y el conde «Babosadas». (N. del T.)
72 Abanicos de gran tamaño. (N. del T.)
73 Se trata del escritor irlandés Richard Steele (1672-1729), que no solo fue íntimo amigo de Addison, sino cofundador, con él, de la revista Tatler, cuya edición femenina acaba de citarse. (N. del T.)
74 Véase la nota de traducción de la página 13. (N. del T.)
75 Facilitará quizá la comprensión del texto una traducción tentativa de este panfleto inédito en castellano: «Vergüenza y condenación de los sodomitas: expuesta ante sus ojos con gran dolor y compasión por un ministro de la Iglesia de Inglaterra». (N. del T.)
76 Literalmente, «Paseo de las pajareras». El nombre alude al hecho de que, en el siglo XVII, Jacobo I de Inglaterra mandó construir en esta zona un aviario y una casa de fieras. (N. del T.)
77 Criados especiales elegidos por sus cualidades físicas que iban corriendo detrás de los carruajes de los aristócratas. Su misión consistía en asegurarse de que la calesa no volcara por inadvertencia debido a zanjas o raíces de árboles. Con el tiempo, el término se hizo extensivo a los sirvientes domésticos dedicados a llenar las copas de los comensales y a retirar posteriormente la vajilla. (N. del T.)
78 Traducimos el título para la mejor comprensión del texto: «Onania. O el atroz pecado de provocarse la polución, con el detalle de sus espantosas consecuencias». (N. del T.)
79 «Good golly Miss Molly»: estribillo de una canción compuesta por Little Richard en 1958. La letra completa dice: «Good golly Miss Molly / sure likes to ball», con el doble sentido de que a Molly le gusta «pasárselo bien» y «echar un buen polvo», ya que «ball» admitía las dos acepciones en la jerga de la época. (N. del T.)
80 Referencia a los «dissenters», es decir, los partidarios de la Reforma protestante en Inglaterra, que deseaban introducir profundos cambios en la Iglesia anglicana y se oponían a que el estado se inmiscuyera en las cuestiones eclesiásticas. (N. del T.)
81 La Worshipful Company of Coopers es una asociación gremial de connotaciones religiosas fundada en 1422. En 1501 recibió el espaldarazo oficial al recibir una Carta Real. Lo relevante aquí es que también opera como fundación caritativa y que desde sus inicios viene financiando dos establecimientos educativos, de ahí que se aluda aquí a uno de ellos. (N. del T.)
82 Hay en este capítulo un doble uso de la voz «flat». En primer lugar, se trata de un término jergal equivalente a este que traducimos por «obvias» y que se aplica en español a las personas juzgadas indudablemente lesbianas (a través de la acepción de «flat» entendido como «llano» o «llanamente», es decir, «por completo», «palmariamente» o «de forma clara y positiva»). (N. del T.)
83 Como puede verse en el título del capítulo, y también aquí mismo, con el uso de la expresión «polvo plano», o «flat fuck», «flat» es también la denominación inglesa de la práctica sexual conocida en castellano como «pelea de tijeras» («scissors fighting»), cuyos detalles se explican en el texto. (N. del T.)
84 Bebida alcohólica en general, muchas veces simplemente cerveza, aunque también se dice de una preparación hecha a base de ron, agua, limón y azúcar a la que eran muy aficionados los marinos, aunque más tarde pasara a ser de uso común. (N. del T.)
85 En inglés se llama «patty pan» al molde para las empanadas (normalmente rellenas de carne...), y por alguna razón la idea se asocia con una personalidad afeminada. También se llama «Pattypan squash» a un tipo de calabacín («squash») pequeño de forma redondeada y con un agujerito central (la denominación deriva de la semejanza que presenta, a tamaño reducido, con los moldes antes mencionados). (N. del T.)
86 Traducción de Miguel Ángel Pérez, Madrid, Cátedra, 2010. (N. del T.)
87 Valdría decir «el capitán Suspiro». (N. del T.)
88 La expresión «Fanny Hill» es una transposición al inglés del latín «mons veneris», o Monte de Venus, obtenida por deformación y conversión de la fricativa sonora [v] de «Venus» en la fricativa sorda [f] de «Fanny». (N. del T.)
89 Editorial Breogán, Madrid, 1980. (N. del T.)
90 Su verdadero nombre era Charles de Beaumont, conocido también, además de como se indica, con el pseudónimo de «mademoiselle de Beaumont». (N. del T.)
91 Los dragones eran soldados que combatían alternativamente en unidades de caballería e infantería. (N. del T.)
92 Juego de palabras jergal e intraducible. El original dice «take this buggume pear», aprovechando la semejanza fonética entre «bug» («insecto», o «bicho», en alusión al mal estado de la fruta) y «bugger», forma vulgar de «sodomita», como sabemos. (N. del T.)
93 Deberíamos haber puesto «la vida alegre», por ejemplo. Y es que, en efecto, debe recordarse que la voz «gay» significa originalmente eso, «alegre», sin conexión con ningún tipo de orientación sexual. Solo más tarde, al asociarse las costumbres libertinas, o liberales, de las clases acaudaladas que podían dedicarse a juergas y francachelas con las prácticas homosexuales, entre otras, empezó a utilizarse el término «gay» con la connotación que hoy conocemos, de manera un tanto similar al eufemismo que se emplea para denominar «chicas alegres» a las prostitutas. (N. del T.)
94 El autor añade aquí, inmediatamente después de la frase traducida («never offer any such thing any more to any man, if you do, you will get into a hobble»), una explicación que trasladamos a nota por razones obvias. Dice Ackroyd: «La palabra “hobble” no es ya de uso corriente, pero su significado resulta meridianamente claro». En realidad, «hobble» es la maniota o trozo de cuerda que suele utilizarse para trabar las patas de un animal e impedirle que se fugue (en obvia alusión a los grilletes). (N. del T.)
95 Es decir, el Brezal de Hounslow, un descampado próximo a la ciudad de Londres, habitado desde la Edad de Bronce, atravesado por una calzada romana, y actualmente convertido en una reserva natural y un campo de golf. (N. del T.)
96 Orden de caballería británica fundada por Jorge I en 1725. El nombre se debe a la compleja ceremonia, de reminiscencias medievales, con la que se concretaba el nombramiento de los caballeros, dado que se les sumergía en agua, como si de un nuevo bautismo se tratara. (N. del T.)
97 Henry Fuseli (1741-1825), pintor y dibujante suizo de difícil clasificación, célebre por retratar temas sobrenaturales y por sus telas de temática sublime. (N. del T.)
98 Aunque la etimología es discutida, una posibilidad es que la palabra (que significa «arrastrar» en inglés) derivara de los largos vestidos que llevaban a veces los actores masculinos que intervenían en los espectáculos de variedades luciendo caracterizaciones exageradamente femeninas. (N. del T.)
99 Ordinario, de mal gusto, hortera, pero también malo, insípido o soso. (N. del T.)
100 «Dole» en inglés corriente. (N. del T.)
101 En términos sociológicos, se entiende por «homosocialidad» la inclinación a mantener con personas del mismo sexo unas relaciones de naturaleza no romántica ni sexual, como por ejemplo la amistad, la cercanía con un profesor, etcétera. Lo opuesto es la heterosocialidad, que es lo que define a quienes prefieren establecer lazos no sexuales con personas del sexo opuesto. (N. del T.)
102 Aunque el autor lo explique sucintamente a renglón seguido, quizá convenga saber que, en el debate legislativo, una «enmienda de demolición» (también llamada «enmienda venenosa» o «enmienda asesina») es la que hace un legislador disconforme con los principios de una ley. Para ello trata de anularla mediante la introducción de un artículo llamado invalidarla: una especie de «caballo de Troya» que, bien por defectos de forma, bien por implicar la admisión de contenidos incoherentes, logre detener el trámite. Es una alternativa que el diputado emplea en caso de llegar al convencimiento de que una oposición directa será simplemente inútil debido a un claro voto en contra. (N. del T.)
103 Vertida al castellano, como se sabe, con pérdida de sustancia (pese a la pertinente nota aclaratoria de su traductor, Julio Gómez de la Serna), con el título de La importancia de llamarse Ernesto. (N. del T.)
104 En inglés coloquial, el verbo «spoon» aludía también a la noción de besuquearse o acariciarse amorosamente. (N. del T.)
105 Conocida habitualmente con el nombre de P&O, se trata curiosamente de una empresa vinculada con España y Portugal (de ahí su denominación de «peninsular»). Creada por un británico, un escocés y un irlandés, nació con servicios a Vigo, Oporto, Lisboa y Cádiz. De hecho, en los colores de la bandera de la empresa ondeaba en 1837 el blanco y el azul de la enseña portuguesa de la época y el amarillo y el rojo de la española. (N. del T.)
106 Pese a que la ortografía más frecuente de «lirio» sea «lily» y no «lilly», el significado del mote es claro: el «estanque de los lirios». (N. del T.)
107 Como diminutivo de «boy». (N. del T.)
108 «Para lo que le convenga: Un diálogo erudito que resultará instructivo para todos los londinenses y quienes visiten la ciudad, escuchado inadvertidamente en el club Thélème y transcrito en su literalidad.» (N. del T.)
109 Poema de Allen Ginsberg, escrito en 1955 y dedicado al autor estadounidense Carl Solomon. (N. del T.)
110 Huntley & Palmers, fundada en 1822. (N. del T.)
111 Literalmente, «meaderos». (N. del T.)
112 Voz de la jerga polari con la que se designa a la «policía». (N. del T.)
113 Literalmente, «Bio-toqueteo», dado que «grope» significa «meterse mano». (N. del T.)
114 El concepto que invoca Ackroyd, relacionado con la religión, nace, sin embargo, en la filosofía de la ciencia. Karl Popper, al comprender que la verificación científica no es posible –porque siempre puede surgir algo que la invalide–, sugirió centrarse en la posibilidad contraria de «falsar» una teoría. La falsación es relativamente sencilla, porque basta (en principio) una prueba en contrario. La verdad de la idea de Dios no es falsable ni verificable, y de ahí los enconamientos históricos. Y en qué «consista» ser o no ser homosexual es también, según Ackroyd, un extremo imposible de falsar o verificar con rotundidad, y por eso se revela polémico o irresoluble (o más necesitado de aceptación que de explicación, si se quiere). (N. del T.)
115 Al ser un concepto relativamente nuevo (se acuña, al parecer, en 2006, en las redes sociales), quizá convenga precisar un poco más su sentido. La expresión es una forma de decirle a una persona que debate acerca de una cuestión política que debe recordar que lo hace desde una determinada posición de privilegio (o simplemente influida por sus particulares circunstancias, como por ejemplo la de ser blanco o negro, hombre o mujer, heterosexual o heterosexual, rico o pobre, etcétera. En otras palabras, es una manera de instar a alguien a tener presente la faceta interseccional de la opinión (en el sentido de que las diferentes minorías experimentan la opresión de manera distinta). (N. del T.)
LONDRES GAY
Capítulo 1
En un nombre, ¿qué hay?1
Es curioso que un amor que no se atreve a pronunciar su nombre haya dado tanto que hablar. Si antiguamente se lo conocía como ese «peccatum illud horribile, inter christianos non nominandum» (“ese horrible pecado que no ha de mentarse entre los cristianos”), lo cierto es que desde entonces no ha dejado de suscitar debates ni un solo instante.
La voz «rarito»,2 que en su día fue un término con el que se expresaba repugnancia, se pronuncia hoy como estandarte de una diferencia. En el mundo anglosajón, ha acabado convirtiéndose en la voz predilecta del discurso académico; hasta el punto de que los «Estudios queer» forman ya parte del currículo universitario.
La respuesta más adecuada a la pregunta ¿de dónde procede la palabra «gay»? es: «vaya usted a saber». Podría argumentarse que deriva de «gai», que en occitano antiguo significa «alegre» o «vivaz»; o de «gaheis», que es como se dice «impetuoso» en godo; o aun de «gahi», expresión franca equivalente al calificativo «rápido». Sea cual sea la lengua que elijamos, observaremos que siempre se emplea para apuntar a nociones asociadas con la diversión frenética y el sentirse como unas castañuelas. En inglés, la apelación «gay» se aplicó inicialmente a las prostitutas y a los hombres que andaban tras ellas. Decir que una muchacha tenía reputación de «gay» significaba invariablemente que estaba a la venta; las demás no eran en ningún caso «gais».3 El sentido que se empezó a darle en el siglo XX, como sinónimo de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, parece deberse a una invención estadounidense surgida en la década de 1940. El neologismo necesitó pasar por un largo período de incubación antes de abrirse camino y alcanzar las costas de Inglaterra. Ni siquiera a finales de los años sesenta del siglo pasado eran muchas las personas capaces de entender lo que quería decirse con la expresión «bar gay».
A partir del siglo XI, la voz «sodomía» se convirtió en un cajón de sastre que podía significar cualquier cosa. Se aplicaba a los herejes, a los adúlteros, a los blasfemos, a los idólatras, a los rebeldes...; en otras palabras, a cualquiera que perturbara el sagrado orden del mundo. Su sentido se asociaba asimismo con el lujo y la arrogancia, y periódicamente se vinculaba su práctica con la posesión de unas riquezas desmesuradas. Evidentemente, también se empleaba para catalogar a quienes cultivaban ideas diferentes, o no ortodoxas, sobre la naturaleza del deseo sexual, utilizándose en ocasiones como una acusación añadida a otros pretendidos delitos, como el de la penetración anal.
En su origen, el término «bujarrón» («bugger») se aplicaba a los herejes, y muy especialmente a los que profesaban el credo albigense, procedente de Bulgaria. Sin embargo, dado que una parte de ese credo condenaba incluso las relaciones sexuales dentro del matrimonio –y, de hecho, toda forma de emparejamiento natural–, la connotación de la palabra terminó rebasando el ámbito estrictamente religioso. La voz proviene del francés «bougre» («tipo», o «tipejo»), empleada comúnmente en la expresión «pauvre bougre», o «pobre diablo».
El sustantivo inglés «ingle», que significa «muchacho depravado» o «chico malo», se hizo célebre a finales del siglo XVI. ¿No debería haber una expresión inglesa que sostuviera que todo hogar ha de tener rescoldo?4 En el este de Londres todavía existe una calle denominada Ingal Road. La palabra «pathicus», como llamaban los antiguos romanos al miembro pasivo de la pareja, aflora a la luz del día en la Inglaterra de principios del XVII. Lo irónico del caso es que el amante pasivo no necesitaba ser excitado sexualmente, a diferencia del activo, que sí debía estarlo, y sin embargo solo se castigaba al «pathicus». La discriminación es aquí más social que sexual. La pasividad era una característica que se atribuía a las personas que seguían una senda propia, ya que la inactividad (sexual o general) constituía un desafío para las convenciones grupales, una forma de desentenderse de los deberes sociales. Por eso el pasivo era como un lobo entre corderos.
El término «catamita» o «catamite»5 se acuña por la misma época en que se generaliza el uso de «pathic» («pasivo»). Por «pollito» («chicken») se entendía un menor, y de ahí la expresión «gavilán pollero» («chicken hawk») para aludir al hombre que va en busca de adolescentes. Este tipo de palabras podían existir y emplearse de forma clandestina durante décadas antes de empezar a circular de manera habitual, dado que, como es obvio, la actividad en sí todavía resultaba imposible de mencionar. El término jergal prototípico para aludir a todos los muchachos homosexuales es el relacionado con el joven y lampiño Ganímedes, que no solo aparece representado en muchas ocasiones con un gallito joven en la mano, sino que también recibe el nombre de «kinaidos».6
En el siglo XVIII, se empezó a fijar la atención en los «bardajos», o «mariconas» («mollies»). «Jemmy», o «Jaimito»,7 es un diminutivo de «James», por Jacobo I de Inglaterra, cuyas inclinaciones eran más que célebres, aunque también existía un término menos habitual, que podríamos traducir por «conejeros» o «dantes» («indorsers»), ya que procede de la jerga boxística, en la que se denomina «golpe de conejo» el acto de vapulear la espalda de un adversario.
En el expediente penitenciario de un ratero encerrado en la prisión de Newgate se aconseja «dejar que esos conejeros se entreguen a sus bestiales apetitos». Término menos brusco es el de «fribble», o «frívolo», sacado de un personaje salido de la pluma de David Garrick. De entre el resto de las voces empleadas en el siglo XVIII destacan las de «madge» (diminutivo de «Margaret»; «windward passage», como alusión fisiológica al amante del «paso de los vientos», y las más explícitas de «caudlemaking» (digamos, «soplaflautas»), o «giving caudle» («mete rabos»), ambas procedentes del latín «cauda», o «cola».8 Era habitual identificar a los «mariposones» con expresiones como «jugadores de backgammon»9 o «caballeros de la puerta de atrás», dedicados unas veces a la ruidosa pasión del «maullido» gozoso («caterwauling») y otras al acto del «gamahuche»,10 es decir, de la felación (y que en este caso puede aplicarse tanto a hombres como a mujeres).
El afeminamiento siempre ha formado parte de lo que David Garrick y su personaje, el señor Fribble, denominaban la «ooman nater» («human nature», en jerga paleta). No era condición enteramente reservada a los «raritos», y de hecho también se aplicaba a los varones que amaban más de la cuenta a las hembras de la especie. En la traducción inglesa de la Biblia que publica John Wycliffe a finales del siglo XIV, la palabra «effeminati» se vierte con la fórmula «men maad wymmenysch» («hombres locamente mujeriles»).11 Se los tenía por dados al exceso y cortos de mollera, por individuos blandos o débiles. Y para complicar todavía más las cosas, es posible que fueran incluso asexuados (eunucos).
No debe confundirse el término «afeminado» con «camp» («reinona» o «divina»), que implica la deliberada intención de entretener, llamar la atención o divertir a la gente. Los términos asociados con «reinona» o «musculoca» sugieren ostentación o exhibicionismo, y se supone que la palabra inglesa «camp» procede del verbo italiano «campeggiare», que significa «descollar», «sobresalir» o «dominar» (como el castellano «campear»). Y los más destacados «camps» eran posiblemente las «reinas» («queen» o «quean»; voz esta última que significa «mujer deshonesta» o «prostituta»). En un principio, la palabra se aplicó a las mujeres indecorosas o impúdicas, a las más audaces de su sexo, pero a principios del siglo XX empezó a emplearse asimismo para designar a las mariconas exageradas que trataban de mostrar más signos de feminidad que las mujeres mismas.
En 1869, un periodista húngaro llamado Karl-Maria Benkert acuñaba el término «homoszexualitás», convirtiéndose así en uno de los legisladores tácitos del género humano. Con todo, no se proponía establecer una distinción moral, sino sentar las bases de una clasificación. La cuestión andaba mucho más necesitada de un médico que de un sacerdote. Hay personas que todavía hoy acuden a depositar flores a la tumba de Benkert. Veintitrés años después de la invención de este nombre, Charles Gilbert Chaddock traducía la palabra al inglés, lengua en la que arraigó con fuerza, manteniéndose en uso hasta nuestros días. Havelock Ellis la juzgará más tarde un «bárbaro neologismo, surgido de una monstruosa mezcla del acervo lingüístico griego y latino», pero es posible que estuviera confundiendo la palabra con la cosa.
En 1918 le preguntaron a J. R. Ackerley si era «homo o hetero», pero no entendió lo que se pretendía saber. T. C. Worsley, otro conocido autor de memorias, recuerda que en 1929 la homosexualidad «seguía siendo un término técnico, y todavía no era plenamente consciente de sus implicaciones». Y en la década de 1950 los señores de cierta edad aún quedaban desconcertados al escuchar esa palabra. No accedería al Valhalla del Oxford English Dictionary sino con el suplemento de 1976.
En 1862 apareció otra expresión, en este caso en la obra de Karl Heinrich Ulrichs. Las voces «uraniano» o «uranista» derivan de la explicación que ofrece Platón en El banquete sobre el amor entre personas del mismo sexo, al calificar este tipo de relaciones con la palabra «ouranios» o «celestial».12 (El significado literal de «ouraninos» es «el que orina» o «el meón», lo que abre una nueva vía de análisis.) Por muy celestiales que pudieran ser sus orígenes, el término no cuajó. ¿Quién querría que le llamaran «uraniano»? Parece el nombre de algún tipo de gnomo... La «uraniana» o «urninde» es la mujer homosexual, y la palabra «uranodionings» describe a los bisexuales. También se encuentran otras nomenclaturas aún más raras, como las de «simisexualismo» o «amor homogénico», por ejemplo. Al «invertido» también se le descubrió a finales del siglo XIX, aunque es preciso señalar que la calificación no prosperó tanto como la de «pervertido».
En las heterogéneas filas de los hermanos y hermanas del amor homosexual también se utilizaban diversos eufemismos en los últimos años del XIX. Se preguntaba, por ejemplo: ¿Es serio? ¿Es eso? ¿Le va la música? ¿Le gusta el teatro? ¿Lo consideras temperamental? ¿Es TBH (es decir, Is he to be had; literalmente puede tomársele)? Con esta misma intención tácita, en la década de 1930 podía procurar averiguarse si dos jóvenes «compartían piso» o no. Y entre las voces menos dadas al eufemismo podemos citar las de «hada», «alza camisas», «violeta», «nenaza», «depravado», «fuma puros», «soplador» («poof»), término este último que anteriormente había convivido con los de «soplón» («puff»), «gallinita» («sissy»), «María» (y de ahí, por su diminutivo, «marica» y «mariquita»), «aplasta mierda», «estruja culos», «muerde almohadas», y, en una equivalencia sacada de la jerga inglesa estadounidense y asociada con la noción de fragilidad, «colibrí».13
Los «faggots» eran los manojos de ramas y leños14 que se apilaban para formar las piras en las que se quemaba vivos a los que eran acusados de sodomía. O esa es al menos una de las versiones de su origen, ya que también podría derivar de los escolares esclavizados que se veían obligados a cumplimentar ciertos deberes para los directores de sus colegios. Otras palabras complejas parecen haber salido de la nada. En el siglo XIX, un «pato» («dangler»15) era una persona que fingía sentir atracción por las mujeres, pese a que en realidad le gustaran los hombres.
De entre las variantes femeninas empleadas para denominar la pasión homosexual pueden destacarse las de «sáfica» (en referencia a la incomparable poetisa Safo de Mitilene, que vivió toda su vida en la isla de Lesbos y mantuvo en alguna ocasión relaciones sexuales con sus discípulas) y «lesbiana», término este último surgido en la década de 1730. A principios del siglo XX era frecuente apocopar en el mundo de habla inglesa la voz «sapphist» por «sapph». También existen alusiones a las «tríbades» o «practicantes del tribadismo»16 sacadas de fuentes tanto griegas como latinas. Están también la «fricatrix», la que frota, y «subigatrice», la que «excava un surco». En la Inglaterra del siglo XVIII se usaba la palabra «machorra» («tommy»17), y la primera mención conocida se encuentra en la Sapphic Epistle de 1777. Todavía pueden escucharse expresiones como «camionera» («butch»), «hembra» («femme»), «almejera» («dyke»), «marimacho» («bull-dyke») y «almeja lenta» («diesel-dyke»).18
La utilización de la palabra «rarito» («queer») es signo de resistencia y señal de que la persona se niega a recurrir al neologismo clínico de «homosexualidad», ideado, como ya hemos visto, por Karl-Maria Benkert. «Queer» admite además un empleo desligado del género (sería como utilizar «rarit@»). Se trata de una voz acomodaticia, y así habremos de valernos de ella en este estudio. No obstante, esta decisión no nos impedirá recurrir a otros términos, como «gay», siempre que parezcan revelarse más adecuados o encajar más cómodamente en el contexto. En caso de emergencia, puede resultar útil emplear la palabra «homoerótico», otra expresión que ha acabado refugiándose en nuestro siglo, tras sobrevivir al anterior. También podría ser necesario echar mano del acrónimo «LGBTQIA»: Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual, Queer, Intersexual, Asexual.
Queda claro, por tanto, que las personas rarit@s surgen a lo largo del espacio-tiempo, y que todas ellas y sus tipos poseen una historia diferencial, sean de uno u otro género. Por consiguiente, habrá quien juzgue que este libro constituye una narrativa «queer», pero cuando más rarit@, mejor.
Capítulo 2
Una lengua roja y salvaje19
Apenas ha quedado constancia alguna de lo que sucedía en el Londres anterior a los romanos. Sin embargo, tal vez podamos tratar de vislumbrar los perfiles que se insinúan en la supuesta luz crepuscular del mundo celta y detectar así alguna pasión extraña. Existe la hipótesis de que el nombre de la ciudad misma tiene origen céltico. No es preciso forzar en exceso la imaginación para conceder que los varones de estas tribus primitivas mostraban, según ellos mismos confiesan, un comportamiento y un carácter extremadamente activos, revelándose capaces de arrancar de cuajo el corazón de un venado sin dejar de golpear al mismo tiempo con la otra el tenso cuero animal que recubría sus tambores. De hecho, muchos de sus cabecillas acostumbraban a vestir ropas femeninas y a imitar en sus ritos ceremoniales el orgasmo de las mujeres y los dolores del parto. Ya Aristóteles tuvo ocasión de señalar que los celtas «juzgan abiertamente honrosa la defensa de una vehemente amistad entre varones». Para referirse a esa pasión, el pensador griego emplea la palabra «synousia», cuyo significado literal remite a la idea de «estar junto a alguien» o a la de «ser de la misma naturaleza que otra persona», aunque en un contexto más vulgar aludiría al acto sexual. Los celtas eran célebres por su tez morena y sus rizados cabellos, igualmente oscuros, que lubricaban preferentemente con aceite. «Llevan el pelo largo», explica Julio César, «y se afeitan todo el cuerpo, salvo la cabeza y el labio superior». Cualquiera puede verlos hoy mismo caminando por las calles de Londres.