Gog & Magog ediciones
© 2015, Alicia Genovese
© 2004, Gog & Magog ediciones
Diseño de portada: dispares
Fotografía de tapa: Gerardo Dell' Oro
Este libro obtuvo el primer premio del Certamen Internacional de Literatura "Sor Juana Inés de la Cruz 2014" en la categoría Poesía.
ISBN 987-21947-0-X
Hecho el depósito que impone la ley
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Buenos Aires
2015
Honras
ed é subito sera
Salvatore Quasimodo
Un autito rojo, trajiste
una Maseratti, decías
y yo daba vueltas
pedaleando la manzana.
No es un regalo para nenas,
observaban las madres,
pero yo era entonces
la única hija,
la que te miraba extasiada
detrás del alambrado:
casco y antiparras
en la pista del autódromo,
héroe de ciencia ficción
entre los motores de la largada.
Un deseo transmitido
en el encofrado del propio
devolvía amor.
A lo lejos escuchaba
el escándalo sonoro
y salía a recibirte;
trepada a tus hombrones
se abrían
las puertas de la casa.
No era para nenas
pero siempre
tuve tu permiso.
*****
Me llevaste a la escuela,
casi de noche en invierno,
desde Lavallol a Banfield.
Me esperaste en la terminal
de micros en Necochea,
con el frío de las siete,
y en la estación de Lomas
los mediodías
calurosos de domingo.
A los dieciocho
para escribir me regalaste
la Lettera portátil.
Fuiste puntual,
el amor
quizá sea ese detalle.
*****
En la autopista
seña de luces
y paso de carril
a otro más lento.
El velocímetro deja
de crisparse,
prueba una persistencia
que no busca trofeos,
una meta desafectada;
la vida en los afectos
debería ser
esta calma aceleración.
Los neumáticos
se despegan
y se pegan al asfalto
cruzan la ruta
en un continuo;
calcular distancias,
tantear apenas el freno
sin brusquedad;
tu abrazo ancho
eterno continuo.
Por el polarizado
de los vidrios,
palabras nítidas aún:
oír, saber
por el sonido.
Sobre la Panamericana
un auto impecable,
afinado
como para un concierto
te homenajea;
escucho el motor
desde tu oído
sin cuentavueltas,
el ciclo extenuante
de los metales.
Conducir es un arte
*****
Que el camino te sea propicio
rama extendida del afecto,
hoy del abrazo,
tierra bañada, costa
indemne al diario sinsabor
que te acompañen armoniosos
motores veloces
sonoros, en primera a fondo,
los seis cilindros devoradores
de tu camioneta Ford
y seguro va
cargada con cajas de comida
para jubilados indigentes,
con tu reclamo a mediadores
que roban el azúcar o el aceite.
Tu sentido de justicia
es mi fisura,
contra mí misma escucho
mi defensa.
Pedazo de tierra
amontonada que se asienta,
túmulo sin bronces
donde la muerte
impone su orden.
Que sigas en comisión
de fiestas, para el club
acarreando parlantes
y música bailable,
asado y dos claveles
obsequiosos para las señoras;
manera de dar
en la riqueza de lo poco,
en la risa donde abrevo,
cuerpeada.
Cenizas del corazón
esta vigilia,
tramo adoquinado
en la impericia
con tu falta.
FogatasPrender el fuego
y el mundo se achica
alrededor.
Recuperar quietud
cuando la leña arde
olorosa de ligustros
en la salamandra.
El círculo encendido empuja
hacia atrás animales cebados,
esa malicia inútil que no alimenta
las brasas del abrigo.
Cercano a la llama
el infinito fondo oscuro
en su momento de absorción;
tantos futuros
soñados, entrevistos,