MANUEL MARTÍNEZ-SELLÉS

EUTANASIA

Un análisis a la luz de la ciencia y la antropología

MADRID

© 2019 by MANUEL MARTÍNEZ-SELLÉS

© 2019 by EDICIONES RIALP S. A.,

Colombia 63, 8.º A, 28016 MADRID

(www.rialp.com)

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN (edición impresa): 978-84-321-5195-8

ISBN (edición digital): 978-84-321-5196-5

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A mi mujer, a mis hijos,

a mis padres y a mis hermanos.

No sabemos quién se morirá primero,

ojalá todos lo hagamos bien.

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

DEDICATORIA

1. ¿EUTANASIA? CLARO QUE SÍ

2. MAR ADENTRO NO ES INTOCABLE [O DE COMO UNA MARIPOSA GANÓ A MILLION DOLLAR BABY]

3. TODOS VAMOS A MORIR, PERO EN LOS HOSPITALES SE MUERE MAL

4. ¿QUÉ ES LA EUTANASIA?

5. LAS CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA EUTANASIA

6. TRATAMIENTOS PROPORCIONADOS Y ORDINARIOS

7. ESTADO VEGETATIVO PERMANENTE. NUTRICIÓN E HIDRATACIÓN ARTIFICIALES

8. SENTIDO DEL DOLOR Y DEL SUFRIMIENTO

9. MUERTE = MUERTE CEREBRAL. TRASPLANTES

10. CALIDAD DE VIDA, VIDA DIGNA Y MUERTE DIGNA

11. REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR Y LA DECISIÓN DE NO REANIMAR

12. EL PARADIGMA DE LA AUTONOMÍA

13. CUIDADOS PALIATIVOS

14. ¿EUTANASIA? MÁS BIEN NO

EPÍLOGO [DE MEMÉ ALSINA]

AGRADECIMIENTOS

AUTOR

1.

¿EUTANASIA? CLARO QUE SÍ

ES PROBABLE QUE TENGAMOS UNA OPINIÓN previa acerca de la eutanasia, construida de noticias, películas, conversaciones con amigos, herencias familiares, religión... En este capítulo voy a permitirme suponer que esa opinión es favorable. Aunque los motivos para defender la eutanasia son diversos, hay cuatro que destacan:

— el respeto a la libertad individual: Dejemos que cada uno haga lo que quiera;

— el derecho a elegir o rechazar un tratamiento médico: El paciente decide;

— la falta de calidad de vida que conllevan algunas enfermedades o situaciones: Los sufrimientos son insoportables;

— la intervención del médico es a menudo necesaria y siempre conveniente: Es mejor que lo hagan profesionales.

El respeto a la libertad individual es posiblemente el principal argumento a favor de la eutanasia. Lo que viene a decir es que toda persona, siendo consciente y libre para decidir, debe tener el derecho a elegir cuándo quiere morir. Sería algo similar al derecho al suicidio, pero teniendo en consideración que, por circunstancias médicas, algunas personas no pueden acabar con su propia vida. Lo que se plantea es permitir a cada uno vivir (y morir) según sus convicciones, y respetar la libertad del individuo también al final de su vida. Si nadie me ha pedido permiso para venir a este mundo, no tendré que pedírselo yo a nadie para marcharme de él. Que cada uno haga con su vida lo que considere oportuno, mientras no perjudique a los demás.

El derecho a elegir o rechazar un tratamiento médico, muy relacionado con el anterior, viene a decir que toda persona puede elegir qué tipo de tratamiento médico quiere recibir. El paciente decide hasta dónde se llega, y limita el empeño de mantenerle con vida que puedan tener los médicos y demás personal sanitario. Si se duda de la libertad del paciente, otro tanto se podría hacer de la libertad del profesional de la salud. Tolerar un dolor evitable es absurdo y, por ello, la eutanasia puede ser la solución más rápida, efectiva y económica. Además, los cuidados paliativos son costosos y frecuentemente no controlan de forma adecuada los síntomas.

La falta de calidad de vida. La vida se considera un derecho, pero no una obligación, especialmente en ciertos casos en los que la existencia conlleva un gran sufrimiento. Es decir, en enfermedades, o circunstancias, que hacen que la persona viva en condiciones que se pueden considerar indignas, lo mejor sería no seguir viviendo. Ante una perspectiva de semanas o meses de sufrimiento extremo, se podría decidir acortar la dolorosa espera. De hecho, la eliminación del dolor y del sufrimiento es uno de los principales fines de la medicina. Si uno malvive con dolor se entiende que prefiera no vivir, para así no padecer.

La intervención del médico (o profesional sanitario) es necesaria. Este argumento implica que una muerte es adecuada cuando está asistida por profesionales acostumbrados a lidiar con ella. Ellos saben cómo evitar el dolor, controlan el miedo y reducen la ansiedad del paciente en la medida de lo posible. Además, los médicos y otros profesionales pueden asegurar las medidas necesarias para conseguir una muerte rápida, programada e indolora. Por ello la eutanasia sería un acto médico éticamente aceptable, que respetaría el principio de autonomía del paciente. Cuando la medicina no pueda evitar la muerte puede y debe evitar el sufrimiento que ocasiona seguir viviendo bajo circunstancias insalvables. Además, la eutanasia no obliga a nadie: el médico que no quiera, que no la practique. Sólo se trata de permitir que las personas que así lo deseen se les reconozca y respete su derecho a morir cuando y como ellas quieran.

Creo que queda claro. Entiendo que haya partidarios de la eutanasia. De hecho, a primera vista, estos cuatro pilares de la argumentación proeutanasia parece que son casi imposibles de refutar. Pero es tema tan grave que exige mirar sin prejuicios y con mente abierta las razones contrarias, que defienden la vida también en este caso extremo. En otros casos extremos el debate ético parece tener contornos más nítidos (pena de muerte, presos de guerra, violencia doméstica, venta de órganos, etc.). Ahondemos en la eutanasia desde una visión antropológica, médica y científica, en busca de un rigor que nos haga, sobre todo, más humanos.

2.

MAR ADENTRO NO ES INTOCABLE [O DE COMO UNA MARIPOSA GANÓ A MILLION DOLLAR BABY]

EL CINE SE HA ADENTRADO EN VARIAS ocasiones en situaciones de enfermos con discapacidades importantes desde dos perspectivas contrapuestas, la eutanásica y la de mostrar cómo estos pacientes pueden conseguir una vida plena pese a sus limitaciones físicas. En este capítulo me voy a referir a cuatro películas, todas ellas inspiradas en historias reales —dos de cada “bando”— que creo que muestran bien esta dicotomía. A cada película pro-eutanasia le sigue una que, pese a mostrar un enfermo en una situación similar (incluso peor en ambos casos), nos muestra la belleza de la vida en esas mismas situaciones. Advertencia: para los lectores que no hayan visto estas películas —las cuatro brillantes desde el punto de vista cinematográfico, aunque con mensajes bien distintos— las resumiré en pocas líneas.

Mar adentro

Es una película española de 2004 coescrita y dirigida por Alejandro Amenábar, ganadora del Óscar a la mejor película extranjera. Está basada en la historia de Ramón Sampedro, un escritor y ex marinero que queda tetrapléjico tras un accidente. Tras casi 30 años, muere en 1998 por suicidio asistido tras solicitar la eutanasia. La película nos muestra a Ramón “encerrado en su cuerpo”. El filme, muy cuidado en el aspecto visual y musical, está al servicio de un argumento ideológico que no da pie a discusión. La eutanasia es buena y necesaria, los que opinen lo contrario son ignorantes retrógrados, caricaturizados como tales durante todo el metraje. Se ofrece una imagen patética de los magistrados que juzgan su caso y se ridiculiza al sacerdote tetrapléjico que le visita (una escena que, por cierto, no es histórica). Todo va encaminado a la adhesión emotiva del espectador al deseo de suicidio de Ramón Sampedro, quien —no lo olvidemos— no estaba en la fase terminal de ninguna enfermedad, ni padecía dolores por motivo de su tetraplejia. Se encauzan los sentimientos del espectador desde el principio para que simpatice con su causa. Es la única de las cuatro películas en la que, sospechosamente, no aparecen profesionales sanitarios, los que tendrían que acceder al deseo de Ramón. Este deseo era, por cierto, que le matasen, no que le dejasen morir.

Intocable

Me parece una buena contraposición a la anterior. Estrenada en 2011, es la segunda película francesa más exitosa de todos los tiempos. La historia está inspirada en la vida del conde Philippe Pozzo di Borgo, autor del libro Le Second soufflé. Tetrapléjico desde 1993 tras un accidente de parapente, disfruta de la vida y tiene una relación muy especial con Abdel Yasmin Sellou, inmigrante con antecedentes penales que entró a su servicio como asistente a domicilio. La película que, como la vida, tiene drama y comedia, narra la relación entre dos personajes aparentemente opuestos y procedentes de entornos muy distintos. Es interesante ver los motivos por los que el conde decide contratarle. El primero es que estaba harto de lidiar con personas que sentían piedad de él y, por primera vez, vio un potencial cuidador sin compasión alguna. El segundo fue el reto de conseguir que un joven rebelde e irresponsable fuera capaz de realizar un trabajo y de adaptarse responsablemente a unos estrictos horarios y rutinas. Poco a poco, la relación entre el conde y su empleado se va convirtiendo en una profunda amistad de dos hombres que se ayudan mutuamente a enfrentar y superar dificultades de todo tipo. Se nos muestra que, con y sin tetraplejia, se puede vivir una vida plena, ayudar a los demás y contribuir a la sociedad.

Million Dollar Baby

Largometraje de 2004 galardonado con el Óscar a la mejor película, cuenta la historia de Maggie, una camarera de 31 años cuyo sueño es ser boxeadora profesional. Lo consigue gracias a un brillante entrenador con el que desarrolla una fuerte relación casi padre-hija. La película va introduciendo, de forma más o menos sutil, mensajes pro eutanasia, como cuando Maggie le cuenta a su entrenador acerca de un perro enfermo que tuvo de niña, y que su padre mató al empeorar su salud. Así llegamos al momento cumbre, el combate por el título femenino contra la campeona que, al terminar un asalto, golpea por la espalda a Maggie, que cae sobre un banco y se fractura la columna a la altura del cuello, quedando tetrapléjica y necesitando desde entonces un respirador. Con el tiempo, Maggie le pide a su entrenador que la mate. Él se horroriza ante tal proposición, pero después de varios intentos de suicidio por parte de Maggie (mordiéndose la lengua), finalmente accede. Curiosamente, la película, al parecer, está inspirada en la historia de Katie Dallam, que tras un combate presentó un daño cerebral tan severo que le dijeron a su familia que probablemente no sobreviviera y que, si lo hacía, quedaría en estado vegetativo. Aunque Katie también tuvo ideas e intentos suicidas, los superó con ayuda de su familia y de los profesionales sanitarios y hoy, algo recuperada —aunque con la mitad del cerebro paralizado y con dificultades para mover un brazo y una pierna—, es una artista que se dedica a la pintura y la escultura.

La escafandra y la Mariposa

Película francesa de 2007 basada en el libro autobiográfico de Jean-Dominique Bauby. A los 43 años, Jean-Dominique, carismático redactor jefe de la revista Elle, sufrió una embolia cerebral masiva. Sale del coma tres semanas más tarde y se descubre que es víctima del “síndrome de cautiverio”; está totalmente paralizado, no puede moverse, comer, hablar, ni respirar sin asistencia. Su mente funciona con normalidad pero sólo es capaz de mover voluntariamente el párpado del ojo izquierdo. Pese a esta gran limitación, Jean-Dominique crea un nuevo mundo a partir de las dos cosas sobre las que conserva el control: su imaginación y su memoria. Aprende a comunicarse mediante un código, utilizando el parpadeo de su ojo. Gracias a ello es capaz de abrir la prisión de su cuerpo (la escafandra) permitiéndole planear sin límites con su imaginación para moverse en el reino de la libertad (la mariposa). De esta forma escribe un libro, que es número uno de ventas en Francia. Leerlo (o ver la película) nos ayuda a ver cómo, incluso en situaciones extremas, la vida merece ser vivida.