Diez pasos prácticos para interpretar la Biblia
Helge Stadelmann / Thomas Richter
Dirk Poganatz (Adaptación y edición de la versión en español)
Titulo original en alemán: Bibelauslegung praktisch: In zehn Schritten den Text verstehen.
8. Überarbeitete Auflage, Witten: scm-Verlag GmbH
© 2017 scm-Verlag GmbH
© 2020 Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) – Ediciones Puma
Primera edición digital : noviembre 2020
ISBN N° 978-612-4252-77-8
Categoría: Religión - Estudios bíblicos - Exégesis y hermenéutica
Primera edición impresa: octubre 2020
ISBN N° 978-612-4252-75-4
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Ediciones Puma es un programa del Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip)
Traductores: Verónica Chocano y Dirk Poganatz
Edición: Dirk Poganatz y Alejandro Pimentel
Diseño de carátula: Daniel Leandro Flores
Diagramación y ePub: Hansel J. Huaynate Ventocilla
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Formarse una idea:
Darse cuenta de lo que se trata
Empezar «la búsqueda del tesoro» — Quitar «las piedras de tropiezo»
«La enseñanza de tus palabras ilumina;
y hasta la gente sencilla las entiende».
— Sal 119.130 rvc
En la segunda fase, el intérprete tiene que apartar las «piedras de tropiezo» que ya fue descubriendo y marcando en la primera fase de la interpretación, para poder descubrir y recuperar el «tesoro» que Dios tiene para nosotros en la Biblia. Para lograr esta tarea es necesario dividirla en pasos individuales manejables. Cada uno de estos pasos se apoya en los anteriores. Así es posible lograr un trabajo de interpretación exacto y detallado. En siete pasos de trabajo (pasos 2-8) queremos surcar un camino que permita descubrir con exactitud y con argumentos claros el significado original del texto y con ello el sentido que Dios tuvo en mente originalmente. Este viaje exegético, es decir, nuestra «búsqueda del tesoro», pasará de esta manera por diferentes estaciones. En estas paramos, pasamos un rato y analizamos con cuidado nuestro «mapa del tesoro». Así nos formamos una idea cada vez más profunda y obtenemos nuevos conocimientos, que nos ayudan a reconocer el camino a seguir y a ver cada vez más claramente la meta de nuestro viaje. Nuestro viaje exegético comienza cuando determinamos la base textual (paso 2) y sigue cuando aclaramos la situación comunicativa original (paso 3), reconocemos el contexto de la unidad textual (paso 4), examinamos las particularidades literarias del texto (paso 5), reconocemos el significado y la interrelación de los términos (paso 6), desarrollamos el razonamiento en base a un diagrama textual (diagrama de flujo) (paso 7) y también damos solución a problemas bíblico-teológicos de la unidad textual (paso 8).
Empecemos, entonces, la tarea desafiante, pero gratificante, de aprender a hacer y practicar una interpretación minuciosa y comprensible de la Biblia. Lo hacemos sabiendo
• que muchos de los pasos sólo se pueden aprender como proyecto a largo plazo (por ejemplo, adquirir informaciones sobre el trasfondo histórico de la Biblia);
• que muchas cosas no sólo tienen que leerse sino y, ante todo, practicarse;
• y, que muchas cosas que al comienzo parecen difíciles y lentas, más tarde serán más fáciles, luego de haber adquirido práctica en el trabajo interpretativo.
Paso 2 |
Determinar la base textual
La meta de cada trabajo serio de interpretación consiste en entender lo que Dios quiso expresar originalmente con el texto bíblico por medio del lenguaje utilizado por el escritor bíblico. El intérprete no debería quedar satisfecho con una meta menor, a pesar de que la meta es difícil de alcanzar, porque nuestro conocimiento es imperfecto, como bien sabemos. Por eso tenemos que preocuparnos primero por determinar la base textual de nuestro pasaje (análisis «crítico textual»). Se trata de recuperar o reconstruir el texto original de un documento. La revisión, es decir, es necesario que se determine la base textual del pasaje que se quiere interpretar, porque el intérprete actual de la Biblia se ve confrontado con dos problemas:
• Variaciones o diferencias en base a la transmisión del texto respectivamente
Los manuscritos originales de los documentos que constituyen la Biblia, tal como Dios nos los dio alguna vez por medio de la inspiración de los autores bíblicos, ya no existen. También en los idiomas originales, hebreo, arameo y griego, sólo tenemos copias —enteras o parciales— de la Biblia. Antes de que se inventara la imprenta (alrededor del año 1500 d. C.) los textos bíblicos todavía se tenían que copiar a mano y con arduo trabajo. En las escuelas judías, en las que se copiaba la Torá hebrea, y en los monasterios cristianos, donde monjes copiaban el Nuevo Testamento, se trabajaba con muchísimo cuidado. Pero a pesar de todo podían ocurrir pequeños cambios en comparación al original. Esto llevó a que, a lo largo de los siglos, se originaran una gran cantidad de variantes textuales. Las variantes más importantes generalmente se indican en las ediciones actuales del texto original tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Estas referencias a variantes se encuentran en las notas al pie de página, conocidas como el aparato. El intérprete diligente no debería desear interpretar la versión copiada por algún monje. Más bien, se tiene que preocupar por interpretar el texto original, tal como Dios lo inspiró. La meta de este segundo paso entonces es asegurarnos que estamos trabajando con la mejor forma posible del texto, es decir, con la versión más cercana al original. Las variantes del texto que conocemos hoy generalmente se originaron en errores al momento de leer, de dictar o de escribir. Por ejemplo, podían confundirse letras parecidas, dividirse o unirse palabras de manera equivocada o, intercambiarse letras (metátesis). Algunos errores fueron causados por confundir palabras con la misma terminación (homoiotéleuton) o con el mismo comienzo (homoioárcton) respectivamente, o, porque se omitió una de dos letras o combinaciones de letras iguales o parecidas (haplografía), o, porque se repitió una letra o una combinación de letras (ditografía), respectivamente.
• Variaciones o diferencias en base a la traducción respectivamente
El otro problema se presenta a causa de la gran variedad de traducciones de la Biblia. Incluso en el caso de buenas traducciones, se presenta el siguiente problema: la forma del idioma y las posibilidades de significado en el texto original, del cual se traducen, nunca se pueden expresar al cien por ciento en el idioma al cual se traduce. Además, cada traducción es influenciada, hasta cierto punto, por el entendimiento bíblico y la interpretación del traductor. Porque cuando una palabra o una frase en el idioma original puede significar una variedad de cosas, entonces el traductor al final tiene que decidirse por una de estas posibilidades para incluirla en la traducción final. Obviamente, cuando hace esto, el traductor también debe tener el propósito de reconocer y transmitir lo más claramente posible lo que el escritor de la Biblia quiso decir originalmente.
Principio básico:
La crítica textual sirve para investigar la forma original del texto, comparando diferentes traducciones y versiones.
Entonces, la tarea de la crítica textual no es hacer una crítica al contenido de la Biblia. La tarea de la crítica textual es aclarar, si el texto que estamos leyendo concuerda con el texto que el autor inspirado escribió originalmente. Por estas razones el intérprete que trabaja con el texto en español primero deberá comparar diferentes versiones de la Biblia en español, para percibir posibles problemas (1). En un segundo paso, basándose en estos resultados, deberá determinar la base textual para la interpretación (2).
(1) Hacer una comparación de distintas traducciones de la unidad textual
La problemática anteriormente indicada, da como resultado una meta doble para la comparación de traducciones. Por un lado, se intentará reconocer como tales las variantes que han sido añadidas al texto a lo largo del tiempo (a veces estas variantes aparecen en las anotaciones al pie de página de las traducciones al español) para obtener de esta manera una base textual estable para la interpretación. Porque obviamente nuestra predicación y enseñanza no debe basarse en pasajes que no eran parte del texto bíblico original. Y, por otro lado, la comparación de traducciones al español puede revelar posibles significados que yacen en el texto original. Para mostrar cómo se puede hacer eso, vamos a presentar a continuación en detalle los diferentes problemas a solucionar, así como sus trasfondos y causas.
a) El problema de las variantes textuales
Dediquémonos a la primera problemática: al de las variantes textuales causadas por las diferentes transcripciones manuales del texto. El Nuevo Testamento ha sido transcrito mejor que cualquier otro libro de la Antigüedad. Más de cinco mil manuscritos griegos del Nuevo Testamento o de algunas de sus partes han sido conservados hasta nuestros tiempos. Algunos de ellos se remontan a tiempos muy tempranos. Los manuscritos más importantes del Antiguo Testamento datan del primer milenio d. C., pero también se ha encontrado en Qumrán piezas importantes del tiempo antes de Cristo. Y del Antiguo Testamento hebreo sabemos que en el judaísmo oficial este ha sido copiado y transcrito muy cuidadosamente. Porque, si se encontraba en un rollo de la Torá sólo un error de copia, entonces se desechaba todo el rollo en la sinagoga judía [no se destruía, sino que se guardaba en cuarto especial, enterrándolo allí, figuradamente hablando]. Pero a pesar de todo esto, tanto en relación con el Antiguo como con el Nuevo Testamento, hay una cantidad bastante grande de distintas variantes que aparecieron a lo largo de la transmisión de los textos. Sin embargo, estas variantes raramente son de importancia y probablemente no conciernan a ningún punto central de la enseñanza bíblica de manera seria.
Sin embargo, al comparar diferentes traducciones de la Biblia al español, el lector se encuentra una y otra vez con estas distintas variantes textuales. Por ejemplo, en la traducción Reina Valera 1960 uno lee en Mateo 6.4 la promesa que el Padre celestial recompensará las limosnas «en público». En la Nueva Versión Internacional o en la Nueva Traducción Viviente en ningún lugar aparece la frase «en público». Las palabras «en público», que tampoco encajan bien en el contexto, no se encuentran en los mejores y más antiguos manuscritos griegos.
A veces, pero en principio sólo en pocos pasajes, la comparación de diferentes traducciones al español revela diferencias muy marcadas. Así, por ejemplo, Lucas 9.54-56 presenta el siguiente esquema (véase el esquema que sigue)
Nueva Traducción Viviente (ntv) |
La Biblia de las Américas (lbla) |
Reina Valera 1960 (rv60) |
(54) […]: Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que los consuma? |
(54) […]: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma? |
(54) […]: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? |
(55) Entonces Jesús se volvió a ellos y los reprendió. |
(55) Pero Él, volviéndose, los reprendió, y dijo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, |
(55) Entonces, volviéndose él, los reprendió diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, |
(56) Así que siguieron de largo hacia otro pueblo. |
(56) porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. |
(56) porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. |
La Nueva Traducción Viviente (ntv) tiene, en comparación con las dos otras traducciones, el texto más corto (por cierto, esta es la forma como lo presentan los manuscritos griegos más antiguos). En una nota al pie de página de la ntv se menciona que en el versículo 54: «Algunos manuscritos incluyen como hizo Elías». Respecto a los versículos 55 y 56 se puede leer al pie de página: «Algunos manuscritos amplían el versículo 55 e incluyen una oración adicional en el versículo 56: Y él dijo: “Ustedes no se dan cuenta de cómo es su corazón. 56Pues el Hijo del Hombre no vino a destruir vidas, sino a salvarlas”».
Anotaciones similares se pueden observar también al pie de página en la traducción Dios Habla Hoy (dhh). En la Biblia de Estudio Harper-Caribe, que utiliza la rv60 como su texto base, se lee en sus anotaciones al pie de página respecto al versículo 54: «Otros omiten como hizo Elías. Además, dice refiriéndose al versículo 55: “Otros omiten diciendo: Vosotros no sabéis de que espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres sino para salvarlas”».
En la Biblia Textual (btx) leemos al pie de página respecto al versículo 54 algo interesante: se dice que manuscritos inferiores (de menor calidad) «añaden como hizo Elías». Respecto al versículo 55 se anota que manuscritos inferiores (de menor calidad) «armonizan el texto con Lc 19.10 [comparando con] Juan 3.17». Lo mismo sucede respecto al versículo 56, para el cual se remiten al comentario anterior, anotando la «preferencia de la lectura más corta».
Comparando las anotaciones hechas a estos versículos en las diversas versiones presentadas, se llega rápidamente a la conclusión que el texto, como nos lo presenta la ntv o la btx, es la forma más confiable. El texto es presentado de esta manera también por otras traducciones más recientes. Aquí no nos referimos a revisiones de traducciones, como la Reina Valera Contemporánea (rvc), que se hizo en base a las revisiones previas de la traducción de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, que sigue utilizando el texto largo. Pero, por lo menos, lo ponen en paréntesis: [Y les dijo: «Ustedes no saben de qué espíritu son. 56Porque el Hijo del Hombre no ha venido a quitarle la vida a nadie, sino a salvársela».], pero sin ninguna anotación.
Lectores de las traducciones al español, que no pueden decidir por sí solos en base al aparato crítico textual de la versión del nt en griego y a una metodología de la crítica textual muy complicada, deberían proceder de la siguiente manera:
• Muchas veces, como mencionamos anteriormente, las notas al pie de página en traducciones «más recientes» arrojan luz a la situación (p. ej. en la ntv o btx). Sin embargo, hay que enfatizar que no se diferencia entre traducciones «más recientes» y «más antiguas» en base a la fecha de publicación de la traducción. Más bien, una traducción se considera «más antigua», si se basa en un conjunto de manuscritos más antiguos (p. ej. Reina Valera 1960) y «más reciente» si se basa también en un conjunto de manuscritos encontrados más recientemente (p. ej.; Nueva Traducción Viviente 2004).
• Para evaluar las variantes textuales, no obstante, no se deben solo «contar» las traducciones que ofrecen la misma manera de traducir algo [que ofrecen la misma variante textual], sino que estos textos deben de «sopesarse» cuidadosamente. Esto significa que no es la cantidad de una variante textual lo que cuenta, sino la calidad (qué tan cerca está al original). Por eso hay que leer, evaluar y comparar con mucho cuidado la información que las anotaciones al pie de página ofrecen.
• Como ayuda para tomar una decisión, el intérprete generalmente encuentra explicaciones más detalladas —y ojalá también con buenos argumentos— acerca del pasaje en uno de los comentarios bíblicos.
Como criterio general podríamos definir lo siguiente: Cuando varias traducciones «más recientes» concuerden textualmente y se diferencien de versiones «más antiguas», se deberán seguir las «más recientes».
La razón de ello es que ha habido una gran cantidad de textos valiosos que se han descubierto a fines del siglo 19 y comienzos del siglo 20, y recién han podido ser evaluados en las últimas décadas. Entonces, las traducciones más nuevas disponen de una base textual mejor y más segura que las ediciones más antiguas.
Sin embargo, en lo que respecta el Antiguo Testamento, hay que tener cuidado con algunas de las traducciones más recientes. Tienden a cambiar arbitrariamente pasajes hebreos que son difíciles de traducir. Como consecuencia, ofrecen una redacción (llamada «conjetura») que no recibe el respaldo de ninguno de los textos antiguos. Estas ganas de experimentar son críticas y generalmente deben ser tomadas con cautela. En estos casos se puede averiguar en otras traducciones o en comentarios bíblicos buenos, si el texto original sí puede que tenga sentido —un sentido que se constituye sobre una mejor base textual y no sobre especulaciones científicas que cambian constantemente.
b) El problema de los tipos de traducción
El segundo problema no tiene nada que ver con la transcripción de manuscritos antiguos, sino con la manera de traducir el texto.
El que hoy en día quiere leer la Palabra de Dios en idioma español se encuentra con una oferta bien nutrida de diferentes traducciones: Biblia Textual (btx), Reina Valera 60 (rv60), Reina Valera Revisada (rvr), Reina Valera Contemporánea (rvc), Biblia de Jerusalén (bj), Nácar Colunga (nc), La Biblia de las Américas (lbla), Nueva Versión Internacional (nvi), Nueva Traducción Viviente (ntv), Dios Habla Hoy (dhh), La Nueva Biblia al Día (nbd), Traducción en Lenguaje Actual (tla), Biblia de la Iglesia en América (bia), entre otras.
Para el Antiguo Testamento (p. ej. Biblia de Alfonso v de Aragón — Biblia Peshitta) y el Nuevo Testamento (p. ej. Versión Hispanoamericana — Nuevo Testamento revisado por Luis Alonso Shökel) también existen varias ediciones separadas.
Por ello, cada lector de la Biblia, que no aprendió a manejar los idiomas originales de la Biblia, hebreo, arameo y griego, se pregunta con razón, cuál de las traducciones refleja de manera auténtica y confiable la palabra original de Dios.
Por esta razón, el que utiliza las traducciones de la Biblia debe tener en cuenta el manejo de las traducciones dentro de la misma Palabra de Dios. En el tiempo intertestamentario el helenismo se había extendido firmemente. El griego se convirtió en el idioma universal. Estos hechos llevaron a que el judaísmo, especialmente el de la diáspora, necesitara una traducción de la Biblia Hebrea (at), ya que los conocimientos del idioma hebreo habían menguado y ya no eran tan profundos en todos los lugares donde vivían los judíos. Por esta razón se realizó una traducción del Antiguo Testamento al griego, para que cada judío pudiese leer las Escrituras (at). Esta traducción llevó el nombre de Septuaginta (lxx, número setenta en latín). El nombre occidental de la Septuaginta se deriva de la supuesta Leyenda de Aristeas. Según esta leyenda, setenta y dos eruditos judíos tradujeron en setenta y dos días todo el Pentateuco del idioma hebreo al griego en la ciudad de Alejandría en Egipto. Más tarde, se tradujo todo el at. Esta traducción tuvo una difusión amplia y fue utilizada también en las primeras iglesias cristianas. Por ello es interesante notar que los autores bíblicos que escribieron el Nuevo Testamento a veces utilizaron el texto de la lxx, que no era un texto inspirado original, sino una traducción de este (comparar p. ej. Pr 3.12 con Heb 12.6; Pr 3.34 con Stg 4.6; Pr 11.31 con 1P 4.18; Is 40.13 con Ro 11.34; Is 42.4 con Mt 12.21). Se puede deducir, entonces, del uso ocasional de la lxx en el Nuevo Testamento, que las traducciones no son de una importancia inferior o de menor calidad. Los autores bíblicos calificaban una traducción sólida del Antiguo Testamento como Palabra de Dios inspirada y por ello la utilizaron y la integraron al Nuevo Testamento.
De los ejemplos mencionados anteriormente, respecto al uso de la lxx por autores del Nuevo Testamento, podemos ver que los apóstoles inspirados no utilizaban únicamente traducciones «literales», sino también traducciones «interpretativas»,30 para escribir la Palabra de Dios. Por ello, la persona que utiliza una traducción de la Biblia tiene que saber que en principio existen dos conceptos diferentes de traducción. Ambos conceptos están perfectamente justificados: por un lado, tenemos el principio de la traducción «literal», esto es, el método que digamos se ciñe al pie de la letra o es concordante. Este tipo de traducciones opera en base al principio de la equivalencia formal, que intenta traducir de la manera más exacta posible la forma del idioma original al idioma receptor. La cantidad y el tipo de palabras utilizadas en el idioma original, su sintaxis y estilo son reproducidos en lo posible de forma idéntica. Por otro lado, existe el concepto de la traducción «interpretativa»,31 que también se conoce como el concepto de la equivalencia dinámica. Aquí el enfoque principal no consiste en reproducir la forma del idioma original. Más bien, lo esencial de este concepto, es captar y reproducir exactamente el contenido, es decir, el significado del idioma original y reproducirlo en el tipo de formulaciones usuales en el idioma receptor. De lo que se trata es, justamente, expresar este significado original en el idioma receptor, de tal manera que el lector de la traducción (en lo posible) entienda el texto de la misma manera como el autor original habría querido que lo entienda su lector original.
El traductor tiene la difícil tarea de tener que servir por igual a dos señores: por un lado al idioma original del cual traduce, y por otro lado al idioma receptor. La persona que traduce de manera concordante se orienta más por las reglas del idioma original; la persona que traduce según el principio de la equivalencia dinámica se orienta más por las reglas del idioma receptor. Es raro que se pueda combinar ambos principios exitosamente. Ef 4.15-16 suena así en la traducción, que intenta ser bastante literal, Reina-Valera 1960:
[…] sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
La traducción Dios Habla Hoy, que traduce de manera interpretativa, simplifica la lectura a los que leen en español:
Más bien, profesando la verdad en amor, debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se liga bien mediante la unión entre si de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bien, todo va creciendo y edificándose en amor.
De esto se deducen los siguientes principios para las dos formas de traducir:
• Cuanto más literal («estrecha») sea una traducción, más abierta estará a la interpretación del lector y por ello será más difícil de entender. Una «estrechez» en la selección de las palabras significa, entonces, una «amplitud» en cuanto a la interpretación, ya que una traducción hecha en base al principio de la igualdad formal (equivalencia formal) intenta mover al «lector hacia el texto».
• Cuanto más interpretativa («libre») es una traducción, más cerrada estará a la interpretación del lector y por ello será más fácil de entender. Una «amplitud» en la selección de las palabras significa, entonces, una «estrechez» en cuanto a la interpretación, ya que una traducción hecha en base al principio de la similitud comunicativa (equivalencia dinámica) intenta mover el «texto hacia el lector».
Para la comparación de traducciones es importante utilizar tanto traducciones literales como interpretativas. Así se le presentan al lector una variedad de posibilidades que tiene el texto origen bíblico, posibilidades formales y de contenido. A continuación, presentamos solo unas cuantas traducciones. Las que han sido traducidas (en mayor o menor grado) según el concepto literal o concordante son: Reina Valera 60 y Biblia Textual. Según el principio de la equivalencia dinámica se han traducido, por ejemplo: Dios Habla Hoy y La Nueva Biblia al Día. Algunas traducciones bastante conocidas tratan de ofrecer un camino intermedio (p. ej.: Nueva Versión Internacional y Nueva Traducción Viviente). En el apéndice puede encontrar algunas referencias bibliográficas que ofrecen buenas listas con diferentes tipos de traducciones de la Biblia.
c) Otros problemas textuales
Una que otra vez, cuando el lector compara diferentes traducciones, se encuentra con problemas que no son causados por la transcripción del texto ni tampoco por las diferencias entre traducción literal e interpretativa. Por ejemplo, en Ef 4.22-24 hay diferencias de este tipo. La traducción Nueva Versión Internacional dice:
«Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad».
En esta traducción se habla en el tiempo pasado de la vida que se llevó antes y de lo que fue enseñado respecto a lo que se debía hacer. Al mismo tiempo se utilizan dos infinitivos y un participio —«quitarse», «ser renovados» y «ponerse»— y se habla de una naturaleza que «está corrompida» en el presente. Dios Habla Hoy ofrece una formulación parecida, pero se enfoca en el tiempo presente, lo que se debe hacer en la actualidad, en contraste con lo pasado: «deben… renunciar… despojarse… renovarse… revestirse»:
«Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad».
Por otro lado, la Reina Valera 1960 utiliza las formas imperativas de los verbos en este pasaje:
«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad».
Todos se esfuerzan por traducir el mismo texto griego y a pesar de todo, su significado es interpretado de maneras tan diferentes. En este caso específico se trata de un problema gramatical: ¿cómo se debe entender y traducir el infinitivo aoristo y el infinitivo presente del griego? La persona que en estos casos no puede consultar el texto griego tiene que reconocer, en primer lugar, el problema y luego consultar varios comentarios. En el caso de este ejemplo se recomienda la posibilidad de postergar la solución del problema hasta examinar los términos y ver cómo se interrelacionan en la unidad textual (paso 6). Después se podrá trabajar en base a este tipo de investigación y desarrollar una evaluación bíblico-teológica (paso 8) considerando lo que el Nuevo Testamento enseña en otros pasajes acerca del viejo y del nuevo hombre (p. ej. Col 3.9-10).
A la hora de comparar traducciones, observar con precisión es la base indispensable para cada trabajo exegético que sigue. Los traductores de la Biblia, que son profesionales lingüísticos y generalmente conocen mejor el hebreo, arameo y griego que el teólogo promedio, han examinado, traducido y presentado el texto origen de tal manera que el lector que no conoce los idiomas origen puede hacer un trabajo de interpretación minucioso si utiliza las diferentes traducciones.
(2) Determinar la base textual para la interpretación
Antes de poder empezar con la interpretación del texto, el intérprete tiene que preguntarse, en base a las evaluaciones que ha hecho hasta ahora, cuál es entonces el texto que tiene que interpretar exactamente. Por eso la determinación de la base textual es importantísima para el intérprete. Sin embargo, la tarea de la exégesis sigue siendo la interpretación del texto y no la creación de un texto. Entonces, en principio, cuando hablamos de determinar la base textual nos estamos refiriendo de encontrar un texto. Si uno cumple con este principio, entonces uno jamás se decidirá por la versión que a uno más le gusta, sino que siempre se preguntará por la unidad y la intención que Dios le dio originalmente al texto. Sin embargo, el intérprete recién obtendrá claridad definitiva al final de la interpretación, cuando concluya su viaje exegético. Por ahora se trata en primer lugar de decidirnos por el camino que con más seguridad nos llevará a nuestra meta. A continuación, se resumen algunas pautas prácticas como ayuda para facilitar las decisiones que se tienen que tomar:
Pautas prácticas para el paso 2 |
• Haga una comparación de varias traducciones. Marque diferencias importantes, después de haber puesto las diferentes traducciones de su texto bíblico en diferentes columnas paralelas. Considere traducciones que trabajan con una variedad de principios de traducción. |
• Examine si los problemas que se presentan en su observación son consecuencia de la transcripción o de un tipo de traducción. Para hacer esto, considere también las indicaciones en las notas al pie de página de las traducciones al español que Ud. decidió utilizar, acerca de la posible existencia de diferentes versiones del texto y su causa. |
• Evalúe las diferencias y tome una decisión. Donde varias traducciones más recientes concuerdan textualmente frente a una traducción más antigua, se deberá seguir las traducciones más recientes. Cuando se hace eso, sin embargo, no se debe «contar» las traducciones que ofrezcan la misma variante de transmisión, sino se las debe «sopesar y valorar». Porque lo decisivo no es la cantidad (número) sino la calidad (qué tan cerca al original está) de la transmisión. Por eso se debe evaluar y comparar con cuidado las informaciones en las notas al pie de página. |
• Examine los resultados utilizando comentarios que operan según el texto y las Escrituras, y que se refieren a las distintas variantes producidas a lo largo de la transmisión de los manuscritos de los textos en las leguas originales, a los significados de palabras y a las posibilidades de traducción. Tome nota de sus resultados porque en el paso 6 los volverá a necesitar. |
• Formule un resultado provisional para que le queden claras las razones por las cuales se ha decidido por una determinada traducción al español como base textual para su interpretación. |
Para el viaje exegético que sigue se debe tomar en serio el siguiente consejo de Gordon Fee:
Primero, probablemente es una buena práctica utilizar en la mayoría de los casos una traducción, siempre que sea una buena traducción. Esto ayudará a la memorización, así como le dará estabilidad. También, si usa una de las mejores traducciones, esta tendrá notas al margen cada vez que se presenten dificultades. No obstante, para el estudio de la Biblia, usted debe utilizar varias traducciones bien seleccionadas. Lo mejor es usar traducciones que de antemano se sepa que tienden a diferir. Esto hará resaltar dónde están muchos de los problemas exegéticos dificiles.32
A continuación, utilizaremos la Reina Valera 1960 que es útil para los pasos tres al diez porque es bastante exacta en lo formal. Aparte de eso sugerimos las siguientes traducciones para el uso complementario en los pasos tres al diez y para descubrir más fácilmente lo que está diciendo el texto: Biblia Textual, Biblia de Estudio nvi Nueva Versión Internacional, Nueva Traducción Viviente, Biblia de las Américas y Dios Habla Hoy.
Ejercicios para practicar el paso 2
Utilizando el Salmo 1.1-6 |
Utilizando Efesios 4.1-6 |
Compare exactamente tres traducciones (como mínimo una debe ser literal como la Reina Valera 1960 y una interpretativa como la Dios Habla Hoy). Lo mejor es comparar las traducciones copiando cada una de ellas en una columna, la tres paralelas entre ellas. ¿Puede determinar mayores diferencias que no se pueden explicar considerando la diferencia entre una traducción literal y una interpretativa? Apunte tres a cuatro puntos donde se expresa lo mismo de diferentes maneras. |
Compare exactamente tres traducciones (como mínimo una debe ser literal y una interpretativa). Lo mejor es comparar las traducciones copiando cada una de ellas en una columna, las tres paralelas entre ellas. ¿Puede determinar mayores diferencias que no se pueden explicar considerando la diferencia entre una traducción literal y una interpretativa? Apunte tres a cuatro puntos donde se expresa lo mismo de diferentes maneras |