Prevención y seguridad en el montaje mecánico e hidráulico de instalaciones solares térmicas. Innovación y Cualificación, S. L. |
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Prevención y seguridad en el montaje mecánico e hidráulico de instalaciones solares térmicas. ENAE0208
© Innovación y Cualificación, S. L.
© Francisco Martín Antúnez Soria
2ª Edición
© IC Editorial, 2017
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ISBN: 978-84-17086-49-7
Nota de la editorial: IC Editorial pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
El Certificado de Profesionalidad es el instrumento de acreditación, en el ámbito de la Administración laboral, de las cualificaciones profesionales del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales adquiridas a través de procesos formativos o del proceso de reconocimiento de la experiencia laboral y de vías no formales de formación.
El elemento mínimo acreditable es la Unidad de Competencia. La suma de las acreditaciones de las unidades de competencia conforma la acreditación de la competencia general.
Una Unidad de Competencia se define como una agrupación de tareas productivas específica que realiza el profesional. Las diferentes unidades de competencia de un certificado de profesionalidad conforman la Competencia General, definiendo el conjunto de conocimientos y capacidades que permiten el ejercicio de una actividad profesional determinada.
Cada Unidad de Competencia lleva asociado un Módulo Formativo, donde se describe la formación necesaria para adquirir esa Unidad de Competencia, pudiendo dividirse en Unidades Formativas.
El presente manual desarrolla la Unidad Formativa UF0189: Prevención y seguridad en el montaje mecánico e hidráulico de instalaciones solares térmicas
perteneciente al Módulo Formativo MF0602_2: Montaje mecánico e hidráulico de instalaciones solares térmicas,
asociado a la unidad de competencia UC0602_2: Montar captadores, equipos y circuitos hidráulicos de instalaciones solares térmicas,
del Certificado de Profesionalidad Montaje y mantenimiento de instalaciones solares térmicas
Portada
Título
Copyright
Presentación
Índice
Capítulo 1 Identificación y evaluación de los riesgos profesionales en el montaje de una instalación
1. Introducción
2. Tipos de riesgos en cuanto a la operación
3. Otros tipos de riesgo
4. Delimitación y señalización de áreas de trabajo que conlleven riesgos laborales
5. Medidas preventivas y correctoras ante los riesgos detectados
6. Resumen
Ejercicios de repaso y autoevaluación
Capítulo 2 Normativa y protocolo
1. Introducción
2. Normativa sobre transporte, descarga e izado de material
3. Normativa de seguridad relacionada con la obra civil
4. Normativa sobre montaje mecánico e hidráulico de instalaciones solares
5. Protocolos de actuación en cuanto a emergencias surgidas durante el montaje de instalaciones solares
6. Primeros auxilios en diferentes supuestos de accidente en el montaje de instalaciones solares
7. Resumen
Ejercicios de repaso y autoevaluación
Capítulo 3 Equipos de protección individual
1. Introducción
2. Tipos y características de los elementos de protección individual
3. Identificación, uso y manejo de los equipos de protección individual
4. Selección de los equipos de protección, según el tipo de riesgo
5. Mantenimiento de los equipos de protección
6. Resumen
Ejercicios de repaso y autoevaluación
Bibliografía
Capítulo 1
Identificación y evaluación de los riesgos profesionales en el montaje de una instalación
A través del Real Decreto 487/1997, de 14 de abril, se establecen las Disposiciones Mínimas de Seguridad y Salud relativas a la manipulación manual de cargas que entrañen riesgos, en particular dorsolumbares para los trabajadores.
Históricamente, el trabajo implicaba la realización de muchas tareas de carácter físico, lo cual requería del trabajador una mayor utilización de sus capacidades físicas que de sus capacidades psíquicas.
Actualmente, con la mecanización y la automatización, son las máquinas las que ejecutan el trabajo físico que antes realizaban las personas. No obstante, todavía existen numerosas actividades en las que el trabajo físico que se realiza es importante y en las que un inadecuado diseño de ese trabajo puede provocar en el trabajador situaciones de incomodidad e insatisfacción, incluso puede posibilitar la aparición de diversas patologías.
Las exigencias físicas del trabajo son variadas, pudiendo establecerse tres categorías:
Los riesgos a los que se pueden exponer un trabajador están relacionados con las diferentes operaciones que realiza en su actividad profesional. Cada operación o actividad lleva asociada una carga de trabajo y, por tanto, un riesgo asociado.
Es habitual agrupar todas las actividades relacionadas con una misma operativa de trabajo, o familia de operaciones de trabajo, y con ella sus correspondientes riesgos.
En los siguientes apartados se muestran las familias más habituales en el sector de las instalaciones de energía solares térmicas.
El transporte de cargas está asociado a una alta incidencia de trastornos musculoesqueléticos en los trabajadores, como son las alteraciones de los músculos, los tendones, los nervios o las articulaciones de cualquier zona del cuerpo, siendo las más comunes las que afectan al cuello, la espalda y las extremidades superiores. Muchos de estos problemas se deben a causas relacionadas con las condiciones de trabajo.
Sabía que...
Informes recientes de instituciones especializadas señalan que los trastornos musculoesqueléticos suponen entre un 40 % y un 50 % de todas las dolencias de origen laboral que se producen en la Comunidad Europea y que afectan a más de 40 millones de personas que trabajan.
La espalda está soportada por la columna vertebral y la musculatura que la envuelve. Un número importante de las lesiones que sufre la espalda se deben a un uso indebido o excesivo de estos músculos y de los ligamentos. En este sentido, la manipulación de cargas, al igual que otros factores físicos relacionados con la organización del trabajo, como son las malas posturas, los movimientos manuales enérgicos, los horarios y el ritmo de trabajo, el trabajo repetitivo, etc., pueden actuar de forma perjudicial sobre la espalda.
Para hallar una solución efectiva a estos problemas, hay que analizar cada actividad concreta en la que se manipulan cargas (evaluación de riesgos), puesto que los factores de riesgo serán de mayor o menor importancia en función del peso, de la forma de la carga, del tiempo ocupado en la tarea de la manipulación de la carga, de las características personales de la persona que la transporta, etc.
Ejemplo
Un niño que tiene que transportar cuatro veces al día una mochila cargada con diez kilos de peso tiene más probabilidades de sufrir algún tipo de lesión de espalda que otro niño, de similares características físicas, que solo tiene que transportar ese peso una vez por semana.
Es muy importante tener en cuenta que la información y el adiestramiento de las personas en las técnicas de manutención de cargas es una cuestión fundamental para la prevención de las dolencias musculoesqueléticas, y si esta formación se inicia en edad escolar es mucho más efectiva.
Se puede definir la carga física de trabajo como el conjunto de requerimientos físicos a los que se ve sometida la persona a lo largo de su jornada laboral. Esos requerimientos físicos suponen la realización de una serie de esfuerzos, de manera que todo trabajo requiere por parte del operario un consumo de energía tanto mayor cuanto mayor sea el esfuerzo solicitado.
El consumo de energía producido como consecuencia del trabajo se denomina “metabolismo de trabajo”. Respecto al consumo de energía admisible para una actividad física profesional repetida durante varios años, se fija un metabolismo de trabajo de 2.000 kcal/día. Cuando se supera este valor, el trabajo se considera pesado.
En relación con la carga de trabajo, se encuentra el concepto de fatiga, que es la consecuencia de una carga de trabajo excesiva. La generación de fatiga está relacionada con la superación de unos máximos de consumo de energía, pero también depende del tipo de trabajo muscular que debe realizarse. Se distinguen dos tipos de esfuerzos musculares totalmente diferentes (aunque, en la práctica, la frontera entre ellos no es fácil de determinar), que son:
El trabajo muscular se califica de estático cuando la contracción de los músculos, puestos en acción, es continua y se mantiene durante un cierto periodo de tiempo. A este tipo de esfuerzo corresponderían las contracciones musculares isométricas.
El trabajo dinámico produce una sucesión periódica de tensiones y relajamientos de los músculos, de muy corta duración. A este tipo de esfuerzo corresponderían las contracciones musculares isotónicas.
Estas contracciones musculares requieren un aporte de energía y de oxígeno para realizarse y producen, a su vez, unos residuos obtenidos como consecuencia del trabajo, que se han de evacuar. Todo ello se realiza a través de la sangre.
Definición
Fatiga muscular
Disminución de la capacidad física del individuo, después de haber realizado un trabajo durante un tiempo determinado.
La fatiga constituye un fenómeno complejo que se caracteriza por que el operario baja el ritmo de actividad, nota cansancio, los movimientos se hacen más torpes e inseguros y va acompañada de una sensación de malestar e insatisfacción. Además, se produce una disminución del rendimiento en cantidad y calidad.
La fatiga puede responder a múltiples factores, dependientes tanto del individuo como de las condiciones de trabajo y circunstancias acompañantes. Tradicionalmente, se ha considerado que el origen de la fatiga muscular se halla en el aporte de sangre al músculo. La contracción muscular requiere un aporte de energía y de oxígeno para realizarse y produce, a su vez, unos desechos que se han de eliminar.
En el caso del esfuerzo estático, conforme se aumenta la fuerza desarrollada, más difícil es el aporte sanguíneo al músculo, dado que este comprime los vasos sanguíneos que se hallan en su interior, disminuyendo e incluso anulando el riego. La falta de oxígeno, derivada de esta situación, lleva a la utilización de la vía anaeróbica para la obtención de energía, utilizando las limitadas reservas de glucógeno hasta agotarlas, y a la producción aumentada del ácido láctico, con la consiguiente acumulación local del mismo. Además, los residuos no pueden ser eliminados y se acumulan, desencadenando un dolor agudo, típico de la fatiga muscular, que fuerza a interrumpir el trabajo.
En general, una contracción muscular superior a un 25-30 % de la capacidad ventilatoria máxima (CVM) produce un decrecimiento del flujo sanguíneo. Este llega a anularse si dicha contracción supera el 70 % de la CVM.
Cuando se trata de un trabajo dinámico, la sucesión de contracciones y relajamientos actúa como una bomba sobre la circulación sanguínea, las contracciones facilitan la expulsión de la sangre, mientras que las relajaciones consecutivas permiten una nueva irrigación del músculo.
Las enfermedades profesionales relacionadas con la carga física son:
La columna vertebral es el elemento anatómico de sostenimiento. Consta de 33 vértebras separadas (excepto las de la zona sacra-coxígea) por los discos intervertebrales, con una función de amortiguación. Las funciones de la columna vertebral son:
La causa más frecuente de molestias en la región lumbar es de origen mecánico (sobreesfuerzos) o por envejecimiento de las estructuras que conforman la espalda. Un número importante de lumbalgias se deben a un uso indebido o excesivo de músculos y/o ligamentos. Estas estructuras suelen lesionarse por movimientos imprevistos o bruscos, así como por posturas forzadas o sostenidas durante largo tiempo.
Los factores que favorecen la aparición de lumbalgias se pueden agrupar en dos:
Recuerde
La información y el adiestramiento de los trabajadores en las técnicas de la manutención de cargas es uno de los aspectos fundamentales de la prevención de las lumbalgias en la empresa.
En la manipulación manual de cargas interviene el esfuerzo humano, tanto de forma directa (levantamiento, colocación) como indirecta (empuje, tracción, desplazamiento). También es manipulación manual transportar o mantener la carga alzada. Incluye la sujeción con las manos y con otras partes del cuerpo, como la espalda, y lanzar la carga de una persona a otra. No será manipulación de cargas la aplicación de fuerzas, como el movimiento de una manivela o una palanca de mandos.
Existe una gran diversidad de aparatos elevadores. A continuación, se expone una clasificación de equipos de levantamiento de cargas y/o personas, incluyendo los más significativos.
Elevadores
Montacargas
Están constituidos por una plataforma que se desliza por una guía lateral rígida o por dos guías rígidas paralelas, en ambos casos, ancladas a la estructura de la construcción. Se utilizan para subir o bajar materiales, pudiendo detenerse la plataforma en las distintas plantas de la obra.
En el montaje o utilización de estos aparatos se producen accidentes de diversos tipos, que, aunque no muy frecuentes, sí pueden ser de carácter grave o incluso mortal.
Actualmente la normativa de aplicación a los montacargas va directamente relacionada con el uso final al que se destinan.
En relación a los montacargas para obra, se le aplicarán los siguientes decretos:
Los montacargas de obras, técnicamente son conocidos como ascensores de obra.
Montacargas
Ascensores
El Real Decreto 88/2013, de 8 de febrero, por el que se aprueba la Instrucción Técnica Complementaria AEM 1 “Ascensores” del Reglamento de aparatos de elevación y manutención, aprobado por Real Decreto 2291/1985, de 8 de noviembre, define al ascensor como:
Aparato elevador instalado permanentemente, que utiliza una cabina en la que las dimensiones y constitución permiten el acceso de personas, desplazándose al menos parcialmente a lo largo de guías verticales o cuya inclinación sobre la vertical es inferior a 15°, destinado al transporte: de personas; de personas y objetos; solamente de objetos, si el habitáculo es accesible, es decir, si una persona puede entrar en él sin dificultad, y si está provisto de órganos de accionamiento situados dentro del habitáculo o al alcance de una persona situada dentro del mismo.
Se excluyen del ámbito de aplicación de esta ITC a los ascensores de obras de construcción, entre otros.
Actualmente, además del aspecto físico, la principal diferencia entre un ascensor y un montacargas está en relación a su velocidad de desplazamiento.
Plataformas elevadoras
Existen diferentes tipos, en función de si elevan carga material o personas; según el tipo de transporte sobre el que se articulan: sobre camión, colgantes, sobre carretillas autopropulsadas; y según la articulación: de tijera, articulada, telescópica, verticales, verticales con plumín, remolcables.
Solo los operadores formados, mayores de edad y con el Certificado de Aptitud Médica pueden utilizar las plataformas elevadoras.
Deben actuar como mínimo dos trabajadores, para intervenir en caso de emergencia, guiar al conductor y evitar la circulación de máquinas y peatones alrededor de la plataforma.
Entre las más utilizadas, hay que destacar las plataformas elevadoras móviles de personal y las plataformas eléctricas para trabajos en altura.
Plataforma elevadora móvil de personas
Andamios colgados móviles de accionamiento manual
Son construcciones auxiliares móviles colgadas de cables o sirgas, que se desplazan verticalmente por las fachadas mediante un mecanismo de elevación y descenso, utilizadas fundamentalmente para trabajos en altura, tales como aplicación de revoque, reparación de fachadas, pintado de fachadas, etc.
Tanto los andamios colgados móviles como las plataformas suspendidas son considerados como “aparatos de elevación de personas, o de personas y materiales, con peligro de caída vertical superior a tres metros”, según se refleja en el Real Decreto 1644/2008, de 10 de octubre, en su Anexo IV punto 17, por el que se establecen las normas de comercialización y puesta en servicio de las máquinas.
Equipos de elevación y transporte
Grúas
La Instrucción Técnica Complementaria “MIE-AEM-2” del Reglamento de aparatos de elevación y manutención para Grúas Torre para obras u otras aplicaciones, publicado en el Real Decreto 836/2003, de 27 de junio, define las grúas como aparatos de elevación de funcionamiento discontinuo destinados a elevar y distribuir, en el espacio, las cargas suspendidas de un gancho o de cualquier otro accesorio de aprehensión.
Existen varios tipos, que se describen a continuación.
Grúa pluma
Grúa en la que el accesorio de aprehensión está suspendido de la pluma o de un carro que se desplaza a lo largo de ella. En el primer caso, la distribución de la carga se puede efectuar por variación del ángulo de inclinación de pluma, en el segundo caso, la posición de la pluma suele ser horizontal, aunque puede utilizarse inclinada hasta formar un determinado ángulo.
Grúa móvil
Conjunto formado por un vehículo portante, sobre ruedas o sobre orugas, dotado de sistemas de propulsión y dirección propios, sobre cuyo chasis se acopla un aparato de elevación, tipo pluma.
Está constituida por:
Grúa móvil autopropulsada
Aparato de elevación de funcionamiento discontinuo, destinado a elevar y distribuir en el espacio cargas suspendidas de un gancho o cualquier otro accesorio de aprehensión, dotado de medios de propulsión y conducción propios o que formen parte de un conjunto con dichos medios, que posibilitan su desplazamiento por vías públicas o terrenos.
Grúa autocargante
Aparato de elevación de funcionamiento discontinuo, instalado sobre vehículos aptos para transportar materiales y que se utilizan exclusivamente para su carga y descarga.
Grúa puente
Grúa que consta de un elemento portador, formado por una o dos vigas móviles, apoyadas o suspendidas, sobre las que se desplaza el carro con los mecanismos elevadores.
Grúa puente
Está formada por:
Se deben tener en cuenta los siguientes parámetros:
Grúa pórtico