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Dirección editorial

Ma Fernanda Canal

Ayudante de edición y archivo iconográfico

Ma Carmen Ramos

Textos y coordinación

David Sanmiguel

Realización de ejercicios

Vicenç Ballestar, Marta Bru, Carlant, Marta Duran, Miquel Ferrón, Mercedes Gaspar, Gabriel Martín, Esther Olivé de Puig, Esther Rodríguez, David Sanmiguel, Esther Serra, Yvan Viñals

Diseño gráfico de la colección

Toni Inglés

Fotografía

Estudio Nos & Soto, Archivo Parramón

Maquetación

Estudi Toni Inglès (Gemma Grau, Alba Marco)

Quinta edición

© 2014, ParramónPaidotribo

www.parramon.com

E-mail: parramon@paidotribo.com

© de las reproducciones autorizadas, VEGAP, Barcelona, 2004

ISBN: 978-84-342-2552-7

ISBN EPUB: 978-84-342-1510-8

Derechos exclusivos de edición para todo el mundo.

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SUMARIO

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EL DIBUJO

Materiales y medios

EL LÁPIZ DE GRAFITO

Papeles para dibujar a lápiz

La técnica básica del dibujo a lápiz

Líneas y trazos

Tramas y punteados

EL CARBONCILLO

Modalidades del carboncillo

Papeles para dibujar con carboncillo

Trazos y manchas al carboncillo

Técnica básica del dibujo al carbón

LÁPICES DE COLORES

Presentaciones y gamas

Técnica básica de los lápices de colores

Reservas, fusiones y mezclas

TINTA Y ROTULADORES

Tinta negra y de colores

Plumas, plumillas y estilógrafos

Los rotuladores

Papeles para tinta y rotulador

Técnicas básicas del dibujo a tinta

El dibujo a pincel

Técnica básica del dibujo con rotuladores

EL DIBUJO

Fundamentos técnicos

LA COMPRENSIÓN DE LA FORMA

El encaje del dibujo

Las proporciones del dibujo

El encuadre del dibujo

El proceso de encajado

Frutas con lápices de colores

PERSPECTIVA BÁSICA

Conceptos de perspectiva

Tipos de perspectiva

Función artística de la perspectiva

Perspectiva intuitiva

Una ermita en perspectiva

EL SOMBREADO

El sombreado a lápiz

Sombreado al carbón

Aguada de tinta

Objetos a la aguaita de tinta

Sombras y tramas

Planta dibujada a la caña

LA PINTURA

Materiales y medios pictóricos

LOS PASTELES

Variedades y presentación

Papeles para pintar al pastel

Técnica básica de la pintura al pastel

Un paisaje: manchas y difuminados

LA ACUARELA Y EL GUACHE

Naturaleza y presentación de los colores

Pinceles para acuarela y guache

Papeles para acuarela y guache

Técnica básica de la acuarela

La pintura sobre seco

Construcción por manchas: unas botellas

Técnica básica del guache

Opacidad y transparencia: un río

LA PINTURA AL ÓLEO

Presentación de las pinturas al óleo

Pinceles: tipos y características

Los lienzos

Otros soportes

Otros utensilios

Técnica básica de la pintura óleo

La aplicación del color: unos ovillos

LA PINTURA ACRÍLICA

Presentaciones

Sustancias auxiliares

Soportes

Proceso de la pintura acrílica

Efectos con acrílico: una marina

LA PINTURA

Fundamentos técnicos

EL COLOR

La naturaleza del color

La luz y los pigmentos

Los colores primarios y sus mezclas

El círculo cromático

Color, tono y valor

Las tierras

La paleta del pintor

Las gamas cromáticas

Las mezclas en la práctica

La representación del color

Valorismo y colorismo

El cromatismo impresionista

LA COMPOSICIÓN

Principios compositivos

Esquemas compositivos

Composición por planos

Composición rítmica

PROCESOS PICTÓRICOS

Los temas artísticos

LA FIGURA HUMANA

Proporciones de la figura humana

Anatomía ósea

Anatomía muscular

El dibujo del tronco

El dibujo de los brazos

El dibujo de las manos

El dibujo de las piernas

Los pies

La cabeza

El retrato de una niña al pastel

La figura en movimiento

El movimiento de la figura: la marcha

La carrera

El escorzo

Figura y drapeados con creta blanca

Figura con lápices de colores

Figura con lápices acuarelables

EL PAISAJE

Paisaje con carbón y cretas

El colorismo de un paisaje al guache

Color y textura en un paisaje al óleo

EL BODEGÓN

Frutas y objetos al pastel

Un bodegón rústico al óleo

Naturaleza muerta en armonía roja

PRESENTACIÓN

El dibujo y la pintura: actividades al alcance de todos

La labor artística, como cualquier otra actividad humana, se ve favorecida por el talento pero depende sobre todo de la afición y de la práctica; y el objetivo de este libro es alentar esa afición y orientar al lector a través de las múltiples técnicas y los medios del dibujo y la pintura.

Esta Guía completa para el artista reúne todas las enseñanzas fundamentales sobre dibujo y pintura, teóricas y prácticas, con la intención de poner a disposición del lector los medios que le permitan desarrollar su capacidad artística. Es un libro que no presupone en el aficionado ningún conocimiento o destreza previos, constituyendo un manual muy útil tanto para el principiante como para el profesional de la práctica o la enseñanza del arte.

Los conceptos teóricos están explicados de forma fácilmente comprensible y con abundante material gráfico que allana su asimilación. Estos contenidos se relacionan estrechamente con la práctica y el lector puede ver y entender su aplicación casi inmediata a procesos, técnicas y temas particulares.

Todos los materiales de dibujo y pintura tienen su lugar en este libro; desde los lápices y papeles de dibujo hasta los modernos colores acrílicos para artistas, pasando por todos los procedimientos pictóricos. No sólo es ésta una relación completa sino que viene acompañada de numerosos comentarios, consejos y sugerencias sobre el uso de cada utensilio y las posibilidades de elección, con las diversas consecuencias que de ello se derivan, de acuerdo con los gustos de cada lector.

En esta Guía, todos y cada uno de los aspectos relevantes del cómo dibujar y pintar se ponen en práctica de la mano de artistas profesionales que aplican sus conocimientos y experiencia en cada detallada demostración pictórica. El resultado es una obra realizada pensando únicamente en poner a disposición del lector un libro verdaderamente útil y alentador para la práctica del dibujo y la pintura.

«Cuanto más dominas la técnica tanto menos tienes que preocuparte por ella.» Pablo Picasso

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EL DIBUJO

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EL DIBUJO

Materiales y medios

El dibujo, en tanto que soporte esencial de cualquier práctica artística, es el único fundamento sólido sobre el que puede desarrollarse la obra creativa. En este capítulo se tratan los aspectos esenciales del dibujo: los materiales y los medios para dibujar. Materiales que incluyen desde el más humilde lápiz hasta el más sofisticado estilógrafo, pasando por todos los instrumentos habituales en el trabajo artístico (carboncillo, plumas, pinceles, etc.).

Entendemos por medios de dibujo las técnicas básicas y los recursos gráficos mediante los cuales plasmamos en el papel con claridad y precisión aquello que hemos observado atentamente. Los materiales y los medios de dibujo se estudian aquí en todas sus facetas para que el lector encuentre la respuesta adecuada a toda posible inquietud.

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EL LÁPIZ DE GRAFITO

El grafito es la sustancia de la que están compuestas las minas de los lápices; es el medio de dibujo más sencillo y también el más limpio. Se puede dibujar a lápiz sobre casi cualquier superficie; la naturaleza grasa del grafito lo hace muy permanente y no necesita de ningún fijado final, aunque en determinados casos esto resulte aconsejable. El lápiz permite dibujos a línea y trabajos a base de sombreados. Su color gris plomizo es siempre el mismo en todas las clases de grafito, variando únicamente su intensidad: más suave en el grafito duro y más oscura en las minas de grafito blando.

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Jean Auguste-Dominique Ingres (1780-1867), La familia Forestier. Una obra de gran precisión y detallismo realizada con lápiz de mina dura.

Las minas de grafito de menor dureza son las que proporcionan un trazo más intenso y oscuro y también las que sufren mayor desgaste con el uso.

Modalidades

Las distintas intensidades del trazo que permite la mina de grafito dependen de su dureza: cuanto más blanda sea la mina, más intenso y oscuro será el trazo. Estas durezas están especificadas por una indicación numérica y alfabética grabada en el extremo superior del lápiz: las letras B y H señalan los grados de dureza (B en los lápices blandos y H en los duros). Las variantes más utilizadas son las durezas medias y blandas. Las minas duras son adecuadas para proyectar dibujos cuidadosos y para los primeros sombreados de una obra, mientras que las más blandas se utilizan para resaltar las partes más oscuras. El grafito se puede presentar también en barras cilíndricas, cuadradas o hexagonales de distinto grosor (las más delgadas pueden insertarse en portaminas) y dureza.

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Utensilios para el dibujo con grafito: barra de grafito con funda de plástico (A); lápices afilados con cuchilla o con sacapuntas (B); barra plana de grafito (C); portaminas con minas recambiables (D); gama de lápices de minas de distinta dureza (E); gomas de borrar de plástico o caucho (F); barra de grafito de sección hexagonal (G); soporte para papel de esmeril afilaminas (H).

MINAS METÁLICAS

El grafito para dibujar se denomina también mina de plomo. Este nombre proviene de las puntas metálicas que se utilizaban como medios de dibujo antes de la aparición del grafito. Podían ser de oro, cobre, plata (trazo marrón en los tres casos) o plomo (trazo gris). La imagen adjunta reproduce un dibujo de Perugino realizado con mina de plata.

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Papeles para dibujar a lápiz

Una de las ventajas del lápiz es que puede emplearse sobre casi cualquier superficie y, por tanto, sobre prácticamente todo tipo de papel. No obstante, los papeles especiales para dibujo son, lógicamente, los más indicados. Debemos distinguir entre papeles de calidad corriente hechos con pulpa de madera, fabricados con molde o a máquina, y papeles de gran calidad, cuyas pastas contienen un alto porcentaje de trapos y el proceso de fabricación se realiza con especial cuidado. El papel de alta calidad es caro, por ello todos los fabricantes sirven papeles de calidad intermedia. Los buenos papeles se distinguen por la presencia del nombre o marca del fabricante en uno de los vértices o márgenes de la hoja, grabado en seco o con la tradicional marca al agua, que se ve mirando el papel al trasluz. Entre las distintas calidades profesionales, el papel de dibujo a lápiz se fabrica en acabados satinados, de grano fino, de grano medio y verjurado (un acabado rugoso en forma de surcos).

Cada papel favorece determinados resultados y dificulta otros. En general, cuanto más rugosa sea su superficie, menos detallismo realista podrá llevar a cabo el dibujante.

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Este dibujo ocupa cuatro fragmentos de papeles de diferente grano; la línea es tanto menos perfilada cuanto más rugosa es la superficie del soporte.

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Papeles satinados, lisos y rugosos

Los papeles satinados, de grano casi imperceptible, prensados en caliente precisamente para acentuar el alisado, permiten crear una amplia gama de grises y dan muy buen resultado al fundir y difuminar los trazos del grafito. Los papeles de grano fino también son adecuados para el trabajo con lápiz de grafito, así como algunos papeles verjurados. Estos papeles ligeramente rugosos realzan la fuerza del trazo y permiten mayores contrastes de claroscuro que los satinados. Los papeles muy rugosos (tipo acuarela, por ejemplo) no son muy apropiados para el dibujo a lápiz: el trazo no penetra en el grano del papel y las zonas grises aparecen moteadas de blancos; además, la dureza de la mina deja surcos visibles sobre la hoja.

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Los pequeños blocs de notas son ideales para transportar en el bolsillo, sus hojas resultan muy adecuadas para el dibujo a lápiz.

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Determinados granos de papel de dibujo se dejan notar en las obras a lápiz que presentan abundantes sombreados.

Los papeles más indicados para dibujar con grafito son los de superficie lisa o de rugosidad moderada. Cuanto más rugosos, menos fluido será el trazo del dibujo.

La técnica básica del dibujo a lápiz

La técnica básica del dibujo a lápiz abarca los trazados, los difuminados y, eventualmente, el borrado de líneas. Para trazar correctamente, lo primero es sujetar el lápiz de forma adecuada: tomándolo como un instrumento de escritura, sujeto cerca de la punta, es más fácil controlar los detalles y la precisión de la línea, pero se pierde sentido de conjunto y es casi imposible dominar el dibujo por entero. Tomando el lápiz desde más abajo, manteniendo el bastón en el interior de la mano, se pueden realizar trazos amplios con mayor seguridad; es la manera adecuada de proceder al inicio de la obra.

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El trazo del grafito (de las barras, en este caso) depende de cómo se aplique sobre el papel: de punta, de canto o plano.

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Tomado el lápiz desde su extremo, como quien sujeta un bastón, se abarca mejor el conjunto del dibujo y es más fácil controlar la intensidad y el grosor de los trazos.

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Sujetando el lápiz como un utensilio de escritura, el control del trazo es perfecto para detallar y matizar zonas muy menudas.

Difuminados

El grafito blando, de tono intenso, puede difuminarse con difuminos para conseguir grises y degradados sin rastro de trazos. Sin embargo, la mayoría de los dibujantes suelen difuminar directamente con el dedo para obtener un mayor control de los degradados. Si se difumina constantemente con los dedos, siempre se acaba ensuciando el papel. Muchos artistas solucionan este problema colocando un trozo de papel bajo la mano, mientras dibujan, para evitar que ésta toque y manche el papel.

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El grafito se puede difuminar con los dedos. El difuminado produce un área sin trazos de una tonalidad degradada.

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Colocando un trozo de papel bajo la mano que dibuja se evitan manchas y suciedades producidas por la naturaleza grasa del grafito en contacto con la piel.

Borrados

El grafito se borra fácilmente con gomas de caucho, que serán más o menos blandas en función de las minas utilizadas. Una goma sucia mancha el papel; para evitarlo, se limpia frotándola sobre una hoja aparte antes de cada uso. Si los detalles que se desea borrar son muy pequeños, se puede cortar un pedazo de goma para aprovechar las aristas. En caso de que el dibujo esté muy avanzado, se colocará un pedazo de papel justo debajo del detalle que haya que borrar para que el borrado no afecte a ninguna otra zona del trabajo.

LIMPIEZA DEL PAPEL

Después de cada borrado, se eliminan los restos de goma con un cepillo suave o un pincel de abanico. Es muy importante que el trabajo acabado no presente estos restos porque continuarán absorbiendo y borrando la parte del dibujo donde se encuentren hasta hacer desvanecer las líneas.

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Con un papel se puede precisar la zona que se desea borrar, salvaguardando las zonas adyacentes.

Líneas y trazos

El dibujo de línea es sólo una de las posibilidades del dibujo a lápiz, un dibujo cuyo valor reside en la intención de la línea, en su grosor y sus inflexiones. Un estilo más matizado tendrá que incluir trazos sueltos que valoren formas y volúmenes. Si se desea una obra donde abunden las sombras, entonces se recurrirá a las tramas, que, como se verá, constituyen meras acumulaciones ordenadas de trazos. Estos recursos son muy sencillos en sí mismos y cuestan poco de aprender.

Trazado de líneas

La inclinación del lápiz es decisiva en la calidad de la línea. Cuanto más inclinado lo coloquemos, más gruesa será ésta. Por lo general, en los dibujos a lápiz basados exclusivamente en la línea, el artista debe ir modificando constantemente su grosor para obtener variedad y huir de la fría monotonía de una línea uniforme. La decisión sobre dónde aumentar el grosor y la intensidad de la línea depende de la naturaleza del tema. Es importante practicar el trazado de líneas para obtener trazos fluidos, sin zonas insistidas o entrecortadas: es preferible una ligera imprecisión en el contorno de la forma que una continua rectificación en la dirección del trazo, hecho que delata inseguridad.

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Las líneas a lápiz deben ser decididas y sin vacilaciones. Una recta se consigue trazando rápido y con decisión; de lo contrario, se obtiene una acumulación de trazos dubitativos.

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Tomando el bastón del lápiz de la forma que aparece en la imagen es mucho más fácil abarcar todo el espacio del dibujo.

Es preferible la imprecisión de un contorno que una continua rectificación en la dirección del trazo, hecho que delata inseguridad.

Dominio del trazo

Quien se inicie en el dibujo a lápiz debe investigar las distintas variedades de trazos y su interés gráfico. Un ejercicio tan sencillo como realizar una serie de trazos paralelos de la misma longitud e inclinación es un primer paso para adquirir soltura. Este ejercicio se puede desarrollar con series de trazos curvos, redondeados, en espiral o en zigzag.

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Los dibujos basados en el contorno de las formas deben trazarse con seguridad, mostrando decisión y fuerza en las líneas que mejor definen la forma de las figuras,

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Este dibujo ha sido realizado por Gabriel Martín con un solo lápiz. Las distintas sombras y los valores lineales responden a diferentes maneras de aplicar su punta sobre el papel.

OBRAS A LÁPIZ

Tradicionalmente, el lápiz se ha empleado para tomar apuntes del natural, dibujar bocetos y trazar esbozos de obras de mayor envergadura. Son muchas las técnicas pictóricas que necesitan de un dibujo preparatorio y ese dibujo se realiza casi siempre a lápiz. Todo ello se debe a que el lápiz es el medio más rápido, sencillo y directo de abordar la práctica artística sin que por ello ocupe ningún lugar subalterno en el trabajo de los profesionales.

Tramas y punteados

Las tramas son acumulaciones ordenadas de trazos que suelen emplearse como medio de sombreado o para diferenciar superficies y texturas. Pueden estar compuestas de líneas perpendiculares, entrecruzamientos en diagonal, espirales, etc. Lo más importante es conseguir masas de tramas de densidad igual, es decir, que formen un tejido homogéneo. Una vez logrado esto, se pueden ensayar tramados de densidad creciente o decreciente, muy útiles para obtener zonas de sombra en degradado.

Las tramas permiten trabajar las luces y las sombras de manera sistemática, graduando con precisión sus distintas intensidades.

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Cuatro tramas muy sencillas con las que empezar a practicar, intentando conseguir un “tejido” homogéneo de trazos.

A la derecha, dibujo realizado por Gabriel Martín, combinando las distintas tramas. Las diferentes intensidades de tono responden a la desigual densidad de cada trama.

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Dibujo de Gabriel Martín realizado mediante punteado donde no aparecen líneas ni tramas sino zonas de diversa entonación,

Tramas

La trama paralela se consigue trazando líneas paralelas muy juntas que conforman una zona tonalmente unitaria; ese tono será más o menos oscuro en función de lo apretada que sea la trama y de lo intensos que resulten los trazos que la componen. Asimismo, la trama paralela puede producir un efecto de degradado cuando los trazos comienzan siendo muy suaves y se van intensificando poco a poco o viceversa. Los artistas suelen emplear estas tramas mediante rápidas líneas en zigzag distribuidas en las localidades en sombra del dibujo. La densidad de la trama dependerá de la intensidad y la cantidad de líneas.

Punteados

Los punteados se emplean en obras de factura minuciosa para conseguir contrastes delicados entre distintas zonas de un dibujo. Su aplicación es tan fácil como acumular pacientemente pequeños toques de lápiz de desigual intensidad y con diferente densidad (a mayor intensidad y densidad de punteado, mayor oscuridad de la zona).

LA TÉCNICA DIVISIONISTA

El puntillismo o divisionismo fue una técnica introducida a finales del siglo XIX por Georges Seurat, un pintor impresionista que decidió experimentar con el efecto que produciría el color aplicado puro, sin mezcla, y en pequeños toques. La coloración de sus obras produce un curioso efecto de mezcla óptica, es decir, lo que en realidad son toques separados parecen masas de color sólido.

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Estos punteados crean superficies de distinta textura y luminosidad; vale la pena ensayar éstas y otras posibilidades pacientemente.

EL CARBONCILLO

El carboncillo es carbón vegetal, y su uso se remonta a los orígenes del hombre. Las pinturas rupestres contienen carbón vegetal pulverizado (y ligeramente aglutinado, probablemente con saliva); éste constituía su procedimiento pictórico esencial y su perdurabilidad a través de los siglos es el mejor aval de la permanencia e inalterabilidad de este medio. Como en el caso del lápiz, el dibujo al carboncillo no requiere de medios auxiliares, pero a diferencia de aquél permite resultados más pictóricos y espontáneos trabajando en cualquier formato, desde pequeñas obras hasta composiciones de gran tamaño.

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Leonardo da Vinci (14521519), Estudio para el brazo derecho de san Pedro, 1503. Biblioteca del Castillo de Windsor (Reino Unido).

Características

El carboncillo es una sustancia seca al tacto que deja un trazo mate y de un gris muy oscuro, casi negro. Por estar compuesto de finas partículas carbonizadas, puede extenderse sobre el soporte (generalmente papel) y permitir gran variedad de difuminados y degradados de grises distintos. El acabado de un dibujo al carboncillo depende en gran medida del papel utilizado: cuanto más rugoso sea éste, más intensidad tendrán los trazos porque más partículas habrán quedado alojadas en las irregularidades de la hoja. El carboncillo es un producto enteramente natural que no incorpora ningún aglutinante que le dé cohesión, por lo que es necesario fijar el dibujo para que las partículas no se desprendan con el tiempo. Las barritas de carboncillo son ramas finas de sauce, tilo o nogal especialmente seleccionadas para que no presenten nudos y carbonizadas. El tamaño y grosor de las ramas determina el del carboncillo final, siendo más caras las más gruesas.

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El carboncillo es el medio de dibujo más antiguo. Hoy en día sigue gozando de la unánime aceptación de todos los artistas. Su presentación tradicional son las ramas de sauce carbonizadas.

El carboncillo es el más antiguo de todos los medios de dibujo. Las pinturas rupestres son, en cierta manera, dibujos al carboncillo.

UN ANTECEDENTE DEL CARBONCILLO

Los grandes maestros del Renacimiento trabajaban habitualmente con un antecedente del carboncillo actual denominado “piedra negra”. Esta sustancia de origen mineral (no vegetal como el carboncillo moderno) proporcionaba un trazo de un gris muy oscuro que podía ser bastante preciso si el artista afilaba la “piedra” hasta conseguir una buena punta. En la imagen, un dibujo a la piedra negra de Paolo Veronese.

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Modalidades del carboncillo

El carboncillo se comercializa en distintos grosores, desde la barrita de apenas 2 mm de diámetro hasta la de casi 2 cm, y su precio está en función del grosor. Su calidad depende de la selección de las mejores ramas, que deben ser lo más rectas posible y sin nudos, así como del proceso de carbonización, que ha de ser completo y uniforme. El carboncillo natural es el de mejor calidad pero no resulta barato. Existen en el mercado barritas de carboncillo prensado en moldes a partir de polvo de carbón, de excelente calidad y más baratas que las barritas originales. Este nuevo sistema permite que algunos fabricantes comercialicen variedades de distinta dureza.

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Las diversas presentaciones del carboncillo se adaptan a diferentes usos. Todas ellas se caracterizan por un trazo muy oscuro y mate más o menos intenso según la densidad de la barra.

Carbón prensado

En el mercado se pueden encontrar barras especiales de carbón prensado y aglutinado con un porcentaje de arcilla. Estas barritas son cilindros perfectamente regulares, de un diámetro de unos 6 o 7 mm, a medio camino entre el pastel y el carboncillo. Su trazo es bastante más oscuro, denso y aterciopelado que el del carboncillo y se sirven en cuatro durezas distintas.

CARBÓN EN POLVO

Algunos artistas utilizan carbón pulverizado para crear suaves difuminados y degradados en obras de gran formato. Se aplica frotando con una muñeca de algodón impregnada en polvo y es un recurso habitual en las academias de dibujo. Se vende en frascos, aunque el artista puede fabricárselo él mismo moliendo muy finamente los cabos y fragmentos de carboncillo que por su pequeño tamaño no pueden utilizarse para dibujar.

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Lápices carbón

Algunos fabricantes sirven lápices de mina de carbón, ligeramente aglutinado para darle consistencia y permitir el afilado, que pueden ser muy útiles en obras de pequeño formato que requieran líneas finas y uniformes. Estos lápices se suelen usar en combinación con las barritas de carboncillo convencionales.

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Surtido de barritas de carbón prensado y de lápices carbón. Estos surtidos abarcan casi todas las posibilidades de presentación del carbón para artistas.

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Los lápices carbón pueden utilizarse como medio exclusivo de dibujo o bien en combinación con barritas de carboncillo. Su trazo es más preciso y presenta un grosor más uniforme que el de las barras. Además, su punta puede ser afilada.

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Las barras de carbón prensado están constituidas por polvo de carbón muy finamente molido aglutinado y mezclado con arcilla. El resultado es un instrumento de dibujo de trazo muy intenso y aterciopelado.

Papeles para dibujar con carboncillo

Los papeles más adecuados para dibujar con carboncillo son los rugosos, pues las irregularidades del soporte son las que retienen las partículas de carbón; sobre papeles lisos el trazo del carboncillo apenas resulta apreciable. Cuanto más rugoso sea el papel, más oscuros serán los trazos, dado que la cantidad de carbón retenido en la hoja será mayor. Pero una excesiva rugosidad dificulta el difuminado de las manchas, por lo que es necesario encontrar un compromiso entre fuerza del trazo y comodidad de manipulación.

Los papeles verjurados (mencionados a propósito del dibujo a lápiz) dan un resultado excelente, así como los de dibujo de uso común. En general, deben evitarse los satinados, lisos o los papeles de acuarela de grano grueso.

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Lo más cómodo es emplear blocs de dibujo de calidad media y precio asequible, siempre y cuando la superficie de sus hojas no sea demasiado lisa. También es posible emplear papel de embalar (de color tostado, en la imagen), muy económico y de gran utilidad para esbozos de formato grande.

El carboncillo realza la textura del papel; si ésta es interesante, los trazos se verán en gran medida valorados.

Papeles para esbozo

Por su facilidad de uso y la rapidez que permite en el trabajo en grandes formatos, el carboncillo es el medio más utilizado para los esbozos y ensayos previos a una obra importante. Para llevar a cabo tales ensayos, los artistas prefieren utilizar papeles económicos que favorezcan un trabajo despreocupado. Una de las opciones más económicas y aconsejables es el papel “kraft” o papel de embalar; se trata de un papel de color marrón que se vende en rollos de 10 o más metros y que ofrece una superficie plausible para el trabajo con carboncillo, además de un color que combina armoniosamente con los negros y grises del dibujo. Por su formato, este papel permite trabajar desde bocetos pequeños realizados sobre recortes a esbozos de gran tamaño.

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Cuatro variedades de papel adecuado para el trabajo con carboncillo. El papel de acuarela (A) es un soporte recio que ofrece acabados enérgicos. La textura de un papel tipo Ingres (B) es ideal para el dibujo al carboncillo. El papel Canson “C à grain” (C) es algo más rugoso pero igualmente adecuado para trabajos al carboncillo. Finalmente, el papel de acuarela de grano medio (D) ofrece una textura intermedia y de una rugosidad agradable.

EL PAPEL HECHO A MANO

Los comercios de Bellas Artes suelen servir variedades de papel hecho a mano. Se caracterizan por tener barbas (lados irregulares) en todos sus bordes, lo que significa que han sido fabricados hoja a hoja. Acostumbran a presentar un grano bastante grueso pero perfectamente adecuado para el dibujo al carbón. Son papeles caros indicados para trabajos que requieran un acabado muy especial.

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En el mercado abundan los blocs para dibujo al carbón de todas las medidas, desde los formatos de bolsillo hasta los blocs de estudio, indicados para dibujos de gran tamaño.

Trazos y manchas al carboncillo

A diferencia del lápiz, el carboncillo se puede emplear a todo lo largo de la barra, lo que da lugar a muy diversas posibilidades. Girando la barra y variando la presión sobre ella se obtienen diferentes trazos y manchas. Las líneas pueden modificarse en gran medida sobre la marcha, según se trace sobre la punta, sobre el canto o sobre el mismo bisel que se forma al trazar (la barra se lima a su paso por el papel). Finalmente, se obtienen otros matices al difuminar con los dedos o con un trapo sobre los trazos o las manchas.

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Dibujando al carboncillo a la manera en que se dibuja a lápiz se obtienen trazos de grosor medio e intensidad variable.

Aplicación de trazos

Los trazos de carboncillo pueden obtenerse dibujando con la barrita sobre su punta o bien sobre su flanco, completamente plana sobre el papel. En el primer caso, los trazos tienden a ser tan anchos como el grueso de la barra y están expuestos a las oscilaciones lógicas de un dibujo a mano alzada. En el segundo, se obtienen líneas perfectamente rectas y bastante más finas.

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Dibujando con el bisel, el trazo es más grueso y de intensidad bastante mayor que dibujando con la barra de punta.

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Este degradado se ha conseguido trazando con el carboncillo en toda su longitud y aplicando sobre él una presión decreciente.

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Manchado con el carboncillo en toda su extensión sobre el papel.

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Con la barra aplicada plana y trazando longitudinalmente se obtienen líneas rectas de trazo bastante fino.

DIBUJO SOBRE TELA

Los grises y negros, los degradados y sombreados del carboncillo adquieren una calidad distinta cuando son trabajados sobre tela. El grano de la tela es muy diferente al del papel y su superficie más áspera y menos absorbente proporciona un aspecto más frío a los tonos. Este aspecto puede favorecer algunos temas como las naturalezas muertas y, en ocasiones, los retratos.

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Manchas y difuminados

Las manchas al carboncillo se obtienen con suma facilidad: basta trazar con la barra completamente plana sobre el papel; se consiguen zonas amplias de una tonalidad muy oscura y una textura que depende del grano del papel (tanto más texturada y oscura cuanto más granulado sea el soporte). Los difuminados pueden ser un medio de creación de atmósfera, de unión de los distintos valores del dibujo.

El carboncillo ofrece acabados aterciopelados y de una calidez que parece contradecirse con su color casi negro.

Técnica básica del dibujo al carbón

Por ser un medio más cubriente que el lápiz, el carbón permite desarrollar muchos más efectos que aquél, conservando notables posibilidades para el detalle. Su escala de tonos (desde el gris suave hasta el negro) es amplia y, factor importante, admite ser extendido, difuminado y manipulado con los dedos. Es sin duda un medio “sucio” y por eso requiere formatos mayores que los propios del lápiz y más cuidado en su utilización. A continuación, se muestran los recursos básicos de la técnica de dibujo al carbón.

Difuminados

El carboncillo puede ser difuminado con difumino o con los dedos, virtualidad que abre un amplio abanico de posibilidades para el artista. Al difuminar el carbón su tono se aclara, y ésta es casi la única manera de lograr degradados, ya que apenas es perceptible el cambio de intensidad que resulta de trazar más o menos suavemente sobre el papel.

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Los trazos de carboncillo son de un negro ligeramente rebajado y poseen una gran fuerza gráfica.

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Los trazos se pueden difuminar con los dedos para lograr zonas de un gris homogéneo.

Borrados

La limitada adherencia del carboncillo lo hace muy fácil de borrar. Las gomas maleables (gomas muy blandas que pueden moldearse como la plastilina) son instrumentos imprescindibles, pues no sólo sirven para rectificar errores sino para “abrir blancos” en una mancha o un difuminado, es decir, para restaurar el color del papel después de haber dibujado sobre él. Con la goma también se dibuja: se aclaran los tonos, se crean detalles y se “ilumina” las partes más claras de un dibujo en sombra.

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Las zonas de la mano más empleadas para difuminar son las yemas y los cantos,

FIJADO DEL CARBÓN

El carbón debe fijarse siempre al acabar el dibujo porque sus partículas no tienen poder adherente y, poco a poco, se desprenden del soporte. Un antiguo método de fijado consiste en untar la barrita en aceite de linaza antes de dibujar. Este método, sin embargo, sólo es viable en dibujos sin difuminados. La mejor solución es emplear un aerosol fijador y rociar varias capas ligeras sobre el dibujo (esperando a que se seque una antes de aplicar la siguiente), hasta que éste no manche los dedos al tacto.

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El difuminador permite extender el polvo del carboncillo y crear zonas de difuminado uniforme.

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Este dibujo ha sido realizado aplicando las técnicas básicas del dibujo con carboncillo, sobre todo en lo que a trazos y difuminados se refiere.

LÁPICES DE COLORES

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