Proyecto y realización:
Parramón Paidotribo, S.L..
Dirección editorial:
María Fernanda Canal
Editora:
Ma Carmen Ramos
Textos:
Gemma Guasch y Josep Asunción
Realización de los ejercicios:
Gemma Guasch y Josep Asunción
Diseño de la colección:
Màrius Sala - Emeyele
Fotografías:
Nos & Soto
Creart
Maquetación:
Emeyele
Primera edición: febrero 2010
© ParramónPaidotribo
Derechos exclusivos de edición para todo el mundo
www.parramon.com
E-mail: parramon@paidotribo.com
Preimpresión: Pacmer, S.A.
ISBN: 978-84-342-3480-2
ISBN EPUB: 978-84-342-4212-8
Éste es un libro práctico, visual e interactivo. Su formato permite usar dos bloques de contenidos a la vez: los materiales, la técnica, los modelos y otras propuestas en el BLOC 1, y la práctica, paso a paso, en el BLOC 2.
La magia de la acuarela se debe a su inmediatez. Una buena acuarela es fresca, no presenta retoques y, normalmente, se ha realizado en una sola sesión de pocas pero acertadas intervenciones. Se diluye con agua. Con ella se decide la densidad de la pintura, se rebajan los colores, se funden, se crean degradados, encharcados o se abren claros de luz. El pintor de acuarelas aprende constantemente de la delicuescencia del color y se sorprende con sus multiples efectos espontáneos.
La transparencia es otro factor importante en este medio. Se dice que una acuarela “no respira” cuando está pintada en exceso, hasta tapar la luz del papel. Conservar el frescor del color y la luz hasta el final es el mayor reto para un acuarelista.
MATERIALES TÉCNICAS MODELOS
MATERIALES
SOPORTES Y EQUIPO
PINTURAS Y SUSTANCIAS
PALETA BÁSICA
PINCELES Y ESPÁTULAS
TÉCNICAS
técnica 01 AGUADA
técnica 02 VELADURAS
técnica 03 HÚMEDO SOBRE SECO
técnica 04 HÚMEDO SOBRE HÚMEDO
técnica 05 SECO SOBRE SECO
técnica 06 RESERVAS
técnica 07 TEXTURAS VISUALES
técnica 08 LÍNEA Y TRAMA
MODELOS Y POSIBILIDADES TÉCNICAS
modelo 01 BODEGÓN DE VIDRIOS
modelo 02 CELAJE
modelo 03 RETRATO
modelo 04 FLORES
modelo 05 INTERIOR CON FIGURA
modelo 06 BODEGÓN DE FRUTAS
modelo 07 NATURALEZA VIVA
modelo 08 PAISAJE
Es el soporte de la acuarela. Está formado exclusivamente por celulosa, es decir, fibras vegetales extraídas de árboles o plantas. Las mejores fibras para el papel de acuarela son las de algodón y lino, por su gran absorbencia, elasticidad y resistencia. Para que un papel no se deshaga al entrar en contacto con el agua, debe contener, además de fibra, cola. A diferencia de otros papeles, el de acuarela ha sido encolado “en masa” durante la preparación de la pasta, y “en superficie”, una vez se ha formado y secado la hoja. Este doble encolado permite que una mancha de acuarela pueda extenderse por la superficie del papel y, a la vez, penetrar en su interior.
El gramaje del papel se refiere a su peso por metro cuadrado, que finalmente determina su grosor. Los papeles para acuarela no suelen tener un gramaje inferior a 250 g, aunque es posible pintar acuarelas sobre finas hojas si éstas han sido bien encoladas y fijadas en un tablero. El grosor ideal es de 350 g o superior. El acabado del papel afecta a su aspecto textural; puede ser liso o rugoso en distintos acabados: grano fino, medio o grueso.
También hay papeles más rústicos, con textura de saco y otros relieves. Esos acabados afectan directamente al trazo.
Diversas presentaciones: en hojas sueltas o en blocs, en distintos gramajes, acabados y tamaños.
Debe poder contener los colores y una paleta; a menudo, la tapa de la caja ya está diseñada para cumplir con esa función. Una caja ideal, debería, además, poder contener algunos pinceles, un pequeño trapo y algún pocillo si los colores son de tubo.
Debe disponer de concavidades para que el líquido no se desparrame por la superficie. Éstas pueden ser más o menos pronunciadas, y servirán para contener las distintas mezclas sin ensuciarse entre sí. El color de la paleta puede ser plateado o blanco, aunque resulta preferible este último, ya sea de plástico, porcelana o metal, porque permite ver mejor las mezclas de color. Un plato, una huevera de plástico o unos pocillos también serán válidos.
Caja de pinturas muy completa, con paleta metálica, pocillos y compartimento para pinceles.
Trabajar con dos botes de agua es muy útil. En uno se van limpiando los pinceles en cada cambio de color, y en el otro se toma agua limpia para diluir la pintura.
Otros accesorios del equipo que resultan básicos son:
- un lápiz de dureza media, para plantear los dibujos,
- un pote de cristal con agua,
- un trapo para limpiar los pinceles y eliminar un posible exceso de carga,
- una cinta adhesiva y un tablero de madera, si se desea trabajar sobre hojas sueltas, y
- un secador para cabello si se quiere acelerar el secado.
La pintura a la acuarela se compone de pigmento y goma arábiga como aglutinante, además de glicerina y miel para dar elasticidad y algún agente conservador. Es un medio soluble al agua que, por sus componentes, puede reblandecerse de nuevo una vez seco. Su transparencia se debe al aglutinante y al refinado de los pigmentos, cuya calidad influye de forma notable en la luminosidad y viveza de los colores. Algunos colores resultan muy caros por su pigmentación de alta calidad, por lo que muchas marcas ofrecen colores alternativos similares y de menor coste. Es importante tener en cuenta que no todos los colores reaccionan igual en el medio. Hay muchas diferencias respecto a su grado de penetración en el papel, la capacidad de tinción, la transparencia y la manera como sus partículas se expanden en la mancha húmeda. Conviene manchar a modo de ensayo antes de pintar, para comprender la pigmentación de cada color y saber cómo reaccionará.
La calidad de la pintura de los tubos y de las pastillas es idéntica. Varía sólo su densidad.
Cuando un tubo se ha secado, se extrae la pintura de su interior y se deposita en un pocillo, luego se emplea a modo de pastilla.
Existen dos tipos de presentación: en pastilla y en tubo. La acuarela en pastilla es muy sólida y se reblandece al humedecerla con agua. Se sirve en muchos tamaños, incluso en pocillos cerámicos de gran formato, para cubrir grandes áreas de color. Su ventaja respecto a los tubos es que permite tener siempre a mano todos los colores.
La acuarela de tubo, también en varios formatos, tiene un aspecto cremoso y se disuelve rápidamente. Hay que abrir el tapón cada vez que se necesita un color (a menos que se emplee una paleta de compartimentos); sin embargo, ofrece la ventaja de poder mezclarse en pocillos aparte y en grandes cantidades.
Es el aglutinante de la acuarela. Añadida a la pintura, aumenta su brillo y su densidad, aunque rebaja la intensidad del color de forma proporcional; esto no debe verse como un problema, pues en el papel resulta más luminoso que si se diluyera sólo con agua, ya que se mantiene más en la superficie.
Contienen goma arábiga, hiel de buey, resinas y otras sustancias, según su función, en proporciones equilibradas. El medio estándar para acuarela estira el color manteniendo su brillo e intensidad, además de su fluidez. Otros medios muy usados son los texturadores (medio de texturación, granulación, medio iridiscente, aquapasto, etc.) y la preparación para elevación, que se aplica sobre el soporte antes de pintar y permite rectificar en cualquier momento la acuarela borrándola con agua.
Mezclado con la pintura, acelera su tiempo de secado. Si se aplica sobre el color todavía húmedo en el papel, crea manchas texturales.
Se añade a la acuarela todavía fresca en el papel para crear texturas. Se deja reposar y, una vez seca, se elimina dejando a la vista motas de luz.
Resina que fija y protege la acuarela, de modo que en intervenciones posteriores sus colores no vuelvan a diluirse. Se comercializa en aerosol y en frasco líquido.